guardias violentos en iraq
[Jonathan Finer] Guardias de seguridad en Iraq son investigados después de tiroteos.
Irbil, Iraq. El disparo de un rifle quebró la relativa calma de la mañana de Ali Ismael, en una de las ciudades más seguras de Iraq.
Ismael, su hermano mayor Bayez, y su chofer habían parado detrás de un convoy de cuatro todoterrenos Chevrolet Suburbans, que la policía cree que pertenecía a una compañía de seguridad americana en las cercanías. Se abrió la puerta de atrás del último vehículo, dijeron los hermanos en entrevistas, y un hombre con gafas de sol y un chaleco antibalas marrón saltó fuera y apuntó con su rifle.
"Pensé que estaba tratando de asustarnos, como hacen siempre, para mantenernos alejados. Pero entonces disparó", dijo Ismael, 20. Su cuero cabelludo todavía está marcado por un pedazo calvo y cuatro cicatrices de color púrpura que le dejó la bala que rozó su cabeza y lo dejó sangrando en el asiento de atrás de su todoterrenos Toyota.
"Después de eso, no recuerdo nada", dijo.
Una investigación norteamericana del incidente del 14 de julio concluyó que ningún guardia americano era responsable, una conclusión puesta en duda por Ismael, otros testigos, políticos locales y el más importante funcionario de seguridad de la ciudad, que lo calificó de encubrimiento. Nadie ha sido responsabilizado hasta el momento.
Los tiroteos recientes de civiles iraquíes, que se dice que implican a la legión de guardias de seguridad norteamericanos, británicos y otros extranjeros que operan en el país, están causando cada vez más preocupación a funcionarios iraquíes y comandantes americanos que dicen que socavan las relaciones entre las fuerzas militares extranjeras y los civiles iraquíes.
Las compañías de seguridad privadas ocupan las polvorientas carreteras iraquíes, con sus característicos coches deportivos utilitarios atiborrados de hombres que enarbolan sus rifles para hacerse camino entre el tráfico. Su trabajo es uno de los más peligrosos del país: escoltar convoyes, proteger a dignatarios y custodiar la infraestructura para impedir ataques de los rebeldes. Pero sus actividades están ahora en entredicho, aquí y en Washington, después de que acusaciones de tiroteos indiscriminados y otros actos de violencia han terminado en acusaciones de control insuficiente.
"Estos tipos recorren el país y hacen cosas estúpidas. Nadie tiene autoridad sobre ellos, de modo que no los puedes reprimir cuando ellos usan la violencia", dijo el general de brigada Karl R. Horst, subcomandante de la Tercera División de Infantería, que es responsable de la seguridad en Bagdad y alrededores. "Disparan contra la gente y alguien tiene que ocuparse de las secuelas. Ocurre en todas partes".
No se ha hecho pública ninguna estadística de esos incidentes, y Aegis, la compañía de seguridad británica que ayuda a controlar a los guardias en Bagdad y realiza operaciones en la Zona Verde en el centro de la capital, se negó a responder preguntas. En los raros casos en que se presentan demandas, a menudo se acusa a militares norteamericanos por las acciones de las compañías privadas, de acuerdo a Adnan Asadi, el vice-ministro del Interior responsable de la supervisión de las compañías de seguridad.
"La gente siempre dice que lo hizo el ejército, e incluso nuestra policía no conoce la diferencia", dijo.
Los tiroteos se han hecho tan frecuentes en Bagdad este verano que Horst empezó a llevar su propia cuenta en un cuaderno de notas con espiral que usa para apuntar el día a día. Entre mayo y julio, dijo, apuntó al menos una docena de disparos hechos contra civiles por guardias privados, que terminaron con la vida de seis iraquíes, dejando a tres heridos. El caso más espantoso ocurrió el 12 de mayo en el barrio de Nueva Bagdad. Un guardia abrió el fuego contra un coche que se acercaba, que entonces se incrustó en una multitud. Dos días después del incidente, soldados americanos que patrullaban la misma calle pisaron una bomba improvisada.
El 14 de mayo, en otra parte de la ciudad, guardias de seguridad privados que trabajaban para la embajada norteamericana dispararon y mataron al menos a un civil iraquí mientras trasladaban a diplomáticos desde la Zona Verde, de acuerdo a un funcionario de la embajada que habló a condición de no ser nombrado. Después del incidente, la compañía despidió a dos de sus guardias.
Los empleados de las firmas privadas de seguridad no pueden ser procesados en Iraq, según una orden adoptada el año pasado por el gobierno interino iraquí. El castigo más severo que se les puede aplicar es la revocación de su permiso y el despido de sus trabajos, dijeron funcionarios estadounidenses. Su pesada presencia se deriva en parte de los intentos del Pentágono de mantener bajos niveles de tropas encargando trabajos a compañías privadas -trabajos que antes realizaban las tropas americanas.
De momento hay al menos 36 compañías de seguridad extranjeras -la mayoría norteamericanas y británicas- y 16 iraquíes inscritas para operar aquí, de acuerdo al ministerio del Interior, y al menos 50 más funcionan ilegalmente. Su fuerza de trabajo total se calcula en 25.000; muchos son militares veteranos, aunque sus niveles de experiencia varían. Hacia diciembre, los contratos para proporcionar seguridad a las agencias oficiales norteamericanas y firmas de reconstrucción en Iraq superaron los 766 millones de dólares, de acuerdo a un reciente informe de la Contraloría del gobierno.
"A medida que se extendía el mundo de la seguridad, creo que algunas empresas tuvieron que incorporar a sus equipos a gentes con mucho menos experiencia", dijo Harry Schute, que desde marzo de 2003 a principios de 2004 comandó un batallón de asuntos civiles del ejército en el norte de Iraq y ahora se desempeña como asesor del gobierno regional de Kurdistán, que tiene su capital en Irbil.
Johann R. Jones, director de la Asociación de Compañías Privadas de Seguridad, una organización profesional que representa a esas empresas, conocidas como PSC, rechazó la descripción de Horst de su trabajo, en una respuesta por e-mail a preguntas escritas.
"Mientras que la conducta de algunas PSCs no ayuda mucho, no debemos olvidar que hay manzanas podridas' en todas las organizaciones, incluyendo las MNF-1", escribió Jones, usando la abreviatura de las Fuerzas Multinacionales Iraq, la coalición militar americana aquí.
"El gobierno iraquí ha hecho enorme progresos en la regulación y control de las PSCs. También ha habido esfuerzos en la comunidad de las compañías de seguridad misma para identificar a los que se comportan de manera inaceptable".
El funcionario de la embajada norteamericana dijo que estaba "extremadamente preocupado" sobre los incidentes que implican a compañía de seguridad privadas, pero la inmensa mayoría de los guardias de seguridad eran altamente profesionales. De los 122 tiroteos protagonizados por guardias que protegían a funcionarios de la embajada desde julio de 2004, sólo tres han resultado en medidas disciplinarias, de acuerdo a funcionarios norteamericanos que supervisan a las compañías de seguridad privadas.
"Mira, estamos en una zona de guerra", dijo el funcionario. "Ellos son objetivos. Los rebeldes saben que lo que ven cuando ven pasar por la calle un todoterrenos. Hay gente tratando de matarlos todo el rato, y a veces tienen que responder".
Contratistas de seguridad y otros que trabajan en Iraq han sido con frecuencia víctimas de la violencia. De acuerdo a un informe al congreso el mes pasado, del ministerio de Defensa, entre el 1 de mayo de 2003 y el 28 de octubre de 2004, murieron 166 contratistas y 1.005 quedaron heridos. El incidente más publicitado ocurrió el 31 de marzo de 2004, cuando cuatro empleados de la Blackwater Security Consulting, una compañía de Carolina del Norte, fueron asesinados y sus cuerpos arrastrados por la volátil ciudad de Faluya, al oeste del país.
A pesar de que muchas compañías de seguridad realizan tareas militares, a menudo a nombre del gobierno norteamericano, no caen bajo el mando de las fuerzas armadas. En respuesta a una petición del congreso de más informaciones sobre el control de los guardias privados, el Pentágono dijo que la relación de los militares con ellos era "de coordinación, no de control".
Horst se negó a proporcionar los nombres de los contratistas cuyos empleados estuvieron implicados en los 12 tiroteos que documentó en el área de Bagdad. Pero dejó claro que creía que el incidente del 12 de mayo, en el que murieron tres personas, provocó directamente el ataque contra sus soldados en la misma calle días después.
"¿Crees que eso es una acción insurgente? No lo es", dijo Horst. "Eso lo hizo alguien vengando la muerte de sus familiares. Y nosotros no teníamos absolutamente nada que ver con eso".
Asadi, el funcionario del ministerio del Interior, dijo que los civiles iraquíes de todos modos pensaban en privado que los guardias de seguridad eran soldados estadounidenses. "Tienen el mismo aspecto, la misma pinta", dijo. "La única diferencia son los todoterrenos", los vehículos utilizados por los militares, pero no por las compañías privadas.
En mayo, Asesi envió una breve carta a las compañías de seguridad inscritas instándoles a respetar las leyes locales o de otro modo correr el riesgo de que se les retiren los permisos. "La anulación será distribuida en todas las agencias del estado, con el objetivo que impedir que alguna de ellas trabaje con ustedes", escribió. El 27 de mayo, después del tiroteo de Bagdad, Horst convocó a una reunión con representantes de firmas de seguridad y funcionarios policiales en la embajada norteamericana.
"Tuvimos un diálogo sobre las maneras y la conducta y el control de las consecuencias", dijo Horst. "Nuestra filosofía es no hacer nuevos enemigos y eso es lo que he tratado de transmitirles. Ellos no piensan en las consecuencias de lo que hacen; nosotros sí tenemos que pensar en ellas".
Al día siguiente, la relación a veces contenciosa entre las compañías de seguridad y los militares americanos estalló abiertamente. Los marines en la provincia de Anbar, al oeste del país, detuvieron a 19 guardias privados de otra compañía de Carolina del Norte, Zapata Engineering, que se dice dispararon contra las tropas americanas cerca de Faluya.
Horst dijo que ese día temprano sus soldados habían tenido una riña con esos 19 empleados. Los guardias -16 americanos y 3 iraquíes- viajaban hacia el oeste desde Bagdad en un convoy de todoterrenos blancos. Cuando pasaban frente a la cárcel de Abu Ghraib, cuyo perímetro es custodiado por los soldados de Horst, empezaron a disparar indiscriminadamente a los lados de la carretera, dijo el general.
"Estaban haciendo lo que llamanos limpiando con fuego'", dijo Horst. "Disparaban contra todo lo que veían. Pasaron a toda velocidad, y dispararon contra nuestras tropas y no se detuvieron. Nadie les estaba disparando a ellos".
El tiroteo de Ismael en Irbil ocurrió seis semanas después. La policía dijo que el convoy de Suburbans procedió rápidamente desde el lugar de los hechos a una base gestionada por la Agencia de Desarrollo Internacional norteamericana, que es custodiada por la DynCorp International, una firma americana.
Una investigación de oficiales norteamericanos concluyó que "la evidencia indica claramente que el vehículo fue disparado desde atrás por desconocidos y no desde frente" por empleados de la compañía de seguridad, de acuerdo a un informe del 15 de julio presentado a funcionarios de seguridad kurdos.
El informe presentaba algunas "teorías provisionales" para explicar el tiroteo, incluyendo la posibilidad de que hubiera sido una emboscada de los insurgentes en la que el todoterrenos de Ismael estuvo simplemente "en el lugar equivocado, en el momento equivocado", o un intento de asesinato de Bayez Ismael, un funcionario del Partido Democrático del Kurdistán.
Abdullah Ali, director de la policía secreta de Irbil, calificó el informe norteamericano de "tres páginas de mentiras para tratar de encubrir la participación de la compañía".
"Hemos revisado todas las evidencia", continuó. "Los testigos sólo oyeron un balazo desde el frente. Y encontramos su pelo y sangre en la ventana de atrás, lo que lo confirma. Estamos un millón por ciento seguros".
En una respuesta por e-mail a preguntas, el portavoz de DynCorp, Gregory Lagaña, se refirió a la investigación de la embajada. "Hemos confirmado que nuestra gente en el área de Irbil no salió del recinto ese día", escribió.
10 de septiembre de 2005
©washington post
©traducción mQh
Ismael, su hermano mayor Bayez, y su chofer habían parado detrás de un convoy de cuatro todoterrenos Chevrolet Suburbans, que la policía cree que pertenecía a una compañía de seguridad americana en las cercanías. Se abrió la puerta de atrás del último vehículo, dijeron los hermanos en entrevistas, y un hombre con gafas de sol y un chaleco antibalas marrón saltó fuera y apuntó con su rifle.
"Pensé que estaba tratando de asustarnos, como hacen siempre, para mantenernos alejados. Pero entonces disparó", dijo Ismael, 20. Su cuero cabelludo todavía está marcado por un pedazo calvo y cuatro cicatrices de color púrpura que le dejó la bala que rozó su cabeza y lo dejó sangrando en el asiento de atrás de su todoterrenos Toyota.
"Después de eso, no recuerdo nada", dijo.
Una investigación norteamericana del incidente del 14 de julio concluyó que ningún guardia americano era responsable, una conclusión puesta en duda por Ismael, otros testigos, políticos locales y el más importante funcionario de seguridad de la ciudad, que lo calificó de encubrimiento. Nadie ha sido responsabilizado hasta el momento.
Los tiroteos recientes de civiles iraquíes, que se dice que implican a la legión de guardias de seguridad norteamericanos, británicos y otros extranjeros que operan en el país, están causando cada vez más preocupación a funcionarios iraquíes y comandantes americanos que dicen que socavan las relaciones entre las fuerzas militares extranjeras y los civiles iraquíes.
Las compañías de seguridad privadas ocupan las polvorientas carreteras iraquíes, con sus característicos coches deportivos utilitarios atiborrados de hombres que enarbolan sus rifles para hacerse camino entre el tráfico. Su trabajo es uno de los más peligrosos del país: escoltar convoyes, proteger a dignatarios y custodiar la infraestructura para impedir ataques de los rebeldes. Pero sus actividades están ahora en entredicho, aquí y en Washington, después de que acusaciones de tiroteos indiscriminados y otros actos de violencia han terminado en acusaciones de control insuficiente.
"Estos tipos recorren el país y hacen cosas estúpidas. Nadie tiene autoridad sobre ellos, de modo que no los puedes reprimir cuando ellos usan la violencia", dijo el general de brigada Karl R. Horst, subcomandante de la Tercera División de Infantería, que es responsable de la seguridad en Bagdad y alrededores. "Disparan contra la gente y alguien tiene que ocuparse de las secuelas. Ocurre en todas partes".
No se ha hecho pública ninguna estadística de esos incidentes, y Aegis, la compañía de seguridad británica que ayuda a controlar a los guardias en Bagdad y realiza operaciones en la Zona Verde en el centro de la capital, se negó a responder preguntas. En los raros casos en que se presentan demandas, a menudo se acusa a militares norteamericanos por las acciones de las compañías privadas, de acuerdo a Adnan Asadi, el vice-ministro del Interior responsable de la supervisión de las compañías de seguridad.
"La gente siempre dice que lo hizo el ejército, e incluso nuestra policía no conoce la diferencia", dijo.
Los tiroteos se han hecho tan frecuentes en Bagdad este verano que Horst empezó a llevar su propia cuenta en un cuaderno de notas con espiral que usa para apuntar el día a día. Entre mayo y julio, dijo, apuntó al menos una docena de disparos hechos contra civiles por guardias privados, que terminaron con la vida de seis iraquíes, dejando a tres heridos. El caso más espantoso ocurrió el 12 de mayo en el barrio de Nueva Bagdad. Un guardia abrió el fuego contra un coche que se acercaba, que entonces se incrustó en una multitud. Dos días después del incidente, soldados americanos que patrullaban la misma calle pisaron una bomba improvisada.
El 14 de mayo, en otra parte de la ciudad, guardias de seguridad privados que trabajaban para la embajada norteamericana dispararon y mataron al menos a un civil iraquí mientras trasladaban a diplomáticos desde la Zona Verde, de acuerdo a un funcionario de la embajada que habló a condición de no ser nombrado. Después del incidente, la compañía despidió a dos de sus guardias.
Los empleados de las firmas privadas de seguridad no pueden ser procesados en Iraq, según una orden adoptada el año pasado por el gobierno interino iraquí. El castigo más severo que se les puede aplicar es la revocación de su permiso y el despido de sus trabajos, dijeron funcionarios estadounidenses. Su pesada presencia se deriva en parte de los intentos del Pentágono de mantener bajos niveles de tropas encargando trabajos a compañías privadas -trabajos que antes realizaban las tropas americanas.
De momento hay al menos 36 compañías de seguridad extranjeras -la mayoría norteamericanas y británicas- y 16 iraquíes inscritas para operar aquí, de acuerdo al ministerio del Interior, y al menos 50 más funcionan ilegalmente. Su fuerza de trabajo total se calcula en 25.000; muchos son militares veteranos, aunque sus niveles de experiencia varían. Hacia diciembre, los contratos para proporcionar seguridad a las agencias oficiales norteamericanas y firmas de reconstrucción en Iraq superaron los 766 millones de dólares, de acuerdo a un reciente informe de la Contraloría del gobierno.
"A medida que se extendía el mundo de la seguridad, creo que algunas empresas tuvieron que incorporar a sus equipos a gentes con mucho menos experiencia", dijo Harry Schute, que desde marzo de 2003 a principios de 2004 comandó un batallón de asuntos civiles del ejército en el norte de Iraq y ahora se desempeña como asesor del gobierno regional de Kurdistán, que tiene su capital en Irbil.
Johann R. Jones, director de la Asociación de Compañías Privadas de Seguridad, una organización profesional que representa a esas empresas, conocidas como PSC, rechazó la descripción de Horst de su trabajo, en una respuesta por e-mail a preguntas escritas.
"Mientras que la conducta de algunas PSCs no ayuda mucho, no debemos olvidar que hay manzanas podridas' en todas las organizaciones, incluyendo las MNF-1", escribió Jones, usando la abreviatura de las Fuerzas Multinacionales Iraq, la coalición militar americana aquí.
"El gobierno iraquí ha hecho enorme progresos en la regulación y control de las PSCs. También ha habido esfuerzos en la comunidad de las compañías de seguridad misma para identificar a los que se comportan de manera inaceptable".
El funcionario de la embajada norteamericana dijo que estaba "extremadamente preocupado" sobre los incidentes que implican a compañía de seguridad privadas, pero la inmensa mayoría de los guardias de seguridad eran altamente profesionales. De los 122 tiroteos protagonizados por guardias que protegían a funcionarios de la embajada desde julio de 2004, sólo tres han resultado en medidas disciplinarias, de acuerdo a funcionarios norteamericanos que supervisan a las compañías de seguridad privadas.
"Mira, estamos en una zona de guerra", dijo el funcionario. "Ellos son objetivos. Los rebeldes saben que lo que ven cuando ven pasar por la calle un todoterrenos. Hay gente tratando de matarlos todo el rato, y a veces tienen que responder".
Contratistas de seguridad y otros que trabajan en Iraq han sido con frecuencia víctimas de la violencia. De acuerdo a un informe al congreso el mes pasado, del ministerio de Defensa, entre el 1 de mayo de 2003 y el 28 de octubre de 2004, murieron 166 contratistas y 1.005 quedaron heridos. El incidente más publicitado ocurrió el 31 de marzo de 2004, cuando cuatro empleados de la Blackwater Security Consulting, una compañía de Carolina del Norte, fueron asesinados y sus cuerpos arrastrados por la volátil ciudad de Faluya, al oeste del país.
A pesar de que muchas compañías de seguridad realizan tareas militares, a menudo a nombre del gobierno norteamericano, no caen bajo el mando de las fuerzas armadas. En respuesta a una petición del congreso de más informaciones sobre el control de los guardias privados, el Pentágono dijo que la relación de los militares con ellos era "de coordinación, no de control".
Horst se negó a proporcionar los nombres de los contratistas cuyos empleados estuvieron implicados en los 12 tiroteos que documentó en el área de Bagdad. Pero dejó claro que creía que el incidente del 12 de mayo, en el que murieron tres personas, provocó directamente el ataque contra sus soldados en la misma calle días después.
"¿Crees que eso es una acción insurgente? No lo es", dijo Horst. "Eso lo hizo alguien vengando la muerte de sus familiares. Y nosotros no teníamos absolutamente nada que ver con eso".
Asadi, el funcionario del ministerio del Interior, dijo que los civiles iraquíes de todos modos pensaban en privado que los guardias de seguridad eran soldados estadounidenses. "Tienen el mismo aspecto, la misma pinta", dijo. "La única diferencia son los todoterrenos", los vehículos utilizados por los militares, pero no por las compañías privadas.
En mayo, Asesi envió una breve carta a las compañías de seguridad inscritas instándoles a respetar las leyes locales o de otro modo correr el riesgo de que se les retiren los permisos. "La anulación será distribuida en todas las agencias del estado, con el objetivo que impedir que alguna de ellas trabaje con ustedes", escribió. El 27 de mayo, después del tiroteo de Bagdad, Horst convocó a una reunión con representantes de firmas de seguridad y funcionarios policiales en la embajada norteamericana.
"Tuvimos un diálogo sobre las maneras y la conducta y el control de las consecuencias", dijo Horst. "Nuestra filosofía es no hacer nuevos enemigos y eso es lo que he tratado de transmitirles. Ellos no piensan en las consecuencias de lo que hacen; nosotros sí tenemos que pensar en ellas".
Al día siguiente, la relación a veces contenciosa entre las compañías de seguridad y los militares americanos estalló abiertamente. Los marines en la provincia de Anbar, al oeste del país, detuvieron a 19 guardias privados de otra compañía de Carolina del Norte, Zapata Engineering, que se dice dispararon contra las tropas americanas cerca de Faluya.
Horst dijo que ese día temprano sus soldados habían tenido una riña con esos 19 empleados. Los guardias -16 americanos y 3 iraquíes- viajaban hacia el oeste desde Bagdad en un convoy de todoterrenos blancos. Cuando pasaban frente a la cárcel de Abu Ghraib, cuyo perímetro es custodiado por los soldados de Horst, empezaron a disparar indiscriminadamente a los lados de la carretera, dijo el general.
"Estaban haciendo lo que llamanos limpiando con fuego'", dijo Horst. "Disparaban contra todo lo que veían. Pasaron a toda velocidad, y dispararon contra nuestras tropas y no se detuvieron. Nadie les estaba disparando a ellos".
El tiroteo de Ismael en Irbil ocurrió seis semanas después. La policía dijo que el convoy de Suburbans procedió rápidamente desde el lugar de los hechos a una base gestionada por la Agencia de Desarrollo Internacional norteamericana, que es custodiada por la DynCorp International, una firma americana.
Una investigación de oficiales norteamericanos concluyó que "la evidencia indica claramente que el vehículo fue disparado desde atrás por desconocidos y no desde frente" por empleados de la compañía de seguridad, de acuerdo a un informe del 15 de julio presentado a funcionarios de seguridad kurdos.
El informe presentaba algunas "teorías provisionales" para explicar el tiroteo, incluyendo la posibilidad de que hubiera sido una emboscada de los insurgentes en la que el todoterrenos de Ismael estuvo simplemente "en el lugar equivocado, en el momento equivocado", o un intento de asesinato de Bayez Ismael, un funcionario del Partido Democrático del Kurdistán.
Abdullah Ali, director de la policía secreta de Irbil, calificó el informe norteamericano de "tres páginas de mentiras para tratar de encubrir la participación de la compañía".
"Hemos revisado todas las evidencia", continuó. "Los testigos sólo oyeron un balazo desde el frente. Y encontramos su pelo y sangre en la ventana de atrás, lo que lo confirma. Estamos un millón por ciento seguros".
En una respuesta por e-mail a preguntas, el portavoz de DynCorp, Gregory Lagaña, se refirió a la investigación de la embajada. "Hemos confirmado que nuestra gente en el área de Irbil no salió del recinto ese día", escribió.
10 de septiembre de 2005
©washington post
©traducción mQh
0 comentarios