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costes de novia fugada


[Ellen Barry] Pueblo abuchea a novia fugada. Todos quieren oír una explicación, y algunos creen que debería pagar los costes de su búsqueda.
Duluth, Georgia. Aunque el novio de Jennifer Wilbanks la ha recibido de vuelta con cariño después de su fuga del altar que la llevó a cruzar el país, la gente de Duluth no la ha ni olvidado ni perdonado.
Algunos creen que Wilbanks debería pagar la cuenta de entre 40.000 a 60.000 dólares de fondos municipales que se gastaron en su búsqueda, y algunos quieren verla haciendo trabajos comunitarios. Lo que todos quieren -desde el alcalde hasta el hombre de la tintorería- son excusas.
"Odio glorificar una mentira" dijo el martes la alcaldesa Shirley Lasseter, parada frente al ayuntamiento de Duluth en un traje rosado y zapatos de lona. "Yo siempre zurraba a mis hijos cuando mentían".
El alivio con que se recibió la reaparición de Wilbanks el sábado fue seguido por un sentimiento más severo. Activistas de derechos civiles pidieron el martes explicaciones a Wilbanks por utilizar estereotipos raciales al contar a la policía que había sido secuestrada por un latino.
El fiscal de distrito del condado de Gwinnett, Danny Porter debe decidir si la procesa por dar una declaración falsa a la policía, un delito punible por un máximo de cinco años de cárcel. Lasseter está considerando entablar un pleito para recuperar el dinero gastado en su búsqueda.
Y el ciudadano corriente Glenn DelConte, 43, dio su opinión de este modo: Pasó frente a la casa del novio John Mason, bajó la ventanilla del coche y gritó: "¡No te cases con ella!"
"No creo que sería una buena idea que ella decidiera vivir aquí" después de que se casen, dijo DelConte, 43, que trabaja en una imprenta de Duluth. "El siguiente condado en el camino sería una mejor idea".
La saga de la novia desaparecida consternó a la gente en Duluth, una afluente, en gran parte blanca ciudad de 22.000 habitantes a unos 40 kilómetros al nordeste de Atlanta. Duluth se infló para convertirse en la comunidad dormitorio por excelencia de Atlanta, donde las familias se reúnen para oír conciertos en el ondulado césped de la ciudad y los delitos violentos son prácticamente desconocidos.
Wilbanks, 32, desapareció mientras trotaba el 26 de abril, cuatro días antes de que se casara frente a más de 500 invitados. Su búsqueda, dijo el mayor Don Woodruff del departamento de policía de Duluth, fue "la operación más grande que hemos hecho nunca, excepto posiblemente un tornado que pasó por la ciudad".
Temprano el sábado en la mañana Wilbanks llamó a su novio desde Albuquerque para informar que había sido secuestrada por un latino y una mujer blanca. Después de que la interrogara la policía, confesó que había montado su propia desaparición porque estaba angustiada.
Aunque Wilbanks no ha hablado públicamente, gente cercana a ella la han descrito como una mujer con una creciente crisis a medida que se aproximaba la fecha de la boda. Tom Smiley, el pastor de la familia, dijo en una entrevista en ‘Hannity & Colmes' de Fox News el lunes por la noche que el temor de Wilbanks no se debía "al matrimonio" ni si casarse con Mason, sino que tenían que ver "con cosas que llevaba dentro".
Cuando pasaba por el campo en bus, dijo Mason, se quedaba petrificada.
"Necesita algún tratamiento, a falta de otra palabra", dijo. Mason dijo a Sean Hannity que todavía quería casarse con Wilbanks y le había vuelto a presentar la alianza de compromiso, que ella dejó cuando salió a correr.
"Sólo porque no hemos recorrido el pasillo hacia el altar, sólo porque no estuvimos, sabes, frente a 500 personas y no dijimos nuestros síes", dijo. "Sabes, mi compromiso con ella ante Dios lo hice el día que compré esas alianzas y las puse en su dedo. Y no me arrepiento de haberlo hecho".
Edward L. Hartness, que representó inicialmente a Wilbanks dijo el martes que había pasado su caso a otro abogado con más experiencia penal.
La fuga de Wilbanks no fue una decisión repentina, dijo el jefe de policía de Duluth, Randy Belcher, en una rueda de prensa el lunes. El 19 de abril compró un billete de bus para Austin, Texas. Cuando salió a correr el 26 de abril, llamó a un taxi, que la recogió en la biblioteca pública de Duluth y la dejó en el terminal de buses de Atlanta, dijo Belcher.
Mason que el castigo era innecesario para una mujer "enfrentándose ahora a las consecuencias". "Tendrá que pensar en lo que dirá la gente sobre ella. Y no puedo imaginar que sea algo bueno de pensar o fácil de solucionar", dijo. "Esa consecuencia es suficiente para mí. Y luego tendrá que vivir con todo el pesar de lo que tiene dentro".
Representantes de dos organizaciones de derechos civiles se reunieron con Porter el martes para discutir la invención de Wilbanks del secuestrador latino.
Fernando Mateo, presidente de Hispanos en Estados Unidos, dijo a la Associated Press que le gustaría que Wilbanks cumpliera servicio comunitario en un barrio latino. Joe Beasley, director regional sur de Rainbow/PUSH, dijo que se manifestaría frente a su casa si no pedía disculpas.
"Cuando esta señora dijo que su secuestrador era un hispano, marcó a todo un grupo étnico", dijo Beasley, 68.
"Es simplemente inaceptable, y no debiera salirse con la suya".
La gente entrevistada en Duluth el martes también quería excusas. Desde el sábado, dijo Lasseter, ha estado esperando una declaración de Wilbanks.
"Yo respeto su intimidad, pero han pasado tres días", dijo.
Varias personas hablaron de Wilbanks con compasión.
Susan Delaney, 46, dijo que los vecinos de la ciudad de Wilbanks estaban inclinados a perdonarla si creían que era sincera.
"Debería intentarlo", dijo Delaney. "No tiene que ser perfecta. Necesita confesar. Necesita decir: ‘Lo lamento. Lo eché a perder'".

7 de mayo de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

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