kadafi, ex paria
[Ken Silverstein] La causa común contra los extremistas islámicos ha trenzado al contraespionaje americano con Libia, cuyo régimen laico todavía aparece en la lista de estados terroristas.
Londres, Gran Bretaña. Mientras lucha contra las redes terroristas islámicas, el gobierno de Bush ha construido discretamente una alianza de inteligencia con el presidente libio Moammar Kadafi, antiguamente un implacable enemigo al que Estados Unidos trató durante años de aislar, derrocar y matar.
Kadafi ha ayudado a Estados Unidos a perseguir a la red de Al Qaeda en África del Norte entregando a extremistas a gobiernos vecinos pro-occidentales. También ha entregado información a la CIA sobre nacionales libios con supuestos vínculos con terroristas internacionales.
A su vez, Estados Unidos ha entregado a Trípoli a algunos opositores de Kadafi capturados en su campaña antiterrorista. Y los agentes de Kadafi han sido autorizados a entrar al campo de detención de Bahía Guantánamo para interrogar a libios retenidos ahí.
Este acercamiento es parcialmente el resultado de una década de esfuerzos, de parte de Kadafi, por mejorar las relaciones con Estados Unidos y poner fin a las sanciones internacionales impuestas a Libia por el atentado contra el Vuelo 103 de Pan Am en Lockerbie, Escocia, en 1988. Pero también refleja el hecho de que Libia y Estados Unidos consideran al extremismo musulmán como un enemigo común. Incluso aunque apoyó causas radicales durante largo tiempo, Kadafi considera a los fanáticos religiosos como una amenaza para su régimen laico.
"Su colaboración ha sido genuina, aunque motivada en gran medida por la auto-preservación", dijo sobre los libios Bruce Hoffman, director de estudios de antiterrorismo y contrainsurgencia de la Rand Corp. "Hay que dar mérito a Kadafi por reconocer la amenaza existencial que plantea para su gobierno y la revolución de bin Laden y Al Qaeda".
Opositores han reprochado que la asociación con Libia, como con países como Sudán, Uzbekistán y Egipto, ilustra cómo Washington permite que su guerra contra el terrorismo desvirtúe sus esfuerzos por promover la democracia y los derechos humanos en el mundo árabe. Dicen que al cooperar con Kadafi, Estados Unidos han fortalecido al régimen petrolero y le ha permitido reprimir a los opositores políticos, algunos con credenciales democráticos mucho más convincentes que los suyos propios.
El puntero de Kadafi en Washington es su director de contraespionaje, al que se le prohibió la entrada a Estados Unidos debido a su supuesta vinculación en actos terroristas, incluyendo al atentado de Lockerbie. También es sospechoso de haber participado en un complot para asesinar al gobernante de Arabia Saudí.
Los disidentes libios, que han pensando durante años que podían contar con el apoyo americano, han sido profundamente decepcionados por el gobierno de Bush.
"Kadafi era considerado un dictador y un terrorista, y Libia era un régimen paria", dijo Ashur Shamis, un prominente exiliado de Londres y defensor de reformas democráticas durante largo tiempo. "De repente, todo cambió.
"Los americanos ya no quieren desestabilizar al régimen de Kadafi", dijo.
"Los opositores han descartado la posibilidad de recibir apoyo político tangible de parte de Estados Unidos".
Buscando Alianzas
La decisión de Libia en 1999 de entregar a los sospechosos del atentado del Pan Am, que mató a 270 personas, y, cuatro años después, de renunciar a sus programas de armas nucleares, biológicas y químicas, han sido los ejemplos más públicos de sus esfuerzos por mejorar las relaciones.
Pero expertos dicen que Kadafi se ha movido en esa dirección debido a que las sanciones han paralizado su economía, causando un enorme desempleo, escasez de artículos de consumo y descontento político.
Kadafi llegó al poder en 1969 a la edad de 27 años, cuando dirigió un golpe del ejército que derrocó a la monarquía libia pro-occidental. Una década después, el gobierno de Carter colocó a Libia en la lista de estados que auspician el terrorismo, en la que todavía sigue.
En abril de 1986, aviones de guerra norteamericanos atacaron a Libia en venganza por el atentado en una discoteca de Berlín que mató a tres personas, incluyendo a dos soldados norteamericanos. El ataque norteamericano mató a docenas de personas, incluyendo a una hija adoptiva de Kadafi, de 15 meses, y casi mató al presidente libio mismo.
Entretanto, la CIA canalizó millones de dólares en dinero y equipos hacia los rebeldes anti-Kadafi.
Kadafi empezó a buscar un acercamiento con Estados Unidos hacia mediados de los años noventa, cortando lazos con grupos radicales y expulsando a sus militantes del país. En abril de 1999 entregó a dos libios sospechosos del atentado del Pan Am. El gobierno de Clinton respondió lanzando conversaciones secretas con Trípoli.
El deshielo se aceleró en enero de 2001 con la instalación del presidente Bush y la condena de Abdel Basset Ali Megrahi por homicidio en el caso de Lockerbie. Un tribunal escocés dijo que Megrahi había actuado "para llevar a cabo los propósitos... del Servicio de Inteligencia libio", y absolvió al otro acusado. En 2003, Libia accedió a pagar una indemnización de 2.7 billones de dólares a los familiares de las víctimas de Lockerbie. Compañías petroleras americanas, ansiosas de invertir en Libia, presionaron al gobierno de Bush para mejorar las relaciones.
Las relaciones mejoraron marcadamente después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que Kadafi condenó inmediatamente.
El presidente libio dijo que Estados Unidos tenía el derecho de vengarse e instó a los libios a donar sangre para las víctimas americanas. Después dijo que Libia y Estados Unidos tenía intereses comunes en la lucha contra el extremismo.
Antecedentes en Derechos Humanos
Kadafi tenía fuertes razones para alistarse en la guerra del gobierno americano contra los extremistas islámicos y amplios recursos que ofrecer. Pero los antecedentes en derechos humanos del régimen siguen siendo una causa de seria preocupación en Washington.
A principio de los años noventa, el Grupo de Combate Islámico Libio fue fundado por un grupo de libios que venían de luchar contra las tropas soviéticas en Afganistán junto a bin Laden y miles de voluntarios. Miembros del grupo, que quieren remplazar al régimen de Kadafi por un gobierno regulado por leyes islámicas, trataron de asesinarlo en 1996, arrojando una bomba debajo de su coche.
En respuesta, el gobierno lanzó una campaña de represión, arrestando a cientos de personas, aumentando la vigilancia y la represión de los grupos islámicos e iniciando una importante campaña militar en regiones donde había apoyo para el Grupo de Combate Islámico Libio. A los pocos años, las fuerzas de seguridad de Kadafi habían eliminado en gran parte al grupo en Libia, pero sus cabecillas huyeron al exterior. Musa Kusa, jefe del servicio de inteligencia exterior de Libia, se jactó ante visitantes extranjeros de que su servicio vigilaba tan estrechamente a los extremistas islámicos nacionales que conocía el nombre de todos los libios que llevaban barba.
En 1998, Libia se convirtió en el primer país en transmitir una orden de detención de Interpol de bin Laden, acusando a al Qaeda de haber colaborado con radicales nacionales en el asesinato en 1994 de dos agentes antiterroristas alemanes en Libia.
En octubre de 2001, vice-ministro de Asuntos Exteriores norteamericano, William J. Burns, viajó a Londres para reunirse con una delegación encabezada por Kusa.
Kusa, que sacó un diploma de sociología en la Universidad del Estado de Michigan en 1978, escribió una servil biografía política de Kadafi para su tesis de doctorado. Al año siguiente, fue nombrado en Londres director de la embajada libia.
En febrero de 1980, Kadafi llamó a la "liquidación física" de sus opositores en el exilio. Dentro de meses, los partidarios del coronel en Londres habían matado a dos disidentes libios. Gran Bretaña expulsó a Kusa después de decir en una entrevista que apoyaba esos asesinatos y que otros exiliados también serían atacados.
Una investigación de la CIA sobre el atentado del Pan Am concluyó que Kusa participó en el atentado, de acuerdo a Vincent Cannistraro, un ex agente de la CIA que dirigió la pesquisa de la agencia. En una reunión con Burns, en Londres, Kusa entregó a la CIA información sobre militantes libios en el extranjero que supuestamente siguieron cursos de adiestramiento en campamentos de al Qaeda en Afganistán.
"Me rechinaron los dientes cuando me enteré de las conversaciones con Musa Kusa, porque él estuvo involucrado directamente en el atentado de Lockerbie, que costó vidas americanas", dijo Cannistraro. "Pero ese es el tipo de pragmatismo que se necesita en la inteligencia. A veces tienes que vértelas con gente que tiene las manos manchadas de sangre".El diputado Tom Lantons (demócrata de Burlingame), que ha fomentado un acercamiento con Libia, se reunió con Kusa en viajes a Libia y Argelia.
"Es extremadamente inteligente, bien informado, sofisticado y un fuerte partidario del mejoramiento de los lazos entre Estados Unidos y Libia", dijo Lantos, co-presidente del Caucus Parlamentario de Derechos Humanos. "Tengo escrúpulos de trabajar con gente mucho más simpática que él, pero lo considero un recurso valioso a la hora de forjar relaciones con un antiguo estado paria".
La asociación en inteligencia se ha desarrollado la mayor parte de las veces en secreto, pero los dos lados han reconocido públicamente su existencia. En un acuerdo alcanzado este año, la CIA accedió a ofrecer adiestramiento antiterrorista al personal de seguridad libio, dijeron a Los Angeles Times dos fuentes norteamericanas oficiales familiarizados con el acuerdo.
Un funcionario estadounidense, que habló a condición de conservar el anonimato, dijo que la cooperación antiterrorista libia era importante para Estados Unidos y la comparó con la relación que tenemos con aliados de larga data".
El funcionario reconoció que Kusa puede haber estado implicado en actos terroristas en el pasado, pero dijo que no estaba siendo acusado por Estados Unidos y había colaborado.
"Este es un régimen que ha tenido las manos sucias en el pasado. Tenemos que ser cuidadosos sobre cómo tratar con ellos. Lo más importante es asegurarnos de que no lo hagan en el futuro", dijo el funcionario.
"Estamos intercambiando información con Estados Unidos, lo que permite una mayor cooperación para luchar contra el terrorismo", dijo a Times Ali S. Aujali, el más importante diplomático libio, agregando que no podía proporcionar detalles debido a su sensibilidad.
Aunque Bush ha llamado a una mayor democratización en Oriente Medio, los antecedentes de Libia en cuanto a derechos humanos son pobres.
En marzo de 2003, Bush elogió a Libia por liberar al más prominente disidente del país, Fathi Jahmi. Dijo que Estados Unidos respaldaban a "reformadores con coraje", como Jahmi, y que su liberación de la cárcel marcaba una "medida alentadora" del régimen de Kadafi. Dos semanas después, Jahmi concedió entrevistas a dos estaciones de televisión en lengua árabe, en las que pidió mayor democracia para Libia. Las fuerzas de seguridad lo volvieron a meter en prisión, donde está ahora.
Kusa, el principal negociador de Libia con el gobierno de Bush sobre antiterrorismo y otros temas importantes, ha sido impedido de entrar a Estados Unidos debido a su supuesta participación en el atentado de Lockerbie. El año pasado fue mencionado en expedientes americanos como un planificador clave en una supuesta conspiración contra el Príncipe Heredero de Arabia Saudí, Abdullah, que se convirtió en rey el mes pasado tras la muerte del Rey Fahd.
De acuerdo a un informe del ministerio de Asuntos Exteriores este año, la agencia de Kusa formaba parte de un "extenso aparato de seguridad" que dirigía un "omnipresente sistema de vigilancia". Las fuerzas de seguridad han detenido a numerosas personas durante años, sin cargo ni juicio, y, según el informe, se aplicaba normalmente tortura a los enemigos políticos. Los métodos incluían supuestamente palizas, descargas eléctricas, estrujar zumo de limón en heridas abiertas, quebrar los dedos "y dejar que las articulaciones se curaran sin asistencia médica", sofocación con bolsas de plástico y ser colgado de las muñecas.
Luchando Contra los Extremistas
Libia se encuentra en el centro de una región que ha presenciado un explosivo crecimiento del extremismo musulmán. Marines norteamericanos y las Fuerzas Especiales del Ejército están adiestrando a los ejércitos de cuatro países de África del Norte para combatir a los grupos radicales.
Seif Islam Kadafi, el hijo del coronel y posible sucesor, escribió en la revista de Washington, Middle East Policy Council', en 2003, que como estado árabe, "Libia ha sido mucho más apto que Occidente a la hora de infiltrar a grupos fanáticos que son responsables de gran parte de la violencia reciente. Las actividades en nuestro propio país de células vinculadas en términos de organización e ideológicamente con el extremismo, nos dan un terreno de interés compartido con Occidente para detenerlos".
Las capacidades de recabamiento de inteligencia de Trípoli se vieron reforzadas por su propio pasado de apoyo a grupos terroristas y movimientos insurgentes. Libia tuvo acceso especial e influencia en países como Chad y en áreas musulmanas de Nigeria, un importante abastecedor de petróleo para Estados Unidos.
Entre los cuadros dirigentes de Al Qaeda se encuentra también a libios, como Abu Anas Libi, que está en la lista de terroristas más buscados del FBI y fue supuestamente clave en la planificación de las atentados contra las embajadas americanas en Kenia y Tanzania. También se han alistado libios en la red de Abu Musab Zarqawi, vinculada a Al Qaeda en Iraq.
"Sus archivos son increíblemente útiles en la captura de Al Qaeda y otros grupos radicales, en parte debido a que tantos libios se han incorporado" a esas organizaciones, dijo Gary Gambill, que cubre el extremismo musulmán para el Monitor de Terrorismo, una publicación de la Fundación Jamestown, de Washington.
Las acciones de Kadadi han provocado amenazas de venganza. En mayo, un popular sitio islámico en internet publicó una declaración de un grupo que se reclamaba de representar a Al Qaeda en Libia, diciendo que "pronto comenzarán las operaciones con las fuerzas del tirano". Ese mismo mes, Abed Shahada Tahawi, un militante de Al Qaeda acusado de conspirar para atacar las embajadas de Estados Unidos e Israel en Jordania, criticó la cooperación de Kadafi con Estados Unidos. En una declaración en su juicio, dijo que el presidente libio "terminará en el polvo de la historia".
La decisión de Libia, procurada por Kusa, de renunciar a su programa nuclear, también ha redundado en una mina de información para Estados Unidos.
Además de entregar más de 24.000 kilos de equipos nucleares, Libia entrego a la CIA archivos con nombres de vendedores del mercado negro, desde compañías hasta transportistas.
"La información que nos dieron nos ha ayudado a identificar aspectos de la red de mercado negro y ha contribuido a cerrar partes de esa red en Malasia y los Emiratos Árabes Unidos", dijo Kenneth Katzman, un analista de terrorismo en el Servicio de Investigaciones del Congreso.
Otro funcionario norteamericano, que sigue las campañas antiterroristas de Libia, y un agente de inteligencia árabe, dijeron que Libia había extraditado a militantes islámicos a otros países árabes, entre ellos Egipto, Yemen y Jordania. Como otras personas entrevistadas para este artículo, hablaron a condición de conservar el anonimato, diciendo que de otro modo no podían comentar sobre esos asuntos.
A fines de 2003, un grupo rebelde del vecino Chad capturó a Amari Saifi, en número 2 del Grupo Salafista para la Oración y el Grupo Salafista de Predicación y Combate, que está peleando contra el gobierno secular argelino y es una importante fuente de reclutas y otros apoyos para las operaciones de Al Qaeda en Europa. Libia ayudó a cerrar un acuerdo mediante el cual el grupo rebelde lo entregó a Argelia.
"Libia facilitó el traslado", dijo un importante funcionario americano con conocimiento directo del caso. "Ayudaron a reunir a rebeldes y argelinos y en general han actuado como honestos mediadores en el acuerdo".
La cooperación en antiterrorismo tiene dos direcciones.
A principios de 2004, agentes de seguridad en Asia, trabajando en coordinación con Estados Unidos, detuvieron a dos importantes operativos del Grupo de Combate Islámico Libio, de acuerdo a Shamis, el exiliado libio, y dos conocidos de los hombres.
Dijeron que Abdullah Sadeq, que fue capturado en Tailandia, y Abu Munder Saadi, que fue detenido en Hong Kong, fueron interrogados por agentes americanos y luego enviados a Libia, son están encarcelados.
Shamis y Noman Benotman, ex miembro del Grupo de Combate Islámico Libio, que ahora vive en Londres y conoce a los hombres, dijo al Times que ellos se enteraron de las detenciones a través de familiares de los detenidos en Trípoli. Nasir Benisse, que también vive en Londres y es cuñado de Saadi, confirmó sus versiones.
Benotman peleó en Afganistán en los años ochenta y dijo que estaba agradecido del gobierno de Reagan por haberlos apoyado entonces. Pero agregó que la cooperación en inteligencia con Estados Unidos ha "fortalecido en un cien por cien a Kadafi".
"Ahora cualquiera que sea enemigo de Kadafi es también enemigo de Estados Unidos", dijo.
La CIA también permitió que los agentes de inteligencia de Kadafi interrogaran a prisioneros libios en Bahía Guantánamo, de acuerdo a Clive Stafford Smith, un abogado que representan a 39 detenidos allá. Entre sus clientes se encuentra Omar Deghayes, cuya familia huyó a Gran Bretaña en 1986, seis años después de que el padre de Deghayes, abogado y disidente, fuera detenido y ejecutado por el régimen de Kadafi.
Un musulmán devoto, Deghayes viajó a Afganistán en 2000 para vivir en un régimen islámico, dijo Stafford Smith. Él huyó a Pakistán después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y fue detenido por fuerzas paquistaníes, que lo entregaron a los americanos. Fue enviado a Guantánamo en septiembre de 2002.Stafford Smith dijo que parecía que su cliente fue confundido por otro militante en un video de adiestramiento hecho por rebeldes chechenos.
Deghayes dijo a Stafford Smith que él y otros libios fueron interrogados por cuatro agentes de la inteligencia libia en septiembre de 2004. Dijo que cuando fue interrogado el 9 de septiembre sobre supuestas actividades contra Kadafi, en presencia de tres americanos de paisano, se encontraba esposado. Dos días después, los libios lo interrogaron nuevamente, esta vez sobre los exiliados anti-Kadafi en Gran Bretaña.
De acuerdo a Deghayes, los agentes de Kadafi le mostraron fotografías de detenidos libios malamente maltratados, y uno de los agentes le dijo: "Te vamos a llevar a juicio en Libia, y cuando te llevemos a Libia te voy a enseñar personalmente el significado de todo esto. Aquí no puedo hacer nada, pero cuando te vuelva a encontrar otra vez, te mataré".
A fines de 2004 el gobierno de Bush calificó al Grupo de Combate Islámico Libio como organización terrorista. Antes en ese año, durante el testimonio ante la comisión de investigación de los atentados del 11 de septiembre, el entonces director de la CIA, George J. Tenet, lo incluyó entre los pequeños grupos extremistas que representaban una amenaza potencial para Estados Unidos.
El Grupo de Combate Islámico Libio se ha concentrado durante largo tiempo exclusivamente en el derrocamiento de Kadafi y no apoya públicamente al terrorismo, pero el ministerio de Asuntos Exteriores dice que en los últimos años ha "hecho suyo el programa global yihadista [de Al Qaeda]".
Funcionarios antiterroristas europeos dicen que el grupo ha ayudado a Al Qaeda a contactarse con extremistas de África del Norte y colaborado en el adiestramiento y operaciones del Grupo Combatiente Islámico Marroquí, que estuvo implicado en los atentados en Casablanca, Marruecos, en 2003, y en Madrid, España, en 2004.
Clasificar al Grupo de Combate Islámico Libio como organización terrorista aumenta el riesgo de que sus miembros que viven en el extranjero puedan ser detenidos y devueltos a Libia, dijo Gambill, del Monitor de Terrorismo.
"Un montón de países no correrán el riesgo de dar cobijo a miembros del Grupo de Combate o de proporcionarles cualquier tipo de ayuda, porque podría causarles problemas con Estados Unidos", dijo.
Algunos expertos y observadores de la inteligencia dicen que Kadafi ha explotado la cooperación antiterrorista para alquitranar a sus enemigos políticos.
En octubre de 2001, el ministro de Justicia libio ofreció 1 millón de dólares por informaciones que condujeran a la detención de seis exiliados, incluyendo a Shamis, que fue acusado de canalizar dinero de un atraco de un banco en Libia, a Al Qaeda. Al año siguiente, Interpol emitió una nota de "se busca" para Shamis y varios otros enemigos de Kadafi sobre la base de una petición del gobierno libio. Shamis fue acusado de terrorismo y de posesión ilícita de armas de fuego.
Shamis, que ha sido un ruidoso crítico de Al Qaeda y ha vivido cerca de Londres durante la mayor parte de los últimos 30 años, fue detenido en el aeropuerto de Orlando, Florida, cuando llegó a Estados Unidos en 2002. Fue interrogado por las autoridades locales y el FBI, y reconoció, dijo, que fue interrogado sobre la base de informaciones proporcionadas por el gobierno libio. Shamis volvió a Gran Bretaña después de pasar una noche en el calabozo.
"Dije a las autoridades americanas que Kadafi era el Enemigo Público Nº1 y ahora estáis deteniendo a gente sobre la base de sus informaciones'", dijo Shamis. "Desde el 11 de septiembre de 2001, los americanos están desesperados por obtener cualquier información y Kadafi está más que contento de poder sacar provecho de eso".
Aunque la CIA se negó a hacer comentarios para este artículo, un ex funcionario de la agencia familiarizado con la cooperación antiterrorista con Libia dijo que los funcionarios libios "están compartiendo todo lo posible para impresionarnos y salir del agujero en que se encuentran".
El ex funcionario dijo que la CIA estaba consciente de la posibilidad de que Kadafi buscara desacreditar a sus enemigos políticos y está tomando medidas de precaución "desde los más altos niveles hacia abajo".
Conspiración Contra el Rey
El principal obstáculo para las cálidas relaciones entre Estados Unidos y Libia es la acusación no resuelta de que el régimen de Kadafi trató de orquestar el asesinato del Príncipe Heredero Abdullah, de Arabia Saudí.
En julio de 2004, Abdulrahman M. Alamoudi, un ciudadano americano naturalizado y fundador del Consejo Musulmán Americano, se declaró culpable en un tribunal federal de tener tratos comerciales ilegales con Libia que se derivaban de su participación en la conspiración y fue condenado a 23 años de cárcel.
Dijo a los fiscales que había actuado a petición de funcionarios libios después de que Kadafi y Abdullah tuvieran una discusión sobre la conferencia de la Liga Árabe en marzo de 2003. La disputa terminó cuando Abdullah le dijo a Kadafi: "Vuestras mentiras os preceden por todas partes, pero por delante sólo tenéis la tumba", de acuerdo a documentos judiciales.
Alamoudi fue llamado a Trípoli, donde, en los próximos meses, dicen los expedientes, tuvo varias reuniones con seis importantes funcionarios libios que montaron el supuesto atentado contra Abdullah. Alamoudi, después, reclutó a exiliados saudíes en Londres y se ocupó de la transferencia hacia ellos de cientos de miles de dólares de Libia.
Los seis libios son mencionados con su nombre solamente en la sección confidencial de los expedientes, pero un funcionario policial norteamericano con conocimiento del caso dijo que Kusa, el jefe de la inteligencia libia en el extranjero, fue identificado por Alamoudi como el principal cerebro de la conspiración que le entregó personalmente 250.000 dólares que fueron canalizados hacia los exiliados saudíes. (Alamoudi también mencionó a Kadafi, que según la fuente policial fue identificado en documentos públicos solamente como el "Funcionario del Gobierno Libio número 5", un promotor de la conspiración).
Funcionarios policiales norteamericanos que investigan las transferencias de dinero de Libia a Alamoudi lo detuvieron en el aeropuerto de Dulles cerca de Washington en septiembre de 2003.
Posteriormente los saudíes detuvieron a 13 sospechosos, incluyendo a cuatro agentes de inteligencia libios, a los que acusaron de conspiración para asesinar a Abdullah. El gobierno saudí dijo inicialmente que los sospechosos serían juzgados públicamente, pero a principios del mes pasado perdonó a los cuatro libios.
Sin embargo, un funcionario saudí familiarizado con los casos, y que habló a condición de conservar el anonimato, dijo que el gobierno no consideraba el perdón como una exoneración. "Tenemos pruebas de su participación en el caso", dijo sobre los sospechosos libios.
El funcionario dijo que el régimen de Kadafi había estado haciendo una serie de aperturas hacia el reino, tales como enviar una delegación al funeral del Rey Fahd, y que los perdones fueron un reconocimiento de esos gestos.
Aujali, el representante libio en Washington, negó que Trípoli haya jugado algún papel en la conspiración contra Abdullah.
Funcionarios del ministerio de Asuntos Exteriores dicen que toman en serio las acusaciones de Alamoudi y que siguen evaluando la participación de Libia en el asunto.
A pesar del caso de Alamoudi, el acercamiento norteamericano a Libia parece estar ralentizándose en todos los frentes.
En abril de 2004, siete meses después de la detención de Alamoudi, Bush declaró que "Libia ha dado la espalda al terrorismo".
Dos meses después, el vice-ministro de Asuntos Exteriores, Burns, y J. Cofer Balck, entonces coordinador norteamericano antiterrorista, viajó a Libia y se reunión con Kadafi.
Durante la visita, Estados Unidos restableció formalmente lazos diplomáticos con Libia.
En septiembre, el gobierno levantó las sanciones que impedía la mayor parte del comercio norteamericano con Libia.
Cuatro meses después, empresas petroleras norteamericanas obtuvieron lucrativos derechos de explotación, derrotando a concurrentes europeos. Funcionarios del Pentágono dicen que si las relaciones continúan mejorando, Estados Unidos incluirá a Libia en un programa de 500 millones de dólares, junto con otros nueve países, que tiene el fin de contrarrestar la influencia de Al Qaeda en la región.
"Libia no es un modelo de democracia, pero lo sacamos del negocio [de las armas de destrucción masiva] y ya no juega ningún papel en el financiamiento del terrorismo", dijo Mark R. Parris, ex diplomático americano que ha trabajado para mejorar las relaciones con Libia a través del Corporate Council on Africa. "Están tratando de ser ciudadanos del mundo, y vale la pena experimentar para ver si lo logran. De momento, los resultados son positivos".
Pero críticos dicen que Washington está ayudando a Kadafi a permanecer en el poder.
"La naturaleza fundamental del gobierno libio no ha cambiado", dijo Thomas Donnelly, un especialista en seguridad nacional del American Enterprise Institute. "No deberíamos hacer la guerra contra el terrorismo para proteger a regímenes como el de Kadafi".
Datos sobre Libia:
Población: 5.8 millones (86.3 por ciento urbana)
Superficie: 679.363 millas cuadradas (cuatro veces el tamaño de California)
Edad media: 22.7
Esperanza de vida: 76.5
Grupos étnicos: 97 por ciento de árabes y bereberes.
Religión: 97 por ciento musulmanes (la mayoría, sunní)
Alfabetismo (mayores de 15): 82.6 por ciento
Tasa de desempleo: 30 por ciento (2004)
Principales industrias: petróleo, procesamiento de alimento, textiles, artesanías, cemento
Principales cosechas: trigo, cebada, aceitunas, dátiles, cítricos, verduras, cacahuetes, soja
Geografía: más del 90 por ciento desierto o semidesierto
Jefe de Estado: Moammar Kadafi desde 1969; no tiene un título oficial, pero es el gobernante de facto
Jefe del Gobierno: el primer ministro Shukri Mohammed Ghanim, desde junio de 2003
Fuente:: CIA Factbook; ESRI; 2005 World Almanac
Cronología:
1969: El teniente coronel Moammar Kadafi asume el poder a los 27 tras dirigir un golpe de estado contra la monarquía pro-occidental.
1979: El gobierno de Clinton coloca a Libia en una lista de estados que fomentan el terrorismo; todavía sigue en ella.
1981: Estados Unidos cierra la embajada libia en Washington y expulsa a sus diplomáticos. Bombarderos americanos F-14 derriban a aviones de guerra libios en el Golfo de Sidra.
1986: El gobierno de Reagan acusa a agentes libios de haber colocado una bomba en una discoteca de Berlín que mata a tres personas, incluyendo a dos soldados americanos. En respuesta, aviones norteamericanos bombardean blancos en Libia, matando a docenas de civiles, incluyendo a una hija adoptiva de Kadafi.
1988: Libia se convierte en sospechosa de haber preparado el atentado contra el vuelo 103 de Pan Am en Lockerbie, Escocia, que mató a 270 personas.
1992: Naciones Unidas impone sanciones a Libia después de que se negara a entregar a dos acusados del atentado de Lockerbie.
1998: Libia se convierte en el primer país en emitir una orden internacional de arresto de Osama bin Laden.
1999: Kadafi entrega a los dos sospechosos del atentado contra el Pan Am, y Naciones Unidas suspende las sanciones económicas.
2001: Un tribunal condena a Abdel Basset Ali Megrahi de homicidio en el caso de Lockerbie. El segundo acusado libio es absuelto. Kadafi condena fuertemente los atentados del 11 de septiembre de 2001, y llama a los libios a donar sangre para las víctimas.
2003: Naciones Unidas levanta su embargo de armas y restricciones de viaje contra Libia después de que el gobierno acepta responsabilidad por el atentado contra el avión de pasajeros en 1988.
2003: Libia renuncia a su programa nuclear y entrega documentos que ayudarán a la CIA y a las autoridades europeas a desenmascarar sospechosos en el mercado negro nuclear.
2004: El presidente Bush levanta las sanciones comerciales contra el país.
Datos compilados por Julie Sheer y John Jackson.
15 september 2005
©los angeles times
©traducción mQh
Kadafi ha ayudado a Estados Unidos a perseguir a la red de Al Qaeda en África del Norte entregando a extremistas a gobiernos vecinos pro-occidentales. También ha entregado información a la CIA sobre nacionales libios con supuestos vínculos con terroristas internacionales.
A su vez, Estados Unidos ha entregado a Trípoli a algunos opositores de Kadafi capturados en su campaña antiterrorista. Y los agentes de Kadafi han sido autorizados a entrar al campo de detención de Bahía Guantánamo para interrogar a libios retenidos ahí.
Este acercamiento es parcialmente el resultado de una década de esfuerzos, de parte de Kadafi, por mejorar las relaciones con Estados Unidos y poner fin a las sanciones internacionales impuestas a Libia por el atentado contra el Vuelo 103 de Pan Am en Lockerbie, Escocia, en 1988. Pero también refleja el hecho de que Libia y Estados Unidos consideran al extremismo musulmán como un enemigo común. Incluso aunque apoyó causas radicales durante largo tiempo, Kadafi considera a los fanáticos religiosos como una amenaza para su régimen laico.
"Su colaboración ha sido genuina, aunque motivada en gran medida por la auto-preservación", dijo sobre los libios Bruce Hoffman, director de estudios de antiterrorismo y contrainsurgencia de la Rand Corp. "Hay que dar mérito a Kadafi por reconocer la amenaza existencial que plantea para su gobierno y la revolución de bin Laden y Al Qaeda".
Opositores han reprochado que la asociación con Libia, como con países como Sudán, Uzbekistán y Egipto, ilustra cómo Washington permite que su guerra contra el terrorismo desvirtúe sus esfuerzos por promover la democracia y los derechos humanos en el mundo árabe. Dicen que al cooperar con Kadafi, Estados Unidos han fortalecido al régimen petrolero y le ha permitido reprimir a los opositores políticos, algunos con credenciales democráticos mucho más convincentes que los suyos propios.
El puntero de Kadafi en Washington es su director de contraespionaje, al que se le prohibió la entrada a Estados Unidos debido a su supuesta vinculación en actos terroristas, incluyendo al atentado de Lockerbie. También es sospechoso de haber participado en un complot para asesinar al gobernante de Arabia Saudí.
Los disidentes libios, que han pensando durante años que podían contar con el apoyo americano, han sido profundamente decepcionados por el gobierno de Bush.
"Kadafi era considerado un dictador y un terrorista, y Libia era un régimen paria", dijo Ashur Shamis, un prominente exiliado de Londres y defensor de reformas democráticas durante largo tiempo. "De repente, todo cambió.
"Los americanos ya no quieren desestabilizar al régimen de Kadafi", dijo.
"Los opositores han descartado la posibilidad de recibir apoyo político tangible de parte de Estados Unidos".
Buscando Alianzas
La decisión de Libia en 1999 de entregar a los sospechosos del atentado del Pan Am, que mató a 270 personas, y, cuatro años después, de renunciar a sus programas de armas nucleares, biológicas y químicas, han sido los ejemplos más públicos de sus esfuerzos por mejorar las relaciones.
Pero expertos dicen que Kadafi se ha movido en esa dirección debido a que las sanciones han paralizado su economía, causando un enorme desempleo, escasez de artículos de consumo y descontento político.
Kadafi llegó al poder en 1969 a la edad de 27 años, cuando dirigió un golpe del ejército que derrocó a la monarquía libia pro-occidental. Una década después, el gobierno de Carter colocó a Libia en la lista de estados que auspician el terrorismo, en la que todavía sigue.
En abril de 1986, aviones de guerra norteamericanos atacaron a Libia en venganza por el atentado en una discoteca de Berlín que mató a tres personas, incluyendo a dos soldados norteamericanos. El ataque norteamericano mató a docenas de personas, incluyendo a una hija adoptiva de Kadafi, de 15 meses, y casi mató al presidente libio mismo.
Entretanto, la CIA canalizó millones de dólares en dinero y equipos hacia los rebeldes anti-Kadafi.
Kadafi empezó a buscar un acercamiento con Estados Unidos hacia mediados de los años noventa, cortando lazos con grupos radicales y expulsando a sus militantes del país. En abril de 1999 entregó a dos libios sospechosos del atentado del Pan Am. El gobierno de Clinton respondió lanzando conversaciones secretas con Trípoli.
El deshielo se aceleró en enero de 2001 con la instalación del presidente Bush y la condena de Abdel Basset Ali Megrahi por homicidio en el caso de Lockerbie. Un tribunal escocés dijo que Megrahi había actuado "para llevar a cabo los propósitos... del Servicio de Inteligencia libio", y absolvió al otro acusado. En 2003, Libia accedió a pagar una indemnización de 2.7 billones de dólares a los familiares de las víctimas de Lockerbie. Compañías petroleras americanas, ansiosas de invertir en Libia, presionaron al gobierno de Bush para mejorar las relaciones.
Las relaciones mejoraron marcadamente después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que Kadafi condenó inmediatamente.
El presidente libio dijo que Estados Unidos tenía el derecho de vengarse e instó a los libios a donar sangre para las víctimas americanas. Después dijo que Libia y Estados Unidos tenía intereses comunes en la lucha contra el extremismo.
Antecedentes en Derechos Humanos
Kadafi tenía fuertes razones para alistarse en la guerra del gobierno americano contra los extremistas islámicos y amplios recursos que ofrecer. Pero los antecedentes en derechos humanos del régimen siguen siendo una causa de seria preocupación en Washington.
A principio de los años noventa, el Grupo de Combate Islámico Libio fue fundado por un grupo de libios que venían de luchar contra las tropas soviéticas en Afganistán junto a bin Laden y miles de voluntarios. Miembros del grupo, que quieren remplazar al régimen de Kadafi por un gobierno regulado por leyes islámicas, trataron de asesinarlo en 1996, arrojando una bomba debajo de su coche.
En respuesta, el gobierno lanzó una campaña de represión, arrestando a cientos de personas, aumentando la vigilancia y la represión de los grupos islámicos e iniciando una importante campaña militar en regiones donde había apoyo para el Grupo de Combate Islámico Libio. A los pocos años, las fuerzas de seguridad de Kadafi habían eliminado en gran parte al grupo en Libia, pero sus cabecillas huyeron al exterior. Musa Kusa, jefe del servicio de inteligencia exterior de Libia, se jactó ante visitantes extranjeros de que su servicio vigilaba tan estrechamente a los extremistas islámicos nacionales que conocía el nombre de todos los libios que llevaban barba.
En 1998, Libia se convirtió en el primer país en transmitir una orden de detención de Interpol de bin Laden, acusando a al Qaeda de haber colaborado con radicales nacionales en el asesinato en 1994 de dos agentes antiterroristas alemanes en Libia.
En octubre de 2001, vice-ministro de Asuntos Exteriores norteamericano, William J. Burns, viajó a Londres para reunirse con una delegación encabezada por Kusa.
Kusa, que sacó un diploma de sociología en la Universidad del Estado de Michigan en 1978, escribió una servil biografía política de Kadafi para su tesis de doctorado. Al año siguiente, fue nombrado en Londres director de la embajada libia.
En febrero de 1980, Kadafi llamó a la "liquidación física" de sus opositores en el exilio. Dentro de meses, los partidarios del coronel en Londres habían matado a dos disidentes libios. Gran Bretaña expulsó a Kusa después de decir en una entrevista que apoyaba esos asesinatos y que otros exiliados también serían atacados.
Una investigación de la CIA sobre el atentado del Pan Am concluyó que Kusa participó en el atentado, de acuerdo a Vincent Cannistraro, un ex agente de la CIA que dirigió la pesquisa de la agencia. En una reunión con Burns, en Londres, Kusa entregó a la CIA información sobre militantes libios en el extranjero que supuestamente siguieron cursos de adiestramiento en campamentos de al Qaeda en Afganistán.
"Me rechinaron los dientes cuando me enteré de las conversaciones con Musa Kusa, porque él estuvo involucrado directamente en el atentado de Lockerbie, que costó vidas americanas", dijo Cannistraro. "Pero ese es el tipo de pragmatismo que se necesita en la inteligencia. A veces tienes que vértelas con gente que tiene las manos manchadas de sangre".El diputado Tom Lantons (demócrata de Burlingame), que ha fomentado un acercamiento con Libia, se reunió con Kusa en viajes a Libia y Argelia.
"Es extremadamente inteligente, bien informado, sofisticado y un fuerte partidario del mejoramiento de los lazos entre Estados Unidos y Libia", dijo Lantos, co-presidente del Caucus Parlamentario de Derechos Humanos. "Tengo escrúpulos de trabajar con gente mucho más simpática que él, pero lo considero un recurso valioso a la hora de forjar relaciones con un antiguo estado paria".
La asociación en inteligencia se ha desarrollado la mayor parte de las veces en secreto, pero los dos lados han reconocido públicamente su existencia. En un acuerdo alcanzado este año, la CIA accedió a ofrecer adiestramiento antiterrorista al personal de seguridad libio, dijeron a Los Angeles Times dos fuentes norteamericanas oficiales familiarizados con el acuerdo.
Un funcionario estadounidense, que habló a condición de conservar el anonimato, dijo que la cooperación antiterrorista libia era importante para Estados Unidos y la comparó con la relación que tenemos con aliados de larga data".
El funcionario reconoció que Kusa puede haber estado implicado en actos terroristas en el pasado, pero dijo que no estaba siendo acusado por Estados Unidos y había colaborado.
"Este es un régimen que ha tenido las manos sucias en el pasado. Tenemos que ser cuidadosos sobre cómo tratar con ellos. Lo más importante es asegurarnos de que no lo hagan en el futuro", dijo el funcionario.
"Estamos intercambiando información con Estados Unidos, lo que permite una mayor cooperación para luchar contra el terrorismo", dijo a Times Ali S. Aujali, el más importante diplomático libio, agregando que no podía proporcionar detalles debido a su sensibilidad.
Aunque Bush ha llamado a una mayor democratización en Oriente Medio, los antecedentes de Libia en cuanto a derechos humanos son pobres.
En marzo de 2003, Bush elogió a Libia por liberar al más prominente disidente del país, Fathi Jahmi. Dijo que Estados Unidos respaldaban a "reformadores con coraje", como Jahmi, y que su liberación de la cárcel marcaba una "medida alentadora" del régimen de Kadafi. Dos semanas después, Jahmi concedió entrevistas a dos estaciones de televisión en lengua árabe, en las que pidió mayor democracia para Libia. Las fuerzas de seguridad lo volvieron a meter en prisión, donde está ahora.
Kusa, el principal negociador de Libia con el gobierno de Bush sobre antiterrorismo y otros temas importantes, ha sido impedido de entrar a Estados Unidos debido a su supuesta participación en el atentado de Lockerbie. El año pasado fue mencionado en expedientes americanos como un planificador clave en una supuesta conspiración contra el Príncipe Heredero de Arabia Saudí, Abdullah, que se convirtió en rey el mes pasado tras la muerte del Rey Fahd.
De acuerdo a un informe del ministerio de Asuntos Exteriores este año, la agencia de Kusa formaba parte de un "extenso aparato de seguridad" que dirigía un "omnipresente sistema de vigilancia". Las fuerzas de seguridad han detenido a numerosas personas durante años, sin cargo ni juicio, y, según el informe, se aplicaba normalmente tortura a los enemigos políticos. Los métodos incluían supuestamente palizas, descargas eléctricas, estrujar zumo de limón en heridas abiertas, quebrar los dedos "y dejar que las articulaciones se curaran sin asistencia médica", sofocación con bolsas de plástico y ser colgado de las muñecas.
Luchando Contra los Extremistas
Libia se encuentra en el centro de una región que ha presenciado un explosivo crecimiento del extremismo musulmán. Marines norteamericanos y las Fuerzas Especiales del Ejército están adiestrando a los ejércitos de cuatro países de África del Norte para combatir a los grupos radicales.
Seif Islam Kadafi, el hijo del coronel y posible sucesor, escribió en la revista de Washington, Middle East Policy Council', en 2003, que como estado árabe, "Libia ha sido mucho más apto que Occidente a la hora de infiltrar a grupos fanáticos que son responsables de gran parte de la violencia reciente. Las actividades en nuestro propio país de células vinculadas en términos de organización e ideológicamente con el extremismo, nos dan un terreno de interés compartido con Occidente para detenerlos".
Las capacidades de recabamiento de inteligencia de Trípoli se vieron reforzadas por su propio pasado de apoyo a grupos terroristas y movimientos insurgentes. Libia tuvo acceso especial e influencia en países como Chad y en áreas musulmanas de Nigeria, un importante abastecedor de petróleo para Estados Unidos.
Entre los cuadros dirigentes de Al Qaeda se encuentra también a libios, como Abu Anas Libi, que está en la lista de terroristas más buscados del FBI y fue supuestamente clave en la planificación de las atentados contra las embajadas americanas en Kenia y Tanzania. También se han alistado libios en la red de Abu Musab Zarqawi, vinculada a Al Qaeda en Iraq.
"Sus archivos son increíblemente útiles en la captura de Al Qaeda y otros grupos radicales, en parte debido a que tantos libios se han incorporado" a esas organizaciones, dijo Gary Gambill, que cubre el extremismo musulmán para el Monitor de Terrorismo, una publicación de la Fundación Jamestown, de Washington.
Las acciones de Kadadi han provocado amenazas de venganza. En mayo, un popular sitio islámico en internet publicó una declaración de un grupo que se reclamaba de representar a Al Qaeda en Libia, diciendo que "pronto comenzarán las operaciones con las fuerzas del tirano". Ese mismo mes, Abed Shahada Tahawi, un militante de Al Qaeda acusado de conspirar para atacar las embajadas de Estados Unidos e Israel en Jordania, criticó la cooperación de Kadafi con Estados Unidos. En una declaración en su juicio, dijo que el presidente libio "terminará en el polvo de la historia".
La decisión de Libia, procurada por Kusa, de renunciar a su programa nuclear, también ha redundado en una mina de información para Estados Unidos.
Además de entregar más de 24.000 kilos de equipos nucleares, Libia entrego a la CIA archivos con nombres de vendedores del mercado negro, desde compañías hasta transportistas.
"La información que nos dieron nos ha ayudado a identificar aspectos de la red de mercado negro y ha contribuido a cerrar partes de esa red en Malasia y los Emiratos Árabes Unidos", dijo Kenneth Katzman, un analista de terrorismo en el Servicio de Investigaciones del Congreso.
Otro funcionario norteamericano, que sigue las campañas antiterroristas de Libia, y un agente de inteligencia árabe, dijeron que Libia había extraditado a militantes islámicos a otros países árabes, entre ellos Egipto, Yemen y Jordania. Como otras personas entrevistadas para este artículo, hablaron a condición de conservar el anonimato, diciendo que de otro modo no podían comentar sobre esos asuntos.
A fines de 2003, un grupo rebelde del vecino Chad capturó a Amari Saifi, en número 2 del Grupo Salafista para la Oración y el Grupo Salafista de Predicación y Combate, que está peleando contra el gobierno secular argelino y es una importante fuente de reclutas y otros apoyos para las operaciones de Al Qaeda en Europa. Libia ayudó a cerrar un acuerdo mediante el cual el grupo rebelde lo entregó a Argelia.
"Libia facilitó el traslado", dijo un importante funcionario americano con conocimiento directo del caso. "Ayudaron a reunir a rebeldes y argelinos y en general han actuado como honestos mediadores en el acuerdo".
La cooperación en antiterrorismo tiene dos direcciones.
A principios de 2004, agentes de seguridad en Asia, trabajando en coordinación con Estados Unidos, detuvieron a dos importantes operativos del Grupo de Combate Islámico Libio, de acuerdo a Shamis, el exiliado libio, y dos conocidos de los hombres.
Dijeron que Abdullah Sadeq, que fue capturado en Tailandia, y Abu Munder Saadi, que fue detenido en Hong Kong, fueron interrogados por agentes americanos y luego enviados a Libia, son están encarcelados.
Shamis y Noman Benotman, ex miembro del Grupo de Combate Islámico Libio, que ahora vive en Londres y conoce a los hombres, dijo al Times que ellos se enteraron de las detenciones a través de familiares de los detenidos en Trípoli. Nasir Benisse, que también vive en Londres y es cuñado de Saadi, confirmó sus versiones.
Benotman peleó en Afganistán en los años ochenta y dijo que estaba agradecido del gobierno de Reagan por haberlos apoyado entonces. Pero agregó que la cooperación en inteligencia con Estados Unidos ha "fortalecido en un cien por cien a Kadafi".
"Ahora cualquiera que sea enemigo de Kadafi es también enemigo de Estados Unidos", dijo.
La CIA también permitió que los agentes de inteligencia de Kadafi interrogaran a prisioneros libios en Bahía Guantánamo, de acuerdo a Clive Stafford Smith, un abogado que representan a 39 detenidos allá. Entre sus clientes se encuentra Omar Deghayes, cuya familia huyó a Gran Bretaña en 1986, seis años después de que el padre de Deghayes, abogado y disidente, fuera detenido y ejecutado por el régimen de Kadafi.
Un musulmán devoto, Deghayes viajó a Afganistán en 2000 para vivir en un régimen islámico, dijo Stafford Smith. Él huyó a Pakistán después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y fue detenido por fuerzas paquistaníes, que lo entregaron a los americanos. Fue enviado a Guantánamo en septiembre de 2002.Stafford Smith dijo que parecía que su cliente fue confundido por otro militante en un video de adiestramiento hecho por rebeldes chechenos.
Deghayes dijo a Stafford Smith que él y otros libios fueron interrogados por cuatro agentes de la inteligencia libia en septiembre de 2004. Dijo que cuando fue interrogado el 9 de septiembre sobre supuestas actividades contra Kadafi, en presencia de tres americanos de paisano, se encontraba esposado. Dos días después, los libios lo interrogaron nuevamente, esta vez sobre los exiliados anti-Kadafi en Gran Bretaña.
De acuerdo a Deghayes, los agentes de Kadafi le mostraron fotografías de detenidos libios malamente maltratados, y uno de los agentes le dijo: "Te vamos a llevar a juicio en Libia, y cuando te llevemos a Libia te voy a enseñar personalmente el significado de todo esto. Aquí no puedo hacer nada, pero cuando te vuelva a encontrar otra vez, te mataré".
A fines de 2004 el gobierno de Bush calificó al Grupo de Combate Islámico Libio como organización terrorista. Antes en ese año, durante el testimonio ante la comisión de investigación de los atentados del 11 de septiembre, el entonces director de la CIA, George J. Tenet, lo incluyó entre los pequeños grupos extremistas que representaban una amenaza potencial para Estados Unidos.
El Grupo de Combate Islámico Libio se ha concentrado durante largo tiempo exclusivamente en el derrocamiento de Kadafi y no apoya públicamente al terrorismo, pero el ministerio de Asuntos Exteriores dice que en los últimos años ha "hecho suyo el programa global yihadista [de Al Qaeda]".
Funcionarios antiterroristas europeos dicen que el grupo ha ayudado a Al Qaeda a contactarse con extremistas de África del Norte y colaborado en el adiestramiento y operaciones del Grupo Combatiente Islámico Marroquí, que estuvo implicado en los atentados en Casablanca, Marruecos, en 2003, y en Madrid, España, en 2004.
Clasificar al Grupo de Combate Islámico Libio como organización terrorista aumenta el riesgo de que sus miembros que viven en el extranjero puedan ser detenidos y devueltos a Libia, dijo Gambill, del Monitor de Terrorismo.
"Un montón de países no correrán el riesgo de dar cobijo a miembros del Grupo de Combate o de proporcionarles cualquier tipo de ayuda, porque podría causarles problemas con Estados Unidos", dijo.
Algunos expertos y observadores de la inteligencia dicen que Kadafi ha explotado la cooperación antiterrorista para alquitranar a sus enemigos políticos.
En octubre de 2001, el ministro de Justicia libio ofreció 1 millón de dólares por informaciones que condujeran a la detención de seis exiliados, incluyendo a Shamis, que fue acusado de canalizar dinero de un atraco de un banco en Libia, a Al Qaeda. Al año siguiente, Interpol emitió una nota de "se busca" para Shamis y varios otros enemigos de Kadafi sobre la base de una petición del gobierno libio. Shamis fue acusado de terrorismo y de posesión ilícita de armas de fuego.
Shamis, que ha sido un ruidoso crítico de Al Qaeda y ha vivido cerca de Londres durante la mayor parte de los últimos 30 años, fue detenido en el aeropuerto de Orlando, Florida, cuando llegó a Estados Unidos en 2002. Fue interrogado por las autoridades locales y el FBI, y reconoció, dijo, que fue interrogado sobre la base de informaciones proporcionadas por el gobierno libio. Shamis volvió a Gran Bretaña después de pasar una noche en el calabozo.
"Dije a las autoridades americanas que Kadafi era el Enemigo Público Nº1 y ahora estáis deteniendo a gente sobre la base de sus informaciones'", dijo Shamis. "Desde el 11 de septiembre de 2001, los americanos están desesperados por obtener cualquier información y Kadafi está más que contento de poder sacar provecho de eso".
Aunque la CIA se negó a hacer comentarios para este artículo, un ex funcionario de la agencia familiarizado con la cooperación antiterrorista con Libia dijo que los funcionarios libios "están compartiendo todo lo posible para impresionarnos y salir del agujero en que se encuentran".
El ex funcionario dijo que la CIA estaba consciente de la posibilidad de que Kadafi buscara desacreditar a sus enemigos políticos y está tomando medidas de precaución "desde los más altos niveles hacia abajo".
Conspiración Contra el Rey
El principal obstáculo para las cálidas relaciones entre Estados Unidos y Libia es la acusación no resuelta de que el régimen de Kadafi trató de orquestar el asesinato del Príncipe Heredero Abdullah, de Arabia Saudí.
En julio de 2004, Abdulrahman M. Alamoudi, un ciudadano americano naturalizado y fundador del Consejo Musulmán Americano, se declaró culpable en un tribunal federal de tener tratos comerciales ilegales con Libia que se derivaban de su participación en la conspiración y fue condenado a 23 años de cárcel.
Dijo a los fiscales que había actuado a petición de funcionarios libios después de que Kadafi y Abdullah tuvieran una discusión sobre la conferencia de la Liga Árabe en marzo de 2003. La disputa terminó cuando Abdullah le dijo a Kadafi: "Vuestras mentiras os preceden por todas partes, pero por delante sólo tenéis la tumba", de acuerdo a documentos judiciales.
Alamoudi fue llamado a Trípoli, donde, en los próximos meses, dicen los expedientes, tuvo varias reuniones con seis importantes funcionarios libios que montaron el supuesto atentado contra Abdullah. Alamoudi, después, reclutó a exiliados saudíes en Londres y se ocupó de la transferencia hacia ellos de cientos de miles de dólares de Libia.
Los seis libios son mencionados con su nombre solamente en la sección confidencial de los expedientes, pero un funcionario policial norteamericano con conocimiento del caso dijo que Kusa, el jefe de la inteligencia libia en el extranjero, fue identificado por Alamoudi como el principal cerebro de la conspiración que le entregó personalmente 250.000 dólares que fueron canalizados hacia los exiliados saudíes. (Alamoudi también mencionó a Kadafi, que según la fuente policial fue identificado en documentos públicos solamente como el "Funcionario del Gobierno Libio número 5", un promotor de la conspiración).
Funcionarios policiales norteamericanos que investigan las transferencias de dinero de Libia a Alamoudi lo detuvieron en el aeropuerto de Dulles cerca de Washington en septiembre de 2003.
Posteriormente los saudíes detuvieron a 13 sospechosos, incluyendo a cuatro agentes de inteligencia libios, a los que acusaron de conspiración para asesinar a Abdullah. El gobierno saudí dijo inicialmente que los sospechosos serían juzgados públicamente, pero a principios del mes pasado perdonó a los cuatro libios.
Sin embargo, un funcionario saudí familiarizado con los casos, y que habló a condición de conservar el anonimato, dijo que el gobierno no consideraba el perdón como una exoneración. "Tenemos pruebas de su participación en el caso", dijo sobre los sospechosos libios.
El funcionario dijo que el régimen de Kadafi había estado haciendo una serie de aperturas hacia el reino, tales como enviar una delegación al funeral del Rey Fahd, y que los perdones fueron un reconocimiento de esos gestos.
Aujali, el representante libio en Washington, negó que Trípoli haya jugado algún papel en la conspiración contra Abdullah.
Funcionarios del ministerio de Asuntos Exteriores dicen que toman en serio las acusaciones de Alamoudi y que siguen evaluando la participación de Libia en el asunto.
A pesar del caso de Alamoudi, el acercamiento norteamericano a Libia parece estar ralentizándose en todos los frentes.
En abril de 2004, siete meses después de la detención de Alamoudi, Bush declaró que "Libia ha dado la espalda al terrorismo".
Dos meses después, el vice-ministro de Asuntos Exteriores, Burns, y J. Cofer Balck, entonces coordinador norteamericano antiterrorista, viajó a Libia y se reunión con Kadafi.
Durante la visita, Estados Unidos restableció formalmente lazos diplomáticos con Libia.
En septiembre, el gobierno levantó las sanciones que impedía la mayor parte del comercio norteamericano con Libia.
Cuatro meses después, empresas petroleras norteamericanas obtuvieron lucrativos derechos de explotación, derrotando a concurrentes europeos. Funcionarios del Pentágono dicen que si las relaciones continúan mejorando, Estados Unidos incluirá a Libia en un programa de 500 millones de dólares, junto con otros nueve países, que tiene el fin de contrarrestar la influencia de Al Qaeda en la región.
"Libia no es un modelo de democracia, pero lo sacamos del negocio [de las armas de destrucción masiva] y ya no juega ningún papel en el financiamiento del terrorismo", dijo Mark R. Parris, ex diplomático americano que ha trabajado para mejorar las relaciones con Libia a través del Corporate Council on Africa. "Están tratando de ser ciudadanos del mundo, y vale la pena experimentar para ver si lo logran. De momento, los resultados son positivos".
Pero críticos dicen que Washington está ayudando a Kadafi a permanecer en el poder.
"La naturaleza fundamental del gobierno libio no ha cambiado", dijo Thomas Donnelly, un especialista en seguridad nacional del American Enterprise Institute. "No deberíamos hacer la guerra contra el terrorismo para proteger a regímenes como el de Kadafi".
Datos sobre Libia:
Población: 5.8 millones (86.3 por ciento urbana)
Superficie: 679.363 millas cuadradas (cuatro veces el tamaño de California)
Edad media: 22.7
Esperanza de vida: 76.5
Grupos étnicos: 97 por ciento de árabes y bereberes.
Religión: 97 por ciento musulmanes (la mayoría, sunní)
Alfabetismo (mayores de 15): 82.6 por ciento
Tasa de desempleo: 30 por ciento (2004)
Principales industrias: petróleo, procesamiento de alimento, textiles, artesanías, cemento
Principales cosechas: trigo, cebada, aceitunas, dátiles, cítricos, verduras, cacahuetes, soja
Geografía: más del 90 por ciento desierto o semidesierto
Jefe de Estado: Moammar Kadafi desde 1969; no tiene un título oficial, pero es el gobernante de facto
Jefe del Gobierno: el primer ministro Shukri Mohammed Ghanim, desde junio de 2003
Fuente:: CIA Factbook; ESRI; 2005 World Almanac
Cronología:
1969: El teniente coronel Moammar Kadafi asume el poder a los 27 tras dirigir un golpe de estado contra la monarquía pro-occidental.
1979: El gobierno de Clinton coloca a Libia en una lista de estados que fomentan el terrorismo; todavía sigue en ella.
1981: Estados Unidos cierra la embajada libia en Washington y expulsa a sus diplomáticos. Bombarderos americanos F-14 derriban a aviones de guerra libios en el Golfo de Sidra.
1986: El gobierno de Reagan acusa a agentes libios de haber colocado una bomba en una discoteca de Berlín que mata a tres personas, incluyendo a dos soldados americanos. En respuesta, aviones norteamericanos bombardean blancos en Libia, matando a docenas de civiles, incluyendo a una hija adoptiva de Kadafi.
1988: Libia se convierte en sospechosa de haber preparado el atentado contra el vuelo 103 de Pan Am en Lockerbie, Escocia, que mató a 270 personas.
1992: Naciones Unidas impone sanciones a Libia después de que se negara a entregar a dos acusados del atentado de Lockerbie.
1998: Libia se convierte en el primer país en emitir una orden internacional de arresto de Osama bin Laden.
1999: Kadafi entrega a los dos sospechosos del atentado contra el Pan Am, y Naciones Unidas suspende las sanciones económicas.
2001: Un tribunal condena a Abdel Basset Ali Megrahi de homicidio en el caso de Lockerbie. El segundo acusado libio es absuelto. Kadafi condena fuertemente los atentados del 11 de septiembre de 2001, y llama a los libios a donar sangre para las víctimas.
2003: Naciones Unidas levanta su embargo de armas y restricciones de viaje contra Libia después de que el gobierno acepta responsabilidad por el atentado contra el avión de pasajeros en 1988.
2003: Libia renuncia a su programa nuclear y entrega documentos que ayudarán a la CIA y a las autoridades europeas a desenmascarar sospechosos en el mercado negro nuclear.
2004: El presidente Bush levanta las sanciones comerciales contra el país.
Datos compilados por Julie Sheer y John Jackson.
15 september 2005
©los angeles times
©traducción mQh
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Jose Cova -