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¿se acuerdan de piss christ?


[Anne Applebaum] Retrato de Estados Unidos.
El problema empezó en Dinamarca, un lejano país del que sabemos poco. Giraba en torno a unas caricaturas, un tipo de arte que asociamos con el humor liviano.
Ha provocado disturbios en Surabaya, Teherán, Peshawar y en el campo de Somalia, lugares en los que ni en las mejores época se encuentran demasiados estadounidenses. Quizás esto explique las apagadas reacciones de Estados Unidos ante la violencia, ira y muertes -nueve hasta el momento- provocadas por una docena de dibujos daneses describiendo al profeta Mahoma. Sin embargo, la controversia ha dejado al descubierto unas contracorrientes en Estados Unidos que son muy poco atractivas:
Schadenfreude -o, más bien, los estadounidenses se sienten un pelín aliviados de que los europeos sean víctimas de quemas de banderas y revueltas, en lugar de ellos. Para mi propia vergüenza, sentí una involuntaria punzada de este sentimiento cuando leí sobre los disturbios inspirados por las caricaturas frente a un base noruega de la OTAN en Afganistán. En Oslo el año pasado un noruego viajado y culto me dijo que "Estados Unidos es el país más peligroso del mundo" (me pregunto si acaso sigue pensando lo mismo). Pero también oigo un deje en el mojigato comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores, que proclama que "no es aceptable incitar de este modo al odio religioso o étnico". En realidad, los diarios europeos no estaban tratando de incitar al odio: estaban haciendo un punto sobre sus propias leyes y tradiciones. ¿Estamos corriendo para vernos bien a ojos del mundo musulmán justo en un momento en que los europeos, por una vez, se ven peor?
La hipocresía de la izquierda cultural. Decenas de diarios estadounidenses, incluyendo al Washington Post, han afirmado que no publicarán las caricaturas porque, en las palabras de un santurrón editorial, prefieren "abstenerse de atacar símbolos religiosos". Es suficientemente honesto, ¿pero es siempre verdad? Un excelente paralelo doméstico es el escándalo que se produjo en 1989 tras la publicación de ‘Piss Christ’, una fotografía de un crucifijo con Cristo sumergido en una jarra con orina. Esa fotografía -una obra de arte que recibió una subvención de la Fundación Nacional para las Artes [National Endowment for the Arts]- provocó denuncias en el Congreso, protestas y campañas de cartas.
En esa época, muchos diarios estadounidenses que la semana pasada se negaron a publicar las viñetas danesas -Los Angeles Times, Boston Globe (pero aparentemente no el Post)- publicaron ‘Piss Christ’. El fotógrafo, Andrés Serrano, gozó de sus quince minutos de fama, y apareció incluso en la página de moda del New York Times. La fotografía fue exhibida en el Museo Whitney de Arte Americano y en otros lugares. La moraleja: Mientras que nos ponemos nerviosos sobre la idea de insultar gratuitamente a creyentes en países distantes y subdesarrollados, no nos importa insultar gratuitamente a los creyentes en casa.
La hipocresía de la blogosfera de extrema derecha. ¿Recordáis la controversia sobre el Newsweek y el Corán? El año pasado, Newsweek publicó un reportaje sobre el vejamen del Corán en la base naval de Bahía Guantánamo -aunque métodos de interrogatorio sorprendentemente similares se usaban en realidad para intimidar a los musulmanes en Guantánamo- que no fue corroborado por ninguna investigación oficial. Casi no importó: En el extranjero, muchos políticos y clérigos musulmanes fomentaron una exagerada versión de la historia, del mismo modo a como ahora están fomentando y exagerando la historia de las viñetas danesas. El resultado fueron disturbios y actos violentos en una escala similar a los disturbios y violencias de la semana pasada.
Pero aunque la polémica fue tan manipulada como esta, los arrogantes conservadores estadounidenses culparon no a los políticos y clérigos cínicos sino a Newsweek por haber incitado (accidentalmente) a la violencia en el mundo musulmán: "Newsweek mintió y provocó la muerte de personas". Peor, gran parte del comentario implicaba no solamente que Newsweek se había equivocado al cometer un error (que lo era), sino también en que la revista se equivocaba en investigar la denuncia de las torturas aplicadas por soldados estadounidenses. Lógicamente, los blogueros deberían ahora estar atacando al diario danés por incitar (menos que accidentalmente) a la violencia en el mundo musulmán.
Sin embargo, curiosamente, no he oído gritos de "Jyllands-Posten insultó, la gente murió". La moraleja es: Nosotros defendemos la libertad de prensa si esta significa el derecho de los dibujantes daneses a caricaturizar a Mahoma; pero no la defendemos si quiere decir que los medios de comunicación tienen derecho a investigar al gobierno norteamericano.
Por supuesto, algo bueno puede salir de esta historia, incluso en este país. Si nada más, esta controversia debería poner fin a esa ingenua, encantadora y tristemente incorrecta teoría estadounidense sobre la relaciones internacionales de que "mientras más aprendemos unos sobre otros, menos pelearemos". Poco a poco, el mundo musulmán se entera de que nosotros no respetamos la religión del mismo modo que ellos. Lentamente, estamos aprendiendo que ellos interpretan de otro modo las palabras e imágenes impresas. Y, de algún modo, tengo la sensación de que este nuevo conocimiento no será el comienzo de la comprensión, sino la fuente de inspiración de más actos violentos.

applebaumanne@yahoo.com

8 de febrero de 2006

©washington post
©traducción mQh

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