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detenidos acusan a interrogadoras


[Carol D. Leonnig y Dana Priest] Pesquisa del Pentágono confirma informes sobre el uso de tácticas sexuales en Guantánamo.
Las interrogadoras usaron repetidas veces tácticas sexualmente sugestivas para tratar de humillar y sonsacar información de creyentes musulmanes detenido en la prisión militar norteamericana de Bahía Guantánamo, Cuba, de acuerdo a una investigación militar todavía no hecha pública y de nuevos informes desclasificados de los detenidos.
Los prisioneros han contado a sus abogados, que reunieron los testimonios, que las interrogadoras transgredían normalmente tabúes musulmanes sobre el sexo y el contacto con mujeres. Las mujeres refregaron sus cuerpos contra los hombres, se presentaban escasamente vestidas ante ellos, hacían comentarios sexuales explícitos y los tocaban provocativamente, dijeron al menos ocho reclusos en documentos o a través de sus abogados.
Una amplia investigación del Pentágono, que todavía no es publicado, confirma en general las acusaciones de los detenidos, de acuerdo a un importante funcionario del ministerio de Defensa familiarizado con el informe. Mientras que también se han dado a conocer informes aislados sobre esas tácticas en las últimas semanas, las nuevas acusaciones y hallazgos de la investigación del Pentágono indican que las tácticas orientadas sexualmente pueden haber sido parte de los métodos de interrogatorio en Guantánamo, especialmente desde 2003.
La pesquisa descubrió numerosas ocasiones en que las interrogadoras, usando tintes, simularon manchar con sangre menstrual a los musulmanes, dijo el funcionario. Separadamente, en documentos judiciales y en declaraciones públicas, tres detenidos dicen que las mujeres los mancharon con sangre.
La investigación militar sobre los métodos estadounidenses de detención e interrogatorio en el mundo, conducida por el vice-almirante Albert T. Church III, confirmó un caso en que una interrogadora del Ejército se sacó la chaqueta del uniforme y se paseó en una apretada camiseta para hacer sentirse incómodo a un detenido en Guantánamo, y otros casos en que las interrogadoras tocaron sugestivamente a los detenidos, dijo el funcionario del Pentágono.
El funcionario, que habló a condición de mantener el anonimato debido a que el informe no ha sido hecho público todavía, dijo que la sangre falsa era usada con los musulmanes antes de la oración, porque algunos musulmanes creen que "si una mujer los toca antes de la oración, se encuentra en estado impuro y no puede rezar". Los musulmanes también creen que el contacto con mujeres -excepción hecha de las esposas- reduce la pureza religiosa.
Funcionarios del ministerio de Defensa dijeron que han reprendido a dos interrogadoras por usar esas tácticas. No está claro si el militar personal, empleados de otras agencias o guardias privados han estado implicados.
Las entrevistas de los abogados con los detenidos son el resultado de la decisión de la Corte Suprema del verano pasado que otorga a los reclusos acceso a abogados y la oportunidad de impugnar su encarcelación ante tribunales estadounidenses.
En documentos anteriores, los detenidos se han quejado de maltratos físicos, incluyendo palizas rutinarias, ser amarrados con grilletes, y exposición a calor y frío extremos. El ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld insistió en que los detenidos eran tratados "humanamente" y funcionarios del Pentágono dijeron que los terroristas estaban adiestrados para inventar acusaciones de tortura.
Algunos de los informes se parecen a las denuncias de tácticas sexuales de humillación de prisioneros iraquíes en la prisión norteamericana de Abu Ghraib. Fotografías que se hicieron públicas el año pasado mostraban a una militar jalando con una correa a prisioneros desnudos y posando junto a una pila de reclusos desnudos.
Funcionarios del Pentágono dijeron ayer que llevar poca ropa o los toqueteos provocativos y las burlas son técnicas impropias de interrogatorio.
"Yo no creo que estas cosas estén autorizadas por las técnicas de interrogación aprobadas por el ministro de Defensa en Guantánamo", dijo el coronel David McWilliams, portavoz del Comando Sur norteamericano en Miami, que supervisa las operaciones en Bahía Guantánamo.
McWilliams dijo que es prematuro para comentar sobre si las acusaciones de los detenidos son creíbles hasta que termine una segunda investigación militar que se concentra en los maltratos en Guantánamo. La pesquisa, que empezó a principios de enero tras la liberación de documentos en los que agentes del FBI dijeron haber presenciado abusos, debe ser terminada este mes.
"Eso es por lo que estamos haciendo esta investigación", dijo McWilliams. "Vamos a determinar los hechos y la verdad".
El informe de Church concluyeró que las interrogadoras utilizaron tácticas sexuales y acosaron y ofendieron a los prisioneros musulmanes, dijo el funcionario del Pentágono. El funcionario dijo que los militares no aprobaban las "actividades sexuales" durante los interrogatorios, pero que las buenas interrogadoras "toman iniciativas propias y son algo creativas".
"Están tratando de encontrar la clave para que hablen. Usar técnicas que son culturalmente repulsivas está bien, provisto que no incluya actos prohibidos por las Convenciones de Ginebra".
Los abogados de los detenidos hicieron mofa de la insistencia del Pentágono en que los militares investigan honestamente a su propio personal. Observaron que en otoño pasado el ministerio de Defensa desdeñó inicialmente las acusaciones de tortura, insistiendo en que los detenidos eran adiestrados en los campamentos terroristas para hacer acusaciones falsas.
Incluso los abogados de los detenidos dudaron de que las interrogadoras mancharan con sangre menstrual a los prisioneros hasta que un detenido británico liberado recientemente hizo las primeras acusaciones a principios de 2004. Hace un mes, un portavoz del Pentágono confirmó que se había reprendido a una interrogadora que, a principios de 2003, había manchado con tinta roja, de un marcador, la camiseta de un detenido diciéndole que era sangre.
En un libro de pronta publicación, el ex intérprete del Ejército Erik Saar dijo que vio a una interrogadora manchar con tinta roja la cara de un saudí, diciéndole que era sangre. El informe de Saar fue reportado el mes pasado por la Associated Press. Y Mandouh Habib, un australiano liberado de Bahía Guantánamo el mes pasado, dijo que había sido amarrado en el suelo mientras una mujer le decía que estaba "menstruando" en su cara.
Un abogado, Marc Falkoff, dijo en una entrevista que cuando un defendido yemení le contó hace algunas semanas sobre un incidente con sangre menstrual, "no le creí". Dijo: "Parecía una locura, algo sacado de una película de horror o de una película de John Waters. Pero ahora no parece para nada divertido".
En algunos de los documentos desclasificados recientemente los detenidos evocan escenas de un video musical de rock. El detenido alemán Murat Kurnaz le dijo a su abogado que tres mujeres con sostenedores y bragas de encaje entraron pavoneándose a la sala de interrogatorios donde él estaba encadenado a una silla. Le dijeron lo atractivo que era y le sugirieron que "podrían pasarla bien", dijo.
Cuando Kurnaz desvió la mirada, dijo, una mujer se sentó en su regazo, otra refregó sus senos contra su espalda y le tocó el pecho, y la tercera se sentó cerca de su entrepiernas. Le dio un cabezazo a la mujer que estaba detrás, dijo, sacándosela de encima. Las tres salieron corriendo y entró rápidamente un equipo de hombres, que lo golpearon, dijo.
Los abogados de los detenidos compararon las tácticas de los nazis de cortar las barbas a los judíos ortodoxos o de sumergir un crucifijo en orina para mortificar a los cristianos. "Están utilizando creencias religiosas para quebrarlos, para destruirlos", dijo Michael Ratner, del Centro de Derechos Constitucionales, que representa a varias docenas de detenidos. "Lo que están haciendo se parece a un sitio pornográfico de internet, es como la fantasía de los clubes sado-masoquistas".
Falkoff dijo que algunos de sus clientes también fueron amenazados de que serían violados por las interrogadoras.
Uno soldado contó a otro detenido, Muktar Warafi, que tenía que empezar a contar la verdad o sería violado, de acuerdo a los apuntes de la entrevista tomados por Falkoff. Cuando salió de la habitación, entró inmediatamente otra persona, que le dijo a Warafi: "Esa interrogadora es nueva y no conoce las reglas. Le ofrecemos excusas en su nombre. Ahora, hablemos".
Yasein Esmail, un detenido yemení, dijo que había sido interrogado más de cien veces desde que fuera ‘secuestrado' en un mercado de Kabul, Afganistán, y llevado a Bahía Guantánamo. Contó a su abogado que cuando en una sesión se negó a hablar, una soldado entró con una apretada camiseta.
"¿Por qué no te has casado?", le preguntó a Esmail. "Eres joven y tienes tus necesidades. ¿Qué te gustaría hacer?"
Esmail dijo que ella "se agachó tocando la mesa con los senos y rozándole las piernas". "¿Vas a hablar", le preguntó, "o estaremos en esto seis horas más?"

Julie Tate contribuyó a este reportaje.

10 de febrero de 2005
12 de febrero de 2005
©washington post
©traducción mQh

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manidibin -

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