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unión en un abismo


[Elaine Sciolino] Unión sufre profunda crisis, con heridas difíciles de superar.
Bruselas, Bélgica. Algo se quebró en Europa la noche del viernes.
Los jefes de estado de los 25 países de la Unión Europea volvieron a casa indignados y avergonzados después del fracaso de la cumbre de dos días, cuando la política interior y los intereses nacionales derrotaron los elevados principios de solidaridad y sacrificio en interés de todos.

La batalla sobre el dinero y el carpetazo de la histórica constitución del bloque, después de los demoledoras derrotas del Sí a Europa en Francia y Holanda, privó a la organización de toda pretensión de una visión común y reflejó los temores de muchos jefes de estado que hacen frente a la oposición popular del proyecto llamado Europa.
Sus ataques mutuos después de no lograr un acuerdo sobre el presupuesto futuro -de 2007 a 2013- fueron destructivos e innecesarios, y no está claro que sean capaces de reparar sus relaciones. Incluso si lo hacen, el daño ya está hecho.
Lo más embarazoso para la UE fue el intento de última hora de sus 10 países miembros nuevos de rescatar el acuerdo presupuestario el viernes noche. Ofrecieron renunciar a algunos de sus propios subsidios de la UE de modo que los países más antiguos y ricos pudieran conservar los suyos.
Para los nuevos miembros, esa propuesta era una oportunidad de demostrar su valía. Criticando el "egoísmo" de los países empujados por intereses nacionales, el primer ministro Marek Belka, de Polonia, dijo: "Nadie podrá decir que para Polonia la UE no es otra cosa que una pila de dinero".
Pero para los miembros más antiguos, fue una humillación. "Cuando oí, uno tras otro, a los nuevos países miembros -cual de todos más pobre- decir que en interés del acuerdo estaban dispuestos a renunciar a una parte del dinero que les corresponde, me sentí avergonzado", dijo a periodistas el saliente presidente de la UE y primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, tras el colapso de las conversaciones.
Aunque varios jefes de estado afirmaron que la UE estaba pasando por una de sus peores crisis en más de medio siglo de integración europea, ninguno de ellos predijo su fin. Ciertamente, continuará negociando sobre los fondos, y puede sobrevivir sin una constitución, recurriendo a los tratados existentes.
El proceso de integración europea ha sufrido varias crisis en el pasado. En 1954, por ejemplo, la Asamblea Nacional francesa rechazó una iniciativa para crear una comunidad europea de defensa para forjar vínculos más estrechos con los seis miembros fundadores del bloque. En 1965, de Gaulle no permitió que Francia ocupara su lugar en el gobierno de la Unión a modo de protesta por un cambio de los procedimientos de votación.
En 1992, los votantes daneses rechazaron el tratado de creaba a la actual UE con una sola moneda europea. En 1996 Gran Bretaña anunció que bloquearía la toma de decisiones de la UE después de que el bloque prohibiera la carne de res británica debido a un estallido de la enfermedad de las vacas locas. La crisis actual se produce en momentos en que la Unión ha empezado a jugar un papel mucho más importante en el mundo, más visiblemente en las negociaciones sobre una de las amenazas más serias a la seguridad mundial: el programa nuclear de Irán.
El presidente Bush recibirá a Juncker, a José Manuel Barroso, presidente del brazo administrativo del bloque, y a Javier Solana, su jefe de la política exterior, en la Casa Blanca el lunes, y subrayará la necesidad de una Europa fuerte.
Muchos otros signos sugieren que el gobierno de Bush ha intentado trabajar más estrechamente con la Unión Europea. Ha comenzado a trabajar con Francia, Alemania y Gran Bretaña en las conversaciones con Irán auspiciadas por la Unión. Estados Unidos y la UE tiene planes conjuntos para la reconstrucción de Iraq.
No está claro si la crisis afectará a largo plazo la política exterior del bloque.
Pero el fracaso de la cumbre dejó en evidencia la profunda división en la Unión Europea entre visiones grandiosas pero contradictorias de Europa.
El primer ministro Tony Blair, de Gran Bretaña, dirige el campo que quiere una Europa con menos barreras comerciales y al empleo y más orientada hacia el libre mercado para competir mejor contra los emergentes gigantes de India y China. Sin embargo, rechazó toda crítica de Gran Bretaña por vetar el acuerdo final sobre el presupuesto, que requeriría que Gran Bretaña redujera su reintegro anual, ahora de unos 6 billones de dólares al año, que recibe de vuelta de su contribución al presupuesto de la UE.
En contraste, Chirac y algunos de sus aliados se muestran escépticos de lo que llaman el "modelo anglo-sajón" y defienden el "modelo social" del continente que ofrece a los ciudadanos un escudo de protecciones económicas. Se negó el viernes a hacer compromisos sobre la exigencia de Blair de que Francia reduzca sus 13 billones de dólares de subsidios agrícolas que recibe todos los años de la UE.
Entretanto Blair, que asumirá el próximo mes la presidencia rotativa de la UE, dijo que utilizaría la actual crisis para apoyar lo que dice son reformas necesarias.
"No estoy preparado para que alguien me diga que sólo hay una visión de Europa y que esa visión es la expresada por ciertas personas en algún momento en el tiempo", dijo a los periodistas el viernes, aludiendo claramente a Chirac. "Europa no es la posesión de ninguno de ellos; Europa es de todos nosotros".
Pero los sentimientos contra Gran Bretaña entre algunos otros miembros son tan agudos que incluso Juncker, que es un apasionado de la colegialidad, dijo que "no escucharía" a Blair cuando este defina sus prioridades ante el parlamento europeo la próxima semana. Dijo que entregaría la presidencia "sin comentario y sin consejos, porque está claro que mis consejos no son apreciados".
Perdido eo viernes en la noche en el trastorno de la debacle del presupuesto estaba un comunicado conjunto de los jefes de estado de que su constitución pueda ser aprobada algún día. No explicaba cómo, dado los rechazos franceses y holandeses y la exigencia de que sea ratificado por los 25 países miembros. Antes de los referéndums en los dos países, hubo amplias especulaciones de que podría haber un ‘Plan B', sea para corregir el texto actual o rescatar las partes que los votantes no objeten.
Al anunciar que la constitución sería aplazada para que sea mejor comprendida, Juncker insistió en que no había un "Plan B". En lugar de eso, dijo a periodistas el jueves noche que "hay un Plan D -para el diálogo y el debate".
Eso provocó bromas en los pasillos del edificio de la cumbre de que la D de "Plan D" podía significar otras cosas, como derrota, denegación y hasta deceso.

19 de junio de 2005
©new york times
©traducción mQh


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