el quijote de dalí va al siconanalista
[Carmelo Lattassa] Miguel de Cervantes, que murió pobre y cuerdo, dándose cuenta de todo lo que le acontecía, ¿qué diría de lo que acaba de hacer una prestigiosa editorial? Publicar su gran libro El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha' con ilustraciones de Salvador Dalí.
Madrid, España. En una cuidada, especial y limitada edición del gran libro en castellano El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha', la editorial Planeta une la gran obra cumbre de la Literatura universal con otro universal: Salvador Dalí, que es quien se encarga de ilustrar los pasajes de las aventuras del gran alucinado hidalgo.
Cervantes reconvirtió el concepto de la novela de caballería, parodiándola a través del famoso caballero Don Quijote. La historia lo convertiría en un icono que requería de un enfoque nuevo, llegado el siglo XX.
Dalí lo encontró. Por eso la fuerza de sus imágenes abrieron las puertas del surrealismo a la iconografía del batallador de los molinos. A través de sus trabajos en guache y sus grabados, se puede ver todo el sentido psicoanalítico de Don Quijote y Sancho.
Dalí no quiso perder esa oportunidad, amante del dinero y sobre todo de las figuras geniales, el catalán acometió la imagen del Quijote con naturalidad y respeto, cuestiones que se pueden ver a través de la sobriedad de las interpretaciones que el pintor hiciera.
Se encuentra en este libro, también, cierto paralelismo en las ilustraciones y la imagen histriónica del catalán surrealista.
En 1945 recibió una carta de su padre, en la que comentaba a propósito del Quijote: "Es una obra en la que tus facultades podrán sobresalir extraordinariamente". Por eso, no perdió la oportunidad.
No deja de ser curioso el hecho de que un castellano como Cervantes, nacido en Alcalá de Henares, fuese reinterpretado a través de las ilustraciones de un catalán, en Nueva York (lugar donde Dalí realizó las ilustraciones), basadas en el personaje de un caballero manchego.
La historia de un hidalgo aficionado a leer libros de caballería que se vuelve loco, le da por creer que es un caballero andante y sale tres veces de su aldea en busca de aventuras que son auténticas locuras, hasta que, obligado a regresar a su casa, enferma, recobra el juicio y muere.
Esta clara invectiva contra los libros de caballerías es la base de lo que luego generaría ríos de tinta, explicando e interpretando lo que el Manco de Lepanto' quiso decir.
Como es sabido, originalmente fue un libro de denuncia contra los escritores del género caballeresco, acusándolos de enemigos de la verdad, "pues relatan casos mentirosos e imposibles, lo que puede ocasionar que la gente ignorante los tome por relatos ciertos".
Completamente loco, Don Quijote confundió a Tristán y Amadís de Gaula, o el Gran Capitán dentro de la misma realidad.
La Mente de Don Quijote
Pero, ¿cómo era la mente de Don Quijote? Existe una opinión de Juan Luis Vives, en el año 1538 en su De Anima et Vita' respecto a la voluntad, la inteligencia y la memoria, que tal vez ilustre el espíritu con el que fue escrito el libro:
"Creado el hombre para la eterna bienaventuranza, le fue otorgada la facultad de aspirar al bien con el fin de que desee unirse y como pegarse con él. Esta facultad recibe el nombre de voluntad. Pero el hombre no deseará si no conoce; de ahí la existencia de otra facultad que se llama inteligencia.
"Y puesto que nuestro espíritu no permanece siempre en un mismo pensamiento, sino que pasa de unos en otros fuele necesario un cierto receptáculo o almacén, en donde al presentarse los nuevos recondiese los anteriores como en tesoro de objetos actualmente ausentes, para reproducirlos y sacarlos cuando la oportunidad lo pidiere. El nombre de esta facultad es la memoria".
Frente a esta descripción y generación de un concepto, surge el propio texto del Quijote:
"En resolución, él se enfrascó tanto en su letura [de los libros de caballerías], que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio.
"Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo."
El Episodio de Sansón Carrasco
De alguna manera padecía una suerte de locura divina, de viaje interior hacia los predios de la imaginería, pero Don Quijote se topa con la realidad de bruces al llegar a Cataluña, en esas tierras transcurren aventuras reales para el Hidalgo.
Bandoleros de verdad rodean a Sancho y a Don Quijote, y de pronto desaparece...
El pobre hombre ni siquiera es fuerte físicamente, y su amada Dulcinea, es poco menos que una moza vulgar.
Con esto se pone en evidencia que el pobre Don Quijote es solo una invención.
A pesar de que insista, en su amor por ella, y su inalterable fervor por su dama (ella también quiso creer que lo era).
Más allá está el hecho de que Don Quijote era una buena persona y sus amigos intentaron ayudarle, sobre todo para que desistiese de tamaña locura, así Cervantes explica:
"Dice, pues, la historia que cuando el bachiller Sansón Carrasco aconsejó a don Quijote que volviese a proseguir sus dejadas caballerías fue por haber entrado en bureo con el cura y el barbero sobre qué medio se podría tomar para reducir a don Quijote a que se estuviese en su casa quieto y sosegado, sin que la alborotasen sus mal buscadas aventuras; de tuvo consejo salió, por voto común de todos y parecer particular de Carrasco, que dejasen salir a don Quijote, pues el detenerle parecía imposible, y que Sansón le saliese al camino como caballero andante, y trabase batalla con él, pues no faltaría sobre qué, y le venciese, teniéndolo por cosa fácil, y que fuese pacto y concierto que el vencido quedase a merced del vencedor; y así vencido don Quijote, le había de mandar el bachiller caballero se volviese a su pueblo y casa, y no saliese della en dos años".
Fiel Reflejo Daliliano
Dalí recrea fielmente al Quijote, escaso en carnes y de rostro enjuto, muy delgado y de elevada estatura, avejentado, de barba puntiaguda y bigotes largos, auténtico icono del comic.
Pero Dalí hace más, reinventa las escenas, las recrea fabulando a sus maestros primigenios, como en el pasaje en que Sancho es manteado y el pintor lo recrea a la manera de El Pelele' de Goya. Le muestra bailando desnudo con los brazos en alto frente a Sancho, o una cabeza del Quijote que se ofrece sobredimensionada casi predispuesta a ser un icono pop. Aunque el propio Cervantes, se describe con cariño y raramente anuncia la belleza de su mano amputada de un tiro de arcabuz en la batalla de Lepanto:
"Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso, a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, de felice memoria".
El Quijote ilustrado por Salvador Dalí, es una edición de lujo del texto cervantino con las ilustraciones del pintor. Se han realizado solamente 998 ejemplares, cada uno con los facsímiles de las 38 láminas originales más 5 bocetos preparatorios que hizo el artista.
Las imágenes, a tamaño real, conforman un formato digno de coleccionistas. Se estableció un proceso de fotomecánica especial, que haría que las reproducciones fuesen de máxima calidad, el cocido de las páginas es artesanal y la láminas fueron encoladas, con tres punto de pegamento, una a una en cada página, además de la numeración caligráfica de los 998 ejemplares.
Doce kilos de maestría en la encuadernación, para los que quieran sentirse exclusivos compartan el privilegio de pertenecer al club de los menos de mil personas que poseerán este trabajo de fábrica artesanal. El Rey de España Don Juan Carlos I, tiene el ejemplar número uno.
14 de enero de 2005
©univisión
video 1: Jorge y sus tesoros del Quijote
video 2: Fernando defiende su idioma español
Cervantes reconvirtió el concepto de la novela de caballería, parodiándola a través del famoso caballero Don Quijote. La historia lo convertiría en un icono que requería de un enfoque nuevo, llegado el siglo XX.
Dalí lo encontró. Por eso la fuerza de sus imágenes abrieron las puertas del surrealismo a la iconografía del batallador de los molinos. A través de sus trabajos en guache y sus grabados, se puede ver todo el sentido psicoanalítico de Don Quijote y Sancho.
Dalí no quiso perder esa oportunidad, amante del dinero y sobre todo de las figuras geniales, el catalán acometió la imagen del Quijote con naturalidad y respeto, cuestiones que se pueden ver a través de la sobriedad de las interpretaciones que el pintor hiciera.
Se encuentra en este libro, también, cierto paralelismo en las ilustraciones y la imagen histriónica del catalán surrealista.
En 1945 recibió una carta de su padre, en la que comentaba a propósito del Quijote: "Es una obra en la que tus facultades podrán sobresalir extraordinariamente". Por eso, no perdió la oportunidad.
No deja de ser curioso el hecho de que un castellano como Cervantes, nacido en Alcalá de Henares, fuese reinterpretado a través de las ilustraciones de un catalán, en Nueva York (lugar donde Dalí realizó las ilustraciones), basadas en el personaje de un caballero manchego.
La historia de un hidalgo aficionado a leer libros de caballería que se vuelve loco, le da por creer que es un caballero andante y sale tres veces de su aldea en busca de aventuras que son auténticas locuras, hasta que, obligado a regresar a su casa, enferma, recobra el juicio y muere.
Esta clara invectiva contra los libros de caballerías es la base de lo que luego generaría ríos de tinta, explicando e interpretando lo que el Manco de Lepanto' quiso decir.
Como es sabido, originalmente fue un libro de denuncia contra los escritores del género caballeresco, acusándolos de enemigos de la verdad, "pues relatan casos mentirosos e imposibles, lo que puede ocasionar que la gente ignorante los tome por relatos ciertos".
Completamente loco, Don Quijote confundió a Tristán y Amadís de Gaula, o el Gran Capitán dentro de la misma realidad.
La Mente de Don Quijote
Pero, ¿cómo era la mente de Don Quijote? Existe una opinión de Juan Luis Vives, en el año 1538 en su De Anima et Vita' respecto a la voluntad, la inteligencia y la memoria, que tal vez ilustre el espíritu con el que fue escrito el libro:
"Creado el hombre para la eterna bienaventuranza, le fue otorgada la facultad de aspirar al bien con el fin de que desee unirse y como pegarse con él. Esta facultad recibe el nombre de voluntad. Pero el hombre no deseará si no conoce; de ahí la existencia de otra facultad que se llama inteligencia.
"Y puesto que nuestro espíritu no permanece siempre en un mismo pensamiento, sino que pasa de unos en otros fuele necesario un cierto receptáculo o almacén, en donde al presentarse los nuevos recondiese los anteriores como en tesoro de objetos actualmente ausentes, para reproducirlos y sacarlos cuando la oportunidad lo pidiere. El nombre de esta facultad es la memoria".
Frente a esta descripción y generación de un concepto, surge el propio texto del Quijote:
"En resolución, él se enfrascó tanto en su letura [de los libros de caballerías], que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio.
"Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo."
El Episodio de Sansón Carrasco
De alguna manera padecía una suerte de locura divina, de viaje interior hacia los predios de la imaginería, pero Don Quijote se topa con la realidad de bruces al llegar a Cataluña, en esas tierras transcurren aventuras reales para el Hidalgo.
Bandoleros de verdad rodean a Sancho y a Don Quijote, y de pronto desaparece...
El pobre hombre ni siquiera es fuerte físicamente, y su amada Dulcinea, es poco menos que una moza vulgar.
Con esto se pone en evidencia que el pobre Don Quijote es solo una invención.
A pesar de que insista, en su amor por ella, y su inalterable fervor por su dama (ella también quiso creer que lo era).
Más allá está el hecho de que Don Quijote era una buena persona y sus amigos intentaron ayudarle, sobre todo para que desistiese de tamaña locura, así Cervantes explica:
"Dice, pues, la historia que cuando el bachiller Sansón Carrasco aconsejó a don Quijote que volviese a proseguir sus dejadas caballerías fue por haber entrado en bureo con el cura y el barbero sobre qué medio se podría tomar para reducir a don Quijote a que se estuviese en su casa quieto y sosegado, sin que la alborotasen sus mal buscadas aventuras; de tuvo consejo salió, por voto común de todos y parecer particular de Carrasco, que dejasen salir a don Quijote, pues el detenerle parecía imposible, y que Sansón le saliese al camino como caballero andante, y trabase batalla con él, pues no faltaría sobre qué, y le venciese, teniéndolo por cosa fácil, y que fuese pacto y concierto que el vencido quedase a merced del vencedor; y así vencido don Quijote, le había de mandar el bachiller caballero se volviese a su pueblo y casa, y no saliese della en dos años".
Fiel Reflejo Daliliano
Dalí recrea fielmente al Quijote, escaso en carnes y de rostro enjuto, muy delgado y de elevada estatura, avejentado, de barba puntiaguda y bigotes largos, auténtico icono del comic.
Pero Dalí hace más, reinventa las escenas, las recrea fabulando a sus maestros primigenios, como en el pasaje en que Sancho es manteado y el pintor lo recrea a la manera de El Pelele' de Goya. Le muestra bailando desnudo con los brazos en alto frente a Sancho, o una cabeza del Quijote que se ofrece sobredimensionada casi predispuesta a ser un icono pop. Aunque el propio Cervantes, se describe con cariño y raramente anuncia la belleza de su mano amputada de un tiro de arcabuz en la batalla de Lepanto:
"Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso, a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra. Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa, por haberla cobrado en la más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros, militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, de felice memoria".
El Quijote ilustrado por Salvador Dalí, es una edición de lujo del texto cervantino con las ilustraciones del pintor. Se han realizado solamente 998 ejemplares, cada uno con los facsímiles de las 38 láminas originales más 5 bocetos preparatorios que hizo el artista.
Las imágenes, a tamaño real, conforman un formato digno de coleccionistas. Se estableció un proceso de fotomecánica especial, que haría que las reproducciones fuesen de máxima calidad, el cocido de las páginas es artesanal y la láminas fueron encoladas, con tres punto de pegamento, una a una en cada página, además de la numeración caligráfica de los 998 ejemplares.
Doce kilos de maestría en la encuadernación, para los que quieran sentirse exclusivos compartan el privilegio de pertenecer al club de los menos de mil personas que poseerán este trabajo de fábrica artesanal. El Rey de España Don Juan Carlos I, tiene el ejemplar número uno.
14 de enero de 2005
©univisión
video 1: Jorge y sus tesoros del Quijote
video 2: Fernando defiende su idioma español
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