conversaciones con sunníes
[Andy Mosher y Omar Fekeiki] En política, los sunníes tienen muchas voces. Liderazgo fragmentado.
Bagdad, Iraq. En una reunión el jueves entre líderes políticos árabes sunníes y miembros del comité que redacta la constitución permanente de Iraq, estalló una discusión entre los delegados sunníes, dijeron varias personas que estuvieron presentes.
Adnan Dulaimi, director de la agencia de gobierno responsable de asuntos sunníes, sometió una lista de candidatos sunníes para unirse al comité de 55 miembros, que apenas cuenta con dos sunníes. Pero Dulaimi no consultó primero con sus colegas sunníes.
Los sunníes a la mesa empezaron a maldecirse unos a otros, dijo Ali Dabbagh, un chií del comité que estaba en la reunión. "El problema es la ausencia de un liderazgo sunní unido", dijo.
Saleh Mutlak, un líder sunní que participó en las conversaciones, dijo que Dulaimi "cometió un error cuando sometió los nombres sin preguntar a los otros grupos implicados, y muchos miembros del comité estaban fastidiados con él. Los nombres que escogió no eran malos, pero objetamos el principio de que los haya sometido sin consulta previa".
El episodio, que fue descrito por los dos en entrevistas, ilustra uno de los principales obstáculos de los árabes sunníes ahora que se reintegran a la vida política iraquí después de dos años de un exilio auto-impuesto.
En enero, importantes grupos sunníes boicotearon las elecciones parlamentarias del país, dejándoles con pocos escaños en la nueva Asamblea Nacional. Pero a fines del mes pasado, un amplio espectro de líderes políticos y religiosos sunníes anunciaron la formación de un bloque unido para participar en la redacción de la constitución de Iraq.
Hoy, con apenas algo más de dos meses para completar la redacción de la constitución, los sunníes han hecho pocos avances aparentes.
Hay un empate sobre cuántos sunníes agregar al comité de la constitución, y qué candidatos considerar. La alianza musulmana chií que controla la mayoría en la Asamblea Nacional tiene 28 de los 55 miembros del comité de la constitución. Después de prolongadas negociaciones, los miembros del comité ofrecieron un compromiso que crearía efectivamente una comisión más grande para escribir la constitución y dar a los sunníes 13 puestos adicionales. Pero los sunníes quieren 25.
Funcionarios norteamericanos e iraquíes han dicho que la participación de los árabes sunníes -la minoría que dominó el gobierno iraquí durante décadas- socavaría la resistencia del país. Los árabes sunníes, muchos de ellos los hombres sin trabajo que sirvieron en el ejército de Hussein hasta que fue licenciado hace dos años, se han unido a la resistencia como un modo de luchar contra lo que dicen que será un dominio de la mayoría chií.
Los funcionarios también sostienen que la participación árabe sunní es esencial para redactar una constitución que sea aprobada en el referéndum nacional convocado para octubre. Pero con el proceso de redacción ya en camino, han aumentado las preocupaciones de que incluso si se agregan más sunníes, el comité todavía puede no ser capaz de cumplir con la fecha de cierre del 15 de agosto para entregar un borrador -o llegar a tiempo, pero con un documento que los votantes rechacen. Según las leyes existentes, el comité extendería el proceso seis meses más, pero eso retrasaría el referéndum y la elección de un gobierno permanente programada para diciembre.
Algunos miembros del comité dicen que parte del problema es que los sunníes no han logrado unirse en torno a un solo líder o grupo, una acusación que algunos líderes sunníes parecen aceptar.
"El proceso político es un concepto nuevo para muchos grupos sunníes. Al principio, no estábamos de acuerdo sobre la idea de tener un voto o un bloque", dijo Naseer Ani, que dirige la oficina política del Partido Islámico Iraquí. "Así, incluyendo a todos los sunníes en un bloque no es fácil. Hay desacuerdos entre los sunníes, pero están siendo resueltos poco a poco. Muchos sunníes todavía dudan sobre si incorporarse o no al proceso político".
"No queremos intervenir y decidir quién representa más a los sunníes. No crearía más que problemas al otro lado", dijo Dabbagh, el chií miembro del comité. "Al principio les dijimos que necesitábamos que se pusieran de acuerdo sobre quién los representa y decírnoslo".
La fragmentación del liderazgo sunní se deriva en gran parte de la caída de Hussein, que construyó un culto a la personalidad al mismo tiempo que reprimía rigurosamente a todo rival percibido durante sus 24 años en el poder. Cuando la invasión norteamericana derrocó a Hussein en 2003, la política iraquí cambió drásticamente. Mientras los árabes sunníes que eran antes dominantes se quedaron sin líder y sin poder, los largo tiempo oprimidos chiíes se organizaron rápidamente, volcándose hacia los líderes religiosos establecidos en el islam chií, de los que carecen los sunníes.
Incorporándose finalmente al proceso político iraquí después de dos tumultuosos años, los árabes sunníes están sin embargo representados en negociaciones realizadas por varias organizaciones, incluyendo al Partido Islámico Iraquí, el partido político sunní más grande; el Consejo del Diálogo Nacional, una coalición de prominentes sunníes en todo el país; y la Asamblea del Pueblo Sunní, de Dulaimi, el bloque formado en mayo por líderes políticos y religiosos.
Y a medida que los sunníes son alentados a abandonar la resistencia a favor de la política, la controversia ha girado en torno a la pregunta de qué sunníes pertenecen a qué campo. Ani dijo que la emergencia de líderes sunníes ha sido obstaculizada por los allanamientos de oficinas y casas de muchos de los que se han acercado a colaborar con el gobierno.
En el incidente más conocido, Mohsen Abdul Hamid, presidente del Partido Islámico Iraquí, fue detenido en su casa por tropas norteamericanas, junto a varios miembros de su familia y guardias. Horas más tarde, los americanos lo dejaron en libertad y ofrecieron excusas. Además, las oficinas del Consejo del Diálogo han sido allanadas al menos tres veces por soldados desde principios de mayo, y varios de sus miembros han sido detenidos.
El primer ministro Ibrahim Jafari ha responsabilizado de los incidentes a gente que proporciona informaciones falsas a las fuerzas de seguridad iraquíes o norteamericanas en un intento de socavar la cooperación de los sunníes. Pero muchos líderes sunníes siguen poco convencidos de que el gobierno dirigido por los chiíes sea sincero en su deseo expresado de incluirlos en el proceso político.
"Si ven los allanamientos y detenciones, que afectan sólo a los sunníes, ¿cómo se los podrá convencer y alentar a que se incorporen al proceso político?", preguntó Ani. "Es por eso que se culpa al gobierno de las vacilaciones de los sunníes".
La enconada reunión del comité de la constitución el jueves por la noche terminó, como muchas antes, sin resolver los principales problemas. Y así, un agobiante y polvoroso sábado los líderes del Diálogo Nacional y de la Asociación de Clérigos Musulmanes y varios grupos más pequeños se trasladaron desde Bagdad a Baqubah, una ciudad clave en el volátil Triángulo Sunní.
En un salón de reuniones atiborrado de 500 personas, los políticos trataron de convencer a la gente local tanto del proceso constitucional como de la necesidad de que los sunníes participen en él. Durante tres horas salpicadas de poesía, cantos y un almuerzo gratis, Mutlak y otros exhortaron a los sunníes a dejar de lado las divisiones sectarias, elegir a los mejores candidatos posibles independientemente de la religión y pelear por la inclusión. Si emerge una buena constitución, dijo, deberían apoyarla; si no, deberían unirse para bloquearla.
"Tenemos que unirnos para decir no y prepararnos para las próximas elecciones si la constitución no nos satisface. Tenemos que unir a las tres provincias vecinas para vetarla", dijo Mutlak. "Pero esperamos que se escriba una constitución a la que le podamos decir sí".
Naseer Nouri en Baqubah y Jonathan Finer en Baghdad contribuyeron a este reportaje.
12 de junio de 2005
©washington post
©traducción mQh
Adnan Dulaimi, director de la agencia de gobierno responsable de asuntos sunníes, sometió una lista de candidatos sunníes para unirse al comité de 55 miembros, que apenas cuenta con dos sunníes. Pero Dulaimi no consultó primero con sus colegas sunníes.
Los sunníes a la mesa empezaron a maldecirse unos a otros, dijo Ali Dabbagh, un chií del comité que estaba en la reunión. "El problema es la ausencia de un liderazgo sunní unido", dijo.
Saleh Mutlak, un líder sunní que participó en las conversaciones, dijo que Dulaimi "cometió un error cuando sometió los nombres sin preguntar a los otros grupos implicados, y muchos miembros del comité estaban fastidiados con él. Los nombres que escogió no eran malos, pero objetamos el principio de que los haya sometido sin consulta previa".
El episodio, que fue descrito por los dos en entrevistas, ilustra uno de los principales obstáculos de los árabes sunníes ahora que se reintegran a la vida política iraquí después de dos años de un exilio auto-impuesto.
En enero, importantes grupos sunníes boicotearon las elecciones parlamentarias del país, dejándoles con pocos escaños en la nueva Asamblea Nacional. Pero a fines del mes pasado, un amplio espectro de líderes políticos y religiosos sunníes anunciaron la formación de un bloque unido para participar en la redacción de la constitución de Iraq.
Hoy, con apenas algo más de dos meses para completar la redacción de la constitución, los sunníes han hecho pocos avances aparentes.
Hay un empate sobre cuántos sunníes agregar al comité de la constitución, y qué candidatos considerar. La alianza musulmana chií que controla la mayoría en la Asamblea Nacional tiene 28 de los 55 miembros del comité de la constitución. Después de prolongadas negociaciones, los miembros del comité ofrecieron un compromiso que crearía efectivamente una comisión más grande para escribir la constitución y dar a los sunníes 13 puestos adicionales. Pero los sunníes quieren 25.
Funcionarios norteamericanos e iraquíes han dicho que la participación de los árabes sunníes -la minoría que dominó el gobierno iraquí durante décadas- socavaría la resistencia del país. Los árabes sunníes, muchos de ellos los hombres sin trabajo que sirvieron en el ejército de Hussein hasta que fue licenciado hace dos años, se han unido a la resistencia como un modo de luchar contra lo que dicen que será un dominio de la mayoría chií.
Los funcionarios también sostienen que la participación árabe sunní es esencial para redactar una constitución que sea aprobada en el referéndum nacional convocado para octubre. Pero con el proceso de redacción ya en camino, han aumentado las preocupaciones de que incluso si se agregan más sunníes, el comité todavía puede no ser capaz de cumplir con la fecha de cierre del 15 de agosto para entregar un borrador -o llegar a tiempo, pero con un documento que los votantes rechacen. Según las leyes existentes, el comité extendería el proceso seis meses más, pero eso retrasaría el referéndum y la elección de un gobierno permanente programada para diciembre.
Algunos miembros del comité dicen que parte del problema es que los sunníes no han logrado unirse en torno a un solo líder o grupo, una acusación que algunos líderes sunníes parecen aceptar.
"El proceso político es un concepto nuevo para muchos grupos sunníes. Al principio, no estábamos de acuerdo sobre la idea de tener un voto o un bloque", dijo Naseer Ani, que dirige la oficina política del Partido Islámico Iraquí. "Así, incluyendo a todos los sunníes en un bloque no es fácil. Hay desacuerdos entre los sunníes, pero están siendo resueltos poco a poco. Muchos sunníes todavía dudan sobre si incorporarse o no al proceso político".
"No queremos intervenir y decidir quién representa más a los sunníes. No crearía más que problemas al otro lado", dijo Dabbagh, el chií miembro del comité. "Al principio les dijimos que necesitábamos que se pusieran de acuerdo sobre quién los representa y decírnoslo".
La fragmentación del liderazgo sunní se deriva en gran parte de la caída de Hussein, que construyó un culto a la personalidad al mismo tiempo que reprimía rigurosamente a todo rival percibido durante sus 24 años en el poder. Cuando la invasión norteamericana derrocó a Hussein en 2003, la política iraquí cambió drásticamente. Mientras los árabes sunníes que eran antes dominantes se quedaron sin líder y sin poder, los largo tiempo oprimidos chiíes se organizaron rápidamente, volcándose hacia los líderes religiosos establecidos en el islam chií, de los que carecen los sunníes.
Incorporándose finalmente al proceso político iraquí después de dos tumultuosos años, los árabes sunníes están sin embargo representados en negociaciones realizadas por varias organizaciones, incluyendo al Partido Islámico Iraquí, el partido político sunní más grande; el Consejo del Diálogo Nacional, una coalición de prominentes sunníes en todo el país; y la Asamblea del Pueblo Sunní, de Dulaimi, el bloque formado en mayo por líderes políticos y religiosos.
Y a medida que los sunníes son alentados a abandonar la resistencia a favor de la política, la controversia ha girado en torno a la pregunta de qué sunníes pertenecen a qué campo. Ani dijo que la emergencia de líderes sunníes ha sido obstaculizada por los allanamientos de oficinas y casas de muchos de los que se han acercado a colaborar con el gobierno.
En el incidente más conocido, Mohsen Abdul Hamid, presidente del Partido Islámico Iraquí, fue detenido en su casa por tropas norteamericanas, junto a varios miembros de su familia y guardias. Horas más tarde, los americanos lo dejaron en libertad y ofrecieron excusas. Además, las oficinas del Consejo del Diálogo han sido allanadas al menos tres veces por soldados desde principios de mayo, y varios de sus miembros han sido detenidos.
El primer ministro Ibrahim Jafari ha responsabilizado de los incidentes a gente que proporciona informaciones falsas a las fuerzas de seguridad iraquíes o norteamericanas en un intento de socavar la cooperación de los sunníes. Pero muchos líderes sunníes siguen poco convencidos de que el gobierno dirigido por los chiíes sea sincero en su deseo expresado de incluirlos en el proceso político.
"Si ven los allanamientos y detenciones, que afectan sólo a los sunníes, ¿cómo se los podrá convencer y alentar a que se incorporen al proceso político?", preguntó Ani. "Es por eso que se culpa al gobierno de las vacilaciones de los sunníes".
La enconada reunión del comité de la constitución el jueves por la noche terminó, como muchas antes, sin resolver los principales problemas. Y así, un agobiante y polvoroso sábado los líderes del Diálogo Nacional y de la Asociación de Clérigos Musulmanes y varios grupos más pequeños se trasladaron desde Bagdad a Baqubah, una ciudad clave en el volátil Triángulo Sunní.
En un salón de reuniones atiborrado de 500 personas, los políticos trataron de convencer a la gente local tanto del proceso constitucional como de la necesidad de que los sunníes participen en él. Durante tres horas salpicadas de poesía, cantos y un almuerzo gratis, Mutlak y otros exhortaron a los sunníes a dejar de lado las divisiones sectarias, elegir a los mejores candidatos posibles independientemente de la religión y pelear por la inclusión. Si emerge una buena constitución, dijo, deberían apoyarla; si no, deberían unirse para bloquearla.
"Tenemos que unirnos para decir no y prepararnos para las próximas elecciones si la constitución no nos satisface. Tenemos que unir a las tres provincias vecinas para vetarla", dijo Mutlak. "Pero esperamos que se escriba una constitución a la que le podamos decir sí".
Naseer Nouri en Baqubah y Jonathan Finer en Baghdad contribuyeron a este reportaje.
12 de junio de 2005
©washington post
©traducción mQh
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