iraquíes quieren aplazar votación
[Thanassis Cambanis] En un congreso, los políticos mencionan los continuados conflictos. Sin embargo, el asalto de Faluya se justificó en la necesidad de pacificar el territorio sunní en previsión de las elecciones.
Dukan, Iraq. Importantes políticos sunníes y representantes del primer ministro y presidente iraquíes llamaron ayer a posponer las elecciones nacionales de Iraq hasta que se restaure el orden en el territorio árabe sunní que ha sido escenario de violentos enfrentamientos. Es la señal más fuerte de que las votaciones pueden no tener lugar en enero, como estaba programado.
Las elecciones nacionales han sido el punto principal en la agenda norteamericana para Iraq y la principal misión del gobierno interino es supuestamente allanar el camino para que una asamblea elegida redacte una nueva Constitución. Pero el orden se ha deteriorado en el Triángulo Sunní y las tropas norteamericanas e iraquíes están luchando por restablecerlo.
En un congreso de un día de duración en un balneario junto a un lago en territorio kurdo al norte de Iraq, casi altos funcionarios de los más importantes partidos políticos de Iraq -incluyendo al vice-presidente y a varios ministros- discutieron la posibilidad de aplazar en dos o tres meses las elecciones hasta que se restablezca el orden. Aunque el congreso no es vinculante, se espera que de forma a las deliberaciones formales del gobierno interino más tarde en Bagdad.
No está claro quién tiene la autoridad legal para posponer las elecciones, que según la Constitución interina deberían tener lugar antes del 31 de enero. Pero un importante ayudante de Allawi dijo que el primer ministro consultará el asunto con su gabinete, la Junta Electoral Independiente de Iraq, y Naciones Unidas.
"No creo que podamos restablecer el orden y solucionar los problemas técnicos de la Junta Electoral en un período tan corto de tiempo", dijo Ibrahim al-Janabi, mano derecha del primer ministro interino Iyad Allawi, en la Acuerdo Nacional Iraquí. "Creo que es más probable que se aplacen o pospongan las elecciones, a que sean convocadas", dijo Janabi en una entrevista durante una pausa del congreso a puertas cerradas.
Dos funcionarios del ministerio de Asuntos Exteriores aproximados ayer por la tarde en Washington dijeron que no sabían nada del congreso y no podían comentarlo. Sin embargo, dijeron que la política norteamericana era respetar los deseos del pueblo iraquí y que, por lo que ellos sabían, el gobierno no tenía intenciones de aplazar las votaciones.
"Esta es una decisión que tomarán los iraquíes basándose en lo que ellos piensen que se puede hacer", dijo uno de los funcionarios, que pidió conservar el anonimato. "El gobierno iraquí ha declarado y reiterado que su intención es realizar las elecciones según lo programado".
Cambiar la fecha de las elecciones podría provocar una seria ruptura entre los sunníes, que temen que la votación los relegará oficialmente a una condición de minoría en el nuevo gobierno, y los chiíes y kurdos, muchos de los cuales quieren que las elecciones sigan adelante para reclamar su parte del poder político nacional y redactar una nueva Constitución que garantice sus derechos.
El encuentro fue ideado originalmente para concentrarse en el proceso electoral y en las coaliciones multi-partido. La agenda se concentró, sin embargo, en las condiciones de emergencia, y prácticamente todos los partidos dijeron que en el actual clima de seguridad, las elecciones serían un asunto sangriento y mortífero.
"Los sunníes boicotearán las elecciones si las condiciones de seguridad se mantienen como están", dijo Mohsen Abdulhamid, jefe del Partido Musulmán Iraquí, que se retiró del gobierno la semana pasada para protestar contra el asalto de Faluya por tropas norteamericanas e iraquíes.
Pero líderes chiíes y kurdos presentes en la conferencia, que dicen que representan colectivamente al 85 por ciento de la población iraquí, dijeron que estaban preparados para convocar las elecciones en enero con o sin la participación del Triángulo Sunní. "No hay elecciones perfectas en ninguna parte del mundo", dijo Sa'ad Jawad Qandil, un alto funcionario del Consejo Supremo para la Revolución Musulmana de Iraq, o SCIRI. "Si por problemas de seguridad algunas minorías no pueden participar en las elecciones, no es una razón para cancelar la decisión de la mayoría".
En la reunión de ayer, kurdos y chiíes argumentaron que los sunníes estaban secuestrando el proceso electoral, exigiendo que se aplazaran tanto tiempo como continuara la violencia en sus ciudades -una violencia de la que ellos son los responsables.
Nawshirwan Mustafa, un alto funcionario de la Unión Patriótica del Kurdistán, dijo que incluso aunque tropas de Estados Unidos e iraquíes habían fracasado en restablecer el orden, las elecciones no podían ser pospuestas indefinidamente.
"La credibilidad del gobierno depende de respetar el programa", dijo. "No hay ningún país en el mundo en el que participe en elecciones el cien por cien de la gente".
Hasta ahora, los políticos iraquíes han eludido el tema potencialmente explosivo sobre la oportunidad de las elecciones.
El gran ayatollah Ali al-Sistani, la autoridad religiosa más alta de la mayoría chií de Iraq, llamó a cientos de miles de partidarios a que salieran a la calle antes este año para apoyar su exigencia de un programa estricto para convocar a elecciones y redactar la nueva Constitución.
Este verano, Allawi mencionó la posibilidad de realizar las elecciones nacionales solamente en las áreas estables, dejando fuera las áreas del país donde organizar las elecciones era muy peligroso. Sin embargo, ayer parecía haberse retractado de esa postura.
"No puedes tener elecciones en algunas ciudades y excluir a otras", dijo Janabi, su ayudante. "Si quieres realizar elecciones, tienen que ser en todo Iraq y al mismo tiempo".
Estados Unidos ha dicho que cree que las elecciones deben realizarse en enero en todo el país, y dijo que la ofensiva militar que empezó el mes pasado, y que incluye operaciones en Faluya y Mosul, tenía por objeto lograr esa meta.
Los musulmanes sunníes prosperaron durante el régimen de Saddam Hussein y muchos se movilizaron contra el gobierno interino, que es dominado por una combinación de árabes chiíes y kurdos. Ahora, los combates que se concentran en el cinturón de ciudades sunníes en el centro de la resistencia, incluyendo Mosul, Bagdad y Faluya, ha intensificado el sentimiento de indignación hacia el gobierno en Bagdad, haciendo el panorama político todavía más volátil.
"Es bastante difícil decir que podamos realizar las elecciones cuando se mira la situación de seguridad", dijo Hajim al-Hasani, un político sunní que ha fundado un nuevo partido político con el presidente Ghazi al-Yawer.
Realizar las elecciones en enero privaría efectivamente de derechos civiles a la minoría sunní del país, dijo Hasani. "Estaríamos preparando el terreno para una guerra civil", dijo.
Las ineficientes fuerza policial y Guardia Nacional iraquíes complican el problema. Jefes militares norteamericanos dijeron que esperaban terminar con los bastiones insurgentes y entregarlos a las tropas iraquíes para que los patrullaran a tiempo para que los ciudadanos se pudieran inscribir en diciembre para votar en enero.
Pero una explosiva violencia ha estallado en todo el país en bastiones insurgentes como Mosul y Baqubah, incluso aunque las tropas norteamericanas hayan recuperado Faluya. Ayer en Mosul los insurgentes tomaron control de varios barrios y trataron de matar al gobernador provincial, atacando su sede y matando a uno de sus guardias.
Líderes kurdos y chiíes dijeron que estaban escépticos sobre la idea de que posponer las elecciones podría ayudar a combatir a los insurgentes y grupos terroristas.
Ahmed Chalabi, el antiguo favorito del Pentágono y jefe del Congreso Nacional Iraquí, ha vuelto a emerger como un participante clave de una coalición entre los partidos religiosos chiíes. En el congreso de ayer, dijo que cuestionaba a los políticos que pedían un aplazamiento.
"Ustedes piden posponer las elecciones hasta que mejore la situación de seguridad", dijo. "Pero ¿quién dice que la seguridad mejorará si se posponen las elecciones?"
Los delegados abandonaron el balneario a las 10 de la noche, tras el acuerdo de intervenir ante el gobierno en Bagdad para dar más tiempo a los partidos políticos para preparar las elecciones y pedir al gobierno que incluya a los partidos políticos en la planificación de la seguridad.
Los mismos líderes que ayer reprendieron al gobierno iraquí por su fracaso en encargarse de su propia seguridad, representan a casi todo el gobierno. Varios de ellos alegan ahora que el gobierno debería usar las milicias de partidos para encargarse de la seguridad durante las elecciones.
El SCIRI, el Congreso Nacional Iraquí y los dos partidos kurdos más importantes dijeron que sus propios combatientes podían efectivamente controlar policialmente gran parte del país si eran invitados por el gobierno.
Ningún partido político aliado de la resistencia asistió a la reunión. Tampoco llegaron delegados del Moqtada al-Sáder, el clérigo radical chií cuyo Ejército de Mahdi ha librado duras batallas contra las tropas norteamericanas en Ciudad Sáder, Nayaf y Karbala.
Funcionarios norteamericanos y el gobierno iraquí se oponen al despliegue de las milicias de los partidos políticos, diciendo que esa decisión abriría una caja de Pandora, soltando ejércitos privados que sólo responden ante sus propios jefes. También temen que las milicias aumenten la posibilidad de un conflicto interno entre ganadores y perdedores después de las elecciones.
Farah Stockman contribuyó desde Washington a este reportaje. Se puede escribir a Thanassis Cambanis a tcambanis@globe.com.
20 de noviembre de 2004
©boston globe
©traducción mQh
Las elecciones nacionales han sido el punto principal en la agenda norteamericana para Iraq y la principal misión del gobierno interino es supuestamente allanar el camino para que una asamblea elegida redacte una nueva Constitución. Pero el orden se ha deteriorado en el Triángulo Sunní y las tropas norteamericanas e iraquíes están luchando por restablecerlo.
En un congreso de un día de duración en un balneario junto a un lago en territorio kurdo al norte de Iraq, casi altos funcionarios de los más importantes partidos políticos de Iraq -incluyendo al vice-presidente y a varios ministros- discutieron la posibilidad de aplazar en dos o tres meses las elecciones hasta que se restablezca el orden. Aunque el congreso no es vinculante, se espera que de forma a las deliberaciones formales del gobierno interino más tarde en Bagdad.
No está claro quién tiene la autoridad legal para posponer las elecciones, que según la Constitución interina deberían tener lugar antes del 31 de enero. Pero un importante ayudante de Allawi dijo que el primer ministro consultará el asunto con su gabinete, la Junta Electoral Independiente de Iraq, y Naciones Unidas.
"No creo que podamos restablecer el orden y solucionar los problemas técnicos de la Junta Electoral en un período tan corto de tiempo", dijo Ibrahim al-Janabi, mano derecha del primer ministro interino Iyad Allawi, en la Acuerdo Nacional Iraquí. "Creo que es más probable que se aplacen o pospongan las elecciones, a que sean convocadas", dijo Janabi en una entrevista durante una pausa del congreso a puertas cerradas.
Dos funcionarios del ministerio de Asuntos Exteriores aproximados ayer por la tarde en Washington dijeron que no sabían nada del congreso y no podían comentarlo. Sin embargo, dijeron que la política norteamericana era respetar los deseos del pueblo iraquí y que, por lo que ellos sabían, el gobierno no tenía intenciones de aplazar las votaciones.
"Esta es una decisión que tomarán los iraquíes basándose en lo que ellos piensen que se puede hacer", dijo uno de los funcionarios, que pidió conservar el anonimato. "El gobierno iraquí ha declarado y reiterado que su intención es realizar las elecciones según lo programado".
Cambiar la fecha de las elecciones podría provocar una seria ruptura entre los sunníes, que temen que la votación los relegará oficialmente a una condición de minoría en el nuevo gobierno, y los chiíes y kurdos, muchos de los cuales quieren que las elecciones sigan adelante para reclamar su parte del poder político nacional y redactar una nueva Constitución que garantice sus derechos.
El encuentro fue ideado originalmente para concentrarse en el proceso electoral y en las coaliciones multi-partido. La agenda se concentró, sin embargo, en las condiciones de emergencia, y prácticamente todos los partidos dijeron que en el actual clima de seguridad, las elecciones serían un asunto sangriento y mortífero.
"Los sunníes boicotearán las elecciones si las condiciones de seguridad se mantienen como están", dijo Mohsen Abdulhamid, jefe del Partido Musulmán Iraquí, que se retiró del gobierno la semana pasada para protestar contra el asalto de Faluya por tropas norteamericanas e iraquíes.
Pero líderes chiíes y kurdos presentes en la conferencia, que dicen que representan colectivamente al 85 por ciento de la población iraquí, dijeron que estaban preparados para convocar las elecciones en enero con o sin la participación del Triángulo Sunní. "No hay elecciones perfectas en ninguna parte del mundo", dijo Sa'ad Jawad Qandil, un alto funcionario del Consejo Supremo para la Revolución Musulmana de Iraq, o SCIRI. "Si por problemas de seguridad algunas minorías no pueden participar en las elecciones, no es una razón para cancelar la decisión de la mayoría".
En la reunión de ayer, kurdos y chiíes argumentaron que los sunníes estaban secuestrando el proceso electoral, exigiendo que se aplazaran tanto tiempo como continuara la violencia en sus ciudades -una violencia de la que ellos son los responsables.
Nawshirwan Mustafa, un alto funcionario de la Unión Patriótica del Kurdistán, dijo que incluso aunque tropas de Estados Unidos e iraquíes habían fracasado en restablecer el orden, las elecciones no podían ser pospuestas indefinidamente.
"La credibilidad del gobierno depende de respetar el programa", dijo. "No hay ningún país en el mundo en el que participe en elecciones el cien por cien de la gente".
Hasta ahora, los políticos iraquíes han eludido el tema potencialmente explosivo sobre la oportunidad de las elecciones.
El gran ayatollah Ali al-Sistani, la autoridad religiosa más alta de la mayoría chií de Iraq, llamó a cientos de miles de partidarios a que salieran a la calle antes este año para apoyar su exigencia de un programa estricto para convocar a elecciones y redactar la nueva Constitución.
Este verano, Allawi mencionó la posibilidad de realizar las elecciones nacionales solamente en las áreas estables, dejando fuera las áreas del país donde organizar las elecciones era muy peligroso. Sin embargo, ayer parecía haberse retractado de esa postura.
"No puedes tener elecciones en algunas ciudades y excluir a otras", dijo Janabi, su ayudante. "Si quieres realizar elecciones, tienen que ser en todo Iraq y al mismo tiempo".
Estados Unidos ha dicho que cree que las elecciones deben realizarse en enero en todo el país, y dijo que la ofensiva militar que empezó el mes pasado, y que incluye operaciones en Faluya y Mosul, tenía por objeto lograr esa meta.
Los musulmanes sunníes prosperaron durante el régimen de Saddam Hussein y muchos se movilizaron contra el gobierno interino, que es dominado por una combinación de árabes chiíes y kurdos. Ahora, los combates que se concentran en el cinturón de ciudades sunníes en el centro de la resistencia, incluyendo Mosul, Bagdad y Faluya, ha intensificado el sentimiento de indignación hacia el gobierno en Bagdad, haciendo el panorama político todavía más volátil.
"Es bastante difícil decir que podamos realizar las elecciones cuando se mira la situación de seguridad", dijo Hajim al-Hasani, un político sunní que ha fundado un nuevo partido político con el presidente Ghazi al-Yawer.
Realizar las elecciones en enero privaría efectivamente de derechos civiles a la minoría sunní del país, dijo Hasani. "Estaríamos preparando el terreno para una guerra civil", dijo.
Las ineficientes fuerza policial y Guardia Nacional iraquíes complican el problema. Jefes militares norteamericanos dijeron que esperaban terminar con los bastiones insurgentes y entregarlos a las tropas iraquíes para que los patrullaran a tiempo para que los ciudadanos se pudieran inscribir en diciembre para votar en enero.
Pero una explosiva violencia ha estallado en todo el país en bastiones insurgentes como Mosul y Baqubah, incluso aunque las tropas norteamericanas hayan recuperado Faluya. Ayer en Mosul los insurgentes tomaron control de varios barrios y trataron de matar al gobernador provincial, atacando su sede y matando a uno de sus guardias.
Líderes kurdos y chiíes dijeron que estaban escépticos sobre la idea de que posponer las elecciones podría ayudar a combatir a los insurgentes y grupos terroristas.
Ahmed Chalabi, el antiguo favorito del Pentágono y jefe del Congreso Nacional Iraquí, ha vuelto a emerger como un participante clave de una coalición entre los partidos religiosos chiíes. En el congreso de ayer, dijo que cuestionaba a los políticos que pedían un aplazamiento.
"Ustedes piden posponer las elecciones hasta que mejore la situación de seguridad", dijo. "Pero ¿quién dice que la seguridad mejorará si se posponen las elecciones?"
Los delegados abandonaron el balneario a las 10 de la noche, tras el acuerdo de intervenir ante el gobierno en Bagdad para dar más tiempo a los partidos políticos para preparar las elecciones y pedir al gobierno que incluya a los partidos políticos en la planificación de la seguridad.
Los mismos líderes que ayer reprendieron al gobierno iraquí por su fracaso en encargarse de su propia seguridad, representan a casi todo el gobierno. Varios de ellos alegan ahora que el gobierno debería usar las milicias de partidos para encargarse de la seguridad durante las elecciones.
El SCIRI, el Congreso Nacional Iraquí y los dos partidos kurdos más importantes dijeron que sus propios combatientes podían efectivamente controlar policialmente gran parte del país si eran invitados por el gobierno.
Ningún partido político aliado de la resistencia asistió a la reunión. Tampoco llegaron delegados del Moqtada al-Sáder, el clérigo radical chií cuyo Ejército de Mahdi ha librado duras batallas contra las tropas norteamericanas en Ciudad Sáder, Nayaf y Karbala.
Funcionarios norteamericanos y el gobierno iraquí se oponen al despliegue de las milicias de los partidos políticos, diciendo que esa decisión abriría una caja de Pandora, soltando ejércitos privados que sólo responden ante sus propios jefes. También temen que las milicias aumenten la posibilidad de un conflicto interno entre ganadores y perdedores después de las elecciones.
Farah Stockman contribuyó desde Washington a este reportaje. Se puede escribir a Thanassis Cambanis a tcambanis@globe.com.
20 de noviembre de 2004
©boston globe
©traducción mQh
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