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tumbas que hablan


[Borzou Daragahi] Víctimas de fosa común ocultaron su identidad en la ropa. Carnés de identidad escondidos proporcionan un tesoro de informaciones para el juicio de Hussein.
Bagdad, Iraq. Quizás tenían tanto miedo que no confiaron en los agentes que les pidieron sus carnés de identidad y las ocultaron debajo de capas de ropa.
O quizás intuían su horrible destino y decidieron no revelar su última prueba legal de sus vidas antes de los disparos las convirtieran en cuerpos anónimos para ser devorados por el desierto.
Cualquiera sea la razón, más del diez por ciento de las víctimas halladas hasta el momento en las fosas comunes de la era de Saddam Hussein lograron morir sin entregar sus carnés de identidad. El fenómeno ha alterado dramáticamente el curso de la investigación de los crímenes del viejo régimen, permitiendo a los fiscales trazar las víctimas hasta sus pueblos natales y construir narrativas más completas de sus escalofriantes viajes hacia la muerte.
"Los ocultaron en bolsillos secretos o los tenían cosidos en partes secretas, especialmente las mujeres", dice Michael ‘Sonny' Trimble, un arqueólogo forense que dirige un equipo que está exhumando y examinando las fosas comunes vinculadas al antiguo régimen, incluyendo las de la campaña de Anfal de 1988, en la que campesinos kurdos fueron expulsados de sus casas y más tarde ejecutados.
"Venían del norte", dice Trimble, que está asignado al Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense. "Les dijeron que iban a ser reasentados. Pero ellos sabían lo que les ocurriría".
Trimble habló el lunes durante el primer recorrido de la prensa en los laboratorios del Equipo de Fosas Comunes de la Oficina de Enlace para los Crímenes del Régimen, la agencia policial asignada a la embajada estadounidense que está ayudando al tribunal iraquí en el procesamiento de Hussein y sus ayudantes por cargos de violaciones a los derechos humanos.
El recinto de nueve tiendas en las afueras de Bagdad incluye una gama de tecnología digital usada para escanear huesos y delinear sitios de enterramientos y cuenta con una planta de personal de especialistas internacionales en el arte de reconstruir la vida y muerte de víctimas de crímenes de guerra.
Los miembros del equipo dicen que los exitosos esfuerzos de las mujeres por ocultar sus carnés de identidad pueden frustrar los intentos del régimen de ocultar los asesinatos y ayudar a los fiscales de Iraq a ganar el juicio de Anfal, en el que Hussein está acusado de matar hasta 180 mil campesinos kurdos.
"Podemos volver a la zona donde se emitieron los carnés de identidad y encontrar sobrevivientes", dijo Raid Juhi, juez instructor jefe del Tribunal Superior iraquí que empezará los procedimientos en el caso de Anfal cuando terminen los actuales juicios de Hussein."Podemos descubrir los mecanismos y las fechas".

Los carnés de identidad laminados conocidos como gensiya han ayudado bastante al Equipo de Fosas Comunes a preparar el caso de Anfal, dijeron funcionarios.
A diferencia del juicio de Hussein y siete de sus ayudantes por cargos de violación de derechos humanos de campesinos chiíes de Dujayl, ahora en los últimos alegatos, el caso de Anfal se concentrará sobre todo en la evidencia forense reunida por Trimble y su equipo.
El hallazgo de los gensiya permitió a los fiscales empezar a vincular los cuerpos con pueblos y testigos sobrevivientes específicos, que serán llamados a declarar contra Hussein.
Desde el inicio de las operaciones en agosto de 2004, Trimble ha desenterrado y diseccionado más de 335 de las decenas de miles de víctimas que se cree están enterradas en fosas comunes que han sido desenterradas y analizadas.
Los peligros de seguridad en Iraq han impedido que el equipo se aventure a todos los sitios, excepto los más seguros. A diferencia de grupos de derechos humanos, Trimble estudia solamente sitios de enterramiento prístinos para construir casos criminales, en lugar de tratar de constatar toda la dimensión de los crímenes.
Muchas de las fosas comunes más grandes han sido dañadas por familiares que buscaban a sus seres queridos, dijo. Determinar la cantidad total de víctimas podría tomar décadas.
"Para mí, una muestra de 75 personas es suficiente", dijo. "Se trata de: ¿Podemos asociar la ubicación con un acontecimiento y un acusado? Si la fosa está estropeada, no nos sirve para nada. Desde el punto de vista del sitio del suceso, es un desastre".
Datos de residentes locales han orientado a los investigadores hacia algunas fosas.
Por ejemplo, unos beduinos datearon a marines estadounidenses sobre un sitio clave de Anfal en la provincia de Muthanna, cerca de la sureña ciudad de Samawa, poco después de la invasión estadounidense de 2003, dijo un funcionario de la embajada estadounidense.
Usando software de mapeo, el equipo de Trimble crea un modelo digital de cada sitio que estudia, buscando anomalías geográficas.
En el caso de una fosa común desenterrada en Karbala en mayo, el equipo de búsqueda detectó un "elevamiento artificial", un clásico indicador de una fosa común, entre kilómetros de terreno desértico poco diferenciado, dijo Mark Smith, un arqueólogo del Equipo de Fosas Comunes.
Los científicos determinan el tamaño de la fosa con zanjas de prueba. Con una retroexcavadora remueven las primeras capas de tierra y luego los excavadores se colocan de rodillas y utilizan cuidadosamente herramientas de mano cuando están cerca de los cuerpos. A menudo las víctimas están enterradas debajo de enormes volúmenes de arena y tierra, lo que los funcionarios aquí dicen que delatan intentos concertados de borrar las huellas de las masacres de las páginas del tiempo.

Una fosa común en la provincia de Nineveh con 64 hombres muertos presuntamente durante la campaña de Anfal estaban enterrados debajo de más de tres metros de tierra. Trimble la llamó "la tumba más profunda que he excavado en mi vida".
"Esta gente no debía volver a ser encontrada", dijo. "Eso estaba claro".
Antes de remover los cuerpos, el equipo de Trimble delinea meticulosamente una fosa común marcando 40 puntos alrededor de cada cuerpo y almacenando la ubicación de cada uno en una base de datos en un ordenador. Utilizando detectores de metales, los investigadores encontraron cartuchos de balas y cartucheras y apuntaron sus ubicaciones.
Una vez que la información es compilada, los científicos hacen mapas tridimensionales mostrando los cuerpos, balas y cartuchos, y proponen explicaciones sobre qué ocurrió durante los asesinatos.
Los cuerpos son depositados en bolsas selladas, colocados en cajas de plástico y trasladados por helicóptero hacia una planta de análisis forenses.
En una tienda, los científicos separan la ropa y pertenencias de los restos humanos, etiquetando meticulosamente cada artículo. En la tienda de objetos culturales, las ropas de las víctimas son limpiadas con pinceles y colocadas sobre pizarras blancas o en maniquíes de madera como posibles expositores en un tribunal.
Ariana Fernández, una antropóloga forense de Costa Rica, exhibió un maniquí de una mujer aparentemente embarazada que fue hallada apretándose su estómago. "Debe haber sido kurda, por el modo en que vestía", dice Fernández.
Antes de ser subidas a camiones y autobuses, a las mujeres de Anfal, a las que presuntamente se dijo que estaban siendo reasentadas, les dieron tiempo para reunieran sus pertenencias y se pusieron múltiples capas de ropa. Muchos de las versiones de la campaña de Anfal han establecido que las fuerzas de seguridad se apoderaron de los carnés de identidad de las víctimas antes de matarlas.
Fue entre la ropa de las mujeres que los investigadores empezaron a descubrir los carnés de identidad, ocultos en bolsillos secretos o debajo de gruesas capas de ropa.
A menudo las mujeres ocultaban varios carnés de identidad, incluyendo los de sus hijos. Para los investigadores, el hallazgo de los carnés durante la primera excavación del equipo de sitios de Anfal en Nineveh en 2004 cambió el esfuerzo de un análisis forense de los huesos y heridas de bala a uno para trazar a los sobrevivientes.
Los carnés de identidad, que incluyen una fotografía, nombre, fecha de nacimiento y lugar de emisión, proporcionaron una clave para las historias de las víctimas, asociándolas definitivamente a la campaña de Anfal.
"El foco cambió", dijo Trimble. "Fue dramático. Pasamos de ‘Hagamos las ropas y el análisis forense' a ‘Hagamos las ropas. Los huesos pueden esperar'. Toda nuestra investigación de Anfal estaba basada en terminar los carnés de identidad y luego entregarlos al FBI y a la Oficina de Enlace de Crímenes del Régimen".
Incluso los equipos digitales utilizados para fotografiar los restos, fueron usados para obtener información de carnés de identidad deshilachados o descoloridos. Durante el recorrido del laboratorio fotográfico, el australiano David Hempenstall recogió carnés terriblemente estropeados en una fosa común y aumentó el contraste para revelar el nombre y la fotografía de una joven nacida en 1964 en la sección de Dukan de la provincia de Sulaymaniya.
"Con el carné podemos conocer a la persona, qué oficina emitió el carné, a qué familia pertenecía, en qué pueblo vivía", dijo Jaafar Mousawi, un fiscal en el caso de Dujayl.
Pero sigue el misterio de por qué y cómo decidieron las mujeres no entregar sus últimos vínculos con su identidad. En las fosas comunes en la provincia de Muthanna, los investigadores encontraron el cuerpo de una mujer que había escondido cinco carnés de identidad, que sobrevivieron dos décadas después de la campaña de Anfal.
"Era o hermana o madre y estaba ocultando los carnés de su familia", dijo Juhi. "Quizás las autoridades no sabían que los estaban ocultando. Les dijeron: ‘No las vamos a matar. Vamos a trasladarlas'. Quizás ellas intuyeron el peligro. ¿Quién sabe que pasó?"

27 de junio de 2006
©los angeles times
©traducción mQh
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