el candidato africano
[Craig Timberg] El chamán espiritual de Nigeria considerado en el Vaticano. Candidato papal de la vieja escuela fomentó el crecimiento de la iglesia.
Onitsha, Nigeria. La leyenda del cardenal Francis Arinze, candidato para ser el primer Papa de África en 1.500 años, se deriva de un momento de crisis en el centro de la Nigeria católica. A principios de los años setenta el gobierno ordenó a todos los sacerdotes europeos y estadounidenses -la mayoría de la jerarquía católica de la época- que se marcharan del país.
La purga política dejó a Arinze y a un puñado de sacerdotes nigerianos con una tarea gigantesca y pocos recursos para emprenderla, dijeron aquí autoridades de la iglesia. Pero Arinze, el primer arzobispo nacido en África en este sucio centro comercial junto al río Níger, se movilizó rápidamente para remplazar con nigerianos a los occidentales expulsados.
Nombró a laicos, incluyendo a mujeres, en posiciones claves, dijeron líderes de la iglesia. Recorrió la región en su destartalado Peugeot blanco, reclutando jóvenes para el sacerdocio mediante llamados apremiantes y simples. Con su maestría del idioma y cultura de la región, esos nuevos sacerdotes finalmente demostraron ser más eficientes que los extranjeros a la hora de conquistar nuevos fieles.
El rápido cambio hacia un liderazgo nigeriano, dicen aquí muchos, ayudó a transformar esta arquidiócesis en una de las comunidades católicas de más rápido crecimiento en África, que a su vez es el continente donde la iglesia crece más rápidamente que cualquier otra. Desde la purga de los sacerdotes nacidos en el extranjero, en el territorio que era antes supervisado por Arinze los miembros de la iglesia se han quintuplicado a través de una combinación de conversiones y el floreciente tamaño de las familias católicas. Dos de cada tres habitantes de la zona son católicos.
Cuando en 1985 Arinze se trasladó a un cargo en el Vaticano, después de casi 18 años como arzobispo de Onitsha, dejó atrás una iglesia construida a su imagen: devota, humilde, profundamente conservadora en cuestiones morales y distintamente africana. Son las mismas cualidades, dijeron católicos aquí, que Arinze, 72, llevaría al papado si fuera elegido para suceder a Juan Pablo II en el cónclave que empieza el lunes. Analistas del Vaticano colocan a Arinze entre el puñado de principales contendientes, junto con al menos dos latinoamericanos.
Las opiniones decididamente tradicionales de Arinze en asuntos sexuales han provocado algunas críticas. En un discurso en Washington en 2003, denunció la homosexualidad y la pornografía; el año pasado sugirió que los católicos que apoyan el aborto deberían ser excluidos de la santa comunión.
Entre los católicos nigerianos, las charlas sobre la posibilidad de que Arinze se transforme en Papa provocan una mezcla de euforia y escepticismo. Muchos dudan que una iglesia que ha sido manejada tanto tiempo por europeos elija a un líder africano, incluso si la iglesia se ha desplazado decisivamente hacia el sur. América Latina y África, junto con regiones en desarrollo en otros continentes, son ahora el hogar de dos tercios de todos los católicos. De1 1.1 billón de católicos del mundo, unos 150 millones viven en África, y unos 19 millones de esos viven en Nigeria.
"Alguna gente dice que si no fuera por su color, Arinze ciertamente es el más cualificado", dijo George Adimike, 26, un locuaz seminarista de aquí envuelto en una larga sotana blanca y sandalias negras. "Si tuviéramos un Papa africano, mostraría que la humanidad es algo universal".
Adimike es uno de los más de 1.000 seminaristas preparándose para el sacerdocio en la región sur de Nigeria. En el campus de Onitsha las oraciones empiezan a las 5:20 de la mañana. Cuando se anuncia el amanecer, los jóvenes ya han estado meditando durante una hora para preparar la misa, dicha en lengua ibo al suave ritmo de tambores.
El seminario universitario más reciente, que abrió sus puertas en 2000 para responder al aumento de las matrículas, fue llamado en honor al Padre Michael Tansi, un antiguo profesor de Arinze que fue beatificado en 1998, colocándolo en ruta para transformarse en el primer santo de África occidental. Hay una estatua de Tansi en el jardín del campus y su cara intensa y con gafas adorna las sotanas ceremoniales que llevan aquí algunos sacerdotes.
Rebosante de seminaristas, la arquidiócesis de Onitsha envía cada vez más frecuentemente a sus jóvenes sacerdotes al Chad, Camerún, Sierra Leona e incluso a Europa y Estados Unidos, donde el reclutamiento de nuevos sacerdotes ha estado quedándose atrás. La fe católica se ha convertido convincentemente en el más importante producto de exportación de una región que contribuye con pocas otras cosas al mundo aparte pastillas de freno y aceite de palma.
"Aquí la iglesia es todavía joven, así que la gente tiene mucho entusiasmo, como fue antes en Europa y América", dijo Ignatius M.C. Obinwa, rector del seminario. "Ahora nos toca a nosotros producir sacerdotes y enviarlos a evangelizar a otros lugares. Nos han alimentado. Ahora nos toca alimentarles a ellos".
Incluso más allá de los ordenados jardines del seminario, el vigor del movimiento religioso construido por Arinze es difícil de pasar por alto: Muchos camiones en las carreteras llevan dibujos de Jesús en sueltas sotanas o mensajes cristianos como "Jesús Es el Camino". En tenderetes junto al camino, entre pilas de basura, se venden coloridas estatuas de tamaño natural de Jesús y la Virgen María. Se puede ver a las monjas cruzando las miserables y peligrosas calles de Onitza en el asiento trasero de motocicletas.
Los primeros misioneros católicos llegaron desde Europa en 1885, y la mayoría de ellos pagó el precio último, al morir de malaria y otras enfermedades tropicales. Pero la tribu ibo dominante aquí, cuya religión tradicional tenía elementos de sacrificio y rituales similares a los del catolicismo, empezó a aceptar la nueva fe. Eso fue especialmente verdad después de que misioneros irlandeses empezaran a construir a principios del siglo 20 las primeras escuelas de la región, tentando a muchos practicantes de la religión ibo tradicional a enviar a sus hijos a escuelas dirigidas por misioneros, la mayoría blancos.
Cada vez más nigerianos empezaron a ocupar puestos de autoridad en la iglesia con Tansi y más tarde con Arinze, que fue criado como ibo pero se convirtió al catolicismo a los 9 años. Fue nombrado arzobispo en 1967, al comienzo de la guerra en el estado separatista de Biafra, con la que los ibo y otras tribus del sudeste trataron de independizarse de un gobierno autoritario. Tras el fin de esa guerra en 1970, los victoriosos federales del gobierno expulsaron a los sacerdotes nacidos en el extranjero por haber supuestamente apoyado la causa de los rebeldes.
Después de organizar una visita del Papa Juan Pablo II a Onitsha en 1982, Arinze se trasladó al Vaticano en 1985 y finalmente se transformó en el asesor del Papa en cuestiones rituales y sacramentales. También fue el enlace con otras religiones, como el islam, lo que le permitió usar su experiencia en Nigeria, donde el norte es predominantemente musulmán.
Desde su posición en el Vaticano, Arinze se ha transformado en una figura controvertida para muchos católicos americanos debido a sus rígidas opiniones doctrinarias. Arinze anunció durante las elecciones presidenciales norteamericanas de 2004 que a los católicos que no actuaban contra el aborto -un grupo que incluía al nominado presidencial demócrata John F. Kerry- no debería dejárseles tomar la eucaristía durante misa.
Un año antes, Arinze provocó conmoción y protesta en la Universidad de Georgetown, cuando como orador de la graduación denunció lo que llamó amenazas contra la vida de familia.
"La familia está siendo atacada en muchas partes del mundo", dijo a los estudiantes. "Está siendo atacada por una mentalidad enemiga de la vida, que vemos en la contracepción, en el aborto, en el infanticidio y en la eutanasia. Se la desdeña y es trivializada en la pornografía, profanada por la fornicación y el adulterio, hecha objeto de burla por la homosexualidad, saboteada por uniones irregulares y cortada en dos por el divorcio".
Esas declaraciones no son controvertidas en Onitsha, o entre los católicos en la mayoría de los países africanos, donde la homosexualidad es a la vez ilegal y considerada anti-natural. La doctrina del Vaticano contra el aborto, la eutanasia y la contracepción provocan aquí poco disentimiento. Y aunque los seminaristas reconocen la dificultad de mantener sus votos de castidad, dicen que el sacrificio es central en su concepción del sacerdocio.
"Yo tengo impulsos sexuales", reconoció Augustine Umeh, 27, un seminarista de suave voz. Pero agregó: "Si estás solo, toda tu mente y todo lo demás se centrarán en la iglesia, en la gente de la parroquia".
"Si la iglesia dijera que los sacerdotes se pueden casar, abandonaríamos el seminario", declaró Umeh. "Nosotros apreciamos el celibato".
Para Umeh y otros jóvenes, la notoria corrupción y desigualdades sociales en Nigeria también sirven como inspiración para hacerse sacerdotes. Dicen que hay pocas otras opciones que les permitan mantenerse apartados de los tratos comerciales ilícitos que son centrales en la política y los negocios aquí.
Pero más que nada, estos fervientes jóvenes católicos dicen que han recibido un llamado de Dios para servir, como sus héroes Tansi y Arinze antes que ellos.
En sus dos décadas en el Vaticano, Arinze ha seguido siendo un visitante regular de Onitsha y también de su aldea natal Eziowelle, a una media hora por caminos de tierra profundamente surcados. Una visita programada para agosto puede ser todavía más significativa para los seminaristas que se gradúen en Onitsha, que serán ordenados por Arinze.
Sin embargo, teniendo en cuenta el cónclave, saben que pueden intervenir otras fuerzas.
"Si lo eligen Papa", dijo Livins Ugocsukwu, 29, "¿quién sabe?"
17 de abril de 2005
©washington post
©traducción mQh
La purga política dejó a Arinze y a un puñado de sacerdotes nigerianos con una tarea gigantesca y pocos recursos para emprenderla, dijeron aquí autoridades de la iglesia. Pero Arinze, el primer arzobispo nacido en África en este sucio centro comercial junto al río Níger, se movilizó rápidamente para remplazar con nigerianos a los occidentales expulsados.
Nombró a laicos, incluyendo a mujeres, en posiciones claves, dijeron líderes de la iglesia. Recorrió la región en su destartalado Peugeot blanco, reclutando jóvenes para el sacerdocio mediante llamados apremiantes y simples. Con su maestría del idioma y cultura de la región, esos nuevos sacerdotes finalmente demostraron ser más eficientes que los extranjeros a la hora de conquistar nuevos fieles.
El rápido cambio hacia un liderazgo nigeriano, dicen aquí muchos, ayudó a transformar esta arquidiócesis en una de las comunidades católicas de más rápido crecimiento en África, que a su vez es el continente donde la iglesia crece más rápidamente que cualquier otra. Desde la purga de los sacerdotes nacidos en el extranjero, en el territorio que era antes supervisado por Arinze los miembros de la iglesia se han quintuplicado a través de una combinación de conversiones y el floreciente tamaño de las familias católicas. Dos de cada tres habitantes de la zona son católicos.
Cuando en 1985 Arinze se trasladó a un cargo en el Vaticano, después de casi 18 años como arzobispo de Onitsha, dejó atrás una iglesia construida a su imagen: devota, humilde, profundamente conservadora en cuestiones morales y distintamente africana. Son las mismas cualidades, dijeron católicos aquí, que Arinze, 72, llevaría al papado si fuera elegido para suceder a Juan Pablo II en el cónclave que empieza el lunes. Analistas del Vaticano colocan a Arinze entre el puñado de principales contendientes, junto con al menos dos latinoamericanos.
Las opiniones decididamente tradicionales de Arinze en asuntos sexuales han provocado algunas críticas. En un discurso en Washington en 2003, denunció la homosexualidad y la pornografía; el año pasado sugirió que los católicos que apoyan el aborto deberían ser excluidos de la santa comunión.
Entre los católicos nigerianos, las charlas sobre la posibilidad de que Arinze se transforme en Papa provocan una mezcla de euforia y escepticismo. Muchos dudan que una iglesia que ha sido manejada tanto tiempo por europeos elija a un líder africano, incluso si la iglesia se ha desplazado decisivamente hacia el sur. América Latina y África, junto con regiones en desarrollo en otros continentes, son ahora el hogar de dos tercios de todos los católicos. De1 1.1 billón de católicos del mundo, unos 150 millones viven en África, y unos 19 millones de esos viven en Nigeria.
"Alguna gente dice que si no fuera por su color, Arinze ciertamente es el más cualificado", dijo George Adimike, 26, un locuaz seminarista de aquí envuelto en una larga sotana blanca y sandalias negras. "Si tuviéramos un Papa africano, mostraría que la humanidad es algo universal".
Adimike es uno de los más de 1.000 seminaristas preparándose para el sacerdocio en la región sur de Nigeria. En el campus de Onitsha las oraciones empiezan a las 5:20 de la mañana. Cuando se anuncia el amanecer, los jóvenes ya han estado meditando durante una hora para preparar la misa, dicha en lengua ibo al suave ritmo de tambores.
El seminario universitario más reciente, que abrió sus puertas en 2000 para responder al aumento de las matrículas, fue llamado en honor al Padre Michael Tansi, un antiguo profesor de Arinze que fue beatificado en 1998, colocándolo en ruta para transformarse en el primer santo de África occidental. Hay una estatua de Tansi en el jardín del campus y su cara intensa y con gafas adorna las sotanas ceremoniales que llevan aquí algunos sacerdotes.
Rebosante de seminaristas, la arquidiócesis de Onitsha envía cada vez más frecuentemente a sus jóvenes sacerdotes al Chad, Camerún, Sierra Leona e incluso a Europa y Estados Unidos, donde el reclutamiento de nuevos sacerdotes ha estado quedándose atrás. La fe católica se ha convertido convincentemente en el más importante producto de exportación de una región que contribuye con pocas otras cosas al mundo aparte pastillas de freno y aceite de palma.
"Aquí la iglesia es todavía joven, así que la gente tiene mucho entusiasmo, como fue antes en Europa y América", dijo Ignatius M.C. Obinwa, rector del seminario. "Ahora nos toca a nosotros producir sacerdotes y enviarlos a evangelizar a otros lugares. Nos han alimentado. Ahora nos toca alimentarles a ellos".
Incluso más allá de los ordenados jardines del seminario, el vigor del movimiento religioso construido por Arinze es difícil de pasar por alto: Muchos camiones en las carreteras llevan dibujos de Jesús en sueltas sotanas o mensajes cristianos como "Jesús Es el Camino". En tenderetes junto al camino, entre pilas de basura, se venden coloridas estatuas de tamaño natural de Jesús y la Virgen María. Se puede ver a las monjas cruzando las miserables y peligrosas calles de Onitza en el asiento trasero de motocicletas.
Los primeros misioneros católicos llegaron desde Europa en 1885, y la mayoría de ellos pagó el precio último, al morir de malaria y otras enfermedades tropicales. Pero la tribu ibo dominante aquí, cuya religión tradicional tenía elementos de sacrificio y rituales similares a los del catolicismo, empezó a aceptar la nueva fe. Eso fue especialmente verdad después de que misioneros irlandeses empezaran a construir a principios del siglo 20 las primeras escuelas de la región, tentando a muchos practicantes de la religión ibo tradicional a enviar a sus hijos a escuelas dirigidas por misioneros, la mayoría blancos.
Cada vez más nigerianos empezaron a ocupar puestos de autoridad en la iglesia con Tansi y más tarde con Arinze, que fue criado como ibo pero se convirtió al catolicismo a los 9 años. Fue nombrado arzobispo en 1967, al comienzo de la guerra en el estado separatista de Biafra, con la que los ibo y otras tribus del sudeste trataron de independizarse de un gobierno autoritario. Tras el fin de esa guerra en 1970, los victoriosos federales del gobierno expulsaron a los sacerdotes nacidos en el extranjero por haber supuestamente apoyado la causa de los rebeldes.
Después de organizar una visita del Papa Juan Pablo II a Onitsha en 1982, Arinze se trasladó al Vaticano en 1985 y finalmente se transformó en el asesor del Papa en cuestiones rituales y sacramentales. También fue el enlace con otras religiones, como el islam, lo que le permitió usar su experiencia en Nigeria, donde el norte es predominantemente musulmán.
Desde su posición en el Vaticano, Arinze se ha transformado en una figura controvertida para muchos católicos americanos debido a sus rígidas opiniones doctrinarias. Arinze anunció durante las elecciones presidenciales norteamericanas de 2004 que a los católicos que no actuaban contra el aborto -un grupo que incluía al nominado presidencial demócrata John F. Kerry- no debería dejárseles tomar la eucaristía durante misa.
Un año antes, Arinze provocó conmoción y protesta en la Universidad de Georgetown, cuando como orador de la graduación denunció lo que llamó amenazas contra la vida de familia.
"La familia está siendo atacada en muchas partes del mundo", dijo a los estudiantes. "Está siendo atacada por una mentalidad enemiga de la vida, que vemos en la contracepción, en el aborto, en el infanticidio y en la eutanasia. Se la desdeña y es trivializada en la pornografía, profanada por la fornicación y el adulterio, hecha objeto de burla por la homosexualidad, saboteada por uniones irregulares y cortada en dos por el divorcio".
Esas declaraciones no son controvertidas en Onitsha, o entre los católicos en la mayoría de los países africanos, donde la homosexualidad es a la vez ilegal y considerada anti-natural. La doctrina del Vaticano contra el aborto, la eutanasia y la contracepción provocan aquí poco disentimiento. Y aunque los seminaristas reconocen la dificultad de mantener sus votos de castidad, dicen que el sacrificio es central en su concepción del sacerdocio.
"Yo tengo impulsos sexuales", reconoció Augustine Umeh, 27, un seminarista de suave voz. Pero agregó: "Si estás solo, toda tu mente y todo lo demás se centrarán en la iglesia, en la gente de la parroquia".
"Si la iglesia dijera que los sacerdotes se pueden casar, abandonaríamos el seminario", declaró Umeh. "Nosotros apreciamos el celibato".
Para Umeh y otros jóvenes, la notoria corrupción y desigualdades sociales en Nigeria también sirven como inspiración para hacerse sacerdotes. Dicen que hay pocas otras opciones que les permitan mantenerse apartados de los tratos comerciales ilícitos que son centrales en la política y los negocios aquí.
Pero más que nada, estos fervientes jóvenes católicos dicen que han recibido un llamado de Dios para servir, como sus héroes Tansi y Arinze antes que ellos.
En sus dos décadas en el Vaticano, Arinze ha seguido siendo un visitante regular de Onitsha y también de su aldea natal Eziowelle, a una media hora por caminos de tierra profundamente surcados. Una visita programada para agosto puede ser todavía más significativa para los seminaristas que se gradúen en Onitsha, que serán ordenados por Arinze.
Sin embargo, teniendo en cuenta el cónclave, saben que pueden intervenir otras fuerzas.
"Si lo eligen Papa", dijo Livins Ugocsukwu, 29, "¿quién sabe?"
17 de abril de 2005
©washington post
©traducción mQh
1 comentario
Héctor Castillo -
Deseo que N.S. Jesucristo siga bendiciendo abundantemente a la Iglesia de Nigeria porque la Iglesia universal necesita de su entusiasmo, fé, y entrega profunda al evangelio de Jesús.
Un hermano de Chile.