Blogia
mQh

desaparecidos


[Scott Allen] Todos los años desaparecen miles de enfermos mentales, y sólo se dan cuenta familiares y amigos.
La desaparición de Lorne Boulet Jr. fue inesperada. Ahora hace más de cuatro años, el infantil esquizofrénico salió de su casa una tarde de verano a dar un paseo y todavía no vuelve.
James Rowe pasó de los mareos a los sollozos en su última conversación telefónica con su hermana, mientras le contaba el modo en que en julio de 2004 una charla sobre desarrollo personal lo había cambiado. En los días siguientes, el dueño de un restaurante de Colorado abandonó su vehículo, se rapó y se metió al bosque: desde entonces su familia no ha sabido nada de él.
Michael Hogan, un hombre tímido con un trastorno obsesivo compulsivo, dejó un día su trabajo en Vermont, diciendo que necesitaba estar solo. Ocho meses más tarde, su madre todavía está tan convencida de que llamará, que ha dejado un mensaje en el contestador: "Michael, si eres tú, por favor dime cómo puedo tomar contacto contigo... Te echo mucho de menos".
Boulet, Rowe y Hogan son unos de los miles de hombres y mujeres con enfermedades mentales que desaparecen cada año. De sus desapariciones apenas se enteran sus familias y un puñado de organizaciones dedicadas a mantener vivas sus esperanzas. Sus miembros creen que la mayoría de los ocho mil adultos desaparecidos que el FBI ha clasificado como "en peligro" o "incapacitados", sufren de algún tipo de enfermedad mental y pueden haber sufrido una ruptura psicológica con la realidad que los lleva a abandonar sus vidas antiguas o a intentar el suicidio.
Los desaparecidos tienden a ser hombres, y sus problemas de salud mental ocupan toda la gama de crisis nerviosas repentinas frente a la adversidad, y enfermedades crónicas tales como esquizofrenia, que puede provocar delirios o sentimientos de paranoia. El síndrome bipolar, que causa cambios repentinos de humor, también explica algunas de las desapariciones; sus víctimas obedecen a impulsos imprevisibles.
"Normalmente hay una especie de lógica interna" cuando personas con alguna enfermedad mental huyen, "aunque parezca extraño a otras personas", dice el doctor Dost Ongur, director del programa de esquizofrenia y síndrome bipolar en el Hospital McLean. "Pueden decir que necesitan enlistarse en el ejército porque realmente sienten la necesidad de ir a Iraq a ayudar a Estados Unidos, mientras que los demás dirán: ‘Tienes 65 años, y la espalda mala. No me parece que sea una buena idea’".
La desaparición de un adulto -especialmente de un hombre- usualmente no desencadena las búsquedas intensas a nivel nacional que lanzan las agencias policiales cuando desaparece un niño. Sus desapariciones no despiertan inmediatamente temores de juego sucio, de modo que a veces la policía es lenta en investigar meticulosamente. Y legalmente los adultos pueden cambiar de vida, aunque no piensen claramente.
"Un adulto tiene derecho a desaparecer", dice Roy Weise, asesor de los Servicios de Información de Justicia Criminal del FBI, que lleva el listado nacional de personas desaparecidas. "La esposa puede pensar que su marido ha desaparecido, pero él tiene derecho a estar donde quiera". Los hospitales y refugios de sin techo, que a menudo acogen a gente con problemas mentales, también se encuentran en apuros, ya que deben proteger la privacidad de los clientes cuando familiares desesperados preguntan por ellos. "Si un familiar me llama y dice: ‘Estoy buscando a mi hermano’, le enviaremos un mensaje a esa persona", dice John Yazwinski, del refugio para sin techo Father Bill’s Place en Quincy. Pero, agrega, es el residente del refugio quien decide si responder o no.
Como consecuencia, los familiares se sienten como si ellos mismos debieran encargarse de las búsquedas, hacer circular avisos de ‘desaparecidos’, abrir y mantener sitios en la red, reunir dinero para recompensas, y entregar a la policía las pistas que encuentren.
Louise Holmburg, de Bristol, New Hampshire, ha convertido su furgoneta en una valla de anuncios itinerante sobre su sobrino Boulet, con su fotografía a un lado y una dirección e-mail (findlorne@yahoo.com) para pistas. Dice que la gente a menudo asume que debido a que Boulet tiene 25 años y pesa más de 90 kilos, puede cuidar de sí mismo, pero "él es en realidad un niño... Supongo que perdió la lucidez y se marchó".
Holmburg, como otros familiares de desaparecidos con enfermedades mentales, se amarga por la falta de interés público en comparación con la enorme atención que se da a casos sensacionales como ‘la novia fugitiva’, Jennifer Wilbanks, que dijo originalmente que había sido secuestrada antes de confesar que escapó debido a la ansiedad que le causaba la boda.
Funcionarios del Proyecto Jason, una organización de Nebraska, que informa sobre los desaparecidos, dijo que los medios de comunicación habían prestado atención a sólo uno de sus siete últimos comunicados sobre un adulto desaparecido, la mayoría de los cuales tienen enfermedades mentales.
Una vez que la gente mentalmente enferma abandona su área habitual, dicen los miembros, es improbable que sean localizados a menos que la policía los detenga, de casualidad, y verifiquen su nombre en el Centro Nacional de Información Criminal del FBI, que tiene un listado de desaparecidos que sólo pueden consultar agencias policiales.
El Centro Nacional de Adultos Desaparecidos, privado, mantiene el listado público más extenso (www.theyaremissed.org), pero su página incluye sólo 1.173 nombres, y sólo una parte de ellos son enfermos mentales.
"No sólo es como buscar una aguja en un pajar, sino que además se trata de un millón de pajares, y con los ojos vendados", dice Kelly Jolkowski, fundador del Proyecto Jason (www.projectjason.org), llamado así por su hijo de 19, que no era un enfermo mental pero que desapareció frente a su casa en Nebraska en 2001. "Realmente, existen pocos recursos para los adultos desaparecidos".
Muchas familias se desalientan por la falta de progresos -e inclusive interés- en la búsqueda de sus familiares. La gente con diagnóstico de trastorno mental probablemente suspenderá sus medicaciones, convirtiéndoles en más imprevisibles a medida que pasa el tiempo, y es más probable que se causen daño a sí mismos. Hasta un 40 por ciento de la gente con esquizofrenia intenta en algún momento el suicidio, y es más probable que las personas con enfermedades mentales más graves usen drogas, colocando su seguridad en peligro.
James Bowman, de Kiamesha Lake, Nueva York, sospecha que su hijo está muerto, un año y medio después de que saliera de casa en mitad de la noche. Patrick Bowman, que tendría ahora 47, sufre de síndrome bipolar, que le provoca profundos e imprevisibles cambios de ánimo, dijo su padre, un problema que empeoró con la adicción a la cocaína.
"Lo que le puede haber ocurrido sólo lo limita tu imaginación", dijo el viejo Bowman. "Lo único que quiero es que no sufra".
Funcionarios del FBI dijeron que para las familias la situación está lejos de ser desesperada. Las agencias policiales chequean sus bases de datos cinco millones de veces al día, incluyendo los chequeos rutinarios de gente detenida por infracciones de tráfico. Funcionarios de la agencia estiman que los chequeos de la policía con la lista del FBI contribuyó el año pasado a la localización de 50 mil adultos y niños desaparecidos, aunque sólo una pequeña fracción de ellos eran adultos con enfermedades mentales.
La policía dice que toman muy en serio la desaparición de adultos cuando existen dudas sobre la seguridad de la persona. Por ejemplo, en Corpus Christi, Texas, la policía realizó búsquedas con helicóptero en una remota playa el mes pasado donde un hombre deprimido había abandonado su coche dejando una carta de despedida. Samuel Young Chong había abandonado la universidad sin contárselo a sus padres, que aparentemente provocaron la desaparición de Chong cuando se aparecieron para lo que creían que sería su graduación.
Mike Walsh, jefe de investigaciones criminales de la policía de Corpus Christi, dijo: "Esperábamos, basándonos en lo que se nos dijo, que encontraríamos un cadáver. En lugar de eso, finalmente localizamos a Chong en Los Angeles, donde permitió que un pariente se reuniera con él en un cyber café, y lo persuadió de volver a casa".
Pero por cada persona desaparecida como Chong, cuyos casos tienen un final feliz, hay muchos más como el de Michael Jarvi, de Naselle, Washington, un hombre con esquizofrenia que fue visto por última vez cuando abandonaba su Ford Escort en un camping para caravanas de Oregon en marzo de 2002. Sus padres se enteraron por un club de videos que la subscripción de Jarvi había sido pagada hasta abril de 2005, sugiriendo que todavía está vivo, pero la mayoría de las otras pistas no han llevado a ninguna parte.
"¿Cómo puedes siguiera suponer dónde se encuentra?", dijo el padre de Jarvi, James Jarvi. "Piensas todos los días en ello, pero te acostumbras a esperar lo mejor".

Se puede escribir al autor a
allen@globe.com

16 de enero de 2006

©boston globe
©traducción mQh

rss

1 comentario

rosa cecilia gonzalez soriano -

necesito el apoyo de ustedes para anunciar a una niña desaparecida de nombre diana laura hernandez fernandez si me dan el apoyo de avisar a programas para que la anuncien. gracias por su ayuda