eeuu en disputa con irán
[Sonni Efron] Alarmado por las ambiciones nucleares de Teherán, Washington sólo puede observar y esperar.
Washington, Estados Unidos. Diplomáticos de alto nivel de Estados Unidos y sus aliados más estrechos se reunieron este otoño para formular una política común sobre las ambiciones nucleares de Irán. Pero el ambiente se tornó agrio muy prontamente.
Dejando de lado las usuales cordialidades diplomáticas, el subsecretario de estado John R. Bolton simplemente leyó en voz alta la posición de Estados Unidos. En esta, el gobierno se niega a respaldar las negociaciones europeas con Irán y en lugar de eso insistió que Irán debe ser llevado ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para condenarlo por ocultar su programa de armas nucleares.
Irritados, los europeos pidieron saber para qué serviría llevar a Irán ante Naciones Unidas si Washington sabía que en el Consejo de Seguridad no había votos suficientes ni siquiera para darle una palmada en las manos a Teherán.
Bolton les refirió a otra posición estadounidense en papel.
"No estaba dispuesto a discutir nada", dijo un asombrado participante.
El incidente, reconstituido aquí en base a entrevistas con cuatro personas que asistieron o que están familiarizadas con la reunión de funcionarios del Grupo de los Ocho países industrializados, está circulando en el mundo diplomático como evidencia de la frustración europea con el gobierno de Bush.
El despacho de Bolton no hizo comentarios. Pero los críticos dicen que es emblemático de cómo las divisiones dentro del gobierno han impedido que Estados Unidos sea una incondicionalmente al enfoque europeo o presente una alternativa.
Una magullada ronda de negociaciones con Teherán el mes pasado dejó a los europeos más escépticos que nunca sobre el alegato de Irán de que su programa de energía nuclear era pacífico. Pero los europeos también desconfían de las intenciones de Estados Unidos, dijeron expertos.
Algunos ven la falta de una estrategia estadounidense coherente para solucionar el impasse nuclear sobre Irán como una tácita decisión de la paralizada administración de Bush para ganar tiempo y esperar que la situación en Iraq se vuelva más ventajosa el próximo año.
Enfrentándose el embotellamiento diplomático, desagradables opciones militares, divisiones ideológicas internas e importantes restricciones políticas internas y extranjeras derivadas de la guerra de Iraq, Washington tiene pocas opciones excepto observar y esperar.
Algunos importantes conservadores exigen un ataque militar estadounidense preventivo contras las instalaciones nucleares iraníes, pero funcionarios del ministerio de Asuntos Exteriores, el Pentágono y el Consejo de Seguridad Nacional han insistido en semanas recientes que la acción militar no es una alternativa que esté siendo considerada.
"No queremos ejércitos estadounidenses marchando sobre Teherán", dijo el ministro de Exteriores, Colin L. Powell, el mes pasado.
"Nadie está hablando seriamente sobre opciones militares porque no tienen ningún sentido", dijo un funcionario de alta jerarquía del gobierno. Hablando a condición de mantener el anonimato, el funcionario calificó la idea de un ataque preventivo de "una idea estúpida".
"Refleja ignorancia y es irresponsable sugerir que hay una solución militar para este problema", dijo el funcionario. "Nuestro enfoque es diplomático, y no es una táctica evasiva".
Funcionarios norteamericanos se niegan a discutir lo qué harán si la diplomacia llegara a fallar. Los partidarios de la línea dura en Estados Unidos, encabezados por el vice-presidente Dick Cheney, rechazan la idea de hacer tratos con la teocracia de Teherán, y funcionarios más moderados dicen que tampoco está claro que los conservadores religiosos en el gobierno de Teherán estén ansiosos por provocar al "gran Satanás".
Otros funcionarios dijeron que Estados Unidos y sus aliados tienen muchas opciones aparte de la acción militar, con las que aislar y castigar a un gobierno que ellos creen que persiste en desarrollar armas nucleares.
"A fin de cuentas, a lo mejor tendremos que hacerlo", dijo otro importante funcionario, refiriéndose a la acción militar. "Pero todavía no es hora de sacar cuentas".
Sin embargo, la aparente falta de una estrategia del gobierno preocupa a mucha gente en Washington y en el extranjero.
"No creo que este gobierno haya decidido cuál será la política a seguir en Irán, pero una cosa está clara: no habrá guerra", dijo experto en Irán del ministerio de Defensa.
Los estrategas de la guerra en Washington han puesto al día sus guiones para una posible confrontación con Irán. La burocracia de la seguridad nacional ha realizado escenarios de guerra y los funcionarios están ideando otros medios con los que Estados Unidos puede responder si llegaran a fracasar los intentos diplomáticos de impedir que Irán desarrolle armas nucleares.
Pero describen esos esfuerzos como "una planificación prudente y contingente" que no debería ser interpretada como un llamado a la guerra. El proceso de estudiar un potencial conflicto con Irán parece haber hecho más cautos a algunos funcionarios del gobierno de Bush. Un posible resultado que alarma a los estrategas, dicen funcionarios de alto nivel, es que Teherán puede ordenar a terroristas a tomar represalias si Estados Unidos atacara blancos nucleares iraníes.
Funcionarios norteamericanos parecen particularmente preocupados del potencial iraní para utilizar al grupo militante libanés de Hezbollah, al que financia y apoya, para atacar blancos estadounidenses en Iraq, aumentar los ataques contra Israel, atacar embajadas y consulados norteamericanos en todo el mundo o incluso atacar en Estados Unidos mismo.
Funcionarios estadounidenses han llamado a Hezbollah "el A-team" del terrorismo, potencialmente más destructivo que Al Qaeda, posiblemente con decenas de células en todo el mundo.
"Hezbollah proporciona a Irán con un arma global que necesitamos entender", dijo un segundo funcionario del gobierno.
Toda estrategia en la que Estados Unidos ataque a Irán, abierta o encubiertamente, tendrá que incluir planes para proteger a la miríada de blancos diplomáticos estadounidenses en el extranjero donde se puedan esperar acciones de represalia, dijo el funcionario.
Blancos económicos estadounidenses en el extranjero también pueden estar en la mira. Y algunos piensan que un Irán arrinconado podría lanzar ataques preventivos propios, como han amenazado recientemente algunos funcionarios de Teherán.
Varios funcionarios estadounidenses han dicho que creen que Hezbollah tiene células "durmientes" que están reuniendo fondos en al menos cinco importantes áreas urbanas de Estados Unidos. La pregunta que se hacen los funcionarios es cómo reaccionarían esas células si Estados Unidos atacara a Irán.
"Este no es un argumento para no hacer lo que alguna gente se está proponiendo hacer", dijo el funcionario, refiriéndose al uso de la fuerza. "Es un argumento para entender las consecuencias".
Reuel Marc Gerecht del Instituto de la Empresa Americana, un laboratorio ideológico conservador que propone un ataque preventivo contra Irán, argumenta que Estados Unidos no debe ser intimidado por el temor de que Irán pueda tratar de desplegar a Hezbollah.
"Hay que ser claro con ellos que en lo que sea que sueñen, nosotros podemos hacer algo mucho peor", dijo Gerecht. "Los iraníes entienden que en un escenario de ojo-por-ojo, ellos tienen mucho más que perder".
Israel ha estudiado durante largo tiempo la posibilidad de ataques aéreos contra plantas nucleares iraníes, pero importante conservadores estadounidenses dicen que si los ataques fueran necesarios Estados Unidos debería hacerlos solo por razones políticas y militares.
De acuerdo a fuentes de fuera del gobierno, acciones encubiertas y abiertas podrían incluir el sabotaje en plantas nucleares iraquíes o ataques contra las instalaciones de exportación de petróleo de Irán.
"La idea de que el único plan contingente disponible es utilizar ataques aéreos estadounidenses es falsa", dijo Patrick Clawson, subdirector del Instituto de Política Exterior para Oriente Medio, de Washington. Dada la mala calidad del diseño de las plantas nucleares rusas cuyo esquema utiliza Irán en sus instalaciones, dijo, "uno se puede imaginar que podrían ocurrir accidentes industriales catastróficos'.
Funcionarios y analistas independientes concuerdan en que un ataque estadounidense probablemente enemistaría al público iraní durante más de una generación. Es también probable que las compañías refinadoras estadounidenses fueran excluidas de contratos con la industria del petróleo, incluso durante futuros gobiernos iraníes moderados. Los competidores extranjeros, por otro lado, podrían no tener dudas a la hora de hacer negocios con un Irán con armas nucleares.
Algunos conservadores piensan que aun así sería positivo impedir que Irán se haga con armas nucleares, e impedir que Egipto, Arabia Saudí y otros vecinos intenten conseguir las suyas.
El Pentágono, dijeron funcionarios, está prestando menos atención a Irán que a Siria, que según cree el gobierno es la principal fuente del financiamiento de la resistencia iraquí. Con 150.000 tropas estadounidenses desplegadas en Iraq en el futuro previsible, jefes militares de alta jerarquía excluyen la posibilidad de una ofensiva terrestre a gran escala contra Irán.
Los ataques aéreos podrían paralizar temporalmente los proyectos nucleares, pero Teherán podría reconstruirlos en menos de tres años, dijeron expertos independientes. Algunos advirtieron que Irán ha aprendido la lección del ataque israelí que destruyó el reactor nuclear iraquí de Osirak en 1981, después de lo cual Teherán dispersó sus actividades nucleares y fortificó sus instalaciones para frustrar un ataque aéreo.
Otro funcionario del gobierno estadounidense, sin embargo, contradijo esas evaluaciones, diciendo que los blancos nucleares más valiosos de Irán sí podrían ser destruidos con ataques aéreos. "Podemos destruir la mayoría de las instalaciones bastante fácilmente", dijo el funcionario.
Pero el funcionario dijo que un ataque preventivo sería la peor opción para Estados Unidos, ya que encendería el nacionalismo iraní. "Si atacamos a Irán, le hacemos el juego a los ulemas", dijo el funcionario.
Aunque algunos funcionarios estadounidenses desdeñan las opciones militares, muchos se muestran escépticos de que las iniciativas diplomáticas tengan éxito.
En semanas recientes las tensiones siguieron subiendo cuando según informes Irán se negó a permitir a inspectores de la Agencia Atómica Internacional IAEA el acceso a dos instalaciones militares secretas de las que Occidente sospecha que pueden estar funcionando como parte de un programa de armas nucleares encubierto.
A fines del mes pasado, Estados Unidos votó reluctantemente por una resolución de la IAEA endorsando un acuerdo logrado por Alemania, Francia y el Reino Unidos que ofrece a Teherán relaciones comerciales y otros incentivos a cambio de un congelamiento de su programa de enriquecimiento de uranio. El acuerdo, que significa que Irán no será llevado ante el Consejo de Seguridad, no impone penas específicas sobre Teherán si este renegara de él, como Washington cree que hará. Tampoco resuelve el asunto de las inspecciones.
Los europeos advierten que a menos que Estados Unidos se incorpore a la mesa de negociaciones con un acuerdo suficientemente atractivo para convencer a los iraníes de que el desarrollo de armas nucleares no sirve a sus intereses nacionales, los ayatollahs se harán con la Bomba, haga lo que haga Occidente para tratar de impedirlo.
Sin opciones militares o diplomáticas atractivas, el gobierno de Bush depende de su poder de persuasión. Los funcionarios dijeron que no están haciendo tiempo.
"No hemos abandonado la esperanza de que la gente vea lo que está ocurriendo de verdad", dijo el primer funcionario de alto rango del gobierno, alegando que las evidencias del programa nuclear encubierto y de sus fachadas estaban aumentando. "Creemos que finalmente Irán mostrará sus intenciones y demostrará que tenemos razón".
Los críticos dicen que la capacidad de Estados Unidos para acusar a Irán de poseer un programa de armas clandestino ha sido dañada por el historial del gobierno sobre las armas de destrucción masiva de Iraq. Y otros especulan que los halcones estadounidenses preferirían a un Consejo de Seguridad pasivo de modo que ellos puedan declarar que Naciones Unidas es irrelevante y actuar contra Irán en nueva "coalición de la buena voluntad".
Una segunda ronda de negociaciones europeas-iraníes comenzará a mediados de diciembre, y Estados Unidos aún se mantiene a la sombra. Los europeos dicen que la participación de Estados Unidos es esencial para su éxito.
"Si vamos solos, los iraníes no harán nunca nada significativo con el programa nuclear", dijo un diplomático europeo. Reconoció que un fracaso es posible, aun con la ayuda de Washington, pero dijo que estaba prácticamente garantizado sin su presencia.
"No están contentos con lo que estamos haciendo, pero no tienen una estrategia alternativa", se quejó el diplomático.
"Probablemente algunos de ellos piensan que vamos a fracasar... y eso se puede transformar en una profecía que harán lo posible para que se cumpla".
Josh Meyer y Mark Mazzetti contribuyeron a este reportaje en Washington.
14 de diciembre de 2004
©los angeles times
©traducción mQh
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Dejando de lado las usuales cordialidades diplomáticas, el subsecretario de estado John R. Bolton simplemente leyó en voz alta la posición de Estados Unidos. En esta, el gobierno se niega a respaldar las negociaciones europeas con Irán y en lugar de eso insistió que Irán debe ser llevado ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para condenarlo por ocultar su programa de armas nucleares.
Irritados, los europeos pidieron saber para qué serviría llevar a Irán ante Naciones Unidas si Washington sabía que en el Consejo de Seguridad no había votos suficientes ni siquiera para darle una palmada en las manos a Teherán.
Bolton les refirió a otra posición estadounidense en papel.
"No estaba dispuesto a discutir nada", dijo un asombrado participante.
El incidente, reconstituido aquí en base a entrevistas con cuatro personas que asistieron o que están familiarizadas con la reunión de funcionarios del Grupo de los Ocho países industrializados, está circulando en el mundo diplomático como evidencia de la frustración europea con el gobierno de Bush.
El despacho de Bolton no hizo comentarios. Pero los críticos dicen que es emblemático de cómo las divisiones dentro del gobierno han impedido que Estados Unidos sea una incondicionalmente al enfoque europeo o presente una alternativa.
Una magullada ronda de negociaciones con Teherán el mes pasado dejó a los europeos más escépticos que nunca sobre el alegato de Irán de que su programa de energía nuclear era pacífico. Pero los europeos también desconfían de las intenciones de Estados Unidos, dijeron expertos.
Algunos ven la falta de una estrategia estadounidense coherente para solucionar el impasse nuclear sobre Irán como una tácita decisión de la paralizada administración de Bush para ganar tiempo y esperar que la situación en Iraq se vuelva más ventajosa el próximo año.
Enfrentándose el embotellamiento diplomático, desagradables opciones militares, divisiones ideológicas internas e importantes restricciones políticas internas y extranjeras derivadas de la guerra de Iraq, Washington tiene pocas opciones excepto observar y esperar.
Algunos importantes conservadores exigen un ataque militar estadounidense preventivo contras las instalaciones nucleares iraníes, pero funcionarios del ministerio de Asuntos Exteriores, el Pentágono y el Consejo de Seguridad Nacional han insistido en semanas recientes que la acción militar no es una alternativa que esté siendo considerada.
"No queremos ejércitos estadounidenses marchando sobre Teherán", dijo el ministro de Exteriores, Colin L. Powell, el mes pasado.
"Nadie está hablando seriamente sobre opciones militares porque no tienen ningún sentido", dijo un funcionario de alta jerarquía del gobierno. Hablando a condición de mantener el anonimato, el funcionario calificó la idea de un ataque preventivo de "una idea estúpida".
"Refleja ignorancia y es irresponsable sugerir que hay una solución militar para este problema", dijo el funcionario. "Nuestro enfoque es diplomático, y no es una táctica evasiva".
Funcionarios norteamericanos se niegan a discutir lo qué harán si la diplomacia llegara a fallar. Los partidarios de la línea dura en Estados Unidos, encabezados por el vice-presidente Dick Cheney, rechazan la idea de hacer tratos con la teocracia de Teherán, y funcionarios más moderados dicen que tampoco está claro que los conservadores religiosos en el gobierno de Teherán estén ansiosos por provocar al "gran Satanás".
Otros funcionarios dijeron que Estados Unidos y sus aliados tienen muchas opciones aparte de la acción militar, con las que aislar y castigar a un gobierno que ellos creen que persiste en desarrollar armas nucleares.
"A fin de cuentas, a lo mejor tendremos que hacerlo", dijo otro importante funcionario, refiriéndose a la acción militar. "Pero todavía no es hora de sacar cuentas".
Sin embargo, la aparente falta de una estrategia del gobierno preocupa a mucha gente en Washington y en el extranjero.
"No creo que este gobierno haya decidido cuál será la política a seguir en Irán, pero una cosa está clara: no habrá guerra", dijo experto en Irán del ministerio de Defensa.
Los estrategas de la guerra en Washington han puesto al día sus guiones para una posible confrontación con Irán. La burocracia de la seguridad nacional ha realizado escenarios de guerra y los funcionarios están ideando otros medios con los que Estados Unidos puede responder si llegaran a fracasar los intentos diplomáticos de impedir que Irán desarrolle armas nucleares.
Pero describen esos esfuerzos como "una planificación prudente y contingente" que no debería ser interpretada como un llamado a la guerra. El proceso de estudiar un potencial conflicto con Irán parece haber hecho más cautos a algunos funcionarios del gobierno de Bush. Un posible resultado que alarma a los estrategas, dicen funcionarios de alto nivel, es que Teherán puede ordenar a terroristas a tomar represalias si Estados Unidos atacara blancos nucleares iraníes.
Funcionarios norteamericanos parecen particularmente preocupados del potencial iraní para utilizar al grupo militante libanés de Hezbollah, al que financia y apoya, para atacar blancos estadounidenses en Iraq, aumentar los ataques contra Israel, atacar embajadas y consulados norteamericanos en todo el mundo o incluso atacar en Estados Unidos mismo.
Funcionarios estadounidenses han llamado a Hezbollah "el A-team" del terrorismo, potencialmente más destructivo que Al Qaeda, posiblemente con decenas de células en todo el mundo.
"Hezbollah proporciona a Irán con un arma global que necesitamos entender", dijo un segundo funcionario del gobierno.
Toda estrategia en la que Estados Unidos ataque a Irán, abierta o encubiertamente, tendrá que incluir planes para proteger a la miríada de blancos diplomáticos estadounidenses en el extranjero donde se puedan esperar acciones de represalia, dijo el funcionario.
Blancos económicos estadounidenses en el extranjero también pueden estar en la mira. Y algunos piensan que un Irán arrinconado podría lanzar ataques preventivos propios, como han amenazado recientemente algunos funcionarios de Teherán.
Varios funcionarios estadounidenses han dicho que creen que Hezbollah tiene células "durmientes" que están reuniendo fondos en al menos cinco importantes áreas urbanas de Estados Unidos. La pregunta que se hacen los funcionarios es cómo reaccionarían esas células si Estados Unidos atacara a Irán.
"Este no es un argumento para no hacer lo que alguna gente se está proponiendo hacer", dijo el funcionario, refiriéndose al uso de la fuerza. "Es un argumento para entender las consecuencias".
Reuel Marc Gerecht del Instituto de la Empresa Americana, un laboratorio ideológico conservador que propone un ataque preventivo contra Irán, argumenta que Estados Unidos no debe ser intimidado por el temor de que Irán pueda tratar de desplegar a Hezbollah.
"Hay que ser claro con ellos que en lo que sea que sueñen, nosotros podemos hacer algo mucho peor", dijo Gerecht. "Los iraníes entienden que en un escenario de ojo-por-ojo, ellos tienen mucho más que perder".
Israel ha estudiado durante largo tiempo la posibilidad de ataques aéreos contra plantas nucleares iraníes, pero importante conservadores estadounidenses dicen que si los ataques fueran necesarios Estados Unidos debería hacerlos solo por razones políticas y militares.
De acuerdo a fuentes de fuera del gobierno, acciones encubiertas y abiertas podrían incluir el sabotaje en plantas nucleares iraquíes o ataques contra las instalaciones de exportación de petróleo de Irán.
"La idea de que el único plan contingente disponible es utilizar ataques aéreos estadounidenses es falsa", dijo Patrick Clawson, subdirector del Instituto de Política Exterior para Oriente Medio, de Washington. Dada la mala calidad del diseño de las plantas nucleares rusas cuyo esquema utiliza Irán en sus instalaciones, dijo, "uno se puede imaginar que podrían ocurrir accidentes industriales catastróficos'.
Funcionarios y analistas independientes concuerdan en que un ataque estadounidense probablemente enemistaría al público iraní durante más de una generación. Es también probable que las compañías refinadoras estadounidenses fueran excluidas de contratos con la industria del petróleo, incluso durante futuros gobiernos iraníes moderados. Los competidores extranjeros, por otro lado, podrían no tener dudas a la hora de hacer negocios con un Irán con armas nucleares.
Algunos conservadores piensan que aun así sería positivo impedir que Irán se haga con armas nucleares, e impedir que Egipto, Arabia Saudí y otros vecinos intenten conseguir las suyas.
El Pentágono, dijeron funcionarios, está prestando menos atención a Irán que a Siria, que según cree el gobierno es la principal fuente del financiamiento de la resistencia iraquí. Con 150.000 tropas estadounidenses desplegadas en Iraq en el futuro previsible, jefes militares de alta jerarquía excluyen la posibilidad de una ofensiva terrestre a gran escala contra Irán.
Los ataques aéreos podrían paralizar temporalmente los proyectos nucleares, pero Teherán podría reconstruirlos en menos de tres años, dijeron expertos independientes. Algunos advirtieron que Irán ha aprendido la lección del ataque israelí que destruyó el reactor nuclear iraquí de Osirak en 1981, después de lo cual Teherán dispersó sus actividades nucleares y fortificó sus instalaciones para frustrar un ataque aéreo.
Otro funcionario del gobierno estadounidense, sin embargo, contradijo esas evaluaciones, diciendo que los blancos nucleares más valiosos de Irán sí podrían ser destruidos con ataques aéreos. "Podemos destruir la mayoría de las instalaciones bastante fácilmente", dijo el funcionario.
Pero el funcionario dijo que un ataque preventivo sería la peor opción para Estados Unidos, ya que encendería el nacionalismo iraní. "Si atacamos a Irán, le hacemos el juego a los ulemas", dijo el funcionario.
Aunque algunos funcionarios estadounidenses desdeñan las opciones militares, muchos se muestran escépticos de que las iniciativas diplomáticas tengan éxito.
En semanas recientes las tensiones siguieron subiendo cuando según informes Irán se negó a permitir a inspectores de la Agencia Atómica Internacional IAEA el acceso a dos instalaciones militares secretas de las que Occidente sospecha que pueden estar funcionando como parte de un programa de armas nucleares encubierto.
A fines del mes pasado, Estados Unidos votó reluctantemente por una resolución de la IAEA endorsando un acuerdo logrado por Alemania, Francia y el Reino Unidos que ofrece a Teherán relaciones comerciales y otros incentivos a cambio de un congelamiento de su programa de enriquecimiento de uranio. El acuerdo, que significa que Irán no será llevado ante el Consejo de Seguridad, no impone penas específicas sobre Teherán si este renegara de él, como Washington cree que hará. Tampoco resuelve el asunto de las inspecciones.
Los europeos advierten que a menos que Estados Unidos se incorpore a la mesa de negociaciones con un acuerdo suficientemente atractivo para convencer a los iraníes de que el desarrollo de armas nucleares no sirve a sus intereses nacionales, los ayatollahs se harán con la Bomba, haga lo que haga Occidente para tratar de impedirlo.
Sin opciones militares o diplomáticas atractivas, el gobierno de Bush depende de su poder de persuasión. Los funcionarios dijeron que no están haciendo tiempo.
"No hemos abandonado la esperanza de que la gente vea lo que está ocurriendo de verdad", dijo el primer funcionario de alto rango del gobierno, alegando que las evidencias del programa nuclear encubierto y de sus fachadas estaban aumentando. "Creemos que finalmente Irán mostrará sus intenciones y demostrará que tenemos razón".
Los críticos dicen que la capacidad de Estados Unidos para acusar a Irán de poseer un programa de armas clandestino ha sido dañada por el historial del gobierno sobre las armas de destrucción masiva de Iraq. Y otros especulan que los halcones estadounidenses preferirían a un Consejo de Seguridad pasivo de modo que ellos puedan declarar que Naciones Unidas es irrelevante y actuar contra Irán en nueva "coalición de la buena voluntad".
Una segunda ronda de negociaciones europeas-iraníes comenzará a mediados de diciembre, y Estados Unidos aún se mantiene a la sombra. Los europeos dicen que la participación de Estados Unidos es esencial para su éxito.
"Si vamos solos, los iraníes no harán nunca nada significativo con el programa nuclear", dijo un diplomático europeo. Reconoció que un fracaso es posible, aun con la ayuda de Washington, pero dijo que estaba prácticamente garantizado sin su presencia.
"No están contentos con lo que estamos haciendo, pero no tienen una estrategia alternativa", se quejó el diplomático.
"Probablemente algunos de ellos piensan que vamos a fracasar... y eso se puede transformar en una profecía que harán lo posible para que se cumpla".
Josh Meyer y Mark Mazzetti contribuyeron a este reportaje en Washington.
14 de diciembre de 2004
©los angeles times
©traducción mQh
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