Blogia
mQh

clase y buenas notas


[Bonnie Duguid-Siegel] Las buenas notas son un asunto de clase.
Cuando me jubilé como profesora universitaria en Australia hace cinco años, me mudé a Los Angeles, me aburrí de inmediato y leí un anuncio en el que buscaban profesores.
Me transformé en una profesora "altamente calificada" después de completar el trabajo necesario para dos niveles de credenciales y pasar tres tests para determinar mis conocimientos básicos. Agréguese a esto 15 años de enseñanza universitaria, tres años de enseñanza en una escuela de alto nivel para niños con talento en Australia, dos años de enseñanza en escuelas básicas y secundarias en Maine hace muchos años, y siete años trabajando en el sector de la salud mental en los dos países.
Con esta humilde experiencia, déjadme ofrecer una solución a la crisis educacional que enfrentamos. Esta sería una alternativa a crear pequeñas comunidades de enseñanza en escuelas atiborradas, ofreciendo el mérito de pagar a "buenos profesores", aumentando las oportunidades de formación de supuestos malos profesores y cosas así.
Los buenos profesores deben trabajar en el sistema (después de todo, los niños de La Canada Flintridge, San Marino y Manhattan Beach deben tener buenos profesores porque sus estudiantes tienen buenas notas en exámenes normales) y los malos profesores deben trabajar en el sistema (como queda en evidencia en Los Angeles del Este, Watts y Compton, donde los estudiantes obtienen malos resultados en exámenes estandarizados).
Yo propongo equipar un bus para profesores entre esos vecindarios -dejando a los alumnos en sus escuelas, y trasladando a los profesores. Profesores supuestamente buenos deberían enseñar en Compton, Watts y Los Angeles del Este, y los malos profesores deberían enseñar en Manhattan Beach, San Marino y La Canada Flintridge.
Para dotar mejor a las escuelas pobres quizás deberíamos sacar a los profesores del sector de las escuelas privadas (digamos John Thomas Dye, el Curtis School y Campbell Hall) y enviarlos a Los Angeles del Este, etc.
Después de dos años en este experimento social (barato -apenas el coste de varios trayectos de bus entre las escuelas), veríamos un dramático aumento en las notas de los alumnos malos y una reducción igualmente dramática de las notas de los buenos estudiantes.
Sin embargo, dudo que alguien crea que esa transformación tome lugar.
Hasta que no enfrentemos como nación la desigualdad estructural que socava nuestra sociedad, no lograremos abreviar la distancia educacional entre ricos y pobres.
Mientras mis estudiantes (en el sector pobre) no tengan acceso a tutores privados; a cuidados médicos, psiquiátricos y dentales de calidad; a una alimentación adecuada y nutritiva y a padres que sepan leer y escribir y por eso entienden la cultura de la educación, no veremos mucho de este educación de calidad, no importa qué hagamos.
La desigualdad que tenemos en la educación es la misma desigualdad que vemos en la sociedad, y acusar a los profesores es crear un chivo expiatorio para desentendernos de los problemas más graves que enfrentamos como sociedad.
Yo era una buena profesora en Australia, suficientemente buena como para enseñar a los mejores y más inteligentes en la escuela secundaria y en la universidad, pero aquí debo haberme transformado en una mala profesora, porque ninguno de mis alumnos minusválidos aprobaron el examen obligatorio en el estado el año pasado.
Mis alumnos no tienen seguro de salud, cuidado dental o familias educadas. Algunos sufren de hiperactividad severa y no son tratados porque sus padres no pueden pagar las medicinas necesarias o tienen miedo de perder sus trabajos si deben faltar para llevar a sus hijos al médico.
Tengo 16 estudiantes con incapacidades de leves a severas hacinados en un solo aula porque no hay dinero ni local para instalar otra.
Mi escuela tiene una directora increíblemente comprensiva; un equipo administrativo que la respalda; buenos entrenadores; profesores buenos con extensas experiencias, la mayoría de los cuales califican alto en la Ley Que Ningún Niño Se Queda Atrás; y padres cariñosos. Pero nuestra cultura no apoya la educación de calidad porque no hay dinero, ni conocimiento ni apoyo público para fomentarla. Dudo que yo me haya transformado en una mala profesora por haberme mudado de escuela, y dudo de que llegue a ser una buena profesora si me mudara a la Curtis School.
Quizás la sociedad no debería acusar tan rápidamente a los profesores.

18 de junio de 2005
©los angeles times
©traducción mQh

1 comentario

El Enigma -

... tan facil es juzgar a la primera, todos al meno, tienen derecho a la defensa y aqui, se palpa, gracias por el articulo, es interesante

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra