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prostitutas protestan en camboya


[Ariana Eunjung Cha] Test de vacuna química contra el SIDA rechazado por prostitutas.
Phnom Penh, Camboya. Un sábado en la tarde, en noviembre, Yunang Soma estaba hombro a hombro con otras prostitutas en un escenario improvisado en un parque, gritando a la muchedumbre: "¡Estados Unidos dice que quiere ayudar a la gente pobre, pero nos está matando!"
Soma estaba protestando contra una prueba con el remedio tenofovir, que según los científicos puede llegar a ser tan efectivo como una ‘vacuna química' contra el virus humano de la inmunodeficiencia, que causa el SIDA. A diferencia de las verdaderas vacunas, que proporcionan a los individuos inmunidad permanente contra una enfermedad, y que ha sido difícil de desarrollar para el VIH, tenofovir es una píldora que ha de ingerirse diariamente. Los científicos esperan que protegerá a sus usuarios, durante unas horas, o quizás unos días, contra la infección. La prueba, financiada por la Fundación Bill & Melinda Gates, fue diseñada para ver si podía impedir que la gente se infectara el VIH aun si el virus entraba a sus organismos.
Pero los investigadores han chocado con una oposición muy organizada que dicen que ha sido montada por activistas extranjeros. Los manifestantes han logrado cancelar la prueba en Camboya, pero las protestas continúan. Soma y sus colegas quieren paralizar todas las pruebas de tenofovir, en todo el mundo.
Las objeciones se han centrado en los sujetos del estudio: las prostitutas, usualmente pobres, que los críticos dicen que se están aprovechando de ellas. Mencionan las bajas pagas, la falta de información sobre los efectos secundarios y la ausencia de seguros médicos en caso de que algo salga mal. Trataron de conseguir un mejor acuerdo para esas mujeres, pero lo que lograron fue paralizar la prueba de lo que muchos científicos consideran la mejor esperanza que se tiene para detener el SIDA en el mundo subdesarrollado.
Forzado por las protestas, en 2004 el primer ministro de Camboya canceló la prueba antes de que alguien ingiriera siquiera una píldora y expulsó del país a los investigadores. Las pruebas en Camerún y Nigeria fueron anuladas en 2005.
Los investigadores no esperaban las protestas porque tenofovir se usa ampliamente en Estados Unidos. Es un medicamento autorizado, probado y aprobado, y utilizado como parte de un cóctel de medicinas para tratar a gente contagiada con el VIH. La cuestión es si puede funcionar como una medicina profiláctica en gente no infectada.
Dadas las dificultades que han encontrado los investigadores para el desarrollo de una vacuna real, muchos tienen a tenofovir como la mejor alternativa disponible. Algunos doctores estadounidenses son tan optimistas que han comenzado a prescribirla a gente que tiene conductas de riesgo, tales como el sexo sin protección.
Así que parecía lógico realizar una prueba a gran escala en un país como Camboya, donde entre un cuatro y diez por ciento de las prostitutas se convierten en portadoras del VIH al año.
Soma y sus partidarios dicen que forman parte de un movimiento de base que lucha contra los imperialistas que quieren utilizar al mundo subdesarrollado como laboratorio de pruebas. Pero la manifestación ese día, una de las varias realizadas en Asia, fue organizada por activistas que, la mayoría, son extranjeros y que se coordinaron a través del correo electrónico. Incluso hicieron una camiseta que llevaba Soma y que dice: "Sí A la Gente, No al Lucro".
Fabrice Pilorge, 39, de la rama de París del grupo contra el SIDA, Act Up, que asesoró a los manifestantes, declaró que nunca quisieron que se suspendieran las pruebas. Dijo que sólo querían obtener mejores beneficios para los participantes.
"Lo que hicimos dilató la investigación", reconoció. "Pero como activista, siempre quisimos que la investigación fuera rápida".
En las últimas décadas, los países pobres con altas tasas de infección con el VIH han cerrado un delicado trato con Occidente, abriendo sus poblaciones a investigadores de países más ricos. Gran parte del dinero para las pruebas con tenofovir, por ejemplo, proviene de Estados Unidos. A cambio, los gobiernos extranjeros buscan tener acceso a las últimas informaciones sobre el SIDA -y precios más bajos para las medicinas, en caso de que resulten ser efectivas.
La amiga de Soma, Picha Sochea, 38, que como Soma es una de las dirigentes del sindicato de prostitutas, fue una de las primeras en enterarse de las pruebas, en un seminario sobre prevención del VIH en la primavera de 2004. Sochea pensó que sonaba bastante bien. Las mujeres recibirían tres dólares al mes por ingerir algunas píldoras -sea 300 miligramos de tenofovir o un placebo- todos los días durante un año.
Sochea cogió algunos papeles informativos, que estaban en inglés, para llevárselos a Rosanna Barbero, una australiana que dirige la Womyn's Agenda for Change, un grupo que proporciona espacio de oficinas y financiamiento a las prostitutas. Pidieron a Barbero que los tradujera y les explicara en qué consistía el estudio.
Barbero tipeó la palabra ‘tenofovir' en un motor de búsquedas en internet y empezó a leer. Aprendió que tenofovir se ha usado durante largo tiempo en personas ya infectadas con el VIH. Al impedir que el virus se reproduzca, retrasa el progreso de la enfermedad. En experimentos con monos rhesus sanos, ninguno de ellos se infectó cuando fueron expuestos deliberadamente al equivalente simio del VIH.
Pero algunos sitios en la red señalaban los posibles efectos secundarios negativos, tales como problemas de riñón y osteoporosis. Barbero lo dijo a las prostitutas.
Soma, 38, dijo que ella y sus amigas se preguntaron: "Si la prueba es buena, ¿por qué no experimentan con prostitutas de su propio país? ¿Por qué vienen a un país pobre?"
Las prostitutas pidieron reunirse con los científicos. Con la ayuda de Barbero y su equipo, redactaron una lista de deseos: más paga, más información y la promesa de un seguro médico por cuarenta años.
Kimberly Page Shafer, una investigadora del SIDA de la Universidad de California en San Francisco y uno de los investigadores jefe del estudio, dijo que la vacuna debía ser probada en una población en la que la tasa de infección fuera suficientemente alta como para tener respuestas en un tiempo razonable. Una prueba en Estados Unidos, donde las tasas de contagio son mucho más bajas, tomaría décadas.
Page Shafer dijo que algunas de las preocupaciones de las prostitutas estaban siendo tratadas: Los científicos planeaban instalar una clínica paralelamente a la prueba para cualquiera que se infectara con el VIH. Un seguro de largo plazo, dijo Page Shafer, no era algo que proporcionaran normalmente los estudios y tendría costes prohibitivos.
Aunque los investigadores dijeron que estaban dispuestos a negociar, no reaccionaron con suficiente rapidez. La rabia y las acusaciones se extendieron a Hong Kong y Bangkok, donde los manifestantes arrojaron pintura roja contra la caseta utilizada por Gilead Sciences Inc., el fabricante de tenofovir con sede en California, durante el Congreso Internacional sobre el SIDA de ese verano. En el otoño de 2004, el primer ministro de Camboya, Hun Sen, ordenó que los científicos pararan la prueba, mencionando preocupaciones sobre "valores y derechos humanos".
La reacción negativa ante el estudio se vigorizó además con otros rumores. La gente dijo que la medicina era tan peligrosa que no estaba siendo probada en Estados Unidos (en realidad, tenofovir está siendo probada a pequeña escala en hombres gay sanos de San Francisco y Atlanta); que las píldoras utilizadas en el estudio contenían el VIH (sólo contienen químicos); y que los investigadores estaban alentando a las participantes a no usar condón mientras tomaban la medicación, debido a que querían que las mujeres que tomaran el placebo tuvieran una incidencia de SIDA más alta (el protocolo del estudio exige a los investigadores a estimular el sexo seguro, incluyendo el uso de condones).
Page Shafer, que se había mudado a Phnom Penh con sus dos hijas para el estudio, se mostró desconcertada cuando fue obligada a marcharse en agosto de 2004. Dijo que si había algo que lamentaba, era que no estaba preparada para el nivel de las críticas de grupos fuera de Camboya. "Esto se convirtió en una prueba internacional, con problemas internacionales", dijo.
Cuando se detuvieron las pruebas, los activistas del SIDA empezaron a pelearse entre ellos. Furiosas de que las manifestantes hubieran retrasado la investigación, algunas atacaron a la Womyn's Agenda for Change. "Encontraron una persona a la que echarle la culpa, que era yo, la mujer occidental blanca que dirige una organización", dijo Barbero.
Otros retrataron a Act Up de París como el principal culpable. Mark Harrington, un prominente activista del SIDA, dijo que al exigir beneficios al nivel de Estados Unidos para las paupérrimas trabajadoras sexuales camboyanas, Act Up estaba practicando un "imperialismo ético".
Pilorge, que ayudó a organizar las protestas en Tailandia, Camboya y Camerún, dijo que las protestas eran nacionales y que, en cualquier caso, las pruebas deberían haber sido diseñadas con más atención para proteger a los participantes. Dijo que los científicos deberían haber permitido que las prostitutas participaran en el diseño de la prueba, lo que les habría proporcionado un mejor acceso a la información sobre la medicina, antes que depender de internet y de activistas extranjeros.
"En el futuro, una de las consecuencias que esperamos es que las pruebas sean más éticas, mejor hechas", dijo Pilorge.
Hace poco se empezaron a hacer nuevas pruebas en Ghana, Malawi, Botsuana y Perú. Para impedir las controversias, la Fundación Gates está auspiciando una serie de reuniones sobre tenofovir, llevando a su sede en Seattle a activistas, organizaciones de ayuda y funcionarios.
"Hemos aprendido todos cómo comunicarnos mejor y ya hemos superado la fase de los reproches", dijo Helene Gayle, que dirigió hasta hace poco el proyecto SIDA de la Fundación Gates.
Pero Mitchell Warren, director ejecutivo de la AIDS Vaccine Advocacy Coalition, de Nueva York, todavía se preocupa sobre los posibles rumores y malentendidos. "Las pruebas han sido estigmatizadas como malas, y eso no va a cambiar de la noche a la mañana", dijo.

23 de mayo de 2006
©washington post
©traducción mQh
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