atrapado en su propia novela de terror
[Jessica Brilliant Keener] La vida le sonreía a Douglas Preston cuando escribía su último libro. Entonces un estúpido juez lo convirtió en parte de su propia novela de terror.
Douglas Preston, el exitoso escritor de novelas de misterio, salió en febrero de su casa en la costa de Maine para pasar las vacaciones en Italia con su familia. Dos semanas después Preston fue citado a comparecer ante el juez Giuliano Mignini, en Perugia. Le entregó este una advertencia oficial por perjurio, falso testimonio y ocultamiento de evidencias. "El juez me acusó verbalmente de plantar evidencias, y de ser cómplice de un homicidio después de cometido, lo que me dio un tremendo susto", dice, por teléfono.
Los cargos están relacionados con un libro periodístico escrito por Preston, en colaboración, sobre un asesino en serie conocido como el Monstruo de Florencia, que mató y mutiló a 14 personas en las colinas de Florencia entre 1974 y 1985. El caso es una de las investigaciones criminales más prolongadas y caras en la historia de Italia. En ‘Dolci colline di sangue’, que aparecerá en Italia el mes que viene, Preston y el co-autor italiano, el periodista de la crónica roja Mario Spezi, critican a Mignini por el modo en que está llevando la investigación del Monstruo de Florencia. De acuerdo a Preston, Mignini cree que los asesinatos fueron el trabajo de una secta satánica que se remonta a la Edad Media, que necesitaba partes de un cuerpo femenino como ofrendas para el demonio en una misa negra. Preston y Spezi creen que esta teoría es una tontería y así lo han dicho. Preston dice que Spezi, que cubrió los asesinatos durante los años ochenta, también está siendo investigado por un asesinato que la policía cree que está relacionado con el caso, como un modo de intimidarlo.
En 2004 Spezi apareció en la televisión italiana y ridiculizó la investigación de Mignini. Poco después, a las seis de la mañana del 18 de noviembre, la policía se dejó caer por el apartamento de Spezi en Florencia y se apoderaron de su ordenador y del manuscrito del libro. La orden de allanamiento, firmada por Mignini, decía que Spezi estaba siendo investigado por 18 delitos. etiquetados de "A" a "R", todos sin especificación y clasificados como "secretos". De acuerdo a Preston, a Spezi no le han dicho nunca en qué consisten esos delitos.
En respuesta, Preston contactó a PEN Internacional, una asociación de escritores cuya misión incluye la lucha contra los intentos de intimidar a los periodistas. En enero de 2005, después de una investigación de la oficina del PEN en Londres, Sara Whyatt, directora de programas del Comité de Escritores Presos del PEN, envió a Mignini y al fiscal italiano un carta de protesta a favor de Spezi. Después de eso, la policía devolvió gran parte de los materiales del co-autor, y Preston y Spezi terminaron el libro.
La editora de Preston, Ornella Robbiati, de RCS Libri, dice que no está contenta con la situación y que no quiere verse involucrada. "El periodista Spezi y el principal detective se odian", dice Robbiati, cuya editorial es la más grande de Italia. "¿Por qué? No lo sé. Es un asunto complicado, este Monstruo de Florencia. Si ellos [Preston y Spezi] creen que han descubierto algo útil para la policía y la ley, deberían decirlo sin insultar a la policía y los jueces -pero esto, en mi opinión, suena demasiado personal".
En febrero, en la sede de la policía en Italia, Preston dice que Mignini rebobinó una conversación telefónica de Preston con Spezi, que habían sostenido unos días atrás, que los detectives habían interceptado. "Me amenazó con hacerme detener si no le contaba qué estábamos haciendo como periodistas y sobre qué giraba la conversación realmente", dice Preston.
Al final del interrogatorio de tres horas, Mignini le dijo a Preston que su acusación sería suspendida temporalmente, de modo que pudiera abandonar Italia, pero que la volvería a formular más adelante.
"Yo ya había decidido no demandar ningún privilegio periodístico", dice Preston. "Una cosa es defender la libertad de prensa en Estados Unidos. Pero no tengo ganas de ir a la cárcel en Italia defendiendo ese principio".
De acuerdo a Preston, varios prominentes jueces italianos han criticado públicamente a Mignini. Sin embargo, la experiencia ha destrozado la sensación de seguridad de Preston sobre un país en el que vivió durante cuatro años y donde transcurren varias de sus novelas. "Me siento adolorido por el hecho de que no podré volver a Italia", dice. "Yo estoy seguro e ileso en Estados Unidos, pero Spezi corre grandes peligros en Italia. Yo había pensado viajar en abril para la publicación del libro. Ahora no me atrevo a poner un pie en ese país".
Desde que volvió a Maine, Preston ha pedido ayuda a la senadora estadounidense Susan Collins. Una portavoz de Collins le dijo a Preston que la senadora lo ha convertido en su más urgente prioridad y ha pedido al ministerio de Relaciones Exteriores que averigüe qué evidencias tienen las autoridades italianas contra Preston.
Preston también escribió a organizaciones literarias online y a blogueros, que han publicado la historia de su acusación en sus bitácoras.
Spezi envió su actualización desde International Thriller Writers, una asociación de 150 prominentes autores, incluyendo a Preston, a los medios de comunicación italianos. Dentro de días, dos de los más importantes diarios italianos publicaron historias sobre el interrogatorio de Preston y el apoyo que ha recibido de la comunidad de escritores online.
Entretanto, Preston está traduciendo ‘Dolci colline di sangue’ al inglés y está en contacto diario con Spezi. El libro traducido será publicado en 2007.
En un e-mail traducido por Preston, Spezi escribe que su antiguo diario La Natione, le ha prohibido escribir sobre el Monstruo de Florencia. Ha contratado a dos abogados, que dice que han sido terriblemente caros.
La semana pasada, dijo Spezi, descubrió un micrófono y un transmisor en su coche. Escribió: "Por un lado me siento como si estuviera atrapado en una película de ‘El juicio’, de Kafka, en una versión de Jerry Lewis y Dean Martin. Por otro, tengo miedo -miedo de lo que me pueda suceder mañana. Vivir con temor es una cosa fea. Estoy durmiendo muy mal y me da miedo cuando suena el timbre de la puerta".
Un empleado del despacho de Mignini dijo que Mignini no comentaría el caso. Globe solicitó entrevistar al ministro italiano del Inteior, Ispettore Castelli, pero sus peticiones no han sido respondidas.
El otro mundo de Preston -el del crimen imaginado- continúa impertérrito. Su novela más reciente, ‘The Book of the Dead’, co-escrita con su colaborador de toda la vida, Lincoln Child, será editado en junio. ¿En cuando a su identidad como escritor internacional y a la libertad que espera que acompañe ese privilegio?
"Nunca pensé que las autoridades italianas irían tan lejos", dice Preston. "Y creía, por ser estadounidense y un autor y periodista relativamente importante, que no me molestarían. Me equivoqué".
Los cargos están relacionados con un libro periodístico escrito por Preston, en colaboración, sobre un asesino en serie conocido como el Monstruo de Florencia, que mató y mutiló a 14 personas en las colinas de Florencia entre 1974 y 1985. El caso es una de las investigaciones criminales más prolongadas y caras en la historia de Italia. En ‘Dolci colline di sangue’, que aparecerá en Italia el mes que viene, Preston y el co-autor italiano, el periodista de la crónica roja Mario Spezi, critican a Mignini por el modo en que está llevando la investigación del Monstruo de Florencia. De acuerdo a Preston, Mignini cree que los asesinatos fueron el trabajo de una secta satánica que se remonta a la Edad Media, que necesitaba partes de un cuerpo femenino como ofrendas para el demonio en una misa negra. Preston y Spezi creen que esta teoría es una tontería y así lo han dicho. Preston dice que Spezi, que cubrió los asesinatos durante los años ochenta, también está siendo investigado por un asesinato que la policía cree que está relacionado con el caso, como un modo de intimidarlo.
En 2004 Spezi apareció en la televisión italiana y ridiculizó la investigación de Mignini. Poco después, a las seis de la mañana del 18 de noviembre, la policía se dejó caer por el apartamento de Spezi en Florencia y se apoderaron de su ordenador y del manuscrito del libro. La orden de allanamiento, firmada por Mignini, decía que Spezi estaba siendo investigado por 18 delitos. etiquetados de "A" a "R", todos sin especificación y clasificados como "secretos". De acuerdo a Preston, a Spezi no le han dicho nunca en qué consisten esos delitos.
En respuesta, Preston contactó a PEN Internacional, una asociación de escritores cuya misión incluye la lucha contra los intentos de intimidar a los periodistas. En enero de 2005, después de una investigación de la oficina del PEN en Londres, Sara Whyatt, directora de programas del Comité de Escritores Presos del PEN, envió a Mignini y al fiscal italiano un carta de protesta a favor de Spezi. Después de eso, la policía devolvió gran parte de los materiales del co-autor, y Preston y Spezi terminaron el libro.
La editora de Preston, Ornella Robbiati, de RCS Libri, dice que no está contenta con la situación y que no quiere verse involucrada. "El periodista Spezi y el principal detective se odian", dice Robbiati, cuya editorial es la más grande de Italia. "¿Por qué? No lo sé. Es un asunto complicado, este Monstruo de Florencia. Si ellos [Preston y Spezi] creen que han descubierto algo útil para la policía y la ley, deberían decirlo sin insultar a la policía y los jueces -pero esto, en mi opinión, suena demasiado personal".
En febrero, en la sede de la policía en Italia, Preston dice que Mignini rebobinó una conversación telefónica de Preston con Spezi, que habían sostenido unos días atrás, que los detectives habían interceptado. "Me amenazó con hacerme detener si no le contaba qué estábamos haciendo como periodistas y sobre qué giraba la conversación realmente", dice Preston.
Al final del interrogatorio de tres horas, Mignini le dijo a Preston que su acusación sería suspendida temporalmente, de modo que pudiera abandonar Italia, pero que la volvería a formular más adelante.
"Yo ya había decidido no demandar ningún privilegio periodístico", dice Preston. "Una cosa es defender la libertad de prensa en Estados Unidos. Pero no tengo ganas de ir a la cárcel en Italia defendiendo ese principio".
De acuerdo a Preston, varios prominentes jueces italianos han criticado públicamente a Mignini. Sin embargo, la experiencia ha destrozado la sensación de seguridad de Preston sobre un país en el que vivió durante cuatro años y donde transcurren varias de sus novelas. "Me siento adolorido por el hecho de que no podré volver a Italia", dice. "Yo estoy seguro e ileso en Estados Unidos, pero Spezi corre grandes peligros en Italia. Yo había pensado viajar en abril para la publicación del libro. Ahora no me atrevo a poner un pie en ese país".
Desde que volvió a Maine, Preston ha pedido ayuda a la senadora estadounidense Susan Collins. Una portavoz de Collins le dijo a Preston que la senadora lo ha convertido en su más urgente prioridad y ha pedido al ministerio de Relaciones Exteriores que averigüe qué evidencias tienen las autoridades italianas contra Preston.
Preston también escribió a organizaciones literarias online y a blogueros, que han publicado la historia de su acusación en sus bitácoras.
Spezi envió su actualización desde International Thriller Writers, una asociación de 150 prominentes autores, incluyendo a Preston, a los medios de comunicación italianos. Dentro de días, dos de los más importantes diarios italianos publicaron historias sobre el interrogatorio de Preston y el apoyo que ha recibido de la comunidad de escritores online.
Entretanto, Preston está traduciendo ‘Dolci colline di sangue’ al inglés y está en contacto diario con Spezi. El libro traducido será publicado en 2007.
En un e-mail traducido por Preston, Spezi escribe que su antiguo diario La Natione, le ha prohibido escribir sobre el Monstruo de Florencia. Ha contratado a dos abogados, que dice que han sido terriblemente caros.
La semana pasada, dijo Spezi, descubrió un micrófono y un transmisor en su coche. Escribió: "Por un lado me siento como si estuviera atrapado en una película de ‘El juicio’, de Kafka, en una versión de Jerry Lewis y Dean Martin. Por otro, tengo miedo -miedo de lo que me pueda suceder mañana. Vivir con temor es una cosa fea. Estoy durmiendo muy mal y me da miedo cuando suena el timbre de la puerta".
Un empleado del despacho de Mignini dijo que Mignini no comentaría el caso. Globe solicitó entrevistar al ministro italiano del Inteior, Ispettore Castelli, pero sus peticiones no han sido respondidas.
El otro mundo de Preston -el del crimen imaginado- continúa impertérrito. Su novela más reciente, ‘The Book of the Dead’, co-escrita con su colaborador de toda la vida, Lincoln Child, será editado en junio. ¿En cuando a su identidad como escritor internacional y a la libertad que espera que acompañe ese privilegio?
"Nunca pensé que las autoridades italianas irían tan lejos", dice Preston. "Y creía, por ser estadounidense y un autor y periodista relativamente importante, que no me molestarían. Me equivoqué".
18 de marzo de 2006
©boston globe
©traducción mQh
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