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federalismo iraní


[Borzou Daragahi] Sunníes ven la mano de Irán en llamados al federalismo y temen que llamado a la autonomía chií desintegre al país.
Bagdad, Iraq. Mientras se acercaba el plazo para que los políticos iraquíes redacten una nueva constitución, algunos participantes dijeron que estaban cerca de alcanzar un acuerdo. Entonces, de ninguna parte, dijeron, apareció una exigencia de un importante político chií.
Abdelaziz Hakim, presidente del principal partido del poderoso bloque parlamentario chií, habló ante una multitud de partidarios en Nayaf el 11 de agosto y llamó a formar una región chií semi-autónoma que comprende 9 de las 18 ricas provincias petroleras de Iraq. Hakim, que en el pasado encabezaba a una milicia adiestrada y sostenida por la conservadora Guardia Revolucionaria de Irán, calificó el mini-estado de objetivo "sagrado".
Los árabes sunníes se asombraron cuando los aliados políticos de Hakim presentaron el tema en las negociaciones constitucionales. Sospechando la implicación de Irán, acusaron a la teocracia chií de tratar de intervenir en asuntos internos de Iraq.
"Apareció de repente", dijo Iyad Samarrai, miembro del principal partido sunní del país. Es miembro del comité constitucional que tuvo que aplazar en una semana la fecha límite, hasta el lunes, principalmente debido a que los árabes sunníes se niegan a aceptar un gobierno central más débil. "Lo interpretamos como una intervención iraní".
Los iraquíes de las empobrecidas provincias del sur de Iraq han dicho desde hace tiempo que les gustaría tener más control sobre los recursos e ingresos locales. Están encima de la mayoría de las reservas de energía de Iraq, pero sus ciudades y aldeas fueron ignorados durante décadas de sucesivos gobiernos sunníes en Bagdad.
Pero los sunníes temen que el federalismo defendido por Hakim es una estratagema para entregar a Irán el control de facto del sur.
"El problema del federalismo en el sur estuvo siempre en la mesa de negociaciones, pero no a esta escala y velocidad", dijo Hassan Zeidan, miembro del Consejo del Diálogo Nacional, un grupo sunní que tiene representantes en la comisión constitucional.
Los sunníes todavía deben reunirse con chiíes y kurdos étnicos para aprobar la constitución iraquí que consagra el federalismo antes del plazo del lunes. Pero su percepción de que Irán está detrás del llamado a la autonomía del sur de Iraq ha obstaculizado los esfuerzos para aliviar las preocupaciones de que el federalismo sea usado para provocar el desmembramiento del país.
"Los sunníes tienen miedo del federalismo en el sur", dijo Mahmoud Othman, miembro kurdo del comité constitucional. El norte kurdo ha gozado de una autonomía de facto desde el fin de la Guerra del Golfo Pérsico de 1991. "El sur está cerca de Irán. Ahora temen que se esté acercando demasiado", dijo.
Irán e Iraq comparten una larga frontera y siglos de rivalidad. Los chiíes iraníes son en su mayoría de origen persa, mientras los chiíes iraquíes son árabes, concentrados en el sur del país donde se ubican tres de los santuarios más importantes de la secta. En 1980, Saddam Hussein atacó a Irán, implicándose en una guerra de desgaste de ocho años que los emocionalmente cicatrizados veteranos de ambos países todavía no han olvidado.
La invasión norteamericana de Iraq en 2003 significó para Irán nuevos peligros y oportunidades, proporcionándole la oportunidad de construir influencia entre los ahora dominantes chiíes y kurdos en Iraq mientras acerca a su frontera a su enemigo arquetípico, Estados Unidos.
Pero los temores iniciales de Irán de que Estados Unidos desaparecieron cuando los soldados norteamericanos se vieron atrapados en la lucha contra la resistencia, dirigida en su mayoría por descontentos árabes sunníes. Funcionarios norteamericanos dijeron hace poco que llegaban armas a Iraq desde Irán.
En declaraciones públicas los líderes de Irán han abogado por un Iraq fuerte y acusan a los americanos y "sionistas" de tratar de desmembrar el país.
"La nueva constitución iraquí puede y debe actuar como un documento para poner a prueba y consolidar la integridad política, independencia e integridad territorial y uniformidad", dijo en una editorial la semana pasada Jomhouri Eslami, un conservador iraní cuyas posiciones son consideradas cercanas a Líder Supremo Ali Khamenei.
Después de todo, dijeron funcionarios iraníes, si Iraq se fuera a fragmentar a lo largo de líneas étnicas y sectarias, podría inspirar la rebelión de sus propias inquietas minoría -entre ellos kurdos, árabes y azerbaiyanos.
Pero expertos dicen que Irán está jugando doble. Aunque apoya públicamente a un Iraq fuerte dirigido por sus viejos amigos, está simultáneamente empujándolo hacia la inestabilidad para mantener a Estados Unidos mal parado, dijo Judith Yaphe, ex analista de la CIA ahora en la Universidad de la Defensa Nacional en Washington.
"Irán nunca... corre riesgos sin un plan de soporte y un excusa verosímil", dijo.
"El desorden mantiene débil a Iraq, atado de manos a Estados Unidos y distraído, e Irán podría incluso hacer con un aliado bajo su control en una provincia semi-autónoma en el sur".
Wayne White, ex especialista en Iraq en el ministerio de Asuntos Exteriores, indicó los lazos que hay entre el gobierno iraní y el primer ministro provisional de Iraq, Ibrahim Jafari.
"En una época en que los esfuerzos por atraer al mayor número posible de árabes sunníes al proceso político regular de Iraq debería ser prioritario, los dos gobiernos están implicados en intercambios diplomáticos de alto nivel poco después de que Jafari completara la formación de su gobierno", dijo White, del Instituto de Oriente Medio, un laboratorio ideológico de Washington. Esas movidas "probablemente despertarán las sospechas de los árabes sunníes y paranoia sobre los profundos y permanentes lazos entre iraníes y chiíes iraquíes".
Durante las reuniones del comité constitucional, los sunníes acusaron a los chiíes de hacer el juego de Teherán, dijo Suha Azzawi, un miembro árabe sunní de la comisión. Un Iraq federal descentralizado, dijeron, daría a los iraníes todo lo que quieren: un Bagdad débil, un sur dócil y un elemento de negociación contra Estados Unidos y los chiíes de los estados del Golfo.
Los chiíes de Iraq dicen que el federalismo que defienden es un modo de mantener la identidad cultural del sur, dándoles la opción de financiar ceremonias religiosas en lugar de paradas militares, mezquitas en lugar de jardines de juego.
Así que fue una sorpresa cuando los políticos chiíes que regatean sobre la constitución exigieron que los estados tengan el derecho de hacer negocios con países extranjeros. Muchos iraquíes sospechan que Irán preferirá hacer negocios sobre el petróleo y otros con caras amistosas en las provincias fronterizas que llegar hasta Bagdad.
El ministro de Asuntos Exteriores de Iraq, Hoshyar Zebari, un kurdo conocido por su discreción y diplomática amabilidad, confirmó que fue inhabitualmente franco cuando trató el tema con sus contrapartes iraníes.
"Pedimos al gobierno iraní que cambie su política de acuerdos bilaterales que está firmando con provincias iraquíes sin el conocimiento ni participación del gobierno central", dijo Zebari la semana pasada en el diario londinense Al Hayat.
"Estamos pidiendo al gobierno iraní que no entre en negociaciones ni acuerdos fuera de la autoridad del gobierno central".

Edmund Sanders contribuyó a este reportaje.

22 de agosto de 2005
©los angeles times
©traducción mQh


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