putas en el museo
[Kirk Johnson] Días oscuros para recordar el salvaje, Salvaje Oeste de Montana.
Butte, Montana. Hace algunos años, Rudy Giecek encontró el cuerpo momificado de un canario. Había sido envuelto en papel de diario, dijo, luego colocado en una lata de estaño y finalmente metido en un pequeño bolso de mujer antes de ser escondido -probablemente hacia 1910, supuso, si se consideran las marcas de la lata- detrás de los ladrillos de una chimenea en uno de los burdeles más antiguos de Butte, el Dumas.
"Un montón de las chicas tenían canarios", dijo Giecek.
El canario en el deshilachado bolso de mujer, con su carga de dolor personal, fue exhibido en una caja expositora en el Museo del Burdel Dumas. También se exhibieron otros artefactos de los días de Butte como una de las capitales del vicio en el más salvaje salvaje oeste: una pistola pequeña, que Giecek cree que llevaba una de las madamas alrededor del cuello, botellas de opio, calendarios, ceniceros de décadas de antigüedad llenos de colillas de cigarrillos manchadas de lápiz labial.
Esta semana el canario desapareció en manos de un ladrón nocturno, junto con gran parte del resto de la ecléctica y según Giecek de-ninguna-manera-valiosa colección del museo, menos todavía para ladrones.
"Un montón de cosas sólo tienen sentido aquí", dijo. "En otro lugar mirarán al pájaro y se dirán: ¿Qué diablos es esto?' y lo arrojarán a la basura".
Para Giecek, 62, y para el Museo del Burdel Dumas, el robo fue el segundo puñetazo del clásico uno-dos. Decidió antes este mes que la frágil integridad estructural del edificio de ladrillos de 115 años, que compró en 1989 en un antojo de algunos miles de dólares, y su propia incierta salud -ha tenido tres derrames- hicieron imposible reabrirlo para la temporada turística de este año. Había estado tratando de vender el museo y esperaba vender artefactos en eBay para reunir dinero para reparaciones de la hundida pared de atrás. Ninguno de los objetos estaba asegurado, dijo.
"Me siento enfermo", dijo mientras recorría las habitaciones saqueadas la mañana después del robo.
La prostitución en los campos mineros del viejo Oeste ha sido romantizada, vilipendiada, tratada como una broma de mal gusto y a veces incluso elogiada en el curso de los años por su contribución a la civilización en los asentamientos fronterizos.
Si debe conmemorarse de alguna manera en un lugar como Butte, donde la minería a escala industrial iba de la mano con un bullente comercio sexual para atender a la población compuesta en gran parte por hombres solteros, es otra cuestión. Giecek piensa que mucha gente en la ciudad podría olvidar rápidamente que alguna vez existieron lugares como el Dumas.
El senador Steve Gallus, un demócrata que representa a Butt en la legislatura del estado, estuvo de acuerdo.
"Hay un malestar conservador con la idea de lo que representa ese edificio", dijo Gallus en una entrevista en una pausa de café en la cafetería Venus Rising -un edificio en el centro de la ciudad que dijo que también había albergado a un burdel en sus primeros días.
Gallus está trabajando para rescatar a Dumas, que dijo que representa un importante, si bien polémico capítulo de la historia social de la ciudad. "Si no fuera por otra cosa, la comunidad estaba más unida", dijo.
Otros residentes dicen que el problema es simplemente falta de dinero. Butte fue construida por el cobre, que alcanzó su cúspide hacia la Primera Guerra Mundial, cuando aquí vivían unas 100.000 personas. Y cuando Butte casi desapareció tras la decadencia del cobre. La mina a tajo abierto en las afueras de la ciudad, llamada Berkeley Pit, cerró en 1982 -el mismo año que la última madama cerró el Dumas. Los buenos tiempos no volvieron.
"Cada vez que pensamos que tocamos fondo, descubrimos que hay otro fondo más", dijo Ellen Crain, directora de los Archivos Públicos de Butte-Silver Bow.
Pero Giecek también confiesa que ha cometido algunos errores en el camino que pueden no haber favorecido su causa. A fines de los años noventa se hizo socio de un grupo llamado Fundación Internacional de las Trabajadoras Sexuales para el Arte, la Cultura y la Educación, que anunció sus planes de organizar un festival anual de la trabajadora sexual en Butte llamado Campamento de Putas. Eso asustó a los residentes de la localidad, que pensaron que la prostitución podía volver.
"Traer de vuelta la prostitución no estuvo nunca en nuestro programa", dijo Norma Jean Almodóvar, fundadora y presidente del grupo y durante mucho tiempo defensora de los derechos de las prostitutas. "Llegó un grupo de puritanos que dijeron: No queremos celebrar esto, ni recordar que Butte tuvo un barrio rojo tan grande ni que ha jugado un papel tan importante en la historia de la ciudad".
Giecek y Almodóvar tuvieron una riña sobre el financiamiento del museo.
La disputa no ha sido superada.
Almodóvar dijo en una entrevista telefónica que creía que la mayoría de los artefactos que estaban siendo exhibidos en el museo no eran realmente parte de la historia del Dumas, sino fueron comprados o encontrados por Giecek en otro lugar.
"Es un fraude", dijo.
Giecek insiste en que todo lo que estaba siendo expuesto en el Dumas fue encontrado allá, la mayor parte en el sótano o en uno de los cuartos que él y su hijo descubrieron detrás de una pared -aparentemente clausurada durante la represión de los años 40.
"Si yo iba a llenarlo de antigüedades falsas, podría haberlo hecho mejor todavía que algunas botellas y latas viejas", dijo. "Creo que la estrella de Norma Jean se está extinguiendo y usa esto para seguir en las noticias".
Giecek, que creció en Butte -su padre era un minero del cobre y activista sindical hasta que perdió la vista en un accidente de la mina en los años cincuenta-, finalmente después de revisar el Dumas concluyó que los daños causados por el robo pudieron haber sido peores.
Los ladrones fueron aparentemente sorprendidos por algo y escaparon, dejando atrás bombillas, pomos y otros objetos en el suelo, en cajas. Quizás, dijo, fue el fantasma de Elinore Knott el que se apareció para asustar a los ladrones.
Knott se suicidó en un cuarto del primer piso en el Dumas en 1955. La versión de los diarios locales que Giecek colgó en el museo -que los ladrones no tocaron- decía que Knott fue sacada del burdel por su amante. Se mató, con las bolsas hechas y ya junto a la puerta, cuando él no se apareció.
2 de junio de 2005
30 de mayo de 2005
©new york times
©traducción mQh
"Un montón de las chicas tenían canarios", dijo Giecek.
El canario en el deshilachado bolso de mujer, con su carga de dolor personal, fue exhibido en una caja expositora en el Museo del Burdel Dumas. También se exhibieron otros artefactos de los días de Butte como una de las capitales del vicio en el más salvaje salvaje oeste: una pistola pequeña, que Giecek cree que llevaba una de las madamas alrededor del cuello, botellas de opio, calendarios, ceniceros de décadas de antigüedad llenos de colillas de cigarrillos manchadas de lápiz labial.
Esta semana el canario desapareció en manos de un ladrón nocturno, junto con gran parte del resto de la ecléctica y según Giecek de-ninguna-manera-valiosa colección del museo, menos todavía para ladrones.
"Un montón de cosas sólo tienen sentido aquí", dijo. "En otro lugar mirarán al pájaro y se dirán: ¿Qué diablos es esto?' y lo arrojarán a la basura".
Para Giecek, 62, y para el Museo del Burdel Dumas, el robo fue el segundo puñetazo del clásico uno-dos. Decidió antes este mes que la frágil integridad estructural del edificio de ladrillos de 115 años, que compró en 1989 en un antojo de algunos miles de dólares, y su propia incierta salud -ha tenido tres derrames- hicieron imposible reabrirlo para la temporada turística de este año. Había estado tratando de vender el museo y esperaba vender artefactos en eBay para reunir dinero para reparaciones de la hundida pared de atrás. Ninguno de los objetos estaba asegurado, dijo.
"Me siento enfermo", dijo mientras recorría las habitaciones saqueadas la mañana después del robo.
La prostitución en los campos mineros del viejo Oeste ha sido romantizada, vilipendiada, tratada como una broma de mal gusto y a veces incluso elogiada en el curso de los años por su contribución a la civilización en los asentamientos fronterizos.
Si debe conmemorarse de alguna manera en un lugar como Butte, donde la minería a escala industrial iba de la mano con un bullente comercio sexual para atender a la población compuesta en gran parte por hombres solteros, es otra cuestión. Giecek piensa que mucha gente en la ciudad podría olvidar rápidamente que alguna vez existieron lugares como el Dumas.
El senador Steve Gallus, un demócrata que representa a Butt en la legislatura del estado, estuvo de acuerdo.
"Hay un malestar conservador con la idea de lo que representa ese edificio", dijo Gallus en una entrevista en una pausa de café en la cafetería Venus Rising -un edificio en el centro de la ciudad que dijo que también había albergado a un burdel en sus primeros días.
Gallus está trabajando para rescatar a Dumas, que dijo que representa un importante, si bien polémico capítulo de la historia social de la ciudad. "Si no fuera por otra cosa, la comunidad estaba más unida", dijo.
Otros residentes dicen que el problema es simplemente falta de dinero. Butte fue construida por el cobre, que alcanzó su cúspide hacia la Primera Guerra Mundial, cuando aquí vivían unas 100.000 personas. Y cuando Butte casi desapareció tras la decadencia del cobre. La mina a tajo abierto en las afueras de la ciudad, llamada Berkeley Pit, cerró en 1982 -el mismo año que la última madama cerró el Dumas. Los buenos tiempos no volvieron.
"Cada vez que pensamos que tocamos fondo, descubrimos que hay otro fondo más", dijo Ellen Crain, directora de los Archivos Públicos de Butte-Silver Bow.
Pero Giecek también confiesa que ha cometido algunos errores en el camino que pueden no haber favorecido su causa. A fines de los años noventa se hizo socio de un grupo llamado Fundación Internacional de las Trabajadoras Sexuales para el Arte, la Cultura y la Educación, que anunció sus planes de organizar un festival anual de la trabajadora sexual en Butte llamado Campamento de Putas. Eso asustó a los residentes de la localidad, que pensaron que la prostitución podía volver.
"Traer de vuelta la prostitución no estuvo nunca en nuestro programa", dijo Norma Jean Almodóvar, fundadora y presidente del grupo y durante mucho tiempo defensora de los derechos de las prostitutas. "Llegó un grupo de puritanos que dijeron: No queremos celebrar esto, ni recordar que Butte tuvo un barrio rojo tan grande ni que ha jugado un papel tan importante en la historia de la ciudad".
Giecek y Almodóvar tuvieron una riña sobre el financiamiento del museo.
La disputa no ha sido superada.
Almodóvar dijo en una entrevista telefónica que creía que la mayoría de los artefactos que estaban siendo exhibidos en el museo no eran realmente parte de la historia del Dumas, sino fueron comprados o encontrados por Giecek en otro lugar.
"Es un fraude", dijo.
Giecek insiste en que todo lo que estaba siendo expuesto en el Dumas fue encontrado allá, la mayor parte en el sótano o en uno de los cuartos que él y su hijo descubrieron detrás de una pared -aparentemente clausurada durante la represión de los años 40.
"Si yo iba a llenarlo de antigüedades falsas, podría haberlo hecho mejor todavía que algunas botellas y latas viejas", dijo. "Creo que la estrella de Norma Jean se está extinguiendo y usa esto para seguir en las noticias".
Giecek, que creció en Butte -su padre era un minero del cobre y activista sindical hasta que perdió la vista en un accidente de la mina en los años cincuenta-, finalmente después de revisar el Dumas concluyó que los daños causados por el robo pudieron haber sido peores.
Los ladrones fueron aparentemente sorprendidos por algo y escaparon, dejando atrás bombillas, pomos y otros objetos en el suelo, en cajas. Quizás, dijo, fue el fantasma de Elinore Knott el que se apareció para asustar a los ladrones.
Knott se suicidó en un cuarto del primer piso en el Dumas en 1955. La versión de los diarios locales que Giecek colgó en el museo -que los ladrones no tocaron- decía que Knott fue sacada del burdel por su amante. Se mató, con las bolsas hechas y ya junto a la puerta, cuando él no se apareció.
2 de junio de 2005
30 de mayo de 2005
©new york times
©traducción mQh
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