quién saqueó los palacios
[Ellen Knickmeyer] El pillaje ocurrió tras la transferencia en noviembre de 2005. La respuesta parece obvia: la policía.
Bagdad, Iraq. El 22 de noviembre, las más altas autoridades civiles y militares de Estados Unidos en Iraq pusieron los lujosos palacios de Saddam Hussein bajo control del nuevo gobierno y ejército iraquíes, en una ceremonia cuyo simbolismo era tan imposible de ignorar como la banda militar.
"El traspaso de este edificio es una ceremonia sencilla que demuestra vívidamente los continuos progresos que están haciendo el gobierno iraquí y su pueblo", dijo el coronel Mark McKnight, comandante del Destacamento de Combate de la 1ª Brigada, de la Tercera División de Infantería, que entregó las llaves de los palacios al gobernador de la provincia de Salahuddin.
Pero después de que las fuerzas americanas y la banda militar iraquí se retiraran de la entrada circular del palacio que da al río Tigris, dicen ahora funcionarios locales, entraron los saqueadores, arrancando sus puertas, instalaciones de aire acondicionado, ventiladores de techo e interruptores de luz de las 136 habitaciones del palacio, dejando poco más que yeso y cables eléctricos sueltos.
Algunos de los culpables son las mismas fuerzas de seguridad y funcionarios iraquíes a los que los estadounidenses transfirieron el control, dicen la policía y el gobernador.
"Gracias a Dios que pudimos salvar las paredes, porque los saqueadores se robaron todo lo demás", dijo por teléfono el gobernador Hamed Hamood Shekti.
Shekti, como otros oficiales de la policía, culpó a los soldados iraquíes de los palacios y a su propio vice-gobernador. "El palacio fue entregado a unidades del ejército iraquí en presencia del vice-gobernador Abdullah Naji Jabara", dijo. "Dos semanas después me enteré de que el palacio había sido saqueado. Ahora, ¿a quién puedo acusar del saqueo?"
Comandantes del ejército iraquí en Tikrit y alrededores no pudieron ser localizados por teléfono para oír sus comentarios. Las autoridades locales dicen que Jabara estaba de peregrinación a la Meca y tampoco podía ser localizado.
El alcance total del supuesto saqueo no pudo ser determinado. Un comandante de policía de la provincia, el teniente coronel Mahmud Hiazza, dijo que soldados y oficiales robaron todo de los palacios que habían estado ocupados por oficiales norteamericanos. "También hay palacios que no fueron ocupados por americanos", dijo. "Incluso de esos palacios se llevaron todo".
Una visita a esos palacios confirma las acusaciones. Un testigo, que visitó un palacio ocupado ahora por la policía iraquí, encontró a los agentes trabajando en oficinas despojadas de sus zócalos y puertas, con hoyos donde habían estado las instalaciones de aire acondicionados y trenzas de cables en lugar chapas de interruptores eléctricos.
De acuerdo a funcionarios locales, las tropas iraquíes responsables del pillaje provenían de otros lugares, entre ellos de la norteña ciudad de Mosul.
Varios días después del traspaso de control de manos estadounidenses a iraquíes, los muebles de los palacios aparecieron en un mercado local, donde eran vendidos por camionadas, dijo un vecino de Tikrit, Rashid Juburi.
Portavoces de los militares estadounidenses dijeron este mes, algunos sorprendidos, que ellos no sabían nada del pillaje después del traspaso. Enfatizaron que los palacios de Tikrit, que son las instalaciones norteamericanas más prominentes después de la Zona Verde de Bagdad, eventualmente marcadas para su entrega a las autoridades iraquíes ya no eran preocupación de las tropas estadounidenses.
"Creo que lo que estamos viendo es que estamos dejando esas áreas y entregándolas al gobierno iraquí, estamos dando más responsabilidad al gobierno iraquí", dijo el teniente coronel Barry Johnson, un portavoz militar estadounidense en Bagdad.
Johnson dijo que podía apreciar el simbolismo del saqueo que tomó lugar inmediatamente después de la publicitada transferencia.
"Esperamos que las autoridades iraquíes se ocupen de todas las actividades criminales" que suponen el saqueo de los palacios de Trikit, dijo.
El teniente coronel Edward Loomis, portavoz de la División Aerotransportada Nº101 en Tikrit, dijo que no conocía a ningún soldado estadounidense que hubiese estado en los palacios después de la entrega.
Una serie de unidades militares norteamericanas utilizaron como bases los palacios después de que tropas estadounidenses entraran en Iraq en marzo de 2003. El recinto de 400 hectáreas incluye algunas de las vistas más impresionantes de Iraq, con panorámicas del valle del río Tigris. Hussein nació en una aldea en las afueras de Tikrit.
El general George W. Casey Jr., comandante de las fueras estadounidenses en Iraq y el embajador norteamericano Zalmay Khalilzad estuvieron entre los dignatarios que, en noviembre, llegaron en helicópteros a Tikrit para la ceremonia de transferencia. Además de la asistencia de altos oficiales, el evento se destacó por un ataque de mortero que obligó a las dignatarios, miembros de la banda militar y muchos de los soldados a buscar refugio en el asfalto.
El proyectil, que no estalló, cayó a cientos de metros de la ceremonia. Overshot
Shekti, el gobernador, dijo en sus observaciones ese día que la transferencia ponía de relieve "muchas aspiraciones y objetivos nacionales. La primera aspiración es el día en que las fuerzas multinacionales puedan abandonar el país. La segunda aspiración es convencer a la corte de la opinión pública mundial que el pueblo de Iraq es capaz de manejar sus propios asuntos independientemente".
Mientras tocaba la banda, Jabara, el funcionario provincial acusado del saqueo, izaba los colores iraquíes en el asta de la bandera.
En Washington, el gobierno de Bush destacó la transferencia. "Las fuerzas iraquíes son cada días más capaces y ha sido, creo, un importante ejemplo de que el proceso sigue adelante", dijo ese día el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Sean McCormack. "Creo que fue simbólicamente importante de que se tratara del traspaso de uno de los antiguos palacios que Saddam construyó en su ciudad natal, y ahora que las fuerzas iraquíes representan verdaderamente la voluntad del pueblo iraquí, son las que controlarán ese palacio".
Algunos consideran el énfasis norteamericano en el traspaso de Tikrit, también mencionado en discursos por el presidente Bush y el ministro de Defensa, Donald H. Rumsfeld, como una indicación de que las tropas norteamericanas e iraquíes realmente se están acercando al día en que todo Iraq será entregado a sus propias fuerzas y oficiales.
La policía entró por primera vez en los palacios veinte días después de que se marcharan los estadounidenses, dijo el mayor Subhi Nadhum, subcomandante de una unidad policial de emergencia en la zona. "Las fuerzas iraquíes fueron las únicas fuerzas que entraron a los palacios presidenciales tras la retirada de los americanos", dijo Nadhum. "Durante esos veinte días, el vice-gobernador y los miembros del ayuntamiento" entraron y salieron en consultas con los comandantes del ejército en los palacios.
Hiazza, el comandante policial de la provincia, dijo que empezó a investigar inmediatamente después de que la policía entrara a los palacios. "Todo había sido robado, incluso los interruptores", dijo.
Cuando Hiazz acusó formalmente a Jabara y a algunos miembros del consejo provincial en conexión con el presunto saqueo, las autoridades trasladaron abruptamente a Hiazza al norte de Baiji, un semillero rebelde. "La razón por la que me transfirieron es que esperaban que me mataran", dijo Hiazza. En lugar de obedecer, renunció.
"El traspaso de este edificio es una ceremonia sencilla que demuestra vívidamente los continuos progresos que están haciendo el gobierno iraquí y su pueblo", dijo el coronel Mark McKnight, comandante del Destacamento de Combate de la 1ª Brigada, de la Tercera División de Infantería, que entregó las llaves de los palacios al gobernador de la provincia de Salahuddin.
Pero después de que las fuerzas americanas y la banda militar iraquí se retiraran de la entrada circular del palacio que da al río Tigris, dicen ahora funcionarios locales, entraron los saqueadores, arrancando sus puertas, instalaciones de aire acondicionado, ventiladores de techo e interruptores de luz de las 136 habitaciones del palacio, dejando poco más que yeso y cables eléctricos sueltos.
Algunos de los culpables son las mismas fuerzas de seguridad y funcionarios iraquíes a los que los estadounidenses transfirieron el control, dicen la policía y el gobernador.
"Gracias a Dios que pudimos salvar las paredes, porque los saqueadores se robaron todo lo demás", dijo por teléfono el gobernador Hamed Hamood Shekti.
Shekti, como otros oficiales de la policía, culpó a los soldados iraquíes de los palacios y a su propio vice-gobernador. "El palacio fue entregado a unidades del ejército iraquí en presencia del vice-gobernador Abdullah Naji Jabara", dijo. "Dos semanas después me enteré de que el palacio había sido saqueado. Ahora, ¿a quién puedo acusar del saqueo?"
Comandantes del ejército iraquí en Tikrit y alrededores no pudieron ser localizados por teléfono para oír sus comentarios. Las autoridades locales dicen que Jabara estaba de peregrinación a la Meca y tampoco podía ser localizado.
El alcance total del supuesto saqueo no pudo ser determinado. Un comandante de policía de la provincia, el teniente coronel Mahmud Hiazza, dijo que soldados y oficiales robaron todo de los palacios que habían estado ocupados por oficiales norteamericanos. "También hay palacios que no fueron ocupados por americanos", dijo. "Incluso de esos palacios se llevaron todo".
Una visita a esos palacios confirma las acusaciones. Un testigo, que visitó un palacio ocupado ahora por la policía iraquí, encontró a los agentes trabajando en oficinas despojadas de sus zócalos y puertas, con hoyos donde habían estado las instalaciones de aire acondicionados y trenzas de cables en lugar chapas de interruptores eléctricos.
De acuerdo a funcionarios locales, las tropas iraquíes responsables del pillaje provenían de otros lugares, entre ellos de la norteña ciudad de Mosul.
Varios días después del traspaso de control de manos estadounidenses a iraquíes, los muebles de los palacios aparecieron en un mercado local, donde eran vendidos por camionadas, dijo un vecino de Tikrit, Rashid Juburi.
Portavoces de los militares estadounidenses dijeron este mes, algunos sorprendidos, que ellos no sabían nada del pillaje después del traspaso. Enfatizaron que los palacios de Tikrit, que son las instalaciones norteamericanas más prominentes después de la Zona Verde de Bagdad, eventualmente marcadas para su entrega a las autoridades iraquíes ya no eran preocupación de las tropas estadounidenses.
"Creo que lo que estamos viendo es que estamos dejando esas áreas y entregándolas al gobierno iraquí, estamos dando más responsabilidad al gobierno iraquí", dijo el teniente coronel Barry Johnson, un portavoz militar estadounidense en Bagdad.
Johnson dijo que podía apreciar el simbolismo del saqueo que tomó lugar inmediatamente después de la publicitada transferencia.
"Esperamos que las autoridades iraquíes se ocupen de todas las actividades criminales" que suponen el saqueo de los palacios de Trikit, dijo.
El teniente coronel Edward Loomis, portavoz de la División Aerotransportada Nº101 en Tikrit, dijo que no conocía a ningún soldado estadounidense que hubiese estado en los palacios después de la entrega.
Una serie de unidades militares norteamericanas utilizaron como bases los palacios después de que tropas estadounidenses entraran en Iraq en marzo de 2003. El recinto de 400 hectáreas incluye algunas de las vistas más impresionantes de Iraq, con panorámicas del valle del río Tigris. Hussein nació en una aldea en las afueras de Tikrit.
El general George W. Casey Jr., comandante de las fueras estadounidenses en Iraq y el embajador norteamericano Zalmay Khalilzad estuvieron entre los dignatarios que, en noviembre, llegaron en helicópteros a Tikrit para la ceremonia de transferencia. Además de la asistencia de altos oficiales, el evento se destacó por un ataque de mortero que obligó a las dignatarios, miembros de la banda militar y muchos de los soldados a buscar refugio en el asfalto.
El proyectil, que no estalló, cayó a cientos de metros de la ceremonia. Overshot
Shekti, el gobernador, dijo en sus observaciones ese día que la transferencia ponía de relieve "muchas aspiraciones y objetivos nacionales. La primera aspiración es el día en que las fuerzas multinacionales puedan abandonar el país. La segunda aspiración es convencer a la corte de la opinión pública mundial que el pueblo de Iraq es capaz de manejar sus propios asuntos independientemente".
Mientras tocaba la banda, Jabara, el funcionario provincial acusado del saqueo, izaba los colores iraquíes en el asta de la bandera.
En Washington, el gobierno de Bush destacó la transferencia. "Las fuerzas iraquíes son cada días más capaces y ha sido, creo, un importante ejemplo de que el proceso sigue adelante", dijo ese día el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Sean McCormack. "Creo que fue simbólicamente importante de que se tratara del traspaso de uno de los antiguos palacios que Saddam construyó en su ciudad natal, y ahora que las fuerzas iraquíes representan verdaderamente la voluntad del pueblo iraquí, son las que controlarán ese palacio".
Algunos consideran el énfasis norteamericano en el traspaso de Tikrit, también mencionado en discursos por el presidente Bush y el ministro de Defensa, Donald H. Rumsfeld, como una indicación de que las tropas norteamericanas e iraquíes realmente se están acercando al día en que todo Iraq será entregado a sus propias fuerzas y oficiales.
La policía entró por primera vez en los palacios veinte días después de que se marcharan los estadounidenses, dijo el mayor Subhi Nadhum, subcomandante de una unidad policial de emergencia en la zona. "Las fuerzas iraquíes fueron las únicas fuerzas que entraron a los palacios presidenciales tras la retirada de los americanos", dijo Nadhum. "Durante esos veinte días, el vice-gobernador y los miembros del ayuntamiento" entraron y salieron en consultas con los comandantes del ejército en los palacios.
Hiazza, el comandante policial de la provincia, dijo que empezó a investigar inmediatamente después de que la policía entrara a los palacios. "Todo había sido robado, incluso los interruptores", dijo.
Cuando Hiazz acusó formalmente a Jabara y a algunos miembros del consejo provincial en conexión con el presunto saqueo, las autoridades trasladaron abruptamente a Hiazza al norte de Baiji, un semillero rebelde. "La razón por la que me transfirieron es que esperaban que me mataran", dijo Hiazza. En lugar de obedecer, renunció.
Jonathan Finer en Baghdad contribuyeron a este reportaje.
13 de enero de 2006
©washington post
©traducción mQh
0 comentarios