líder chií contra aplazamiento electoral
[Edward Wong] El más poderoso clérigo chií de Iraq se opone al llamado de prominentes árabes sunníes y facciones políticas kurdas a retrasar las elecciones convocadas para el 30 de enero.
Bagdad, Iraq. El embajador estadounidense en Iraq, John D. Negroponte, también prestó su enérgico apoyo a mantener la fecha de las elecciones. "Las elecciones nacionales tendrán lugar el 30 de enero del próximo año", dijo el sábado, mientras recorría la devastada ciudad sunní de Faluya.
Durante la semana pasada, un movimiento encabezado por árabes sunníes para retrasar las elecciones ha ganado en ímpetu, y han argumentado que en el país hay demasiada violencia como para permitir una votación.
Respondiendo a esos llamados, el clérigo chií el gran ayatollah Ali al-Sistani ha insistido en mantener la fecha del 30 de enero. Ha argumentado insistentemente que las elecciones deben realizarse lo antes posible.
Otros figuras políticas están fijando sus posiciones. El primer ministro interino Ayad Allawi, no apoya oficialmente un aplazamiento, dijo un portavoz, aunque su partido apoyó los llamados.
En cuanto al ayatollah, "el sayed Sistani no ve ninguna necesidad de retrasar la fecha de las elecciones", dijo en una entrevista uno de sus ayudantes, Abu Ahmed al-Mudaffar desde la ciudad sagrada de Nayaf, usando el término honorífico reservado para los descendientes directos de Mahoma. Funcionarios de la organización de Sistani dejaron claro esa posición en conversaciones telefónicas el viernes con líderes sunníes, dijo un importante funcionario del Consejo Chií, un grupo político coordinador.
El viernes, 17 grupos políticos, la mayoría de ellos dominados por árabes sunníes pero incluyendo también a dos partidos kurdos, apoyaron una declaración llamando a la Junta Electoral Iraquí a posponer la votación del 30 de enero debido a la violencia que aflige a Iraq central y norte y debido a los temores de un boicot sunní.
Los grupos que presentaron la protesta incluyen a algunos que han sido los más declarados partidarios de la política estadounidense en Iraq, como el partido de Allawi, los principales partidos kurdos y el partido de Adnan Pachachi, el viejo estadista sunní.
Los sunníes y kurdos, que constituyen cada grupo un quinto de la población de Iraq, temen que la mayoría chií se haga con un poder ilimitado en las elecciones. Los sunníes gobernaron la región hasta el derrocamiento de Saddam Hussein y están preocupados de ser marginados. Los kurdos están tratando de asegurarse que los chiíes no emerjan de las urnas con tanta fuerza que obstaculicen los esfuerzos kurdos de mantener un gobierno razonablemente autónomo en el norte.
Los que argumentan a favor de una postergación de la fecha del 30 de enero, que fue fijada por la Junta Electoral hace sólo una semana, dicen que necesitan tiempo para convencer a los grupos sunníes religiosos como la Asociación de Clérigos Musulmanes para que retiren sus llamados a boicotear la votación. También contienden que la violencia en las regiones controladas por los sunníes en el norte y centro de Iraq reducirán la participación de los votantes, poniendo en duda la legitimidad del resultado.
Los ataques insurgentes continuaron el sábado cuando las guerrillas trataron de tomar por asalto un centro de seguridad en Khalis, a unos 64 kilómetros al nordeste de Bagdad e hicieron estallar un coche-bomba en la carretera hacia el aeropuerto en Bagdad, obligando a cerrar la ruta. Tropas estadounidenses se han implicado en tiroteos en las destruidas calles de Faluya.
Al menos un marine fue matado el viernes en Faluya, dijeron oficiales, y un soldado fue matado el sábado cerca de Ad Dhuluiya tras la explosión de una bomba improvisada en la calle.
El choque sobre la fecha de las elecciones pone en cuestión el proceso por el que los estadounidenses están tratando de introducir la democracia en el corazón de Oriente Medio.
En el curso de 20 sangrientos meses de lucha aquí, los estadounidenses han tratado de satisfacer los intereses de la largo tiempo oprimida mayoría chií, haciendo concesiones políticas al ayatollah Sistani.
Era casi inevitable que los políticos sunníes se rebelarían abiertamente contra el rápido esquema de las elecciones, que fue fundamentalmente dictado por el ayatollah el año pasado.
Las líneas de batalla fueron trazadas el sábado a lo largo de penosas divisiones sectarias, cuando 40 grupos políticos, la mayoría de ellos dirigidos por chiíes, se reunieron en Bagdad y emitieron una encendida declaración diciendo que las elecciones no deben retrasarse.
Un aplazamiento "conducirá a más problemas de seguridad y políticos que ayudarán a las fuerzas terroristas a continuar con sus planes y podría resultar en más retrasos", dijeron los políticos. La reunión tomó lugar en la casa de Abdul Aziz al-Hakim, un importante líder chií cuyo partido político fue fundado en Irán.
La Junta Electoral Independiente de Iraq, que opera fuera del gobierno interino iraquí, emitió una declaración diciendo que la junta misma no tiene autoridad legal para retrasar las elecciones. La Constitución interina aprobada en la primavera pasada ordena que las elecciones tengan lugar para fines de enero, observó la junta.
Pachachi, un líder sunní moderado que organizó las protestas el viernes, dijo el sábado que los grupos que piden un aplazamiento deben decidir qué hacer si la fecha no es cambiada. Dijo que boicotear las elecciones es una de las opciones.
Los estadounidenses han dicho que su objetivo más amplio en Iraq es instalar un modelo de democracia para Oriente Medio, y postergar las elecciones podría poner en peligro esa empresa y retrasar la posibilidad de reducir las 140.000 tropas estadounidenses estacionadas aquí.
Los estadounidenses querían originalmente que los iraquíes redactaran una Constitución permanente para el país antes de convocar a elecciones generales. Pero el año pasado el ayatollah Sistani y líderes chiíes exigieron que fuera la asamblea la que redactara la Constitución, argumentando que el país necesitaba un gobierno iraquí legítimo tan pronto como posible. Los estadounidenses accedieron y han apoyado incondicionalmente la fecha de las elecciones desde entonces.
Un diplomático occidental dijo que si se posponía la fecha límite del 30 de enero, las otras fechas límite importantes en 2005 relacionadas con la redacción de la Constitución permanente y las elecciones para el primer término de gobierno podrían retrasarse, causando estragos sobre el proceso de transición.
Mantener la fecha del 30 de enero presenta una importante desventaja para los estadounidenses: los partidos seculares favorecidos por el gobierno de Bush no han sido capaces de organizarse ni de hacer campaña para darse a conocer. Si las elecciones se realicen a tiempo, los candidatos religiosos, especialmente chiíes, dominarán presumiblemente las elecciones.
Un gran temor de los estadounidenses es que el gobierno iraní sea capaz de ejercer influencia aquí a través de líderes del gobierno chií y que los líderes religiosos sunníes apoyen a la secta salafi, una versión fundamentalista del islamismo sunní que cuenta entre sus miembros de Osama bin Laden y al militante jordano Abu Musab al-Zarqawi.
Si las elecciones fueran aplazadas, Allawi, uno de los aliados más próximos a Estados Unidos, seguiría en el poder por al menos varios meses más.
El viernes, un representante del partido de Allawi, el Acuerdo Nacional Iraquí, expresó su apoyo a la petición llamando a posponer las elecciones, aunque el partido no se sumó a los 15 grupos políticos que firmaron el llamado. Un participante dijo que Allawi teme que un apoyo muy decidido de su parte de postergar las elecciones sea interpretado como interesado.
Un portavoz de Allawi dijo en una rueda de prensa el sábado que el primer ministro y el gobierno iraquí querían que las elecciones se realicen según la fecha fijada.
"No está convencido de que aplazar las elecciones asegure automáticamente una mayor participación", dijo el portavoz, Thaier al-Naqib.
En la ciudad sagrada de Nayaf, donde vive el ayatollah Sistani, los líderes religiosos expresaron su desaprobación de postergar la votación, independientemente del nivel de violencia.
"Las elecciones se han transformado en una preocupación diaria del pueblo iraquí", dijo Mujammad Hussein al-Hakim, el hijo y portavoz del ayatollah Muhammad Said al-Hakim, uno de los grandes clérigos chiíes. "La fecha no es un asunto que pueda ser negociado, porque ya hemos llegado a las fases finales de su preparación".
Robert F. Worth contribuyó desde Faluya a este artículo.
27 de noviembre de 2004
1 de diciembre de 2004
©new york times
©traducción mQh
Durante la semana pasada, un movimiento encabezado por árabes sunníes para retrasar las elecciones ha ganado en ímpetu, y han argumentado que en el país hay demasiada violencia como para permitir una votación.
Respondiendo a esos llamados, el clérigo chií el gran ayatollah Ali al-Sistani ha insistido en mantener la fecha del 30 de enero. Ha argumentado insistentemente que las elecciones deben realizarse lo antes posible.
Otros figuras políticas están fijando sus posiciones. El primer ministro interino Ayad Allawi, no apoya oficialmente un aplazamiento, dijo un portavoz, aunque su partido apoyó los llamados.
En cuanto al ayatollah, "el sayed Sistani no ve ninguna necesidad de retrasar la fecha de las elecciones", dijo en una entrevista uno de sus ayudantes, Abu Ahmed al-Mudaffar desde la ciudad sagrada de Nayaf, usando el término honorífico reservado para los descendientes directos de Mahoma. Funcionarios de la organización de Sistani dejaron claro esa posición en conversaciones telefónicas el viernes con líderes sunníes, dijo un importante funcionario del Consejo Chií, un grupo político coordinador.
El viernes, 17 grupos políticos, la mayoría de ellos dominados por árabes sunníes pero incluyendo también a dos partidos kurdos, apoyaron una declaración llamando a la Junta Electoral Iraquí a posponer la votación del 30 de enero debido a la violencia que aflige a Iraq central y norte y debido a los temores de un boicot sunní.
Los grupos que presentaron la protesta incluyen a algunos que han sido los más declarados partidarios de la política estadounidense en Iraq, como el partido de Allawi, los principales partidos kurdos y el partido de Adnan Pachachi, el viejo estadista sunní.
Los sunníes y kurdos, que constituyen cada grupo un quinto de la población de Iraq, temen que la mayoría chií se haga con un poder ilimitado en las elecciones. Los sunníes gobernaron la región hasta el derrocamiento de Saddam Hussein y están preocupados de ser marginados. Los kurdos están tratando de asegurarse que los chiíes no emerjan de las urnas con tanta fuerza que obstaculicen los esfuerzos kurdos de mantener un gobierno razonablemente autónomo en el norte.
Los que argumentan a favor de una postergación de la fecha del 30 de enero, que fue fijada por la Junta Electoral hace sólo una semana, dicen que necesitan tiempo para convencer a los grupos sunníes religiosos como la Asociación de Clérigos Musulmanes para que retiren sus llamados a boicotear la votación. También contienden que la violencia en las regiones controladas por los sunníes en el norte y centro de Iraq reducirán la participación de los votantes, poniendo en duda la legitimidad del resultado.
Los ataques insurgentes continuaron el sábado cuando las guerrillas trataron de tomar por asalto un centro de seguridad en Khalis, a unos 64 kilómetros al nordeste de Bagdad e hicieron estallar un coche-bomba en la carretera hacia el aeropuerto en Bagdad, obligando a cerrar la ruta. Tropas estadounidenses se han implicado en tiroteos en las destruidas calles de Faluya.
Al menos un marine fue matado el viernes en Faluya, dijeron oficiales, y un soldado fue matado el sábado cerca de Ad Dhuluiya tras la explosión de una bomba improvisada en la calle.
El choque sobre la fecha de las elecciones pone en cuestión el proceso por el que los estadounidenses están tratando de introducir la democracia en el corazón de Oriente Medio.
En el curso de 20 sangrientos meses de lucha aquí, los estadounidenses han tratado de satisfacer los intereses de la largo tiempo oprimida mayoría chií, haciendo concesiones políticas al ayatollah Sistani.
Era casi inevitable que los políticos sunníes se rebelarían abiertamente contra el rápido esquema de las elecciones, que fue fundamentalmente dictado por el ayatollah el año pasado.
Las líneas de batalla fueron trazadas el sábado a lo largo de penosas divisiones sectarias, cuando 40 grupos políticos, la mayoría de ellos dirigidos por chiíes, se reunieron en Bagdad y emitieron una encendida declaración diciendo que las elecciones no deben retrasarse.
Un aplazamiento "conducirá a más problemas de seguridad y políticos que ayudarán a las fuerzas terroristas a continuar con sus planes y podría resultar en más retrasos", dijeron los políticos. La reunión tomó lugar en la casa de Abdul Aziz al-Hakim, un importante líder chií cuyo partido político fue fundado en Irán.
La Junta Electoral Independiente de Iraq, que opera fuera del gobierno interino iraquí, emitió una declaración diciendo que la junta misma no tiene autoridad legal para retrasar las elecciones. La Constitución interina aprobada en la primavera pasada ordena que las elecciones tengan lugar para fines de enero, observó la junta.
Pachachi, un líder sunní moderado que organizó las protestas el viernes, dijo el sábado que los grupos que piden un aplazamiento deben decidir qué hacer si la fecha no es cambiada. Dijo que boicotear las elecciones es una de las opciones.
Los estadounidenses han dicho que su objetivo más amplio en Iraq es instalar un modelo de democracia para Oriente Medio, y postergar las elecciones podría poner en peligro esa empresa y retrasar la posibilidad de reducir las 140.000 tropas estadounidenses estacionadas aquí.
Los estadounidenses querían originalmente que los iraquíes redactaran una Constitución permanente para el país antes de convocar a elecciones generales. Pero el año pasado el ayatollah Sistani y líderes chiíes exigieron que fuera la asamblea la que redactara la Constitución, argumentando que el país necesitaba un gobierno iraquí legítimo tan pronto como posible. Los estadounidenses accedieron y han apoyado incondicionalmente la fecha de las elecciones desde entonces.
Un diplomático occidental dijo que si se posponía la fecha límite del 30 de enero, las otras fechas límite importantes en 2005 relacionadas con la redacción de la Constitución permanente y las elecciones para el primer término de gobierno podrían retrasarse, causando estragos sobre el proceso de transición.
Mantener la fecha del 30 de enero presenta una importante desventaja para los estadounidenses: los partidos seculares favorecidos por el gobierno de Bush no han sido capaces de organizarse ni de hacer campaña para darse a conocer. Si las elecciones se realicen a tiempo, los candidatos religiosos, especialmente chiíes, dominarán presumiblemente las elecciones.
Un gran temor de los estadounidenses es que el gobierno iraní sea capaz de ejercer influencia aquí a través de líderes del gobierno chií y que los líderes religiosos sunníes apoyen a la secta salafi, una versión fundamentalista del islamismo sunní que cuenta entre sus miembros de Osama bin Laden y al militante jordano Abu Musab al-Zarqawi.
Si las elecciones fueran aplazadas, Allawi, uno de los aliados más próximos a Estados Unidos, seguiría en el poder por al menos varios meses más.
El viernes, un representante del partido de Allawi, el Acuerdo Nacional Iraquí, expresó su apoyo a la petición llamando a posponer las elecciones, aunque el partido no se sumó a los 15 grupos políticos que firmaron el llamado. Un participante dijo que Allawi teme que un apoyo muy decidido de su parte de postergar las elecciones sea interpretado como interesado.
Un portavoz de Allawi dijo en una rueda de prensa el sábado que el primer ministro y el gobierno iraquí querían que las elecciones se realicen según la fecha fijada.
"No está convencido de que aplazar las elecciones asegure automáticamente una mayor participación", dijo el portavoz, Thaier al-Naqib.
En la ciudad sagrada de Nayaf, donde vive el ayatollah Sistani, los líderes religiosos expresaron su desaprobación de postergar la votación, independientemente del nivel de violencia.
"Las elecciones se han transformado en una preocupación diaria del pueblo iraquí", dijo Mujammad Hussein al-Hakim, el hijo y portavoz del ayatollah Muhammad Said al-Hakim, uno de los grandes clérigos chiíes. "La fecha no es un asunto que pueda ser negociado, porque ya hemos llegado a las fases finales de su preparación".
Robert F. Worth contribuyó desde Faluya a este artículo.
27 de noviembre de 2004
1 de diciembre de 2004
©new york times
©traducción mQh
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