nadie conoce a los candidatos
[Louise Roug] Los empleados de la comisión electoral de Mosul renunciaron en masa. Ahora tiene tres miembros. Y nadie conoce a los candidatos. Sus nombres no se publican por temor a las represalias.
Mosul, Iraq. Una mañana hace poco un columna de vehículos blindados trajo aquí a soldados norteamericanos y albaneses para controlar el campo de aviación de Mosul.
Pocas horas después, llegaron en un enjambre de helicópteros el embajador norteamericano John D. Negroponte y los más importantes jefes militares norteamericanos el general George W. Casey y el teniente general Thomas Metz para reunirse con funcionarios electorales iraquíes. Las presentaciones no tomaron mucho tiempo. La comisión que supervisa las elecciones en la tercera ciudad de Iraq se compone de dos personas.
Aunque los funcionarios norteamericanos insisten en que las elecciones se llevarán a cabo, hay importantes obstáculos por superar antes de la votación del 30 de enero. Mosul, con sus 1.8 millones de habitantes, se ha hecho tan volátil que los soldados norteamericanos que trabajan en proyectos comunitarios ya no tienen contacto con la población local.
En las calles de la ciudad no hay carteles ni octavillas de la campaña electoral, pero algunos panfletos amenazan con decapitar a los que vayan a votar.
Todo el personal de la comisión electoral renunció el mes pasado y el gobierno local tiene dos semanas para reclutar y adiestrar a los 800 empleados que necesita para atender a los colegios electorales en toda la provincia.
"Empezaremos de cero", dijo el mayor Tony Cruz del Batallón Asuntos Civiles 426. Mosul, considerada una ciudad modelo a principios de la ocupación norteamericana, se ha transformado en un importante campo de batalla de los rebeldes que quieren impedir la votación y los funcionarios norteamericanos determinados a que tenga lugar. La credibilidad de las elecciones se vería amenazada si la violencia impide que grandes números de votantes aquí y en la provincia vecina que incluye a Faluya se acerquen a las urnas.
Algunos habitantes ya han declarado que se quedarán en casa el día de las elecciones. "Para ser honesto, mi vida es más importante para mí que las elecciones", dijo Nabil Nurildin, un maestro de 28 años. "El gobierno no es capaz de proteger a los ciudadanos para que puedan votar en los locales de votación".
Los norteamericanos que dirigen 150.000 tropas en Iraq han prometido "acciones agresivas" para asegurar que las elecciones sigan adelante en las dos provincias de "gran importancia": Nineveh, que incluye a Mosul, y Al Anbar, su vecina.
Mosul, ubicada cerca de importantes reservas de petróleo, es la capital de la provincia de Nineveh, que tiene fronteras con Siria.
La ciudad misma está en el límite entre las áreas controladas por los kurdos en el norte y el resto del país, dominado por los árabes. Los musulmanes sunníes constituyen casi la mitad de la población de la ciudad.
Hace poco los insurgentes lanzaron ataques desde mezquitas de Mosul. Tres importantes políticos kurdos fueron asesinados el jueves al ser atacados desde un coche en movimiento, y un soldado norteamericano murió en otro incidente.
La violencia ha escalado desde el asesinato del gobernador de la provincia en julio. Después de una importante batalla en Faluya en noviembre, los jefes norteamericanos dicen que los rebeldes buscaron refugio en Bagdad y en Mosul.
Ese mes hubo revueltas en Mosul, y en sitios claves, incluyendo una comisaría de policía, fueron atacados. Desertaron miles de agentes de la policía iraquí.
En diciembre pasado un terrorista suicida mató a 15 soldados norteamericanos y siete agentes de la policía iraquí en el comedor de una base militar cerca de aquí. El ataque fue el más mortífero hasta el momento contra una instalación norteamericana en Iraq.
Los jefes militares norteamericanos, que han estado tratando de "conquistar los corazones y la mente" aquí, han sufrido un serio revés la semana pasada cuando un avión de guerra estadounidense bombardeó por error una casa en Aitha, a unos 50 kilómetros al sur de Mosul, matando al menos a 14 personas. El incidente dio fuego a sentimientos anti-norteamericanos.
El año pasado, la unidad de asuntos civiles empleó a unos 20 intérpretes de la localidad. Pero después de amenazas de muerte, sólo quedan cinco.
Algunos soldados dicen que los ataques contra ellos han disminuido ligeramente en las últimas dos semanas. En diciembre pasado, militares norteamericanos capturaron a dos personas a los que identificaron como miembros de la red del militante jordano Abu Musab Zarqawi. Los hombres habían estado dirigiendo los atentados en la ciudad, dijeron oficiales militares.
El general de división Carter Ham, comandante del Destacamento Especial Olympia en Mosul, se ha referido a los dos funcionarios locales de la comisión electoral, Khaled Kazer y Ahmed Ali, como la gente más importante en la provincia porque coordinarán la contratación de personal para la votación y supervisarán las elecciones.
En la reunión en el aeropuerto, Kazer y Ali, antiguos soldados en la veintena, hablaron largamente con los generales y funcionarios norteamericanos. A partir de hoy, la prensa local publicará anuncios llamando a votar y anuncios de reclutamiento de empleados para la comisión electoral, dijo Kazer, cuya esposa también participa en el proyecto electoral.
Kazer mostró un folleto con fotocopias de carteles que estaban circulando en Mosul. "Votando mejoras tu futuro", decía uno. Otro declaraba: "Una voz es más rica que el oro".
Cruz, el oficial de asuntos civiles y asesor financiero de West Hills, dijo que muchos habitantes aquí no sabían demasiado sobre la votación, en la que los votantes elegirán a listas de candidatos para un parlamento nacional que a su vez elegirá al presidente y primer ministro.
"Un montón de gente aquí piensa que están votando por un presidente", dijo.
Abdul Wahid Khalil, 25, dijo que no conocía las listas ni los candidatos, pero debido a que los clérigos habían llamado a los chiíes a participar, él votaría incluso "si me cuesta la vida".
Pero Nurildin, un árabe sunní, se mostró escéptico. "Supe algo sobre algunos candidatos a través de los medios en Bagdad, pero no en Mosul, y no creo que haya elecciones en Mosul porque todavía no he visto ningún cartel, panfleto ni siquiera entrevistas, como está pasando en otras provincias".
En noviembre, los rebeldes quemaron materiales para la inscripción de votantes que se guardaban en una bodega. Pero llegarán nuevos suministros, dijo Cruz. "Mosul se ha transformado en el principal proyecto", dijo. "Habrá elecciones".
Duraid Kashmoula, gobernador de Nineveh, calcula que un 50 por ciento de los votantes de Mosul ya se han inscrito, y un 80 por ciento de los votantes de áreas circundantes participarán en las elecciones.
Kazer no es tan optimista, y calcula que la participación será de un 40 y 70 por ciento, respectivamente. Las predicciones, sin embargo, se basan en anécdotas.
"Incluso el gobernador que dice a la gente que todo marcha bien, está prejuiciado", dijo Cruz. "No hay modo de calcular esto".
Un grupo estadounidense, el Instituto Internacional Republicano, ha realizado varios sondeos sobre qué piensan los iraquíes sobre su futuro, pero en su último sondeo excluyeron a Mosul por razones de seguridad.
"Debido a que somos una de las peores provincias, será fácil arrojar la toalla", dijo Cruz. Pero "si las elecciones fracasan, la misión de la coalición habrá fracasado".
Una noche hace poco, hacia las diez, Cruz, Kazer y Ali estaban en un edificio que perteneció alguna vez a Uday Hussein, el hijo de Saddam Hussein. En la mesa había un mapa extendido de la provincia. El trío parecía cansado.
Entonces sonó el celular de Kazer. Era un amigo, diciendo que quería trabajar en la comisión electoral. Kazer sonrió radiante. La comisión tenía ahora tres miembros.
Roaa Ahmed contribuyó a este reportaje.
15 de enero de 2005
17 de enero de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
Pocas horas después, llegaron en un enjambre de helicópteros el embajador norteamericano John D. Negroponte y los más importantes jefes militares norteamericanos el general George W. Casey y el teniente general Thomas Metz para reunirse con funcionarios electorales iraquíes. Las presentaciones no tomaron mucho tiempo. La comisión que supervisa las elecciones en la tercera ciudad de Iraq se compone de dos personas.
Aunque los funcionarios norteamericanos insisten en que las elecciones se llevarán a cabo, hay importantes obstáculos por superar antes de la votación del 30 de enero. Mosul, con sus 1.8 millones de habitantes, se ha hecho tan volátil que los soldados norteamericanos que trabajan en proyectos comunitarios ya no tienen contacto con la población local.
En las calles de la ciudad no hay carteles ni octavillas de la campaña electoral, pero algunos panfletos amenazan con decapitar a los que vayan a votar.
Todo el personal de la comisión electoral renunció el mes pasado y el gobierno local tiene dos semanas para reclutar y adiestrar a los 800 empleados que necesita para atender a los colegios electorales en toda la provincia.
"Empezaremos de cero", dijo el mayor Tony Cruz del Batallón Asuntos Civiles 426. Mosul, considerada una ciudad modelo a principios de la ocupación norteamericana, se ha transformado en un importante campo de batalla de los rebeldes que quieren impedir la votación y los funcionarios norteamericanos determinados a que tenga lugar. La credibilidad de las elecciones se vería amenazada si la violencia impide que grandes números de votantes aquí y en la provincia vecina que incluye a Faluya se acerquen a las urnas.
Algunos habitantes ya han declarado que se quedarán en casa el día de las elecciones. "Para ser honesto, mi vida es más importante para mí que las elecciones", dijo Nabil Nurildin, un maestro de 28 años. "El gobierno no es capaz de proteger a los ciudadanos para que puedan votar en los locales de votación".
Los norteamericanos que dirigen 150.000 tropas en Iraq han prometido "acciones agresivas" para asegurar que las elecciones sigan adelante en las dos provincias de "gran importancia": Nineveh, que incluye a Mosul, y Al Anbar, su vecina.
Mosul, ubicada cerca de importantes reservas de petróleo, es la capital de la provincia de Nineveh, que tiene fronteras con Siria.
La ciudad misma está en el límite entre las áreas controladas por los kurdos en el norte y el resto del país, dominado por los árabes. Los musulmanes sunníes constituyen casi la mitad de la población de la ciudad.
Hace poco los insurgentes lanzaron ataques desde mezquitas de Mosul. Tres importantes políticos kurdos fueron asesinados el jueves al ser atacados desde un coche en movimiento, y un soldado norteamericano murió en otro incidente.
La violencia ha escalado desde el asesinato del gobernador de la provincia en julio. Después de una importante batalla en Faluya en noviembre, los jefes norteamericanos dicen que los rebeldes buscaron refugio en Bagdad y en Mosul.
Ese mes hubo revueltas en Mosul, y en sitios claves, incluyendo una comisaría de policía, fueron atacados. Desertaron miles de agentes de la policía iraquí.
En diciembre pasado un terrorista suicida mató a 15 soldados norteamericanos y siete agentes de la policía iraquí en el comedor de una base militar cerca de aquí. El ataque fue el más mortífero hasta el momento contra una instalación norteamericana en Iraq.
Los jefes militares norteamericanos, que han estado tratando de "conquistar los corazones y la mente" aquí, han sufrido un serio revés la semana pasada cuando un avión de guerra estadounidense bombardeó por error una casa en Aitha, a unos 50 kilómetros al sur de Mosul, matando al menos a 14 personas. El incidente dio fuego a sentimientos anti-norteamericanos.
El año pasado, la unidad de asuntos civiles empleó a unos 20 intérpretes de la localidad. Pero después de amenazas de muerte, sólo quedan cinco.
Algunos soldados dicen que los ataques contra ellos han disminuido ligeramente en las últimas dos semanas. En diciembre pasado, militares norteamericanos capturaron a dos personas a los que identificaron como miembros de la red del militante jordano Abu Musab Zarqawi. Los hombres habían estado dirigiendo los atentados en la ciudad, dijeron oficiales militares.
El general de división Carter Ham, comandante del Destacamento Especial Olympia en Mosul, se ha referido a los dos funcionarios locales de la comisión electoral, Khaled Kazer y Ahmed Ali, como la gente más importante en la provincia porque coordinarán la contratación de personal para la votación y supervisarán las elecciones.
En la reunión en el aeropuerto, Kazer y Ali, antiguos soldados en la veintena, hablaron largamente con los generales y funcionarios norteamericanos. A partir de hoy, la prensa local publicará anuncios llamando a votar y anuncios de reclutamiento de empleados para la comisión electoral, dijo Kazer, cuya esposa también participa en el proyecto electoral.
Kazer mostró un folleto con fotocopias de carteles que estaban circulando en Mosul. "Votando mejoras tu futuro", decía uno. Otro declaraba: "Una voz es más rica que el oro".
Cruz, el oficial de asuntos civiles y asesor financiero de West Hills, dijo que muchos habitantes aquí no sabían demasiado sobre la votación, en la que los votantes elegirán a listas de candidatos para un parlamento nacional que a su vez elegirá al presidente y primer ministro.
"Un montón de gente aquí piensa que están votando por un presidente", dijo.
Abdul Wahid Khalil, 25, dijo que no conocía las listas ni los candidatos, pero debido a que los clérigos habían llamado a los chiíes a participar, él votaría incluso "si me cuesta la vida".
Pero Nurildin, un árabe sunní, se mostró escéptico. "Supe algo sobre algunos candidatos a través de los medios en Bagdad, pero no en Mosul, y no creo que haya elecciones en Mosul porque todavía no he visto ningún cartel, panfleto ni siquiera entrevistas, como está pasando en otras provincias".
En noviembre, los rebeldes quemaron materiales para la inscripción de votantes que se guardaban en una bodega. Pero llegarán nuevos suministros, dijo Cruz. "Mosul se ha transformado en el principal proyecto", dijo. "Habrá elecciones".
Duraid Kashmoula, gobernador de Nineveh, calcula que un 50 por ciento de los votantes de Mosul ya se han inscrito, y un 80 por ciento de los votantes de áreas circundantes participarán en las elecciones.
Kazer no es tan optimista, y calcula que la participación será de un 40 y 70 por ciento, respectivamente. Las predicciones, sin embargo, se basan en anécdotas.
"Incluso el gobernador que dice a la gente que todo marcha bien, está prejuiciado", dijo Cruz. "No hay modo de calcular esto".
Un grupo estadounidense, el Instituto Internacional Republicano, ha realizado varios sondeos sobre qué piensan los iraquíes sobre su futuro, pero en su último sondeo excluyeron a Mosul por razones de seguridad.
"Debido a que somos una de las peores provincias, será fácil arrojar la toalla", dijo Cruz. Pero "si las elecciones fracasan, la misión de la coalición habrá fracasado".
Una noche hace poco, hacia las diez, Cruz, Kazer y Ali estaban en un edificio que perteneció alguna vez a Uday Hussein, el hijo de Saddam Hussein. En la mesa había un mapa extendido de la provincia. El trío parecía cansado.
Entonces sonó el celular de Kazer. Era un amigo, diciendo que quería trabajar en la comisión electoral. Kazer sonrió radiante. La comisión tenía ahora tres miembros.
Roaa Ahmed contribuyó a este reportaje.
15 de enero de 2005
17 de enero de 2005
©los angeles times
©traducción mQh
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