tres suicidios en guantánamo
[Julian E. Barnes y Carol J. Williams] Los primeros suicidios de Guantánamo aumentan presión sobre Estados Unidos. Tres prisioneros, todos ellos secuestrados sin cargos, fueron encontrados ahorcados en sus celdas. Activistas de derechos humanos exigen la inmediata clausura de la prisión ilegal.
Bahía Guantánamo, Cuba/Estados Unidos. Tres hombres de Oriente Medio, retenidos sin cargos en el centro de detención estadounidense de Bahía Guantánamo se suicidaron colgándose en sus celdas, declararon oficiales estadounidenses el sábado, convirtiéndose en los primeros prisioneros en suicidarse en la prisión y desencadenando renovados llamados a su clausura inmediata.
El ministerio de Defensa declaró el sábado que los hombres -dos saudíes y uno de Yemen- fueron encontrados en sus celdas y que dejaron cartas de despedida. Al quitarse la vida, los prisioneros burlaron las estrictas medidas de los oficiales militares para evitar los suicidios. Y las muertes se producen en momentos en que el gobierno de Bush hace frente a crecientes críticas internacionales por sus procedimientos de detención y mientras espera una resolución este mes potencialmente adversa de la Corte Suprema.
Los militares no proporcionaron la identidad de los prisioneros y entregaron pocos detalles sobre los hombres, pero dijeron que al menos dos de ellos habían sido miembros de organizaciones terroristas internacionales y el tercero había participado en un levantamiento de los talibanes.
Los tres habían participado en huelgas de hambre y habían sido alimentados forzosamente, un proceso que involucra frecuentemente el uso de tubos nasales y amarras.
"Los tres montaron juntos una huelga de hambre", dijo el contraalmirante Harry Harris, comandante de la red de prisiones. "Los métodos utilizados para colgarse son similares. Creo que fue un intento coordinado".
Llamó a los tres "combatientes yihadistas" que murieron en actos de "guerra asimétrica" -el término usado comúnmente por los militares estadounidenses para describir tácticas utilizadas por insurgentes cuando se enfrentan en combate a fuerzas militares estadounidenses superiores.
El general de ejército John Craddock, jefe del Comando Sur estadounidense, dijo que los hombres no estaban entre los detenidos que han pedido revisiones judiciales en tribunales estadounidenses y que no han comparecido ante comisiones militares. Aunque ninguno de ellos era acusado de ningún delito, Craddock insistió en que eran enemigos y terroristas.
"Este es un elemento determinado, inteligente y dedicado", dijo. "Seguirán haciendo todo lo que puedan... para convertirse en mártires de la guerra santa".
Pero mientras muchos detenidos entran al cuarto año de su cautiverio sin ser acusados formalmente, activistas de derechos humanos y abogados defensores dijeron que los prisioneros se sienten abatidos por el hecho de estar detenidos sin que se les formulen cargos y sin perspectivas inminentes de una audiencia judicial.
"Esa gente ha estado detenida indefinidamente, durante cinco años, sin la perspectiva de volver a casa, o de ver a sus familias, o de ser acusados de algo o de que ese período de sus vidas termine", dijo Jumana Musa, director de temas de Amnistía Internacional en Washington. "No hay ninguna duda que esa situación provoca traumas psicológicos graves".
Anteriormente, oficiales militares habían informado que este año ha habido 41 intentos de suicidio en Guantánamo, incluyendo tres del mes pasado por parte de detenidos que trataron de matarse con sobredosis de medicamentos. El Pentágono observó que un solo detenido era responsable de al menos una docena de intentos de suicidio.
Pero ha habido muchos otros prisioneros en Guantánamo que han intentado suicidarse, colgándose o de otro modo hiriéndose, desde que se usaran las instalaciones para albergar prisioneros a principios de 2002 -23 reclusos intentaron colgarse colectivamente en 2003.
El año pasado 131 prisioneros participaron en huelgas de hambre, y en una protesta similar este año participaron 89 detenidos, dijeron oficiales de la prisión. En estos momentos hay ocho detenidos en huelga de hambre, dijo Harris.
Sólo diez de los aproximadamente 460 hombres bajo custodia en Guantánamo han sido acusado de delitos por su presunta participación en actividades terroristas.
Entretanto, repetidas denuncias de maltratos durante los interrogatorios y abusos en la estructura de los juicios han espoloneado su rechazo mundial. El Comité contra la Tortura de Naciones Unidas, llamó el mes pasado al presidente Bush a cerrar la prisión, y, este año, el Parlamento Europeo instó a cerrar la prisión y someter a los detenidos a juicio sin mayor dilación.
El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, ha llamado a cerrar la prisión, e importantes personeros de Gran Bretaña, Alemania y otros países han expresado su preocupación ante sus contrapartes estadounidenses y pedido cambios drásticos.
Katherine Newell Bierman, asesora de contraterrorismo de Human Rights Watch, dijo que es probable que los intentos de suicidio continúen si Estados Unidos no proporciona juicios justos a los detenidos.
"Sólo se pondrá peor", dijo. "Debieran cerrarlo, y deben hacerlo responsablemente. La gente que puede haber cometido delitos debe ser procesada y el resto ha de ser enviado a casa, con las disculpas de rigor".
El presidente Bush, que pasaba el día en Campo David, fue informado de los suicidios a las 7:45 de la mañana por la ministro de Relaciones Exteriores, Condoleezza Rice. Más tarde, el presidente fue informado en detalle sobre el incidente por Stephen Hadley, su asesor de seguridad nacional, y por Joshua Bolton, su jefe del estado mayor. Bush expresó preocupación e inquirió si los militares ya estaban realizando una investigación, dijo Christie Parell, portavoz de la Casa Blanca.
"Enfatizó la importancia de tratar los cadáveres de manera humana y sensible desde un punto de vista cultural", dijo.
Funcionarios del gobierno de Bush tomaron contacto con funcionarios de Naciones Unidas y embajadas de países europeos y de Oriente Medio, así como con líderes parlamentarios y el Comité Internacional de la Cruz Roja, dijo Parell.
Un guardia de la cárcel encontró el domingo temprano al primer hombre, colgando de un nudo hecho con su ropa. El guardia llamó a un equipo de emergencias médicas.
Otros guardias encontraron entonces a los otros dos, también ahorcados, dijeron funcionarios.
"Hicieron todo lo posible por revivirlos, pero estaban determinados a suicidarse", dijo Harris.
Los tres dejaron cartas de despedida en árabe, pero oficiales militares se negaron a proporcionar detalles de las cartas.
Craddock dijo que había una investigación en curso, incluyendo la autopsia, y dijo que los restos estaban siendo tratados "con el máximo de respeto".
Las normas musulmanas ordenan la sepultura dentro de 24 horas después de la muerte. Pero Harris dijo que los militares contaban con un edicto fatwa -una decisión teológica de algún clérigo musulmán- que les permite investigar. "Tenemos una fatwa de un imán respetado que discute los detalles de los derechos de sepultura musulmanes y las razones aceptables de un retraso", dijo Harris.
En una entrevista el mes pasado, Harris dijo que en la eventualidad de muertes en la cárcel, se haría llegar a un patólogo desde Estados Unidos para realizar la autopsia en la morgue.
Los militares proporcionaron pocos detalles biográficos sobre los prisioneros muertos.
Harris dijo que uno de ellos había participado en un levantamiento talibán en la cárcel de Qala-I-Jangi, en Afganistán, donde fue asesinado en 2001 el operativo de la CIA Johnny ‘Mike' Spann, convirtiéndose en la primera baja estadounidense en ese país. Otro de los suicidas era miembro de Jamaet al Tableeg, un grupo musulmán que los militares consideran que es un grupo terrorista. El tercero era un cuadro de "nivel medio a alto" de Al Qaeda, dijo.
"Eran hombres peligrosos, y no estaban aquí ni por accidente ni de casualidad", dijo Harris.
El detenido yemení había participado en una huelga de hambre que empezó en 2005 y terminó el mes pasado. Los otros dos habían estado en huelgas de hambre en 2005 y se reincorporaron a la huelga en 2006.
Ninguno de ellos usaba medicamentos y los oficiales militares dijeron que habían tratado de hacer una evaluación psicológica de los tres después de que pusieran fin a su huelga de hambre. Dos de ellos habían permitido la revisión.
"No había ningún indicio de que alguno de los detenidos representara un alto riesgo de suicidio", dijo Craddock.
Los tres detenidos estaban albergados en Camp 1, un extensión de jaulas de malla de alambres donde los prisioneros se pueden comunicar fácilmente unos con otros, pero no disfrutan de comidas ni de recreación colectivas. Harris dijo que un rumor persistente en el campo era que si los tres lograban matarse al mismo tiempo, los demás serían dejados en libertad.
El sábado, funcionarios militares tomaron medidas para impedir más suicidios. Los guardias fueron puestos en estado de alerta y Harris dijo que ordenó que se distribuyeran sábanas en las noches, para ser retiradas en las mañanas.
Los suicidios también provocaron que el Pentágono cancelara una vista en Guantánamo esta semana en la que un detenido etíope, Binyam Mohammad, debía comparecer con abogados civiles que tratan de mostrar que su cliente fue torturado por instrucciones estadounidenses durante los dieciocho meses que estuvo en manos de interrogadores marroquíes.
El Pentágono, bajo presión, ha estado trabajando para reducir la población de la prisión. Las revisiones anuales antes este año consideraron a 141 detenidos como candidatos a su liberación o traslado, y cerca de dos docenas de ellos han sido sacados de la isla. El ministerio de Relaciones Exteriores está negociando con los gobiernos de países con el mayor número de prisioneros de Guantánamo -Afganistán, Yemen y Arabia Saudí-, para que acepten ser responsables en el enjuiciamiento y/o encarcelamiento de estos prisioneros.
Mientras aumentaban las críticas internacionales, Bush nuevamente debió hacer frente a preguntas el viernes cuando se reunió con el primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen en Camp David. Rasmussen, en concordancia con otros presidentes europeos, ha dicho que Guantánamo socava ideales occidentales y pone en peligro las campañas contraterroristas.
Bush dijo que aseguró al líder danés, en una conversación privada, que a Estados Unidos le gustaría que Guantánamo "estuviera vacío", pero dijo que algunos detenidos siguen siendo peligrosos y que el gobierno está esperando una resolución de la Corte Suprema sobre la legalidad del sistema oficial para enjuiciar a los detenidos.
La Corte Suprema puede resolver incluso este mes en el caso de Salim Ahmed Hamdan, un nativo de Yemen y ex chofer de Osama bin Laden que impugna el derecho del gobierno de Bush de negarle acceso a tribunales estadounidenses.
El gobierno quiere enjuiciar a Hamdan, como a los otros detenidos, en Guantánamo según un sistema especial diseñado para detenidos por terrorismo sobre la experiencia de los tribunales militares de después de la Segunda Guerra Mundial. Pero detractores y abogados defensores consideran que las ‘comisiones militares' están por debajo de las normas de los tribunales estadounidenses y del sistema de las cortes marciales.
El caso de la Corte Suprema destaca las inconsistencias dentro del gobierno de Bush sobre las medidas adoptadas hace más de cuatro años.
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la invasión de Afganistán, el presidente y sus asesores discutieron cómo tratar a los detenidos, decidiendo que la Convención de Ginebra no se aplicaba a los que eran considerados terroristas. Bush firmó una orden en noviembre de 2001, describiendo las reglas de un sistema judicial especial, según las cuales las apelaciones terminan finalmente en su escritorio.
En el caso de la Corte Suprema, el Pentágono y el gobierno están defendiendo las decisiones del gobierno, argumentando que el sistema ideado por Bush debería ser permitido. Sin embargo, aunque Bush ha empezado a hablar de un eventual cierre de Guantánamo, la prisión allá está siendo remodelada en 30 millones de dólares para albergar a cien prisioneros de seguridad de rango mediano.
El ministerio de Defensa declaró el sábado que los hombres -dos saudíes y uno de Yemen- fueron encontrados en sus celdas y que dejaron cartas de despedida. Al quitarse la vida, los prisioneros burlaron las estrictas medidas de los oficiales militares para evitar los suicidios. Y las muertes se producen en momentos en que el gobierno de Bush hace frente a crecientes críticas internacionales por sus procedimientos de detención y mientras espera una resolución este mes potencialmente adversa de la Corte Suprema.
Los militares no proporcionaron la identidad de los prisioneros y entregaron pocos detalles sobre los hombres, pero dijeron que al menos dos de ellos habían sido miembros de organizaciones terroristas internacionales y el tercero había participado en un levantamiento de los talibanes.
Los tres habían participado en huelgas de hambre y habían sido alimentados forzosamente, un proceso que involucra frecuentemente el uso de tubos nasales y amarras.
"Los tres montaron juntos una huelga de hambre", dijo el contraalmirante Harry Harris, comandante de la red de prisiones. "Los métodos utilizados para colgarse son similares. Creo que fue un intento coordinado".
Llamó a los tres "combatientes yihadistas" que murieron en actos de "guerra asimétrica" -el término usado comúnmente por los militares estadounidenses para describir tácticas utilizadas por insurgentes cuando se enfrentan en combate a fuerzas militares estadounidenses superiores.
El general de ejército John Craddock, jefe del Comando Sur estadounidense, dijo que los hombres no estaban entre los detenidos que han pedido revisiones judiciales en tribunales estadounidenses y que no han comparecido ante comisiones militares. Aunque ninguno de ellos era acusado de ningún delito, Craddock insistió en que eran enemigos y terroristas.
"Este es un elemento determinado, inteligente y dedicado", dijo. "Seguirán haciendo todo lo que puedan... para convertirse en mártires de la guerra santa".
Pero mientras muchos detenidos entran al cuarto año de su cautiverio sin ser acusados formalmente, activistas de derechos humanos y abogados defensores dijeron que los prisioneros se sienten abatidos por el hecho de estar detenidos sin que se les formulen cargos y sin perspectivas inminentes de una audiencia judicial.
"Esa gente ha estado detenida indefinidamente, durante cinco años, sin la perspectiva de volver a casa, o de ver a sus familias, o de ser acusados de algo o de que ese período de sus vidas termine", dijo Jumana Musa, director de temas de Amnistía Internacional en Washington. "No hay ninguna duda que esa situación provoca traumas psicológicos graves".
Anteriormente, oficiales militares habían informado que este año ha habido 41 intentos de suicidio en Guantánamo, incluyendo tres del mes pasado por parte de detenidos que trataron de matarse con sobredosis de medicamentos. El Pentágono observó que un solo detenido era responsable de al menos una docena de intentos de suicidio.
Pero ha habido muchos otros prisioneros en Guantánamo que han intentado suicidarse, colgándose o de otro modo hiriéndose, desde que se usaran las instalaciones para albergar prisioneros a principios de 2002 -23 reclusos intentaron colgarse colectivamente en 2003.
El año pasado 131 prisioneros participaron en huelgas de hambre, y en una protesta similar este año participaron 89 detenidos, dijeron oficiales de la prisión. En estos momentos hay ocho detenidos en huelga de hambre, dijo Harris.
Sólo diez de los aproximadamente 460 hombres bajo custodia en Guantánamo han sido acusado de delitos por su presunta participación en actividades terroristas.
Entretanto, repetidas denuncias de maltratos durante los interrogatorios y abusos en la estructura de los juicios han espoloneado su rechazo mundial. El Comité contra la Tortura de Naciones Unidas, llamó el mes pasado al presidente Bush a cerrar la prisión, y, este año, el Parlamento Europeo instó a cerrar la prisión y someter a los detenidos a juicio sin mayor dilación.
El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, ha llamado a cerrar la prisión, e importantes personeros de Gran Bretaña, Alemania y otros países han expresado su preocupación ante sus contrapartes estadounidenses y pedido cambios drásticos.
Katherine Newell Bierman, asesora de contraterrorismo de Human Rights Watch, dijo que es probable que los intentos de suicidio continúen si Estados Unidos no proporciona juicios justos a los detenidos.
"Sólo se pondrá peor", dijo. "Debieran cerrarlo, y deben hacerlo responsablemente. La gente que puede haber cometido delitos debe ser procesada y el resto ha de ser enviado a casa, con las disculpas de rigor".
El presidente Bush, que pasaba el día en Campo David, fue informado de los suicidios a las 7:45 de la mañana por la ministro de Relaciones Exteriores, Condoleezza Rice. Más tarde, el presidente fue informado en detalle sobre el incidente por Stephen Hadley, su asesor de seguridad nacional, y por Joshua Bolton, su jefe del estado mayor. Bush expresó preocupación e inquirió si los militares ya estaban realizando una investigación, dijo Christie Parell, portavoz de la Casa Blanca.
"Enfatizó la importancia de tratar los cadáveres de manera humana y sensible desde un punto de vista cultural", dijo.
Funcionarios del gobierno de Bush tomaron contacto con funcionarios de Naciones Unidas y embajadas de países europeos y de Oriente Medio, así como con líderes parlamentarios y el Comité Internacional de la Cruz Roja, dijo Parell.
Un guardia de la cárcel encontró el domingo temprano al primer hombre, colgando de un nudo hecho con su ropa. El guardia llamó a un equipo de emergencias médicas.
Otros guardias encontraron entonces a los otros dos, también ahorcados, dijeron funcionarios.
"Hicieron todo lo posible por revivirlos, pero estaban determinados a suicidarse", dijo Harris.
Los tres dejaron cartas de despedida en árabe, pero oficiales militares se negaron a proporcionar detalles de las cartas.
Craddock dijo que había una investigación en curso, incluyendo la autopsia, y dijo que los restos estaban siendo tratados "con el máximo de respeto".
Las normas musulmanas ordenan la sepultura dentro de 24 horas después de la muerte. Pero Harris dijo que los militares contaban con un edicto fatwa -una decisión teológica de algún clérigo musulmán- que les permite investigar. "Tenemos una fatwa de un imán respetado que discute los detalles de los derechos de sepultura musulmanes y las razones aceptables de un retraso", dijo Harris.
En una entrevista el mes pasado, Harris dijo que en la eventualidad de muertes en la cárcel, se haría llegar a un patólogo desde Estados Unidos para realizar la autopsia en la morgue.
Los militares proporcionaron pocos detalles biográficos sobre los prisioneros muertos.
Harris dijo que uno de ellos había participado en un levantamiento talibán en la cárcel de Qala-I-Jangi, en Afganistán, donde fue asesinado en 2001 el operativo de la CIA Johnny ‘Mike' Spann, convirtiéndose en la primera baja estadounidense en ese país. Otro de los suicidas era miembro de Jamaet al Tableeg, un grupo musulmán que los militares consideran que es un grupo terrorista. El tercero era un cuadro de "nivel medio a alto" de Al Qaeda, dijo.
"Eran hombres peligrosos, y no estaban aquí ni por accidente ni de casualidad", dijo Harris.
El detenido yemení había participado en una huelga de hambre que empezó en 2005 y terminó el mes pasado. Los otros dos habían estado en huelgas de hambre en 2005 y se reincorporaron a la huelga en 2006.
Ninguno de ellos usaba medicamentos y los oficiales militares dijeron que habían tratado de hacer una evaluación psicológica de los tres después de que pusieran fin a su huelga de hambre. Dos de ellos habían permitido la revisión.
"No había ningún indicio de que alguno de los detenidos representara un alto riesgo de suicidio", dijo Craddock.
Los tres detenidos estaban albergados en Camp 1, un extensión de jaulas de malla de alambres donde los prisioneros se pueden comunicar fácilmente unos con otros, pero no disfrutan de comidas ni de recreación colectivas. Harris dijo que un rumor persistente en el campo era que si los tres lograban matarse al mismo tiempo, los demás serían dejados en libertad.
El sábado, funcionarios militares tomaron medidas para impedir más suicidios. Los guardias fueron puestos en estado de alerta y Harris dijo que ordenó que se distribuyeran sábanas en las noches, para ser retiradas en las mañanas.
Los suicidios también provocaron que el Pentágono cancelara una vista en Guantánamo esta semana en la que un detenido etíope, Binyam Mohammad, debía comparecer con abogados civiles que tratan de mostrar que su cliente fue torturado por instrucciones estadounidenses durante los dieciocho meses que estuvo en manos de interrogadores marroquíes.
El Pentágono, bajo presión, ha estado trabajando para reducir la población de la prisión. Las revisiones anuales antes este año consideraron a 141 detenidos como candidatos a su liberación o traslado, y cerca de dos docenas de ellos han sido sacados de la isla. El ministerio de Relaciones Exteriores está negociando con los gobiernos de países con el mayor número de prisioneros de Guantánamo -Afganistán, Yemen y Arabia Saudí-, para que acepten ser responsables en el enjuiciamiento y/o encarcelamiento de estos prisioneros.
Mientras aumentaban las críticas internacionales, Bush nuevamente debió hacer frente a preguntas el viernes cuando se reunió con el primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen en Camp David. Rasmussen, en concordancia con otros presidentes europeos, ha dicho que Guantánamo socava ideales occidentales y pone en peligro las campañas contraterroristas.
Bush dijo que aseguró al líder danés, en una conversación privada, que a Estados Unidos le gustaría que Guantánamo "estuviera vacío", pero dijo que algunos detenidos siguen siendo peligrosos y que el gobierno está esperando una resolución de la Corte Suprema sobre la legalidad del sistema oficial para enjuiciar a los detenidos.
La Corte Suprema puede resolver incluso este mes en el caso de Salim Ahmed Hamdan, un nativo de Yemen y ex chofer de Osama bin Laden que impugna el derecho del gobierno de Bush de negarle acceso a tribunales estadounidenses.
El gobierno quiere enjuiciar a Hamdan, como a los otros detenidos, en Guantánamo según un sistema especial diseñado para detenidos por terrorismo sobre la experiencia de los tribunales militares de después de la Segunda Guerra Mundial. Pero detractores y abogados defensores consideran que las ‘comisiones militares' están por debajo de las normas de los tribunales estadounidenses y del sistema de las cortes marciales.
El caso de la Corte Suprema destaca las inconsistencias dentro del gobierno de Bush sobre las medidas adoptadas hace más de cuatro años.
Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la invasión de Afganistán, el presidente y sus asesores discutieron cómo tratar a los detenidos, decidiendo que la Convención de Ginebra no se aplicaba a los que eran considerados terroristas. Bush firmó una orden en noviembre de 2001, describiendo las reglas de un sistema judicial especial, según las cuales las apelaciones terminan finalmente en su escritorio.
En el caso de la Corte Suprema, el Pentágono y el gobierno están defendiendo las decisiones del gobierno, argumentando que el sistema ideado por Bush debería ser permitido. Sin embargo, aunque Bush ha empezado a hablar de un eventual cierre de Guantánamo, la prisión allá está siendo remodelada en 30 millones de dólares para albergar a cien prisioneros de seguridad de rango mediano.
Barnes informó desde Washington y Williams desde Bahía Guantánamo, Cuba.
12 de junio de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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Berta Rubiano -