demoledor informe sobre policía iraquí
[Solomon Moore] Policía iraquí está compuesta por bandas de secuestradores, ladrones y asesinos, y algunos con lazos con milicias chiíes y grupos terroristas.
Bagdad, Iraq. La brutalidad y la corrupción proliferan sin control en la fuerza de policía iraquí, con abusos que van desde la extendida violación de las reclusas y la liberación de sospechosos de terrorismo a cambio de sobornos, hasta asesinatos de agentes de policía y participación en atentados cometidos por rebeldes, de acuerdo a documentos confidenciales del gobierno iraquí, que detallan más de 400 investigaciones sobre corrupción policial.
Una reciente evaluación de los contratistas del ministerio de Relaciones Exteriores para el adiestramiento de la policía subraya los documentos de las investigaciones, concluyendo que las fuertes influencias paramilitares e insurgentes en el cuerpo y la corrupción endémica han socavado la confianza de la opinión pública en el gobierno.
Los agentes también han matado a golpes a reclusos, han participado en bandas de secuestradores, vendido miles de pasaportes iraquíes robados y falsos y entregado informaciones vitales a los insurgentes, aseveran los documentos iraquíes.
Los documentos, que cubren la mayor parte de 2005 y parte de 2006, fueron obtenidos por Los Angeles Times y verificados por actuales y antiguos funcionarios policiales. Los presuntos abusos implican a decenas de unidades policiales y cientos de agentes, que van desde agentes callejeros hasta generales y jefes de policía. En algunos casos se castigó a los agentes, pero la inmensa mayoría de los abusos están todavía siendo investigados o fueron dejados de lado debido a la falta de pruebas o de declaraciones de testigos.
Los documentos de las investigaciones son las últimas de una serie de inquietantes revelaciones sobre abusos y corrupción cometidos por el ministerio del Interior, una gigantesca dependencia a nivel de gabinete que emplea a 268.610 agentes de policías, de inmigración, de protección de instalaciones y para la protección de dignatarios.
Tras el descubrimiento en noviembre pasado de una cárcel secreta del ministerio del Interior en Bagdad, administrada por agentes de la policía de inteligencia asociada con una milicia chií, funcionarios estadounidenses declararon a 2006 como ‘el año de la policía'. Juraron renovar los esfuerzos para expandir y profesionalizar el cuerpo de agentes civiles de Iraq.
El presidente Bush dijo que el adiestramiento de una fuerza policial iraquí está ligada a una eventual retirada de las tropas estadounidenses y es un elemento clave en la guerra de Iraq.
Pero funcionarios estadounidenses dicen que la fuerza renegada en el servicio de inteligencia del ministerio que maneja el bunker en el barrio de Jadiriyah de Bagdad continúa operando desde el séptimo piso del edificio del ministerio del Interior. Un alto oficial militar estadounidense en Iraq, que fue entrevistado el mes pasado a condición de conservar el anonimato, confirmó que unos de los líderes del grupo renegado, Mahmoud al-Waeli, es el "ministro de inteligencia de la milicia chií del Cuerpo Báder" y el principal reclutador de elementos paramilitares para las fuerzas policiales del ministerio del Interior.
"Estamos en proceso de sacarlos poco a poco de la ecuación", dijo el oficial. "Tenemos esa información. También hemos desarrollado un caso judicial".
Bayan Jabr, un prominente chií, era ministro del Interior en la época de las investigaciones detalladas en los documentos y ha sido acusado de permitir que los paramilitares chiíes controlaran las fuerzas de seguridad bajo su control.
Los oficiales estadounidenses entrevistados para este artículo dijeron que la capacidad del reemplazante de Jabr, Jawad Bolani, para combatir la persistente corrupción e influencia de la milicia en la policía serán una prueba crucial de su liderazgo.
Los importantes retos a los que hace frente Bolani, un ingeniero chií que no tiene experiencia policial y entró por primera vez a la política después de la invasión norteamericana en 2003, han sido destacados en una reciente evaluación de los adiestradores policiales contratados por el ministerio de Relaciones Exteriores. De acuerdo al informe, la corrupción en el ministerio del Interior, ha limitado su efectividad y su credibilidad entre los iraquíes.
"A pesar del enorme progreso y genuina dedicación de parte de muchos funcionarios del ministerio, el actual clima de corrupción, violaciones de los derechos humanos y violencia religiosa que domina entre las fuerzas de seguridad de Iraq socava la confianza de la opinión pública", de acuerdo al documento titulado ‘Año de la policía -evaluación de sus progresos. Octubre 2005-Mayo 2006'.
"Elementos del ministerio iraquí del Interior han sido cooptados por insurgentes, terroristas y milicias religiosas. Fraude en la planilla de pago, otros tipos de corrupción y campañas de intimidación de parte de organizaciones insurgentes y milicias socavan la efectividad de la policía en ciudades claves en todo Iraq", dice el informe.
El informe aumentó las tensiones entre el Pentágono, que maneja el programa de adiestramiento de la policía, y el departamento de Estado, que ha estado tratando de ampliar su limitado papel en el adiestramiento en Iraq, dijo un funcionario estadounidense que habló a condición de preservar su identidad.
El informe ofrece notas contradictorias, reclamando que el ministerio del Interior continúa mejorando y que sus fuerzas van por el buen camino para recuperar la función en cuanto a la seguridad civil de elementos militares estadounidenses e iraquíes para fines de año, mientras describe terribles problemas con la corrupción y los abusos.
Funcionarios del ministerio del Interior han tomado medidas para "mejorar las condiciones de vida de los detenidos", dice el informe. "Sin embargo, hay elementos dentro del ministerio del Interior que continúan maltratando a los prisioneros".
"Funcionarios y fuerzas del ministerio del Interior, según se sabe, participan ampliamente en sobornos, extorsiones y robos", dice el informe. "Por ejemplo, hay numerosos informes fiables de que funcionarios del ministerio y policiales exigen pagos de los reclutas que quieren ingresar a la policía".
Los hallazgos de los informes son expuestos en cientos de páginas de documentos de investigación internos.
Los documentos incluyen hojas de trabajo con cientos de breves resúmenes de presuntos crímenes cometidos por policías, cartas denunciando a los agentes acusados ante las agencias anti-corrupción iraquíes y tribunales, quejas de los ciudadanos sobre abusos policiales y corrupción, sumarios del inspector general de la policía detallando delitos económicos y prácticas fraudulentas de contratistas e informes sobre supuestos simpatizantes con el antiguo régimen de Saddam Hussein.
En un seco árabe burocrático, los documentos dan detalles sobre un cuerpo de policía en el que los maltratos y muertes a manos de agentes de policía son aterradoramente habituales.
Las lealtades de los agentes de policía parece ser un importante problema, con decenas de informes sobre infiltración de los insurgentes y actos terroristas cometidos por funcionarios de ministerios.
En un caso, un banda de agentes de policía de Bagdad -entre los cuales un coronel, dos tenientes y un capitán- fuero acusados de robar equipos de telecomunicaciones para los insurgentes, que utilizaban la electrónica para detonar bombas remotas. En otro caso, un médico de la fuerza de comandos de elite del ministerio del Interior en Bagdad fue despedido después de ser acusado de colocar bombas improvisadas y de cometer algunos asesinatos.
En la provincia de Diyala, donde las fuerzas estadounidenses mataron al líder de Al Qaeda Abu Musab al-Zarqawi el mes pasado, los investigadores están estudiando las acusaciones de que un agente de policía hizo detonar un chaleco suicida en el interior de una comisaría de policía, y en otro caso un brigadier general, un coronel y juez de lo penal fueron acusados de aceptar sobornos de un acusado de terrorismo.
Agentes de policía también han organizado bandas de secuestradores que raptan a civiles para pedir rescate -en algunos casos, las víctimas fueron otros agentes de policía. Dos comandantes policiales de Bagdad secuestraron a un teniente coronel, le robaron su coche del ministerio y exigieron decenas de miles de dólares a la familia de la víctima, según los documentos. En ese caso, los dos acusados, el general de división Naief Abdul Ezaq y el capitán Methaq Sebah Mahmoud, fueron despedidos y procesados.
Las notas abreviadas del caso no dejan en claro si los dos agentes recibieron o no algún castigo, pero el hecho de que los documentos mencionen que los tribunales fueron involucrados en el incidente hace creer que es diferente a los demás casos.
En otro caso, los guardaespaldas de un coronel de la policía en el barrio de Zayonah en Bagdad secuestraron a comerciantes para pedir rescate, de acuerdo a los documentos. Y en el barrio de Ghazaliya, de la capital, un teniente y su cuñado secuestraron a un hombre y exigieron 18 millones de dólares a su familia.
Los maltratos policiales también son un tema común en los documentos. Las víctimas incluyen a ciudadanos que trataron de quejarse sobre la mala conducta de los policías, choferes que desobedecieron órdenes de la policía de tránsito y, en varios casos, otros agentes de policía.
Pero los detenidos son los que más a menudo sufren agresiones. Los militares estadounidenses han estado trabajando con el gobierno iraquí para estandarizar los centros de detención y policías, y el estudio estadounidense dice que en varios sitios visitados no se detectaron violaciones graves de los derechos humanos. Pero los documentos del ministerio revelan un brutal sistema de detención en el los agentes controlan cárceles clandestinas donde las torturas y asesinatos de detenidos son cosas comunes.
Los documentos mencionan cuatro investigaciones sobre la muerte de quince prisioneros asesinados por unidades de comando de la policía.
En la zona de Rusafa en Bagdad, un área predominantemente chií conocida por la fuerte presencia de una milicia, la policía torturaba a los detenidos con descargas eléctricas, golpizas y, en al menos un caso, violación, de acuerdo a documentos internos. Los buenos tratas se reservaban para los detenidos con familiares que podían pagar sobornos a los agentes de los centros de detención para que los liberaran.
La Brigada Lobo, una infame unidad de comandos, detuvo ilegalmente a más de 650 prisioneros, de acuerdo a los documentos. Durante una liberación masiva de detenidos de la Brigada Lobo en noviembre pasado, un periodista de Los Angeles Times vio a decenas de hombres desnutridos entre los detenidos dejados en libertad; varios de ellos estaban en tal condición de debilidad que no podían caminar sin ayuda.
Las detenidas son a menudo sometidas a agresiones sexuales, dicen los documentos. En agosto pasado, el comandante de un centro de detención en el barrio de Karkh de la capital supuestamente violó a una mujer que era presuntamente insurgente. También en agosto, dos tenientes supuestamente torturaron y violaron a otras dos reclusas.
Oficiales estadounidenses dicen que estaban al tanto de los abusos del ministerio del Interior hace años, pero no han hecho nada para impedirlos, prefiriendo presionar a los líderes iraquíes para que solucionen sus propios problemas.
"Los militares estuvieron en el bunker antes del allanamiento de noviembre", dijo el oficial norteamericano, refiriéndose al centro de torturas de Jadiriyah. "Pero no dijeron nada".
Algunos jefes militares estadounidenses quieren que los oficiales americanos apliquen medidas más drásticas contra el ministerio del Interior, diciendo que la persistente corrupción e influencia de las milicias están destruyendo toda esperanza de una retirada pronta de Estados Unidos de Iraq.
Otro alto oficial norteamericano en Iraq con conocimiento del proyecto de adiestramiento de la policía dijo que la política norteamericana con respecto al ministerio es confusa y poco comprometida. El oficial, que pidió no ser identificado debido a que en sus comentarios impugna a sus superiores, dijo que el Pentágono y el departamento de Estado han fracasado en cuanto a coordinar sus esfuerzos y están demasiado distantes de los jefes de la policía iraquí.
"Están en piso undécimo del edificio del ministerio y no hablan con los iraquíes", dijo el oficial sobre los adiestradores norteamericanos de la policía asignados a la torre del ministerio del Interior. "Dicen que es cosa de los iraquíes, y, bueno, no hacen nada. El ministerio del Interior es el que peor funciona en Iraq".
Una reciente evaluación de los contratistas del ministerio de Relaciones Exteriores para el adiestramiento de la policía subraya los documentos de las investigaciones, concluyendo que las fuertes influencias paramilitares e insurgentes en el cuerpo y la corrupción endémica han socavado la confianza de la opinión pública en el gobierno.
Los agentes también han matado a golpes a reclusos, han participado en bandas de secuestradores, vendido miles de pasaportes iraquíes robados y falsos y entregado informaciones vitales a los insurgentes, aseveran los documentos iraquíes.
Los documentos, que cubren la mayor parte de 2005 y parte de 2006, fueron obtenidos por Los Angeles Times y verificados por actuales y antiguos funcionarios policiales. Los presuntos abusos implican a decenas de unidades policiales y cientos de agentes, que van desde agentes callejeros hasta generales y jefes de policía. En algunos casos se castigó a los agentes, pero la inmensa mayoría de los abusos están todavía siendo investigados o fueron dejados de lado debido a la falta de pruebas o de declaraciones de testigos.
Los documentos de las investigaciones son las últimas de una serie de inquietantes revelaciones sobre abusos y corrupción cometidos por el ministerio del Interior, una gigantesca dependencia a nivel de gabinete que emplea a 268.610 agentes de policías, de inmigración, de protección de instalaciones y para la protección de dignatarios.
Tras el descubrimiento en noviembre pasado de una cárcel secreta del ministerio del Interior en Bagdad, administrada por agentes de la policía de inteligencia asociada con una milicia chií, funcionarios estadounidenses declararon a 2006 como ‘el año de la policía'. Juraron renovar los esfuerzos para expandir y profesionalizar el cuerpo de agentes civiles de Iraq.
El presidente Bush dijo que el adiestramiento de una fuerza policial iraquí está ligada a una eventual retirada de las tropas estadounidenses y es un elemento clave en la guerra de Iraq.
Pero funcionarios estadounidenses dicen que la fuerza renegada en el servicio de inteligencia del ministerio que maneja el bunker en el barrio de Jadiriyah de Bagdad continúa operando desde el séptimo piso del edificio del ministerio del Interior. Un alto oficial militar estadounidense en Iraq, que fue entrevistado el mes pasado a condición de conservar el anonimato, confirmó que unos de los líderes del grupo renegado, Mahmoud al-Waeli, es el "ministro de inteligencia de la milicia chií del Cuerpo Báder" y el principal reclutador de elementos paramilitares para las fuerzas policiales del ministerio del Interior.
"Estamos en proceso de sacarlos poco a poco de la ecuación", dijo el oficial. "Tenemos esa información. También hemos desarrollado un caso judicial".
Bayan Jabr, un prominente chií, era ministro del Interior en la época de las investigaciones detalladas en los documentos y ha sido acusado de permitir que los paramilitares chiíes controlaran las fuerzas de seguridad bajo su control.
Los oficiales estadounidenses entrevistados para este artículo dijeron que la capacidad del reemplazante de Jabr, Jawad Bolani, para combatir la persistente corrupción e influencia de la milicia en la policía serán una prueba crucial de su liderazgo.
Los importantes retos a los que hace frente Bolani, un ingeniero chií que no tiene experiencia policial y entró por primera vez a la política después de la invasión norteamericana en 2003, han sido destacados en una reciente evaluación de los adiestradores policiales contratados por el ministerio de Relaciones Exteriores. De acuerdo al informe, la corrupción en el ministerio del Interior, ha limitado su efectividad y su credibilidad entre los iraquíes.
"A pesar del enorme progreso y genuina dedicación de parte de muchos funcionarios del ministerio, el actual clima de corrupción, violaciones de los derechos humanos y violencia religiosa que domina entre las fuerzas de seguridad de Iraq socava la confianza de la opinión pública", de acuerdo al documento titulado ‘Año de la policía -evaluación de sus progresos. Octubre 2005-Mayo 2006'.
"Elementos del ministerio iraquí del Interior han sido cooptados por insurgentes, terroristas y milicias religiosas. Fraude en la planilla de pago, otros tipos de corrupción y campañas de intimidación de parte de organizaciones insurgentes y milicias socavan la efectividad de la policía en ciudades claves en todo Iraq", dice el informe.
El informe aumentó las tensiones entre el Pentágono, que maneja el programa de adiestramiento de la policía, y el departamento de Estado, que ha estado tratando de ampliar su limitado papel en el adiestramiento en Iraq, dijo un funcionario estadounidense que habló a condición de preservar su identidad.
El informe ofrece notas contradictorias, reclamando que el ministerio del Interior continúa mejorando y que sus fuerzas van por el buen camino para recuperar la función en cuanto a la seguridad civil de elementos militares estadounidenses e iraquíes para fines de año, mientras describe terribles problemas con la corrupción y los abusos.
Funcionarios del ministerio del Interior han tomado medidas para "mejorar las condiciones de vida de los detenidos", dice el informe. "Sin embargo, hay elementos dentro del ministerio del Interior que continúan maltratando a los prisioneros".
"Funcionarios y fuerzas del ministerio del Interior, según se sabe, participan ampliamente en sobornos, extorsiones y robos", dice el informe. "Por ejemplo, hay numerosos informes fiables de que funcionarios del ministerio y policiales exigen pagos de los reclutas que quieren ingresar a la policía".
Los hallazgos de los informes son expuestos en cientos de páginas de documentos de investigación internos.
Los documentos incluyen hojas de trabajo con cientos de breves resúmenes de presuntos crímenes cometidos por policías, cartas denunciando a los agentes acusados ante las agencias anti-corrupción iraquíes y tribunales, quejas de los ciudadanos sobre abusos policiales y corrupción, sumarios del inspector general de la policía detallando delitos económicos y prácticas fraudulentas de contratistas e informes sobre supuestos simpatizantes con el antiguo régimen de Saddam Hussein.
En un seco árabe burocrático, los documentos dan detalles sobre un cuerpo de policía en el que los maltratos y muertes a manos de agentes de policía son aterradoramente habituales.
Las lealtades de los agentes de policía parece ser un importante problema, con decenas de informes sobre infiltración de los insurgentes y actos terroristas cometidos por funcionarios de ministerios.
En un caso, un banda de agentes de policía de Bagdad -entre los cuales un coronel, dos tenientes y un capitán- fuero acusados de robar equipos de telecomunicaciones para los insurgentes, que utilizaban la electrónica para detonar bombas remotas. En otro caso, un médico de la fuerza de comandos de elite del ministerio del Interior en Bagdad fue despedido después de ser acusado de colocar bombas improvisadas y de cometer algunos asesinatos.
En la provincia de Diyala, donde las fuerzas estadounidenses mataron al líder de Al Qaeda Abu Musab al-Zarqawi el mes pasado, los investigadores están estudiando las acusaciones de que un agente de policía hizo detonar un chaleco suicida en el interior de una comisaría de policía, y en otro caso un brigadier general, un coronel y juez de lo penal fueron acusados de aceptar sobornos de un acusado de terrorismo.
Agentes de policía también han organizado bandas de secuestradores que raptan a civiles para pedir rescate -en algunos casos, las víctimas fueron otros agentes de policía. Dos comandantes policiales de Bagdad secuestraron a un teniente coronel, le robaron su coche del ministerio y exigieron decenas de miles de dólares a la familia de la víctima, según los documentos. En ese caso, los dos acusados, el general de división Naief Abdul Ezaq y el capitán Methaq Sebah Mahmoud, fueron despedidos y procesados.
Las notas abreviadas del caso no dejan en claro si los dos agentes recibieron o no algún castigo, pero el hecho de que los documentos mencionen que los tribunales fueron involucrados en el incidente hace creer que es diferente a los demás casos.
En otro caso, los guardaespaldas de un coronel de la policía en el barrio de Zayonah en Bagdad secuestraron a comerciantes para pedir rescate, de acuerdo a los documentos. Y en el barrio de Ghazaliya, de la capital, un teniente y su cuñado secuestraron a un hombre y exigieron 18 millones de dólares a su familia.
Los maltratos policiales también son un tema común en los documentos. Las víctimas incluyen a ciudadanos que trataron de quejarse sobre la mala conducta de los policías, choferes que desobedecieron órdenes de la policía de tránsito y, en varios casos, otros agentes de policía.
Pero los detenidos son los que más a menudo sufren agresiones. Los militares estadounidenses han estado trabajando con el gobierno iraquí para estandarizar los centros de detención y policías, y el estudio estadounidense dice que en varios sitios visitados no se detectaron violaciones graves de los derechos humanos. Pero los documentos del ministerio revelan un brutal sistema de detención en el los agentes controlan cárceles clandestinas donde las torturas y asesinatos de detenidos son cosas comunes.
Los documentos mencionan cuatro investigaciones sobre la muerte de quince prisioneros asesinados por unidades de comando de la policía.
En la zona de Rusafa en Bagdad, un área predominantemente chií conocida por la fuerte presencia de una milicia, la policía torturaba a los detenidos con descargas eléctricas, golpizas y, en al menos un caso, violación, de acuerdo a documentos internos. Los buenos tratas se reservaban para los detenidos con familiares que podían pagar sobornos a los agentes de los centros de detención para que los liberaran.
La Brigada Lobo, una infame unidad de comandos, detuvo ilegalmente a más de 650 prisioneros, de acuerdo a los documentos. Durante una liberación masiva de detenidos de la Brigada Lobo en noviembre pasado, un periodista de Los Angeles Times vio a decenas de hombres desnutridos entre los detenidos dejados en libertad; varios de ellos estaban en tal condición de debilidad que no podían caminar sin ayuda.
Las detenidas son a menudo sometidas a agresiones sexuales, dicen los documentos. En agosto pasado, el comandante de un centro de detención en el barrio de Karkh de la capital supuestamente violó a una mujer que era presuntamente insurgente. También en agosto, dos tenientes supuestamente torturaron y violaron a otras dos reclusas.
Oficiales estadounidenses dicen que estaban al tanto de los abusos del ministerio del Interior hace años, pero no han hecho nada para impedirlos, prefiriendo presionar a los líderes iraquíes para que solucionen sus propios problemas.
"Los militares estuvieron en el bunker antes del allanamiento de noviembre", dijo el oficial norteamericano, refiriéndose al centro de torturas de Jadiriyah. "Pero no dijeron nada".
Algunos jefes militares estadounidenses quieren que los oficiales americanos apliquen medidas más drásticas contra el ministerio del Interior, diciendo que la persistente corrupción e influencia de las milicias están destruyendo toda esperanza de una retirada pronta de Estados Unidos de Iraq.
Otro alto oficial norteamericano en Iraq con conocimiento del proyecto de adiestramiento de la policía dijo que la política norteamericana con respecto al ministerio es confusa y poco comprometida. El oficial, que pidió no ser identificado debido a que en sus comentarios impugna a sus superiores, dijo que el Pentágono y el departamento de Estado han fracasado en cuanto a coordinar sus esfuerzos y están demasiado distantes de los jefes de la policía iraquí.
"Están en piso undécimo del edificio del ministerio y no hablan con los iraquíes", dijo el oficial sobre los adiestradores norteamericanos de la policía asignados a la torre del ministerio del Interior. "Dicen que es cosa de los iraquíes, y, bueno, no hacen nada. El ministerio del Interior es el que peor funciona en Iraq".
8 de julio de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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