racismo germánico
[David Gordon Smith] En Alemania, no sólo la derecha es racista. El racismo es endémico en Alemania y otras culturas germánicas y no se restringe a los neo-nazis.
¿Qué grave es el problema racista en Alemania? Muy grave, podría decir uno, si se considera el documentado reciente resurgimiento de la derecha, que está poniendo muy nerviosos a los extranjeros en Alemania. Las señales parecen alarmantes. Alemania se consternó cuando el extremista Partido Nacional Democrático PND fue elegido al parlamento del estado de Dresden en septiembre pasado. Un reciente informe policial muestra que los crímenes de los fanáticos de extrema derecha han alcanzado su nivel más alto desde 2000. El PND es de momento al menos un tigre de papel. Los miembros de los otros partidos han aislado al PND en el parlamento de Dresden, y las manifestaciones neo-nazis son invariablemente recibidas con manifestaciones en contra de varias veces su tamaño. ¿Quiere decir esto que no deberíamos preocuparnos del racismo en Alemania? ¿O es el país una grande, feliz y multicultural sociedad?
No. El racismo es un serio problema en Alemania, porque es endémico en los discursos públicos y está incrustado en el modo de pensar. Alemania va más atrás que otros países desarrollados como el Reino Unido y Estados Unidos (aunque no son parangones de armonía racial) en su progreso hacia una sociedad verdaderamente multicultural. Para que una sociedad acepte la diversidad no es suficiente controlar a los lunáticos marginales -la sociedad en general debe rechazar sus ideas y valores y cambiarlos si fuera necesario. El concepto alemán de nacionalidad es un punto en cuestión. Hasta hace poco, la nacionalidad alemana se basaba en el concepto de descendencia más que en el lugar de nacimiento, lo que quiere decir que una persona podía nacer en Alemania pero no ser un ciudadano alemán. Un hijo de descendientes de inmigrante alemanes en Rusia tenía más derechos a la ciudadanía alemana que los hijos de padres turcos viviendo en Alemania. Aunque la ley fue modificada recientemente, la población general todavía considera que la familia es más importante que el lugar de nacimiento a la hora de definir la nacionalidad. Alemanes de origen turco son normalmente conocidos como turcos' o incluso extranjeros' y son rara vez considerados como ciudadanos alemanes de primera. Igualmente, a los extranjeros de color se les pregunta frecuentemente de dónde son "realmente" cuando dicen su nacionalidad, o son sometidos a burdas especulaciones sobre su país de origen. Comentarios como "pensé que eras español, por lo oscuro de tu piel", no son raros.
La publicidad es otro área donde se puede ver la insensibilidad ante cuestiones de etnicidad. A menudo asume una burda forma de humor. Un anuncio de la autoridad del transporte público de Berlín BVG mostraba a una mujer negra debajo del eslogan "Schwarzfahrer" (literalmente pasajero negro', que quiere decir que no ha pagado el billete). En una vena similar, un reciente reclame de cine para la autoridad de la televisión, GEZ, mostraba a un actor negro y un actor blanco, con un eslogan que hacía un juego de palabras con schwarz' (negro) y weiss' (blanco). Una compañía que debería saber mejor es McDonald's, cuyo anuncio alemán de sus hamburguesas McFu de Pollo' giraba sobre estereotipos de asiáticos con esloganes como "¡Plima!" y "¡Liesig!" "Estos anuncios son alegres y divertidos", comentó un portavoz en Alemania de McDonald's en respuesta a las quejas de grupos de chinos-alemanes, mostrando el tipo de insensibilidad típica de los que no han vivido nunca un estereotipo. Quizás lo más desagradable de todo es cuando los políticos utilizan la tarjeta racial. Jürgen Rüttgers, el candidato del CDU en las elecciones del 22 de mayo en North Rhine-Westfalia, es uno de los políticos normales que ha hecho repetidos comentarios raciales. En 2000 se hizo infame proclamando "Kinder statt Inder" ("Niños en lugar de indios"), proponiendo que Alemania supere sus lagunas en tecnología de la información procreando más hijos antes que emplear a especialistas extranjeros. Luego, en una entrevista por televisión reciente, Rüttgers dijo que como católico creía que la visión cristiana del mundo era la correcta, y no comparable con las visiones del mundo de otras culturas. Con este tipo de intolerancia hacia otras creencias consideradas aceptables en los discursos públicos, no es una sorpresa que la enorme mayoría musulmana de Alemania se sienta marginada. Así, mientras el surgimiento de la extrema derecha es un motivo de preocupación, Alemania no tiene motivos para bajar la guardia. Los alemanes de a pie necesitan reflexionar profundamente sobre sus ideas de etnicidad. Los que tienen poder y acceso a los medios de comunicación tienen una responsabilidad especial a la hora de definir normas para el resto de la sociedad y mostrar que todo tipo de racismo es inaceptable. Sólo entonces podrá Alemania llamarse a sí misma verdaderamente multicultural.
29 de mayo de 2005
9 de mayo de 2005
©expatica
©traducción mQh
No. El racismo es un serio problema en Alemania, porque es endémico en los discursos públicos y está incrustado en el modo de pensar. Alemania va más atrás que otros países desarrollados como el Reino Unido y Estados Unidos (aunque no son parangones de armonía racial) en su progreso hacia una sociedad verdaderamente multicultural. Para que una sociedad acepte la diversidad no es suficiente controlar a los lunáticos marginales -la sociedad en general debe rechazar sus ideas y valores y cambiarlos si fuera necesario. El concepto alemán de nacionalidad es un punto en cuestión. Hasta hace poco, la nacionalidad alemana se basaba en el concepto de descendencia más que en el lugar de nacimiento, lo que quiere decir que una persona podía nacer en Alemania pero no ser un ciudadano alemán. Un hijo de descendientes de inmigrante alemanes en Rusia tenía más derechos a la ciudadanía alemana que los hijos de padres turcos viviendo en Alemania. Aunque la ley fue modificada recientemente, la población general todavía considera que la familia es más importante que el lugar de nacimiento a la hora de definir la nacionalidad. Alemanes de origen turco son normalmente conocidos como turcos' o incluso extranjeros' y son rara vez considerados como ciudadanos alemanes de primera. Igualmente, a los extranjeros de color se les pregunta frecuentemente de dónde son "realmente" cuando dicen su nacionalidad, o son sometidos a burdas especulaciones sobre su país de origen. Comentarios como "pensé que eras español, por lo oscuro de tu piel", no son raros.
La publicidad es otro área donde se puede ver la insensibilidad ante cuestiones de etnicidad. A menudo asume una burda forma de humor. Un anuncio de la autoridad del transporte público de Berlín BVG mostraba a una mujer negra debajo del eslogan "Schwarzfahrer" (literalmente pasajero negro', que quiere decir que no ha pagado el billete). En una vena similar, un reciente reclame de cine para la autoridad de la televisión, GEZ, mostraba a un actor negro y un actor blanco, con un eslogan que hacía un juego de palabras con schwarz' (negro) y weiss' (blanco). Una compañía que debería saber mejor es McDonald's, cuyo anuncio alemán de sus hamburguesas McFu de Pollo' giraba sobre estereotipos de asiáticos con esloganes como "¡Plima!" y "¡Liesig!" "Estos anuncios son alegres y divertidos", comentó un portavoz en Alemania de McDonald's en respuesta a las quejas de grupos de chinos-alemanes, mostrando el tipo de insensibilidad típica de los que no han vivido nunca un estereotipo. Quizás lo más desagradable de todo es cuando los políticos utilizan la tarjeta racial. Jürgen Rüttgers, el candidato del CDU en las elecciones del 22 de mayo en North Rhine-Westfalia, es uno de los políticos normales que ha hecho repetidos comentarios raciales. En 2000 se hizo infame proclamando "Kinder statt Inder" ("Niños en lugar de indios"), proponiendo que Alemania supere sus lagunas en tecnología de la información procreando más hijos antes que emplear a especialistas extranjeros. Luego, en una entrevista por televisión reciente, Rüttgers dijo que como católico creía que la visión cristiana del mundo era la correcta, y no comparable con las visiones del mundo de otras culturas. Con este tipo de intolerancia hacia otras creencias consideradas aceptables en los discursos públicos, no es una sorpresa que la enorme mayoría musulmana de Alemania se sienta marginada. Así, mientras el surgimiento de la extrema derecha es un motivo de preocupación, Alemania no tiene motivos para bajar la guardia. Los alemanes de a pie necesitan reflexionar profundamente sobre sus ideas de etnicidad. Los que tienen poder y acceso a los medios de comunicación tienen una responsabilidad especial a la hora de definir normas para el resto de la sociedad y mostrar que todo tipo de racismo es inaceptable. Sólo entonces podrá Alemania llamarse a sí misma verdaderamente multicultural.
29 de mayo de 2005
9 de mayo de 2005
©expatica
©traducción mQh
0 comentarios