detectives mataban para mafia
[William K. Rasgbaum] Según la acusación, los detectives usaban sus placas para matar por encargo de la mafia.
Dos detectives jubilados de la policía de Nueva York, colegas de los que se sospechaba hacía tiempo de vínculos con el crimen organizado, fueron acusados ayer por fiscales federales de participar en ocho asesinatos encargados por la mafia mientras uno o los dos de ellos eran todavía miembros activos del cuerpo de policía.
Estas acusaciones, detalladas en una acusación abierta en el Tribunal de Distrito Federal de Brooklyn, son algunas de las más asombrosas alegaciones de corrupción policial hasta la fecha. En un caso, de 1990, los fiscales dijeron que los detectives, conduciendo un coche policial sin matrícula, pararon a un capitán de la mafia en el Belt Parkway de Brooklyn y lo mataron a balazos por encargo de un mafioso rival. En otro, de 1986, enseñaron sus placas y secuestraron a un mafioso, lo arrojaron en el maletero del coche y lo entregaron a un rival, que lo torturó y mató.
"En una sorprendente traición a sus placas, colegas y ciudadanos a los que habían jurado proteger, Louis Eppolito y Stephen Caracappa trabajaron en secreto para la mafia cuando eran miembros del Departamento de Policía de Nueva York NYPD", dijo la fiscal en Brooklyn, Roslynn R. Mauskopf, en una rueda de prensa para anunciar el proceso.
Mauskopf dijo que durante años los hombres habían sido pagados generosamente por su papel en los asesinatos y por filtrar rutinariamente información secreta sobre investigaciones criminales de otros miembros del crimen organizado. En la mayoría de los asesinatos, dijo, ellos no apretaron el gatillo pero sí ayudaron a otros sicarios a ubicar a las víctimas, llegando en cierto momento a ser tan útiles que fueron colocados en la planilla de pago de la mafia, recibiendo 4.000 dólares al mes.
Eppolito, 56, que en el pasado co-escribió un libro sobre su vida como agente de policía cuyos parientes eran de la mafia, y Caracappa, 63, que trabajó en una unidad policial que era responsable de investigar los asesinatos de la mafia, fueron detenidos el miércoles noche en un restaurante italiano de Las Vegas, dijo Mauskopf. Eppolito se retiró en 1990, Caracappa dos años después.
Durante más de una década, los hombres, mientras recibían sus pensiones policiales, fueron vecinos en la misma calle en un afluente condominio de Las Vegas, Caracappa trabajando como detective privado y Eppolito haciendo papeles secundarios en casi una docena de populares películas, incluyendo Uno de los nuestros' [Goodfellas] -representando a gángsteres, matones y traficantes de drogas. Se presentaron ante el Tribunal de Distrito Federal de Las Vegas la noche pasada, donde la magistrado suplente, Jennifer Togliatti, pospuso las vistas sobre la extradición hasta hoy.
Las acusaciones, dramáticas como son, no son enteramente sorprendentes: el par fue investigado por el FBI y el Departamento de Policía de Nueva York en 1994 después de que un informante de la mafia proporcionara a los agentes abundantes detalles sobre los asesinatos. Pero el informante, del que los fiscales dijeron que había encargado muchos de los asesinatos, fue más tarde desacreditado y las autoridades federales de la época fueron incapaces de construir un caso procesable, dijeron funcionarios ayer.
Pero ahora, con un nuevo informante, cuyo nombre no fue revelado, y un equipo de lo que Mauskopf llamó detectives tenaces, varios de los cuales son detectives jubilados de la policía de la ciudad, las autoridades pudieron reunir suficientes evidencias sobre varios años para convencer a un jurado de que los procesara.
Los antiguos detectives fueron acusados de asociación ilícita, que incluye su participación en los asesinatos, dos intentos de asesinato, obstrucción a la justicia, lavado de dinero y otros crímenes. Se les acusa de trabajar como miembros secretos de la familia criminal Luchese. Son acusados de revelar la identidad de seis testigos -tres de los cuales fueron asesinados- y pusieron en peligro varios investigaciones federales y del estado.
Ninguno de los ocho asesinatos mencionados en el caso -todos excepto uno implicando a víctimas que eran miembros del crimen organizado- ocurrió después del primer intento fallido de procesar a los hombres.
El abogado de Eppolito, Richard A. Schonfeld, dijo que su cliente "niega rotundamente los cargos" y mencionó lo que llamó una carrera policial ejemplar de 21 años, con 107 medallas, incluyendo varias al valor, alegando que debía ser dejado en libertad.
Edward Hayes, abogado de Nueva York que representó a Caracappa cuando fue investigado hace más de una década, dijo que estaba asombrado de la acusación. Dijo que el personaje de la mafia que hizo las acusaciones entonces, Anthony Casso, era "un maníaco homicida" y un "lunático desatado". Dijo que su cliente, un veterano de la guerra de Vietnam que se retiró como detective primero, había negado antes las acusaciones.
Los cargos contra los dos, que pueden ser condenados a prisión perpetua si son encontrados culpables, se resolverán en los próximos meses, o quizás años, en el Tribunal de Distrito Federal en Brooklyn. Pero las acusaciones mismas son un bizarro y emocionante capítulo en la historia de agentes de policía corruptos, gángsteres y asesinato.
Ambos se unieron al cuerpo en 1969, año en el que la ciudad, con chequeos de antecedentes abreviados, contrató a un inusual número de agentes que fueron más tarde detenidos o despedidos. Eppolito tenía parientes en el crimen organizado -su padre, Ralph, era llamado Fat the Gangster' y su tío James era conocido como Jimmy the Clam'. Pero Eppolito no reveló nada de eso cuando solicitó en la policía.
Sirvió como agente patrullero y detective, y trabajó en la Brigada de Robos de Brooklyn y en Brooklyn del Sur. Y después de jubilarse, escribió, con Bob Drury, Mafia Cop: The Story of an Honest Cop Whose Family Was the Mob', en el que hace la crónica de lo que dijo eran acusaciones injustas presentadas por el Departamento de Policía de que vendía información a la mafia. Eppolito fue liberado de los cargos presentados contra él por el departamento en ese caso en 1985.
Caracappa, que fue colega de Eppolito en la unidad anti-robos, se unió a la prestigiosa Brigada de Homicidios del departamento, donde ayudó a formar la Unidad de Homicidios del Crimen Organizado. Allí se especializó en la familia Luchese y trabajó reuniendo información sobre investigaciones policiales y del FBI en los asesinatos de la mafia. Era información que, dicen ahora los fiscales, vendió a miembros de la mafia -revelando la identidad de informantes confidenciales, interceptaciones y casos pendientes. En un caso, la información permitió que Casso y el jefe de la familia Luchese huyeran antes de ser acusados.
Uno de los asesinatos fue un caso de confusión de identidades. Casso, ansioso de vengarse de un atentado contra su propia vida en 1986, pidió a los dos detectives identificar a un recluta de la familia Gambino llamado Nicholas Guido, de acuerdo a los fiscales. Pero cuando Caracappa usó la base de datos del Departamento de Policía para encontrar la dirección del hombre, sacó la dirección de otro Nicholas Guido, de acuerdo a los fiscales, y entregó la dirección de un hombre inocente, del que los funcionarios dijeron que era ligeramente retardado.
Los asesinos de la mafia encontraron al Guido equivocado frente a su casa en la navidad de 1986. Lo mataron a balazos.
Joe Schoenmann en Las Vegas contribuyó a este reportaje.
11 de marzo de 2005
©new york times
©traducción mQh
Estas acusaciones, detalladas en una acusación abierta en el Tribunal de Distrito Federal de Brooklyn, son algunas de las más asombrosas alegaciones de corrupción policial hasta la fecha. En un caso, de 1990, los fiscales dijeron que los detectives, conduciendo un coche policial sin matrícula, pararon a un capitán de la mafia en el Belt Parkway de Brooklyn y lo mataron a balazos por encargo de un mafioso rival. En otro, de 1986, enseñaron sus placas y secuestraron a un mafioso, lo arrojaron en el maletero del coche y lo entregaron a un rival, que lo torturó y mató.
"En una sorprendente traición a sus placas, colegas y ciudadanos a los que habían jurado proteger, Louis Eppolito y Stephen Caracappa trabajaron en secreto para la mafia cuando eran miembros del Departamento de Policía de Nueva York NYPD", dijo la fiscal en Brooklyn, Roslynn R. Mauskopf, en una rueda de prensa para anunciar el proceso.
Mauskopf dijo que durante años los hombres habían sido pagados generosamente por su papel en los asesinatos y por filtrar rutinariamente información secreta sobre investigaciones criminales de otros miembros del crimen organizado. En la mayoría de los asesinatos, dijo, ellos no apretaron el gatillo pero sí ayudaron a otros sicarios a ubicar a las víctimas, llegando en cierto momento a ser tan útiles que fueron colocados en la planilla de pago de la mafia, recibiendo 4.000 dólares al mes.
Eppolito, 56, que en el pasado co-escribió un libro sobre su vida como agente de policía cuyos parientes eran de la mafia, y Caracappa, 63, que trabajó en una unidad policial que era responsable de investigar los asesinatos de la mafia, fueron detenidos el miércoles noche en un restaurante italiano de Las Vegas, dijo Mauskopf. Eppolito se retiró en 1990, Caracappa dos años después.
Durante más de una década, los hombres, mientras recibían sus pensiones policiales, fueron vecinos en la misma calle en un afluente condominio de Las Vegas, Caracappa trabajando como detective privado y Eppolito haciendo papeles secundarios en casi una docena de populares películas, incluyendo Uno de los nuestros' [Goodfellas] -representando a gángsteres, matones y traficantes de drogas. Se presentaron ante el Tribunal de Distrito Federal de Las Vegas la noche pasada, donde la magistrado suplente, Jennifer Togliatti, pospuso las vistas sobre la extradición hasta hoy.
Las acusaciones, dramáticas como son, no son enteramente sorprendentes: el par fue investigado por el FBI y el Departamento de Policía de Nueva York en 1994 después de que un informante de la mafia proporcionara a los agentes abundantes detalles sobre los asesinatos. Pero el informante, del que los fiscales dijeron que había encargado muchos de los asesinatos, fue más tarde desacreditado y las autoridades federales de la época fueron incapaces de construir un caso procesable, dijeron funcionarios ayer.
Pero ahora, con un nuevo informante, cuyo nombre no fue revelado, y un equipo de lo que Mauskopf llamó detectives tenaces, varios de los cuales son detectives jubilados de la policía de la ciudad, las autoridades pudieron reunir suficientes evidencias sobre varios años para convencer a un jurado de que los procesara.
Los antiguos detectives fueron acusados de asociación ilícita, que incluye su participación en los asesinatos, dos intentos de asesinato, obstrucción a la justicia, lavado de dinero y otros crímenes. Se les acusa de trabajar como miembros secretos de la familia criminal Luchese. Son acusados de revelar la identidad de seis testigos -tres de los cuales fueron asesinados- y pusieron en peligro varios investigaciones federales y del estado.
Ninguno de los ocho asesinatos mencionados en el caso -todos excepto uno implicando a víctimas que eran miembros del crimen organizado- ocurrió después del primer intento fallido de procesar a los hombres.
El abogado de Eppolito, Richard A. Schonfeld, dijo que su cliente "niega rotundamente los cargos" y mencionó lo que llamó una carrera policial ejemplar de 21 años, con 107 medallas, incluyendo varias al valor, alegando que debía ser dejado en libertad.
Edward Hayes, abogado de Nueva York que representó a Caracappa cuando fue investigado hace más de una década, dijo que estaba asombrado de la acusación. Dijo que el personaje de la mafia que hizo las acusaciones entonces, Anthony Casso, era "un maníaco homicida" y un "lunático desatado". Dijo que su cliente, un veterano de la guerra de Vietnam que se retiró como detective primero, había negado antes las acusaciones.
Los cargos contra los dos, que pueden ser condenados a prisión perpetua si son encontrados culpables, se resolverán en los próximos meses, o quizás años, en el Tribunal de Distrito Federal en Brooklyn. Pero las acusaciones mismas son un bizarro y emocionante capítulo en la historia de agentes de policía corruptos, gángsteres y asesinato.
Ambos se unieron al cuerpo en 1969, año en el que la ciudad, con chequeos de antecedentes abreviados, contrató a un inusual número de agentes que fueron más tarde detenidos o despedidos. Eppolito tenía parientes en el crimen organizado -su padre, Ralph, era llamado Fat the Gangster' y su tío James era conocido como Jimmy the Clam'. Pero Eppolito no reveló nada de eso cuando solicitó en la policía.
Sirvió como agente patrullero y detective, y trabajó en la Brigada de Robos de Brooklyn y en Brooklyn del Sur. Y después de jubilarse, escribió, con Bob Drury, Mafia Cop: The Story of an Honest Cop Whose Family Was the Mob', en el que hace la crónica de lo que dijo eran acusaciones injustas presentadas por el Departamento de Policía de que vendía información a la mafia. Eppolito fue liberado de los cargos presentados contra él por el departamento en ese caso en 1985.
Caracappa, que fue colega de Eppolito en la unidad anti-robos, se unió a la prestigiosa Brigada de Homicidios del departamento, donde ayudó a formar la Unidad de Homicidios del Crimen Organizado. Allí se especializó en la familia Luchese y trabajó reuniendo información sobre investigaciones policiales y del FBI en los asesinatos de la mafia. Era información que, dicen ahora los fiscales, vendió a miembros de la mafia -revelando la identidad de informantes confidenciales, interceptaciones y casos pendientes. En un caso, la información permitió que Casso y el jefe de la familia Luchese huyeran antes de ser acusados.
Uno de los asesinatos fue un caso de confusión de identidades. Casso, ansioso de vengarse de un atentado contra su propia vida en 1986, pidió a los dos detectives identificar a un recluta de la familia Gambino llamado Nicholas Guido, de acuerdo a los fiscales. Pero cuando Caracappa usó la base de datos del Departamento de Policía para encontrar la dirección del hombre, sacó la dirección de otro Nicholas Guido, de acuerdo a los fiscales, y entregó la dirección de un hombre inocente, del que los funcionarios dijeron que era ligeramente retardado.
Los asesinos de la mafia encontraron al Guido equivocado frente a su casa en la navidad de 1986. Lo mataron a balazos.
Joe Schoenmann en Las Vegas contribuyó a este reportaje.
11 de marzo de 2005
©new york times
©traducción mQh
1 comentario
Cesar Benavides Cavero -
Por ello existe una diferencia abismal entre un detective y un policia, como lo afirmaba John E. Hoover que un detective podia ser Jefe de Policia, pero jamas un policia podria detectiveser. Con el respeto y las disculpas que me merecen muy pocos detectives de la Policia de Nueva York.
Cesar Benavides Cavero
Instituto Peruano de Criminalistica y Pericias