no hay plan de posguerra
[Thomas E. Ricks] El mayor calificó la campaña de Iraq de "mediocre".
Los militares estadounidenses invadieron Iraq sin un plan formal de ocupación y estabilización del país y este error de alto nivel continúa minando lo que ha sido una campaña "mediocre" del Ejército, concluye un historiador y estratega del Ejército.
"No había una fase IV del plan" para ocupar a Iraq después de la fase de combate, escribe el mayor Isaiah Wilson III, que actuó de historiador oficial de la campaña y más tarde como estratega en Iraq. Mientras que varios agentes de gobierno habían estudiado las situaciones posibles que se provocarían tras la victoria estadounidense, escribe Wilson, nadie produjo un documento donde se diseñara una estrategia para consolidar la victoria después de terminar las principales operaciones de combate.
"Mientras que había planes' a nivel nacional, e incluso de varias agencias en la zona de guerra, ninguno de esas se ocupó del problema más allá del derrumbe del régimen" -eso es, nadie se ocupó de cómo las tropas estadounidenses avanzarían o serían estructuradas. Wilson escribe en un ensayo que había expuesto en varios congresos académicos, pero no publicado. "No había un plan operacional adecuado para las operaciones de estabilidad o apoyo".
Críticas similares se han oído antes, pero hasta ahora no habían sido formuladas tan convincentemente y en público por un militar familiarizado por su posición con la planificación secreta de la guerra. Durante el período en cuestión, de abril a junio de 2003, Wilson fue investigador del Grupo de Estudio de la Operación Libertad Iraquí del Ejército. Luego, de julio de 2003 a marzo de 2004, fue el principal estratega de la División Aerotransportada Nº101, estacionada en el norte de Iraq.
El Washington Post obtuvo una copia del estudio de Wilson presentada en octubre en la Universidad de Cornell.
Como resultado de esa incapacidad en producir un plan, afirma Wilson, los militares norteamericanos perdieron la posición dominante en Iraq en el verano de 2003 y ha estado haciendo esfuerzos por recuperarla desde entonces. "En dos a tres meses de transición ambigua, las fuerzas norteamericanas perdieron lentamente el impulso y la iniciativa... que se había ganado contra un enemigo desconcertado", escribe. "Estados Unidos, su Ejército y su coalición de la buena voluntad han estado tratando desde entonces de reconquistar el terreno".
Fue apenas en noviembre de 2003, siete meses después de la caída de Bagdad, que las autoridades estadounidenses de la ocupación produjeron el plan Fase IV' para operaciones de estabilidad, informa Wilson. La Fase I se ocupaba de la preparación para la guerra, seguida de la Fase II, operaciones iniciales, y la Fase II, la guerra misma. La Fase IV eran operaciones post-combate.
Muchos en el Ejército han responsabilizado al ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld y otros personeros civiles en el Pentágono de las inesperadas dificultades en la ocupación de Iraq. Wilson, sin embargo, reserva sus críticas más duras a los jefes del Ejército que, concluye, fallaron a la hora de evaluar la situación estratégica en Iraq y no planificaron adecuadamente la victoria. Concluye que los que planificaron la guerra adolecieron de un "aprendizaje atrofiado y de una reluctancia a adaptarse".
Los comandantes del Ejército todavía no entienden los problemas estratégicos a los que hacen frente y por eso continúan con un enfoque distorsionado, escribe Wilson, que deberá enseñar en la Academia Militar estadounidense de West Point el próximo año. "Dicho claramente, la coalición occidental' fracasó y continúa sin ver la Operación Libertad Iraquí en toda su extensión", afirma.
"La reluctancia a siquiera definir la situación... es quizás el indicador más significativo de una disidencia cognitiva colectiva de parte del Ejército norteamericano de reconocer una guerra de rebelión, una guerra popular, incluso cuando combaten contra ella", comenta.
Debido a esta incapacidad, concluye Wilson, los militares norteamericanos siguen estando "quizás en peligro de perder la guerra', incluso después de haberla supuestamente ganado".
En general, califica la operación militar norteamericana en Iraq de "mediocre".
El ensayo de Wilson es una acusación de la educación y logros de los oficiales estadounidenses de alta jerarquía involucrados en la guerra. "Los estrategas norteamericanos, los profesionales y las autoridades civiles concibieron la guerra demasiado estrechamente" y tendieron a pensar en las operaciones post-invasión como "misión de otros", dice. De hech, Wilson dice que esas operaciones fueron más tarde decisivas porque eran necesarias para ganar la guerra antes que limitarse a derrocar al gobierno de Saddam Hussein.
El capitán de la Fuerza Aérea Chris Karns, portavoz del Comando Central estadounidense, que como el cuartel general estadounidense para Oriente Medio supervisó la guerra en Iraq, dijo: "Existió un plan Fase IV formal". Dijo que podía explicarse cómo Wilson llegó a conclusiones diferentes.
El general del Ejército Tommy R. Franks, que como jefe del Comando Central condujo la planificación de la guerra en 2002 y 2003, afirma en su reciente memoria, American Soldier', que las operaciones de estabilidad de la Fase IV fueron discutidas a través de la toda la planificación de la invasión de Iraq. Los problemas de la ocupación "exigieron horas y días de discusión y debate entre los estrategas del Comando Central y los funcionarios del Pentágono", agrega. En otro punto, afirma: "Yo tenía confianza en el plan Fase IV".
Interrogado sobre la reacción de los otros oficiales a su ensayo, Wilson dijo en un e-mail el lunes: "Las respuestas que he recibido [de militares que estuvieron presente en la charla] ha sido relativamente positivias", con un "acuerdo general con las premisas que ofrezco en mi trabajo".
Dijo que no tenía planes de publicar el ensayo, en parte porque creía que tendría problemas con obtener la aprobación del Ejército, pero dijo que no objetaba que se escribiera sobre él. "Creo que es algo que debe ser conocido, de modo que puede ser tomado en cuenta", dijo en una conferencia telefónica. "Hay cosas que podemos solucionar aquí, en términos de planificación operacional".
En sus análisis de operaciones militares norteamericanas en el norte de Iraq en 2003, Wilson también trató otra de las críticas de la conducción de la guerra por el gobierno de Bush: el nivel de tropas. "La escasez de tropas disponibles con poder de combate'... complicó gravemente la situación", afirma.
Wilson afirma que la falta de tropas eficientes fue una consecuencia del problema mayor y anterior de entender que vencer en Iraq implicaba más que sólo sacar a Hussein. "Esta concepción simplista de la guerra' socavó el esfuerzo de guerra: muy pocas tropas, poca coordinación entre agencias civiles y de gobierno y no-gubernamentales... y muy poco tiempo dedicado a alcanzar el éxito'", escribe.
25 de diciembre de 2004
©washington post
©traducción mQh
"No había una fase IV del plan" para ocupar a Iraq después de la fase de combate, escribe el mayor Isaiah Wilson III, que actuó de historiador oficial de la campaña y más tarde como estratega en Iraq. Mientras que varios agentes de gobierno habían estudiado las situaciones posibles que se provocarían tras la victoria estadounidense, escribe Wilson, nadie produjo un documento donde se diseñara una estrategia para consolidar la victoria después de terminar las principales operaciones de combate.
"Mientras que había planes' a nivel nacional, e incluso de varias agencias en la zona de guerra, ninguno de esas se ocupó del problema más allá del derrumbe del régimen" -eso es, nadie se ocupó de cómo las tropas estadounidenses avanzarían o serían estructuradas. Wilson escribe en un ensayo que había expuesto en varios congresos académicos, pero no publicado. "No había un plan operacional adecuado para las operaciones de estabilidad o apoyo".
Críticas similares se han oído antes, pero hasta ahora no habían sido formuladas tan convincentemente y en público por un militar familiarizado por su posición con la planificación secreta de la guerra. Durante el período en cuestión, de abril a junio de 2003, Wilson fue investigador del Grupo de Estudio de la Operación Libertad Iraquí del Ejército. Luego, de julio de 2003 a marzo de 2004, fue el principal estratega de la División Aerotransportada Nº101, estacionada en el norte de Iraq.
El Washington Post obtuvo una copia del estudio de Wilson presentada en octubre en la Universidad de Cornell.
Como resultado de esa incapacidad en producir un plan, afirma Wilson, los militares norteamericanos perdieron la posición dominante en Iraq en el verano de 2003 y ha estado haciendo esfuerzos por recuperarla desde entonces. "En dos a tres meses de transición ambigua, las fuerzas norteamericanas perdieron lentamente el impulso y la iniciativa... que se había ganado contra un enemigo desconcertado", escribe. "Estados Unidos, su Ejército y su coalición de la buena voluntad han estado tratando desde entonces de reconquistar el terreno".
Fue apenas en noviembre de 2003, siete meses después de la caída de Bagdad, que las autoridades estadounidenses de la ocupación produjeron el plan Fase IV' para operaciones de estabilidad, informa Wilson. La Fase I se ocupaba de la preparación para la guerra, seguida de la Fase II, operaciones iniciales, y la Fase II, la guerra misma. La Fase IV eran operaciones post-combate.
Muchos en el Ejército han responsabilizado al ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld y otros personeros civiles en el Pentágono de las inesperadas dificultades en la ocupación de Iraq. Wilson, sin embargo, reserva sus críticas más duras a los jefes del Ejército que, concluye, fallaron a la hora de evaluar la situación estratégica en Iraq y no planificaron adecuadamente la victoria. Concluye que los que planificaron la guerra adolecieron de un "aprendizaje atrofiado y de una reluctancia a adaptarse".
Los comandantes del Ejército todavía no entienden los problemas estratégicos a los que hacen frente y por eso continúan con un enfoque distorsionado, escribe Wilson, que deberá enseñar en la Academia Militar estadounidense de West Point el próximo año. "Dicho claramente, la coalición occidental' fracasó y continúa sin ver la Operación Libertad Iraquí en toda su extensión", afirma.
"La reluctancia a siquiera definir la situación... es quizás el indicador más significativo de una disidencia cognitiva colectiva de parte del Ejército norteamericano de reconocer una guerra de rebelión, una guerra popular, incluso cuando combaten contra ella", comenta.
Debido a esta incapacidad, concluye Wilson, los militares norteamericanos siguen estando "quizás en peligro de perder la guerra', incluso después de haberla supuestamente ganado".
En general, califica la operación militar norteamericana en Iraq de "mediocre".
El ensayo de Wilson es una acusación de la educación y logros de los oficiales estadounidenses de alta jerarquía involucrados en la guerra. "Los estrategas norteamericanos, los profesionales y las autoridades civiles concibieron la guerra demasiado estrechamente" y tendieron a pensar en las operaciones post-invasión como "misión de otros", dice. De hech, Wilson dice que esas operaciones fueron más tarde decisivas porque eran necesarias para ganar la guerra antes que limitarse a derrocar al gobierno de Saddam Hussein.
El capitán de la Fuerza Aérea Chris Karns, portavoz del Comando Central estadounidense, que como el cuartel general estadounidense para Oriente Medio supervisó la guerra en Iraq, dijo: "Existió un plan Fase IV formal". Dijo que podía explicarse cómo Wilson llegó a conclusiones diferentes.
El general del Ejército Tommy R. Franks, que como jefe del Comando Central condujo la planificación de la guerra en 2002 y 2003, afirma en su reciente memoria, American Soldier', que las operaciones de estabilidad de la Fase IV fueron discutidas a través de la toda la planificación de la invasión de Iraq. Los problemas de la ocupación "exigieron horas y días de discusión y debate entre los estrategas del Comando Central y los funcionarios del Pentágono", agrega. En otro punto, afirma: "Yo tenía confianza en el plan Fase IV".
Interrogado sobre la reacción de los otros oficiales a su ensayo, Wilson dijo en un e-mail el lunes: "Las respuestas que he recibido [de militares que estuvieron presente en la charla] ha sido relativamente positivias", con un "acuerdo general con las premisas que ofrezco en mi trabajo".
Dijo que no tenía planes de publicar el ensayo, en parte porque creía que tendría problemas con obtener la aprobación del Ejército, pero dijo que no objetaba que se escribiera sobre él. "Creo que es algo que debe ser conocido, de modo que puede ser tomado en cuenta", dijo en una conferencia telefónica. "Hay cosas que podemos solucionar aquí, en términos de planificación operacional".
En sus análisis de operaciones militares norteamericanas en el norte de Iraq en 2003, Wilson también trató otra de las críticas de la conducción de la guerra por el gobierno de Bush: el nivel de tropas. "La escasez de tropas disponibles con poder de combate'... complicó gravemente la situación", afirma.
Wilson afirma que la falta de tropas eficientes fue una consecuencia del problema mayor y anterior de entender que vencer en Iraq implicaba más que sólo sacar a Hussein. "Esta concepción simplista de la guerra' socavó el esfuerzo de guerra: muy pocas tropas, poca coordinación entre agencias civiles y de gobierno y no-gubernamentales... y muy poco tiempo dedicado a alcanzar el éxito'", escribe.
25 de diciembre de 2004
©washington post
©traducción mQh
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