Blogia
mQh

comida y escuela


[Rama Lakshmi] En India los almuerzos gratuitos estimulan la asistencia escolar entre las niñas.
Dataan, India. Munni Sahariya, una niña delgada y tímida, extendió una estera de yute en el suelo en su clase de primero básico y se sentó con sus tres hermanos menores. Cuando el maestro leyó en voz alta el alfabeto hindú en la modesta escuela de dos aulas de la aldea, Munni, 9, sostenía el libro de texto con una mano y acunaba a su hermano llorón de 3 con la otra.
Munni es un poco mayor como para estar en primero, y su hermano es demasiado joven como para estar en la escuela. Pero sus padres la sacaron de la escuela hace tres años, cuando apenas había terminado el primer curso. Como otras muchas niñas en India, fue obligada a quedarse en casa a ocuparse de sus hermanos. Otras son obligadas a quedarse en casa para trabajar.
Entretanto, Munni se olvidó leer y escribir.
"Mi madre y padres trabajan en granjas lejanas y en sitios de construcción todo el día. Tenía que quedarme en casa y cuidar a mis hermanos menores", dijo.
Pero Munni ha vuelto a la escuela gracias a un innovador programa del gobierno para proporcionar almuerzos gratuitos a los alumnos.
En Dataan, en el estado de Rajasthan al noroeste, 59 por ciento de las niñas abandonan la escuela antes del quinto, de acuerdo a estadísticas oficiales. Pero los archivos de la escuela en Dataan muestran un 23 por ciento de aumento de las matrículas y asistencia de niñas desde que el programa fue iniciado hace tres años. Otras seis niñas más grandes han vuelto a la escuela de Munni debido al programa.
Esos programas de alimentación empezaron en algunos estados en 2002; en enero, una orden de la Corte Suprema los hizo obligatorios en toda India. El mes pasado el ministerio de Finanzas elevó el presupuesto para los almuerzos de 38 millones de dólares a 67 millones de dólares para 110 millones de niños en la escuela básica.
La campaña de almuerzos nacionales comenzó en 2001, cuando activistas sociales se quejaron de casos de muertes por inanición y desnutrición en todo el país, incluyendo Rajasthan. En esa época las bodegas del gobierno estaban bien aprovisionadas de trigo.
"Cuando las escuelas proporcionan esas colaciones de mediodía los niños corren a la escuela por su propia cuenta", dijo Jean Dreze, un economista de desarrollo nacido en Bélgica y miembro del Consejo Asesor Nacional del gobierno. "Hay fuertes evidencias de que las comidas del mediodía han conducido a un aumento de la asistencia escolar en muchas partes de India, especialmente entre niñas y niños desprivilegiados".
La madre de Munni dijo que había decidido enviar a su hija de vuelta a la escuela debido al programa de almuerzos. "Sólo daban almuerzo a los niños que iban a la escuela, no a los que se quedaban en casa. Así que el año pasado la envié de nuevo", dijo Santo Sahariya, 45, sentada frente a su sencilla choza de tejado de paja de un cuarto. Ella y su marido trabajan 10 horas al día y ganan menos de 2 dólares para mantener a sus cuatro hijos.
Puede enviar a los más chicos a la escuela con Munni, que "los puede cuidar... Y también comerán lo que les sirvan", dijo Sahariya.
Munni dijo que dos horas después de llegar a la escuela le "empezaban a sonar las tripas". Los funcionarios dijeron que muchos niños en India, como Munni, llegan a la escuela sin haber comido.
Además del almuerzo el estado ha estado distribuyendo alimento para llevar a casa, una nutritiva substancia en polvo llamada ‘India mix' -contiene soya molida, trigo, cebada, azúcar y glucosa. "Es tan popular entre los niños que lo repartimos al final del día, de modo que se queden en la escuela todo el tiempo", dijo el maestro de Munni, Rafiq Ahmad.
Un intento anterior para ayudar a las familias rurales pobres y mejorar la educación entregando 3 kilos de trigo cada mes a los niños que asistían a la escuela fue abandonado porque llegaban a la escuela solamente el día de la distribución.
Cuando hace poco sonó el timbre para el recreo de una hora de la escuela en Datan, los niños salieron corriendo de las aulas hacia el patio abierto, algunos con cuencos de acero vacíos y otros con páginas arrancadas de los libros de texto viejos con las que recoger sus comidas.
Los maestros les ordenaron sentarse formando ordenadas colas debajo de una acacia mientras una mujer servía ghoogri, una mezcla de trigo cocido y azúcar no refinada, de una caldera. Los hermanos menores de Munni, que no están matriculados en la escuela, se unieron ansiosamente a la cola.
Dreze, el economista, dijo que el programa de almuerzos también ayuda a romper las barreras de casta, clase y sexo porque los niños aprenden a estar juntos y compartir la comida. Sin embargo, este tipo de sociabilidad ha causado fricciones -miembros de las castas superiores se han quejado a veces de que las escuelas contratan a "intocables", gente en los escalones más bajos de la jerarquía social, como cocineros.
Entretanto, el maestro de Munni dijo que incluso con los almuerzos gratuitos, las niñas a menudo abandonan la escuela. Tienen que "ayudar a la familia durante las cosechas de la temporada o cuidar a los hermanos más chicos", dijo Ahmad. "Las niñas también se casan más temprano. Es difícil retenerlas porque para ellos la educación no es una prioridad".
La madre de Munni lo reconoció. "Fue nuestra primera hija y la casaremos en unos tres años", dijo. "Hasta entonces puede estudiar".

11 de mayo de 2005
28 de abril de 2005
©washington post
©traducción mQh

0 comentarios