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católicos en arenas movedizas


[Tracy Wilkinson] El catolicismo pisa arenas movedizas cuando empieza el papado de Benedicto XVI. Con mil millones de católicos, pero separados por disensiones, la iglesia espera saber en qué dirección se encamina el nuevo pastor.
Ciudad del Vaticano. El sacerdote peruano volvió la espalda a la Plaza de San Pedro y se alejó. No esperó las primeras palabras del Papa Benedicto XVI. No había necesidad, dijo. El sacerdote sabía lo que representaba el Papa en los asuntos importantes. La elección de Benedicto, dijo era un importante retroceso de una iglesia que se tambalea por los escándalos, divisiones y deserciones de un rebaño desobediente.
El sacerdote representa apenas uno de los muchos problemas que hereda Benedicto cuando comienza su reinado como el Papa número 265 de la iglesia católica.
Aunque la iglesia cuenta con más de mil millones de adherentes, se ve atormentada más que nunca por la apatía, enfrentamientos con otras religiones y conflictos con sociedades seculares. El reto de Benedicto será mostrar a los creyentes y escépticos por igual que él es su pastor universal, un "humilde pastor" de todo su pueblo.
La tristeza por la muerte del Papa Juan Pablo II antes en abril dio paso a una ansiosa anticipación por lo que su sucesor podría significar: una oportunidad de renovación de la iglesia que muchos creían que estaba languideciendo en los últimos años.
El nombramiento del cardenal José Ratzinger fue una muy reñida afirmación del ala conservadora de la iglesia y una clara victoria de los católicos partidarios del legado del Papa Juan Pablo.
Ahora el reto para el canoso prelado alemán, y para la iglesia, es este: ¿Podrá el nuevo Papa transformarse de un estricto disciplinario en un inspirador ministro de los católicos del mundo? ¿O preferirá un papado más insular que fomenta la pureza religiosa pero corre el riesgo de alejarse de sus seguidores?
¿Será el nuevo Papa capaz de llegar a los descontentos, especialmente en Estados Unidos y América Latina? Tendrá que encontrar maneras de atraer a los jóvenes católicos a la fe y a sus padres de vuelta a la misa del domingo; tendrá que decidir si honora o no las peticiones de obispos locales de mayor autonomía y qué hacer sobre la pobreza que nutre la inestabilidad política.
El Papa puede elegir entre enfrentarse a la enorme disparidad entre lo que la iglesia enseña y cómo vive la gente, especialmente en países devastados por el sida o parroquias desbocadas por la escasez de sacerdotes. Benedicto también hace frente al reto de si enfrentarse a otras religiones, como el islam, o participar en un diálogo como socios potenciales en el fomento de la moralidad.
La larga carrera del nuevo pontífice contiene claves de su enfoque. Como el principal guardia de la doctrina del catolicismo durante más de dos décadas, Ratzinger tiene un claro historial filosófico.
Reprimió la disensión, impuso como ley las enseñanzas de la iglesia y de hecho creó muchas de las divisiones que ahora sacuden a la iglesia. Su firme postura sirvió de socorro de aquellos en necesidad de claridad moral, alejándoles de ideologías modernas que se negaban a reconocer verdades absolutas como las enseñadas por la iglesia. Pero para los liberales, su ortodoxia ha sido desalentadora.
Ratzinger hablaba a menudo sobre la "creativa minoría" católica. Dijo que le preocupaba menos que la gente se alejara de la iglesia que vivieran fielmente la doctrina. Una iglesia más pequeña, pero más pura, era aceptable.
Sin embargo, desde su elección como Papa, Benedicto XVI ha tratado de mostrar una imagen más amable, más magnánima. Es un aspecto del Papa de 78 años, del que muchos dicen que ha estado siempre ahí pero nunca fue visto por el público. Los cardenales y otros importantes clérigos han hecho esfuerzos por defenderlo y han pedido a sus congregaciones que den al Papa una oportunidad. Piensen que el rol del Papa es completamente diferente del rol de guardián de la fe. El mundo quiere ver a un nuevo Ratzinger, dicen.
Desde la elección misma de su nombre y primeros comentarios preparados, el nuevo Papa ha dejado claro que revivir el cristianismo en Europa es su principal prioridad. Luchar contra la apatía moral y la marcha del laicismo en el continente históricamente cristiano está en primer lugar en la mente de Benedicto.
Algunos pueden argumentar que la iglesia católica ya ha perdido a Europa y que sería mejor que concentrara sus esfuerzos en otras partes del mundo, como África y Asia, donde la fe está floreciendo pero debe hacer frente a nuevas amenazas de las sectas evangélicas y el islam radical.
Los defensores del Papa dicen que el corazón europeo debe ser rescatado como parte de una búsqueda del retorno a valores fundamentales tradicionales.
"Es europeo; no abandonará a Europa", dijo el obispo austriaco Egon Kapellari, un amigo de toda la vida de Ratzinger. "La iglesia es como un árbol con raíces profundas y una amplia copa. Un árbol sin raíces profundas no puede tener una copa ancha".
Pero otros se preocupan de que la concentración en Europa se hará a expensas de la iglesia universal.
Las reformas que algunos católicos dicen que ampliarían el atractivo de la iglesia y aumentarían sus adherentes, tales como la ordenación de sacerdotes casados y un mayor papel para las mujeres en la liturgia, son muy improbables que estén a la vista.
El cardenal Claudio Hummes, el arzobispo de Sao Paulo, Brasil, y un importante prelado latinoamericano que muchos pensaban que tenía una posibilidad de llegar a ser Papa, diseñó un programa diferente de prioridades necesarias para revitalizar a la iglesia.
"Lo que necesitamos es una iglesia más cerca de la gente", dijo. "Debemos continuar nuestra solidaridad con los pobres".
Benedicto XVI, en su primer discurso presentado las metas de su papado, hizo una sola referencia, en cinco páginas de texto, a "los pobres y los más pequeños" a quienes debe dedicarse "el ardor de la caridad".
Hummes, como la mayoría de los cardenales, apoyaran o no a Ratzinger, expresaron fe en que el nuevo Papa buscará un acercamiento.
"Tenemos la esperanza de que realmente nos quiera a todos", dijo Hummes. "No podemos ver todos los planes del Papa en las primeras horas del primer momento".

5 de mayo de 2005
24 abril 2005
©los angeles times
©traducción mQh

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