teoría del amor asistido
[Gina Bellafante] Ideas sobre la seducción con un toque americano en el sudeste asiático.
Un sábado de julio, a la diez de la mañana, pocas semanas después de terminar su residencia médica en la Universidad de Brown, Ronak Shah se casó con Kunal Patel, también doctora, en una unión que se realizó según el ritual nupcial hindú.
El doctor Shah llegó a Hanover Marriott en Whippanu, Nueva Jersey, a caballo y en carruaje. Llevaba un tradicional sherwani. Y saludó, ante todos los demás, a la madre de su novia con un gesto que realzaba la importancia de la ingeniería parental en el matrimonio indio.
Pero para Shah y la doctora Patel, ambos de 28, y miles de jóvenes indios criados en Estados Unidos, esa ingeniería está cambiando. La venerable tradición sudasiática de los matrimonios convenidos está sufriendo una reinvención americana. La madre y padre de Patel tuvieron algo que ver en la elección de su hija. Tomaron contacto con amigos, primos y primos de los primos para pedir sugerencias sobre con quién la podrían casar. Pero Patel era libre de rechazarlos a todos.
Durante la cena con Shah -su noveno pretendiente- ella finalmente empezó un cortejo que estaba alimentado tanto por atracción física como por intereses familiares. Su matrimonio, como lo llaman algunos jóvenes indios, era "convenido con amor".
Hace menos de una década, la decisión sobre con quién casarse de una mujer del sudeste asiático aquí era todavía a menudo dejada a discreción de los padres, a pesar de la preferencia de la novia prospectiva individual por los dentistas altos y los artistas contemplativos. Pero hace poco, los matrimonio convenidos han evolucionado hacia una nueva cultura de lo que podría llamarse matrimonio asistido', en el que los padres tienen la libertad de preparar lo que quieran -permitiendo que sus hijos e hijas elijan entre nominados checados en cuanto a su castidad, linaje y geografía, entre otras medidas- y dan a los hijos poder de veto.
Esta gente joven puede haber crecido en el Estados Unidos de Hechizo de Luna' [Moonstruck] y Dawson Crece' [Dawson's Creek], pero en muchos casos no han aceptado completamente el modelo occidental del vínculo romántico. En realidad, parte del ímpetu de los matrimonios asistidos proviene de los jóvenes mismos -hombres y mujeres que han atrasado su matrimonio hasta los treinta, dijo Ayesha Hakki, editor de Bibi, una revista de modas y nupcias sud-asiática con sede en Nueva Jersey.
"Ha habido un notable desarrollo", dijo Hakki, mencionando el ejemplo de un conocido que, después de salir con chicas por su cuenta, se volvió a sus padres en busca de asesoría.
Como dijo Madhulika Khandewel, un historiador que ha estudiado a los indios aquí, "los jóvenes no quieren tomar solos decisiones individuales".
La unión Patel-Shah fue instigada por un encuentro fortuito hace dos años entre la madre de Shah y la doctora Patel en el Famous Pizza, un restaurante en Queens preferido por inmigrantes indios. Amigos de la ciudad de Nadiad en India, no se habían visto en 30 años. Su conversación giró sobre el tema de sus hijos solteros.
En gran parte, dijo Khandelwal, la transición de los matrimonios convenidos formalmente refleja cambios sociales en India misma, donde el matrimonio asistido es ahora común entre la clase media urbana profesional. Eso es porque, dijo, hay menos estructuras de ayuda de la familia extendida y más mujeres se inscriben en la educación superior.
El propósito del matrimonio asistido es no simplemente conservar la identidad cultural india, sino más precisamente mantener las identidades de clase, religiosas y regionales en un lugar donde podrían desvanecerse fácilmente, dicen los que han estudiado la diáspora india. Cuando Mona Mahajan, un reciente graduado de la Harvard Business School de Nueva Jersey, se casó con un indio que conoció por su cuenta, fue la primera de cinco generaciones de su familia que no se casó con un punjabi.
El matrimonio asistido y convenido deja a los indios con la tasa más baja de matrimonios interétnicos de todos los principales grupos de inmigrantes de Estados Unidos. Entre hombres y mujeres entre los 20 y 30 del sudeste asiático, la inmensa mayoría de los cuales han nacido en el extranjero, menos del 10 por ciento se casa fuera de su grupo étnico, de acuerdo a un análisis del Censo de la Comunidad Americana de 2003 realizado para este artículo. "Al principio yo estaba contra todo esto", dijo Patel sobre este nuevo enfoque. "Cuando creces aquí, se supone que te tienes que enamorar, pero cuando te enteras de que todo el mundo hace citas a ciegas, no suena tan raro".
Entre los padres indios aquí inclinados más tradicionalmente, muchos empiezan a buscar maridos cuando sus hijas tienen 22 o 23, pero la búsqueda puede ser prevenida si la mujer quiere sacar un título universitario, dicen mujeres indias. Los hombres empiezan a buscar esposa con la ayuda de sus familias a los 26; en familias más liberales, los hijos a menudo se casan con personas que han conocido independientemente.
Antes de cualquier encuentro las familias intercambian todos los datos biográficos' importantes, el término usado para una carpeta con la descripción del novio o novia potencial.
El acercamiento a hábitos más tradicionales se observa en otras cosas. Las bodas son a menudo complicadas y duran hasta tres o cuatro días. A menudo las familias de los prometidos consultan con un astrólogo que fija la ceremonia nupcial de acuerdo a las estrellas. Cuando Anamika Tavathia, 24, se comprometió con un joven indio al que había conocido en la universidad, su familia la visitó para pedir la mano a su nombre y el sacerdote determinó que se casarían el 26 de junio de este año entre las 10:30 y las 11 de la mañana.
Se espera que este otoño sea una temporada matrimonial especialmente ajetreada en las comunidades indias, porque muchas parejas pospusieron la boda el año pasado, cuando se consideró que muchos días eran pocos propicios.
La Royal Albert Palace, una firma de catering de cinco años de antigüedad de Woodbridge, Nueva Jersey, se ha convertido en el centro de las bodas indias, y fue ahí, en una boda el mes pasado, que las dos jóvenes platicaron sobre el matrimonio asistido.
"Los padres de mi papá no se vieron uno al otro sino el día que se casaron", dijo Kesha Patel, 25, que llegó niña a Estados Unidos y está buscando a alguien, con la ayuda de su familia. "Así que cuando pienso sobre eso, estoy agradecida del sistema que tenemos".
Kesha Patel ha hecho viajes a India para conocer a parejas prospectivas, y su familia ha preparado allá sus encuentros con los candidatos.
"A veces los datos biográficos se ven estupendos, pero cuando encuentras a la persona es una decepción", dijo. "Mis padres no lo entienden, dirán pero sí es de una buena familia, es médico, es médico, es médico'. Y yo les diré: Pero es chico'".
Alejarse de los padres es anatema en la cultura india, y la mayoría de la gente joven
lo quiere evitar a través del matrimonio. Hace cuatro años, Preet Singh, 28, profesor en Chicago, se enamoró de una mujer siete años mayor y no sikh. Esperaba casarse con ella y vivir con sus padres.
"Mi madre había aceptado el matrimonio, pero no viviría con nosotros", dijo. "Fue uno de los rompimientos más desagradables, porque esa persona me ayudó a convertirme en hombre". No hace mucho tiempo, las hermanas de Sing publicaron su retrato en un sitio matrimonial en internet, y se casará con él este otoño.
Parte del disgusto de sus padres con la relación previa era el hecho simplemente de que estaba saliendo a citas. Aunque una encuesta de la revista Bibi realizada hace tres años reveló que la mayoría de los hombres y mujeres casadas habían tenido sexo antes del matrimonio, salir a citas, como dijo Singh, "no existe en nuestra cultura". Esta visión incita a los padres a presionar a los hijos para solucionar la cuestión del matrimonio cuanto antes.
Los padres de Leena Singh esperaron hasta los 25 y después de sacado su licenciatura en matemáticas y una maestría, para buscarle un marido. Finalmente el padre de Singh encontró a alguien de su agrado, Sanjeev Tavathia, un joven estudiante de ingeniería en Iowa. Se reunieron en compañía de parientes, luego salieron solos. De vuelta en San Diego, donde ella vivía con sus padres, ella llamó a Tavathia y le dijo que estaba dispuesta a casarse. Él dijo que él estaba 90 por ciento seguro. Se casaron varios meses después.
"Desde el principio sentí que había atracción física", dijo Singh, "pero tomó años desarrollar un vínculo maduro, y creo que eso se puede llamar amor".
A pesar de sus orígenes pragmáticos, el matrimonio asistido es comentado entre jóvenes indios en términos altamente románticos -implícito en él está la idea cinematográfica de que la atracción espontánea puede resultar en una eternidad pasada juntos.
La hermana casada de Kesha Petal se casó con un hombre que le presentaron sus tías. Decidió casarse con él varios días después de conocerse. "Un montón de mis amigos", dijo Kesha Petal, los ojos brillantes, "dicen que lo sabes de inmediato".
20 de septiembre de 2005
23 de agosto de 2005
©new york times
©traducción mQh
El doctor Shah llegó a Hanover Marriott en Whippanu, Nueva Jersey, a caballo y en carruaje. Llevaba un tradicional sherwani. Y saludó, ante todos los demás, a la madre de su novia con un gesto que realzaba la importancia de la ingeniería parental en el matrimonio indio.
Pero para Shah y la doctora Patel, ambos de 28, y miles de jóvenes indios criados en Estados Unidos, esa ingeniería está cambiando. La venerable tradición sudasiática de los matrimonios convenidos está sufriendo una reinvención americana. La madre y padre de Patel tuvieron algo que ver en la elección de su hija. Tomaron contacto con amigos, primos y primos de los primos para pedir sugerencias sobre con quién la podrían casar. Pero Patel era libre de rechazarlos a todos.
Durante la cena con Shah -su noveno pretendiente- ella finalmente empezó un cortejo que estaba alimentado tanto por atracción física como por intereses familiares. Su matrimonio, como lo llaman algunos jóvenes indios, era "convenido con amor".
Hace menos de una década, la decisión sobre con quién casarse de una mujer del sudeste asiático aquí era todavía a menudo dejada a discreción de los padres, a pesar de la preferencia de la novia prospectiva individual por los dentistas altos y los artistas contemplativos. Pero hace poco, los matrimonio convenidos han evolucionado hacia una nueva cultura de lo que podría llamarse matrimonio asistido', en el que los padres tienen la libertad de preparar lo que quieran -permitiendo que sus hijos e hijas elijan entre nominados checados en cuanto a su castidad, linaje y geografía, entre otras medidas- y dan a los hijos poder de veto.
Esta gente joven puede haber crecido en el Estados Unidos de Hechizo de Luna' [Moonstruck] y Dawson Crece' [Dawson's Creek], pero en muchos casos no han aceptado completamente el modelo occidental del vínculo romántico. En realidad, parte del ímpetu de los matrimonios asistidos proviene de los jóvenes mismos -hombres y mujeres que han atrasado su matrimonio hasta los treinta, dijo Ayesha Hakki, editor de Bibi, una revista de modas y nupcias sud-asiática con sede en Nueva Jersey.
"Ha habido un notable desarrollo", dijo Hakki, mencionando el ejemplo de un conocido que, después de salir con chicas por su cuenta, se volvió a sus padres en busca de asesoría.
Como dijo Madhulika Khandewel, un historiador que ha estudiado a los indios aquí, "los jóvenes no quieren tomar solos decisiones individuales".
La unión Patel-Shah fue instigada por un encuentro fortuito hace dos años entre la madre de Shah y la doctora Patel en el Famous Pizza, un restaurante en Queens preferido por inmigrantes indios. Amigos de la ciudad de Nadiad en India, no se habían visto en 30 años. Su conversación giró sobre el tema de sus hijos solteros.
En gran parte, dijo Khandelwal, la transición de los matrimonios convenidos formalmente refleja cambios sociales en India misma, donde el matrimonio asistido es ahora común entre la clase media urbana profesional. Eso es porque, dijo, hay menos estructuras de ayuda de la familia extendida y más mujeres se inscriben en la educación superior.
El propósito del matrimonio asistido es no simplemente conservar la identidad cultural india, sino más precisamente mantener las identidades de clase, religiosas y regionales en un lugar donde podrían desvanecerse fácilmente, dicen los que han estudiado la diáspora india. Cuando Mona Mahajan, un reciente graduado de la Harvard Business School de Nueva Jersey, se casó con un indio que conoció por su cuenta, fue la primera de cinco generaciones de su familia que no se casó con un punjabi.
El matrimonio asistido y convenido deja a los indios con la tasa más baja de matrimonios interétnicos de todos los principales grupos de inmigrantes de Estados Unidos. Entre hombres y mujeres entre los 20 y 30 del sudeste asiático, la inmensa mayoría de los cuales han nacido en el extranjero, menos del 10 por ciento se casa fuera de su grupo étnico, de acuerdo a un análisis del Censo de la Comunidad Americana de 2003 realizado para este artículo. "Al principio yo estaba contra todo esto", dijo Patel sobre este nuevo enfoque. "Cuando creces aquí, se supone que te tienes que enamorar, pero cuando te enteras de que todo el mundo hace citas a ciegas, no suena tan raro".
Entre los padres indios aquí inclinados más tradicionalmente, muchos empiezan a buscar maridos cuando sus hijas tienen 22 o 23, pero la búsqueda puede ser prevenida si la mujer quiere sacar un título universitario, dicen mujeres indias. Los hombres empiezan a buscar esposa con la ayuda de sus familias a los 26; en familias más liberales, los hijos a menudo se casan con personas que han conocido independientemente.
Antes de cualquier encuentro las familias intercambian todos los datos biográficos' importantes, el término usado para una carpeta con la descripción del novio o novia potencial.
El acercamiento a hábitos más tradicionales se observa en otras cosas. Las bodas son a menudo complicadas y duran hasta tres o cuatro días. A menudo las familias de los prometidos consultan con un astrólogo que fija la ceremonia nupcial de acuerdo a las estrellas. Cuando Anamika Tavathia, 24, se comprometió con un joven indio al que había conocido en la universidad, su familia la visitó para pedir la mano a su nombre y el sacerdote determinó que se casarían el 26 de junio de este año entre las 10:30 y las 11 de la mañana.
Se espera que este otoño sea una temporada matrimonial especialmente ajetreada en las comunidades indias, porque muchas parejas pospusieron la boda el año pasado, cuando se consideró que muchos días eran pocos propicios.
La Royal Albert Palace, una firma de catering de cinco años de antigüedad de Woodbridge, Nueva Jersey, se ha convertido en el centro de las bodas indias, y fue ahí, en una boda el mes pasado, que las dos jóvenes platicaron sobre el matrimonio asistido.
"Los padres de mi papá no se vieron uno al otro sino el día que se casaron", dijo Kesha Patel, 25, que llegó niña a Estados Unidos y está buscando a alguien, con la ayuda de su familia. "Así que cuando pienso sobre eso, estoy agradecida del sistema que tenemos".
Kesha Patel ha hecho viajes a India para conocer a parejas prospectivas, y su familia ha preparado allá sus encuentros con los candidatos.
"A veces los datos biográficos se ven estupendos, pero cuando encuentras a la persona es una decepción", dijo. "Mis padres no lo entienden, dirán pero sí es de una buena familia, es médico, es médico, es médico'. Y yo les diré: Pero es chico'".
Alejarse de los padres es anatema en la cultura india, y la mayoría de la gente joven
lo quiere evitar a través del matrimonio. Hace cuatro años, Preet Singh, 28, profesor en Chicago, se enamoró de una mujer siete años mayor y no sikh. Esperaba casarse con ella y vivir con sus padres.
"Mi madre había aceptado el matrimonio, pero no viviría con nosotros", dijo. "Fue uno de los rompimientos más desagradables, porque esa persona me ayudó a convertirme en hombre". No hace mucho tiempo, las hermanas de Sing publicaron su retrato en un sitio matrimonial en internet, y se casará con él este otoño.
Parte del disgusto de sus padres con la relación previa era el hecho simplemente de que estaba saliendo a citas. Aunque una encuesta de la revista Bibi realizada hace tres años reveló que la mayoría de los hombres y mujeres casadas habían tenido sexo antes del matrimonio, salir a citas, como dijo Singh, "no existe en nuestra cultura". Esta visión incita a los padres a presionar a los hijos para solucionar la cuestión del matrimonio cuanto antes.
Los padres de Leena Singh esperaron hasta los 25 y después de sacado su licenciatura en matemáticas y una maestría, para buscarle un marido. Finalmente el padre de Singh encontró a alguien de su agrado, Sanjeev Tavathia, un joven estudiante de ingeniería en Iowa. Se reunieron en compañía de parientes, luego salieron solos. De vuelta en San Diego, donde ella vivía con sus padres, ella llamó a Tavathia y le dijo que estaba dispuesta a casarse. Él dijo que él estaba 90 por ciento seguro. Se casaron varios meses después.
"Desde el principio sentí que había atracción física", dijo Singh, "pero tomó años desarrollar un vínculo maduro, y creo que eso se puede llamar amor".
A pesar de sus orígenes pragmáticos, el matrimonio asistido es comentado entre jóvenes indios en términos altamente románticos -implícito en él está la idea cinematográfica de que la atracción espontánea puede resultar en una eternidad pasada juntos.
La hermana casada de Kesha Petal se casó con un hombre que le presentaron sus tías. Decidió casarse con él varios días después de conocerse. "Un montón de mis amigos", dijo Kesha Petal, los ojos brillantes, "dicen que lo sabes de inmediato".
20 de septiembre de 2005
23 de agosto de 2005
©new york times
©traducción mQh
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