roturas en resistencia
[Ellen Knickmeyer y Dlovan Brwari] Tres activistas sunníes asesinados en Iraq frente a horrorizada muchedumbre.
Mosul, Iraq. El viernes, pistoleros en esta norteña ciudad secuestraron y ejecutaron públicamente a tres activistas árabes sunníes que trabajaban para incorporar a la descontenta minoría sunní al proceso político iraquí, y luego envolvieron sus cuerpos en una pancarta llamando a participar en las elecciones, dijeron funcionarios y testigos.
Los asesinatos, ante una horrorizada muchedumbre, fueron el último episodio en una ascendente violencia entre insurgentes y la minoría sunní que ha sido su principal base de apoyo.
Un testigo, Muhammed Khalid, dijo que hombres armados que viajaban en ocho coches secuestraron a los activistas cuando estos colgaban pancartas llamando a los votantes a participar. Una hora después, los pistoleros aparecieron en otro vecindario. Bloquearon las calles laterales, impidieron que la gente escapara y prohibieron a los asustados tenderos que cerraran sus tiendas, dijeron testigos.
"Luego sacaron a tres hombres de los coches y los mataron frente a nosotros", dijo un testigo, Harith Saleem. Mencionó a uno de los asesinos, diciendo: "Este es el castigo para los que promueven las elecciones".
Entretanto, en Ramadi, una ciudad al oeste del país, miembros tribales sunníes mataron a un saudí y tres otros miembros del principal grupo insurgente del país, al Qaeda en Iraq, encabezado por Abu Musab Zarqawi, dijeron testigos y fuentes. También allá los asesinatos marcaron tensiones en rápido aumento entre combatientes extranjeros y sunníes.
La violencia política se produce en momentos en que todos los grupos iraquíes luchan por posiciones para remodelar el país más de dos años después de la caída de Saddam Hussein.
En Bagdad, el debate sobre el papel de la ley islámica ha estancado la redacción de la nueva constitución iraquí, y los iraquíes más laicos rechazan los términos que dijeron que colocarían a Iraq bajo el yugo de los clérigos, dijeron los negociadores.
Los iraquíes deben votar en octubre la nueva constitución y, en diciembre, por su primer gobierno de término completo, que determinará como se interpreta e implementa la constitución.
Los dirigentes políticos de Iraq y los miembros del comité constitucional tienen el lunes el segundo plazo -tras posponerse el primero en una semana- para presentar al parlamento un borrador de constitución, antes de las elecciones de octubre. Estados Unidos y líderes iraquíes han insistido en que la compleción de la constitución calmará la violencia política. Los atentados del viernes, sin embargo, sugieren que el baño de sangre continuará al menos hasta las elecciones programadas de diciembre.
Los negociadores dijeron el viernes que las partes habían alcanzado un acuerdo sobre el difícil tema del federalismo, que determinará el grado de independencia que conservará el norte predominantemente kurdo y el sur chií en la conducción de sus asuntos. El acuerdo alcanzado el viernes reconocería un estado federal kurdo en el norte y daría a otras regiones la misma opción, que deberá ser aprobada por los votantes locales y el parlamento, dijeron funcionarios chiíes y kurdos.
Esos términos allanan el camino del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq -ahora el partido dominante en el gobierno interino iraquí- para formar un estado federal separado en el sur chií, comprendiendo hasta la mitad de las 18 provincias iraquíes.
Miembros del comité constitucional dijeron que todavía no han alcanzado un acuerdo sobre cómo se distribuirá la riqueza iraquí. Pero la disputa más importante, que emergió el sábado temprano, es sobre el papel del islam. El actual borrador de la constitución estipula que Iraq es un país islámico y que ninguna ley puede contradecir los principios básicos del islam.
Los sunníes más seculares y los kurdos han respaldado cambiar la redacción a principios "acordados" del islam -limitando con ellos seriamente la miríada de normas islámicas que pueden ser aplicadas a las leyes. Los grupos se han mostrado optimistas sobre las perspectivas de obtener esa concesión, pero el sábado temprano dijeron que habían fracasado.
"Si tratas de colocar esas frases, creas una teocracia, y la gente no lo quiere", dijo un negociador, que habló por teléfono y a condición de preservar el anonimato. "Nadie puede beber una cerveza aquí, nadie puede salir a la calle sin un pañuelo. ¿Esto es lo que quiere Estados Unidos?"
Funcionarios dijeron que el embajador norteamericano Zalmay Khalilzad, que ha sido un activo intermediario en las conversaciones, ha apoyado la posición chií más estricta sobre el papel del islam. Khalilzad y sus ayudantes no pudieron ser localizados para que entregaran sus comentarios.
En Washington, un funcionario de gobierno dijo: "Claramente continúa el desacuerdo, pero las negociaciones no se han derrumbado. Están claramente en una etapa crítica. Creo que habrá intensas negociaciones entre todos mañana y durante el fin de semana".
El ataque en Mosul fue dirigido contra miembros del Partido Islámico Iraquí, que ha estado cabildeando para que los sunníes participen en las próximas elecciones. La minoría sunní boicoteó en gran parte las elecciones de enero que instalaron al actual gobierno de transición, dominado por chiíes y kurdos. Las amenazas de los rebeldes también contribuyeron al boicot. La limitada participación dejó a los sunníes con comparativamente poca influencia en el gobierno y en las negociaciones constitucionales.
Las fuerzas de Zarqawi, cobijándose en áreas sunníes en Iraq central y occidental, está amenazando la movida sunní de participar en el proceso político con una feroz determinación.
El jueves pistoleros abrieron el fuego contra una reunión en Ramadi de líderes políticos, tribales y religiosos que discutían la constitución. El gobernador local, que dirige la provincia sunní de Ambar en el oeste del país, estaba en la reunión, pero escapó ileso.
El viernes un líder insurgente saudí, Abu Muhammad Hajeri, del grupo de Zarqawi, fue encontrado muerto en Ramadi con otros tres iraquíes miembros de la resistencia. Miembros sunníes tribales, que hablaron a condición de conservar el anonimato, dijeron que habían sido asesinados por sunníes tribales.
Los asesinatos fueron una venganza por la muerte de miembros de tribus en choques previos este mes, cuando miembros tribales sunníes tomaron las armas para impedir que el grupo de Zarqawi implementara un edicto ordenando la expulsión de los chiíes de la localidad, dijeron miembros de tribus sunníes.
"Incluso los sunníes que quieren resistir están empezando a ver las votaciones como una forma de resistencia pacífica, no violenta", dijo el mayor Ed R. Sullivan, un oficial militar norteamericano en Ramadi. "Es una tendencia creciente, que no gusta a los extremistas".
El viernes pistoleros mataron a un miembro del ayuntamiento en la ciudad de Hawija, al norte del país, dijo la policía. Un policía iraquí murió durante un allanamiento nocturno en Bagdad, dijeron agencias de prensa.
En Bagdad, trabajadores de Naciones Unidas bajaron su bandera azul y blanco a media asta en la Zona Verde para conmemorar el segundo aniversario del atentado contra la sede de Naciones Unidas en la capital el 19 de agosto de 2003.
Knickmeyer informó desde Bagdad. Robin Wright en Washington, Jonathan Finer en Bagdad y Naseer Nouri y Khalid Saffar en Baghdad contribuyeron a este reportaje.
21 de agosto de 2005
©washington post
©traducción mQh
Los asesinatos, ante una horrorizada muchedumbre, fueron el último episodio en una ascendente violencia entre insurgentes y la minoría sunní que ha sido su principal base de apoyo.
Un testigo, Muhammed Khalid, dijo que hombres armados que viajaban en ocho coches secuestraron a los activistas cuando estos colgaban pancartas llamando a los votantes a participar. Una hora después, los pistoleros aparecieron en otro vecindario. Bloquearon las calles laterales, impidieron que la gente escapara y prohibieron a los asustados tenderos que cerraran sus tiendas, dijeron testigos.
"Luego sacaron a tres hombres de los coches y los mataron frente a nosotros", dijo un testigo, Harith Saleem. Mencionó a uno de los asesinos, diciendo: "Este es el castigo para los que promueven las elecciones".
Entretanto, en Ramadi, una ciudad al oeste del país, miembros tribales sunníes mataron a un saudí y tres otros miembros del principal grupo insurgente del país, al Qaeda en Iraq, encabezado por Abu Musab Zarqawi, dijeron testigos y fuentes. También allá los asesinatos marcaron tensiones en rápido aumento entre combatientes extranjeros y sunníes.
La violencia política se produce en momentos en que todos los grupos iraquíes luchan por posiciones para remodelar el país más de dos años después de la caída de Saddam Hussein.
En Bagdad, el debate sobre el papel de la ley islámica ha estancado la redacción de la nueva constitución iraquí, y los iraquíes más laicos rechazan los términos que dijeron que colocarían a Iraq bajo el yugo de los clérigos, dijeron los negociadores.
Los iraquíes deben votar en octubre la nueva constitución y, en diciembre, por su primer gobierno de término completo, que determinará como se interpreta e implementa la constitución.
Los dirigentes políticos de Iraq y los miembros del comité constitucional tienen el lunes el segundo plazo -tras posponerse el primero en una semana- para presentar al parlamento un borrador de constitución, antes de las elecciones de octubre. Estados Unidos y líderes iraquíes han insistido en que la compleción de la constitución calmará la violencia política. Los atentados del viernes, sin embargo, sugieren que el baño de sangre continuará al menos hasta las elecciones programadas de diciembre.
Los negociadores dijeron el viernes que las partes habían alcanzado un acuerdo sobre el difícil tema del federalismo, que determinará el grado de independencia que conservará el norte predominantemente kurdo y el sur chií en la conducción de sus asuntos. El acuerdo alcanzado el viernes reconocería un estado federal kurdo en el norte y daría a otras regiones la misma opción, que deberá ser aprobada por los votantes locales y el parlamento, dijeron funcionarios chiíes y kurdos.
Esos términos allanan el camino del Consejo Supremo de la Revolución Islámica en Iraq -ahora el partido dominante en el gobierno interino iraquí- para formar un estado federal separado en el sur chií, comprendiendo hasta la mitad de las 18 provincias iraquíes.
Miembros del comité constitucional dijeron que todavía no han alcanzado un acuerdo sobre cómo se distribuirá la riqueza iraquí. Pero la disputa más importante, que emergió el sábado temprano, es sobre el papel del islam. El actual borrador de la constitución estipula que Iraq es un país islámico y que ninguna ley puede contradecir los principios básicos del islam.
Los sunníes más seculares y los kurdos han respaldado cambiar la redacción a principios "acordados" del islam -limitando con ellos seriamente la miríada de normas islámicas que pueden ser aplicadas a las leyes. Los grupos se han mostrado optimistas sobre las perspectivas de obtener esa concesión, pero el sábado temprano dijeron que habían fracasado.
"Si tratas de colocar esas frases, creas una teocracia, y la gente no lo quiere", dijo un negociador, que habló por teléfono y a condición de preservar el anonimato. "Nadie puede beber una cerveza aquí, nadie puede salir a la calle sin un pañuelo. ¿Esto es lo que quiere Estados Unidos?"
Funcionarios dijeron que el embajador norteamericano Zalmay Khalilzad, que ha sido un activo intermediario en las conversaciones, ha apoyado la posición chií más estricta sobre el papel del islam. Khalilzad y sus ayudantes no pudieron ser localizados para que entregaran sus comentarios.
En Washington, un funcionario de gobierno dijo: "Claramente continúa el desacuerdo, pero las negociaciones no se han derrumbado. Están claramente en una etapa crítica. Creo que habrá intensas negociaciones entre todos mañana y durante el fin de semana".
El ataque en Mosul fue dirigido contra miembros del Partido Islámico Iraquí, que ha estado cabildeando para que los sunníes participen en las próximas elecciones. La minoría sunní boicoteó en gran parte las elecciones de enero que instalaron al actual gobierno de transición, dominado por chiíes y kurdos. Las amenazas de los rebeldes también contribuyeron al boicot. La limitada participación dejó a los sunníes con comparativamente poca influencia en el gobierno y en las negociaciones constitucionales.
Las fuerzas de Zarqawi, cobijándose en áreas sunníes en Iraq central y occidental, está amenazando la movida sunní de participar en el proceso político con una feroz determinación.
El jueves pistoleros abrieron el fuego contra una reunión en Ramadi de líderes políticos, tribales y religiosos que discutían la constitución. El gobernador local, que dirige la provincia sunní de Ambar en el oeste del país, estaba en la reunión, pero escapó ileso.
El viernes un líder insurgente saudí, Abu Muhammad Hajeri, del grupo de Zarqawi, fue encontrado muerto en Ramadi con otros tres iraquíes miembros de la resistencia. Miembros sunníes tribales, que hablaron a condición de conservar el anonimato, dijeron que habían sido asesinados por sunníes tribales.
Los asesinatos fueron una venganza por la muerte de miembros de tribus en choques previos este mes, cuando miembros tribales sunníes tomaron las armas para impedir que el grupo de Zarqawi implementara un edicto ordenando la expulsión de los chiíes de la localidad, dijeron miembros de tribus sunníes.
"Incluso los sunníes que quieren resistir están empezando a ver las votaciones como una forma de resistencia pacífica, no violenta", dijo el mayor Ed R. Sullivan, un oficial militar norteamericano en Ramadi. "Es una tendencia creciente, que no gusta a los extremistas".
El viernes pistoleros mataron a un miembro del ayuntamiento en la ciudad de Hawija, al norte del país, dijo la policía. Un policía iraquí murió durante un allanamiento nocturno en Bagdad, dijeron agencias de prensa.
En Bagdad, trabajadores de Naciones Unidas bajaron su bandera azul y blanco a media asta en la Zona Verde para conmemorar el segundo aniversario del atentado contra la sede de Naciones Unidas en la capital el 19 de agosto de 2003.
Knickmeyer informó desde Bagdad. Robin Wright en Washington, Jonathan Finer en Bagdad y Naseer Nouri y Khalid Saffar en Baghdad contribuyeron a este reportaje.
21 de agosto de 2005
©washington post
©traducción mQh
0 comentarios