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periodistas en iraq


[Jonathan Finer] 82 periodistas muertos en 2 años.
Bagdad, Iraq. Israa Shakir garabateó la primera edición del diario Iraq Today en unas hojas de papel lineal 10 días después de la caída de Saddam Hussein. Tres meses más tarde, dijo, un hombre la siguió tras salir de su trabajo hacia su casa y le puso una pistola a la cabeza.
Shakir había publicado un reportaje sobre un grupo islámico que estaba obligando a las mujeres iraquíes a llevar el hijab, el tradicional pañuelo de cabeza de las musulmanas. Alguien hizo circular un folleto llamando a su asesinato, y un colega con contactos con la resistencia iraquí le dijo que le costaría 200 dólares sacar su nombre de la lista negra. Ella se negó a pagar, pero por alguna razón el aspirante a ejecutarla nunca apretó el gatillo.
"Todavía no sé por qué no me mató", dijo, volviendo a contar la historia en una entrevista reciente. "Supongo que era un aviso".
En una oficina atestada de diarios viejos y baratijas de sus viajes por Oriente Medio, Shakir, ahora de 29, mantiene el celular pegado a su oreja, una libreta en su bolsillo de atrás y una pistola de 7mm en su cadera. Más de dos años después de su lanzamiento, el diario Iraq Today ha crecido y se ha transformado en un periódico de gran formato, con una circulación de más de 5.000 ejemplares.
Pero como deja ver su siempre presente pistola, Iraq se está adaptando con gran dificultad a sus nuevas libertades de prensa, que sus partidarios consideran tan importantes para cultivar la democracia aquí como las elecciones libres y honestas. Al menos 85 periodistas y otros empleados de organizaciones de prensa -la gran mayoría de ellos iraquíes- han sido asesinados aquí desde marzo de 2003, de acuerdo a la Federación Internacional de Periodistas, que en abril abrió una oficina en Bagdad para distribuir información sobre seguridad.
Incidentes recientes han sido especialmente alarmantes. Cinco periodistas fueron asesinados en abril en un período de cuatro días, incluyendo a Ahmed Rubaei, un reportero del diario al-Sabah, de Bagdad, que fue secuestrado y, según se dice, decapitado. Más tarde ese mes, dos columnistas fueron sentenciados a penas de prisión en Wasit, al sudeste de Bagdad, por un tribunal penal tras haber escrito reportajes críticos sobre el gobierno y la policía provinciales, según la Asociación de Defensa de los Periodistas iraquí, un grupo de apoyo que también está investigando acusaciones recientes de intimidación de parte del gobierno y la policía iraquíes.
Y el 16 de mayo, en una carretera al sur del Bagdad, los insurgentes detuvieron a un minibús con 13 pasajeros, tres de los cuales llevaban pases de prensa, de acuerdo a Samir Adili, de la Comisión Nacional de Periodismo iraquí, un grupo de apoyo formado recientemente. Los tres periodistas fueron matados a balazos, dijo.
"De momento, las cosas en Iraq son muy malas para los periodistas, y es todavía peor para los periodistas iraquíes", dijo Robert Shaw, encargado de derechos humanos e información para la Federación Internacional de Periodistas. "Cuando los medios de comunicación occidentales enviaron a su gente, ellos tomaron muy en serio las cuestiones de seguridad, preparándose para trabajar en condiciones peligrosas y con equipos especializados. Pero pocos periodistas iraquíes tienen estas defensas. Y cuando mueren, sus familias no reciben nada porque sus empleadores no tienen suficientes recursos".
El periodismo ya era un negocio peligroso en la década anterior a la invasión norteamericana en 2003, cuando Uday, el hijo de Hussein, conocido por su brutalidad, supervisaba la prensa. Shakir trabajaba como reportero para el diario al-Ittihad, que, como toda publicación iraquí, debía incluir un artículo sobre Uday o Saddam Hussein en primera plana. Los periodistas debían entregar a funcionarios de gobierno sus preguntas dos semanas antes de una entrevista, y no se permitían preguntas sobre las respuestas. Los errores, incluso los más inocuos, como una fecha incorrecta, eran castigados con palizas.
Después de que cayera el gobierno, unos 200 diarios, revistas y otras publicaciones brotaron en todo el país, con periodistas ambiciosos que aprovecharon la oportunidad para publicar con más libertad. Muchos de los primeros intentos fracasaron, pero otros han surgido en su lugar. Estados Unidos destinaba dinero a la Red de Medios de Comunicación Iraquí, un grupo de estaciones de radio y televisión y a un diario.
"Al principio, el nivel de responsabilidad con la prensa no era lo que te gustaría ver", dijo Richard Schmierer, un empleado de asuntos públicos de la embajada norteamericana en Bagdad, citando a lo que dijo que eran informaciones tendenciosas y la creencia de que algunos periodistas colaboraban con los terroristas. "Ahora con la reducción del número en general, hay un aumento de la calidad. La prensa es una llave, un elemento esencial para el desarrollo de la sociedad iraquí".
Hoy los sondeos muestran que la mayoría de los iraquíes obtienen sus noticias a través de la televisión. Pero solamente en Bagdad todavía hay al menos 100 publicaciones impresas -desde hojas informativas publicadas irregularmente por grupos políticos y religiosos hasta diarios independientes-, de acuerdo a Adili, que también trabaja en Bagdad como corresponsal de la Dubai TV, una red de los Emiratos Árabes Unidos.
El canal de televisión nacional más popular es al-Iraqiya, un canal de noticias y entretención fundado por el gobierno iraquí. Los diarios más influyentes y ampliamente leídos son al-Sabah, que tiene una circulación de más de 50.000 ejemplares y fue fundado después de la invasión con fondos norteamericanos, y Azzaman, que durante los años de Hussein se distribuía en Londres, donde vivía su editor en el exilio. Ahora se publica en Bagdad y en la ciudad de Basra, al sudeste del país.
"Podemos informar sobre todo lo que queremos y criticar a quien queramos, lo que es un progreso", dijo Raed Qais, 28, un ex periodista de diario que ahora cubre el panorama político para la Radio Voz de Iraq. Qais pasa la mayor parte del día en la fortificada Zona Verde norteamericana, un enclave de 10 kilómetros cuadrados donde está la mayoría de las oficinas de gobierno y embajadas.
Hace seis meses, Qais dijo que fue parado por un grupo de extremistas cuando estaba haciendo una entrevista en la calle de Haifa, que está en un área notoriamente violenta de la capital. Aterrado de que pudieran ver el texto en inglés en la chapa que le daba acceso a la Zona Verde y asumieran que trabajaba para el gobierno o Estados Unidos, lo apretó en sus manos hasta que se fueron.
Qais y otros periodistas iraquíes dijeron que ellos también encontraron oposición de su gobierno y fuerzas de seguridad. Algunos dijeron haber sido amenazados, que les habían quitado sus libretas o que sus cámaras fueron aplastadas por la policía y soldados. Otros dicen que los funcionarios iraquíes prefieren a la prensa occidental. "Los extranjeros pueden ir al gobierno y obtener las entrevistas que quieran", dijo Qais. "A nosotros nos ignoran".
A pesar de esos reveses, el periodismo como carrera está muy de moda, de acuerdo a Hameeda Smaisim, decano del Colegio de Información en la Universidad de Bagdad. En este momento hay 750 estudiantes matriculados en su carrera de periodismo, en comparación con 500 hace dos años, dijo.
"Es peligroso, pero la mayoría de los trabajos en Iraq son peligrosos y el periodismo está de moda ahora", dijo Smaisim, antigua editora de un diario en Bagdad y reportera en Moscú para la agencia de noticias Tass. Desde 2003, cuatro de sus estudiantes fueron asesinados mientras hacían reportajes, pero dijo que la violencia no debe desalentar a que otros entren en la carrera.
"Desde la caída del régimen de Saddam ha habido un montón de caos, y esta disciplina se está formando en este caos", dijo. "Este es un trabajo de gran importancia".
Interrogada sobre los peligros a los que hacen frente, todos los periodistas iraquíes entrevistados para este reportaje mencionaron a Rubaie, el reportero de al-Sabah asesinado.
Cuando desapareció a mediados de abril, su familia llamó a la oficina del diario, dijo un colega, pero nadie parecía saber dónde encontrarlo. Pocos días después la policía arrestó a varios miembros de una banda criminal que confesó haber asesinado a varias personas. El pase de prensa de Rubaie fue encontrado entre los carnés de identidad en su posesión.
"Todos nosotros escribimos historias sobre los insurgentes y el terrorismo", dijo Asifa Mousa, un periodista que trabajaba con Rubaie. "Podía haber sido cualquiera de nosotros".
Adili dijo que la Comisión Nacional de Periodismo iraquí y la Federación Internacional de Periodistas proporciona a los periodistas botiquines de primeros auxilios y cursos de adiestramiento para situaciones peligrosas. Unos 60 periodistas han completado los cursos en Bagdad, Basra y otras ciudades, dijo. El Instituto para el Periodismo de Guerra y de Paz, con sede en Londres, también adiestra aquí a periodistas locales.
Estados Unidos dejó de financiar los medios iraquíes en enero de 2004, pero ha instalado una oficina de trabajo para los periodistas en la Zona Verde. Los militares norteamericanos han sido criticados por detener a periodistas de los que sospechan que están colaborando con los insurgentes; entretanto, la Federación Internacional de Periodistas dice que desde 2003 las tropas norteamericanas han asesinado a 14 periodistas.
En un incidente, un corresponsal y un camarógrafo de la red de televisión al-Arabiya fueron matados en un puesto de control de Bagdad cuando soldados norteamericanos que disparaban a otro vehículo, también lo hicieron por error contra el suyo.
La mayoría de los medios de prensa iraquíes están vinculados a organizaciones políticas o religiosas que pueden ofrecer alguna protección. Pero un puñado de canales independientes como el diario Iraq Today, de Shakir, no tienen compromisos y nadie les protege.
"Cuando entrevisto a políticos, lo primero que me preguntan es si soy sunní o chií", dijo Shakir. "Mi padre es sunní y mi madre es chií. Les digo: ‘Puedes llamarme cií'".
Su padre, un pescador, y su madre, una ama de casa, nunca aprendieron a leer o escribir, dijo. Con un personal todavía en crecimiento de 25 redactores y reporteros, espera convertir algún día a Iraq Today en una compañía multimedia y agregar un canal de televisión de noticias. Está terminando un doctorado en periodismo en la Universidad de Bagdad, pero a diferencia de muchos iraquíes educados y jóvenes, dijo que no tiene intención de abandonar el país para continuar su carrera.
"Aquí me puedo ayudar a mí mismo y puedo ayudar a mi país", dijo. "Todo esto, empezar un diario, ser un líder de mi país, este es mi sueño. ¿Por qué me marcharía. No tengo miedo".

Omar Fekeiki y Bassam Sebti en Baghdad contribuyeron a este reportaje.

7 de junio de 2005
©washington post
©traducción mQh

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