reclutamiento de policías iraquíes
[Michael R. Gordon] A pesar de renovadas campañas de reclutamiento, sigue siendo muy difícil dotar de personal a los nuevos cuerpos de policía.
Hit, Iraq. Faisal Mahmoud Mutayeb tiene un vívido recuerdo de lo peligroso que puede ser trabajar como agente de policía en Hit.
El ex agente todavía tiene las cicatrices de las balas que le atravesaron el brazo cuando un grupo de rebeldes ocuparon su comisaría el año pasado, en uno de los muchos ataques en la región. Pero atraído por un salario de 360 dólares al mes y la oportunidad de trabajar, se presentó a la oficina de reclutamiento aquí a principios de julio.
También es una segunda oportunidad para los militares norteamericanos. Fue la falta de suficientes tropas americanas en este tramo de la violenta provincia de Anbar, al oeste de Iraq, que permitió que los insurgentes atacaran la comisaría de policía en primer lugar.
Reclutar una nueva fuerza de policía para combatir a los rebeldes se ha convertido en un elemento central del plan de Estados Unidos para una eventual reducción de las fuerzas estadounidenses. Es una misión compleja que exige que los comandantes americanos cuenten con un mínimo de cooperación de una población recelosa y desconfiada, y participen en una violenta campaña de los rebeldes que incluye el asesinato y la intimidación de los miembros de los nacientes servicios de seguridad de Iraq.
"Para nosotros, formular una estrategia de retirada exige un cuerpo de policía, y ellos lo necesitan para controlar la ciudad", dijo el capitán Avery Jeffers, oficial de la marina a cargo del equipo de adiestramiento de la policía aquí. "Necesitamos que sus hermanos e hijos se conviertan en agentes de policía. Sólo de ese modo empezarán a vernos menos".
En marzo, el gobierno de Bush anunció una nueva estrategia de victoria en Iraq: "despejar, consolidar y construir". Las ciudades en disputa deberán ser limpiadas de insurgentes y conservadas por las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes, mientras Estados Unidos trabaja en la consolidación de los avances, ayudando a poner en orden la infraestructura y construyendo instituciones civiles.
La historia militar en esta región, sin embargo, es compleja. Las fuerzas estadounidenses se han estirado enormemente en esta vasta provincia. Para reunir suficientes tropas para asaltar Faluya en 2004, los comandantes estadounidenses se vieron obligados a reducir las tropas en otros lugares.
Como resultado, los rebeldes aprovecharon la limitación de los contingentes americanos, en el largo tramo a lo largo del río Eúfrates que va desde Rawa hasta Hit, para atacar a la policía. Las comisarías de policía fueron atacadas y destruidas. En Haditha, los "I.P.", como llaman los soldados americanos a los policías iraquíes, fueron formados y ejecutados en la cancha de fútbol de la ciudad.
El ministerio del Interior "vio lo que estaba ocurriendo, y básicamente despidieron por su propia seguridad a todos los agentes en la provincia de Anbar", dijo Joseph D'Amico, un ex policía del estado de Alaska que es el agente de policía de implementación del Destacamento de Combate Nº7 del Regimiento de la Marina, que es el principal comando de este área de Iraq. "Les dijeron: ‘Marchaos a casa, ya no sois policías', porque los I.P. estaban siendo asesinados a una tasa bastante alarmante".
El teniente coronel Glen G. Butler, de la marina, apuntó en un artículo en la Marine Corps Gazette en julio, que "la falta de personal suficiente a lo largo del corredor del río Eúfrates desde mediados de 2004 hasta principio de 2005" permitió que los rebeldes tomaran varias ciudades, incluyendo Haditha, Haqlaniya y Rawa. Eso "condujo a un repetido ciclo de ‘despejar, despejar, despejar' (sin fuerzas para conservar o construir)", escribió. "Finalmente, esta situación tuvo como resultado una población resentida y frustrada".
La corrupción entre los oficiales de policía iraquíes complicó el problema. Después de que fuera atacada en Hit la comisaría de policía de Mutayeb, le permitieron vivir, para su propia protección, en una base americana. Se marchó un día a cobrar su salario atrasado. Debido a que las autoridades policiales de Ramadi, la provincial capital, y en Hit, han sido acusadas de corrupción, los funcionarios iraquíes en Bagdad dejaron de pagarle, lo que lo había dejado no solamente vulnerable sino, además, en la miseria.
La reconstrucción de la fuerza de policía es claramente una empresa mayor. Los nuevos reclutas siguen un curso de diez semanas en Bagdad o Jordania; ex agentes de policía pueden seguir un curso abreviado. Impedir la infiltración del enemigo es crucial. Hay que construir nuevas comisarías. Después de muchos meses, los agentes de policía que continuaron trabajando empezaron a recibir sus salarios atrasados, dijeron oficiales americanos.
En la provincia de Anbar, dominada por los sunníes, un reto importante es encontrar reclutas dispuestos a servir. De acuerdo a cifras recabadas a fines de junio por el comando de la marina que supervisa la provincia, había unos 5.200 agentes de policía para una zona que es más o menos del tamaño de Louisiana.
La gran mayoría se encontraba en las áreas de Ramadi y Faluya. A fines de junio no había ningún policía en Rutba, ni en Ana ni en Haditha, donde la última campaña de reclutamiento fue un completo fracaso. Había sólo unas docenas en Rawa, donde los rebeldes capturaron a un teniente de policía, lo decapitaron y exhibieron su cabeza cercenada en una cesta de frutas frente a una mezquita de la localidad.
Había unos 250 agentes de policía a 50 kilómetros de Hit y en los alrededores de la ciudad de Baghdadi, y casi 700 en Qaim, donde los marines montaron a fines del año pasado una operación para liberar de insurgentes la región y continuaron con una campaña de reclutamiento de policías.
Incluso en zonas donde existe una importante fuerza policial, sin embargo, la campaña de los insurgentes continúa tan determinada como siempre. Hay unos 1.700 agentes de policía en la zona de Faluya, pero el jefe policial interino de la ciudad fue asesinado hace algunas semanas. Muchos de los agentes en los puestos de control en las afueras de Faluya llevan máscaras para ocultar su identidad.
Los comandantes americanos, que han llamado este año el ‘año de la policía iraquí', dicen que están decididos a duplicar la fuerza en Anbar hasta 11 mil hombres. Observaron que los reclutas aquí provienen generalmente de comunidades sunníes de la región, lo que quiere decir que conocen bien el terreno y pueden identificar rápidamente a los extraños. Una abrumadora mayoría de las tropas del ejército iraquí en Anbar, en contraste, es chií, que fueron reclutados en el sur de Iraq o en Bagdad.
Aquí en Hit, una ciudad de 40 mil habitantes sin agentes de policía, las constantes rotaciones de tropas -otro reflejo del estiramiento de la fuerza militar americana- han dificultado a los americanos a la hora de establecer lazos con líderes locales. Hace unos meses, una unidad de artillería de la Guardia Nacional de Mississippi remplazó a una unidad expedicionaria de la marina, que a su vez remplazó a otra unidad expedicionaria de la marina.
Pero en febrero, el Destacamento 1-36 del ejército llegó para un período de despliegue de un año. Su comandante, el teniente coronel Thomas C. Graves, dijo que el restablecimiento de una fuerza de policía y el adiestramiento del ejército iraquí eran importantes prioridades.
"Tienes que pensar que no vas a detener los ataques con alguna especie de guerra de agotamiento", dijo el coronel Graves, que completó un período de despliegue previo en Ramadi. "He comprometido a todo mi batallón en la construcción de estas instituciones".
Poco después de llegar, el coronel dio su primer paso para ganar apoyo para una campaña de reclutamiento policial, reuniéndose con líderes locales en el Centro Cultural Islámico.
"Les dije que queríamos lo mismo", dijo el coronel Graves. "Quiero volver a casa a mi familia. Vosotros queréis que me marche a casa". Mostró fotografías de sus hijos para enfatizar su argumento.
"Pero", les dijo, "no podemos marcharnos sin seguridad".
Al principio, los líderes de la ciudad dijeron que nadie de Hit se uniría a la fuerza de policía y que si el coronel quería tener agentes, tendría que traerlos de fuera. Pero con el tiempo se ablandaron. Los estadounidenses, dijeron, podían seguir adelante y tratar de reclutar a agentes en la localidad.
Se preparó una importante campaña de reclutamiento para principios de julio. Las calles de la ciudad fueron bloqueadas para prevenir atentados suicidas con coches bomba -desde que llegara el destacamento, han habido dos atentados con coches bomba- y otros ataques rebeldes.
En las primeras dos horas se aparecieron por el lugar varios cientos de candidatos. Los solicitantes deben aprobar un examen de alfabetización (se requiere el séptimo), uno de condición física y un chequeo de seguridad que exige tomar las huellas digitales y un escáner de la retina. El fondo inicial se redujo a 165 reclutas, que fueron trasladados en un convoy a una extensa base de la marina en Asad, a una hora de camino, y finalmente a un centro de adiestramiento en Jordania.
Pero sólo cuatro eran de Hit. Prácticamente todo el resto eran de la cercana región de Phurat, al otro lado del río Eúfrates. Ese área es distinta a Hit y está bajo el control de la tribu Nimor, que ha estado colaborando estrechamente con las Fuerzas Especiales americanas estacionadas allá.
Los líderes de Hit todavía deben nombrar al jefe de policía. La campaña de reclutamiento también ha tenido un coste. Varios miembros de un equipo de adiestramiento de la policía resultaron heridos y fueron evacuados a Al Asad después de que su vehículo pisara una bomba.
El adiestramiento policial está siendo realizado paralelamente con otras campañas para formar aquí una compañía del ejército iraquí. En realidad, difundir la campaña de la policía y animar a los habitantes de la ciudad a seguir el ejemplo de sus vecinos de Phurat, es una de las tareas de los soldados iraquíes que realizan patrullas conjuntas con las fuerzas americanas en la ciudad.
Durante una patrulla reciente bajo un tórrido sol, un teniente iraquí conversaba con un tendero local, que emitió un precavido veredicto. La creación de una nueva fuerza de policía, dijo el tendero, era una buena idea, pero la gente de la ciudad todavía tenía demasiado miedo como para incorporarse a ella.
El ex agente todavía tiene las cicatrices de las balas que le atravesaron el brazo cuando un grupo de rebeldes ocuparon su comisaría el año pasado, en uno de los muchos ataques en la región. Pero atraído por un salario de 360 dólares al mes y la oportunidad de trabajar, se presentó a la oficina de reclutamiento aquí a principios de julio.
También es una segunda oportunidad para los militares norteamericanos. Fue la falta de suficientes tropas americanas en este tramo de la violenta provincia de Anbar, al oeste de Iraq, que permitió que los insurgentes atacaran la comisaría de policía en primer lugar.
Reclutar una nueva fuerza de policía para combatir a los rebeldes se ha convertido en un elemento central del plan de Estados Unidos para una eventual reducción de las fuerzas estadounidenses. Es una misión compleja que exige que los comandantes americanos cuenten con un mínimo de cooperación de una población recelosa y desconfiada, y participen en una violenta campaña de los rebeldes que incluye el asesinato y la intimidación de los miembros de los nacientes servicios de seguridad de Iraq.
"Para nosotros, formular una estrategia de retirada exige un cuerpo de policía, y ellos lo necesitan para controlar la ciudad", dijo el capitán Avery Jeffers, oficial de la marina a cargo del equipo de adiestramiento de la policía aquí. "Necesitamos que sus hermanos e hijos se conviertan en agentes de policía. Sólo de ese modo empezarán a vernos menos".
En marzo, el gobierno de Bush anunció una nueva estrategia de victoria en Iraq: "despejar, consolidar y construir". Las ciudades en disputa deberán ser limpiadas de insurgentes y conservadas por las nuevas fuerzas de seguridad iraquíes, mientras Estados Unidos trabaja en la consolidación de los avances, ayudando a poner en orden la infraestructura y construyendo instituciones civiles.
La historia militar en esta región, sin embargo, es compleja. Las fuerzas estadounidenses se han estirado enormemente en esta vasta provincia. Para reunir suficientes tropas para asaltar Faluya en 2004, los comandantes estadounidenses se vieron obligados a reducir las tropas en otros lugares.
Como resultado, los rebeldes aprovecharon la limitación de los contingentes americanos, en el largo tramo a lo largo del río Eúfrates que va desde Rawa hasta Hit, para atacar a la policía. Las comisarías de policía fueron atacadas y destruidas. En Haditha, los "I.P.", como llaman los soldados americanos a los policías iraquíes, fueron formados y ejecutados en la cancha de fútbol de la ciudad.
El ministerio del Interior "vio lo que estaba ocurriendo, y básicamente despidieron por su propia seguridad a todos los agentes en la provincia de Anbar", dijo Joseph D'Amico, un ex policía del estado de Alaska que es el agente de policía de implementación del Destacamento de Combate Nº7 del Regimiento de la Marina, que es el principal comando de este área de Iraq. "Les dijeron: ‘Marchaos a casa, ya no sois policías', porque los I.P. estaban siendo asesinados a una tasa bastante alarmante".
El teniente coronel Glen G. Butler, de la marina, apuntó en un artículo en la Marine Corps Gazette en julio, que "la falta de personal suficiente a lo largo del corredor del río Eúfrates desde mediados de 2004 hasta principio de 2005" permitió que los rebeldes tomaran varias ciudades, incluyendo Haditha, Haqlaniya y Rawa. Eso "condujo a un repetido ciclo de ‘despejar, despejar, despejar' (sin fuerzas para conservar o construir)", escribió. "Finalmente, esta situación tuvo como resultado una población resentida y frustrada".
La corrupción entre los oficiales de policía iraquíes complicó el problema. Después de que fuera atacada en Hit la comisaría de policía de Mutayeb, le permitieron vivir, para su propia protección, en una base americana. Se marchó un día a cobrar su salario atrasado. Debido a que las autoridades policiales de Ramadi, la provincial capital, y en Hit, han sido acusadas de corrupción, los funcionarios iraquíes en Bagdad dejaron de pagarle, lo que lo había dejado no solamente vulnerable sino, además, en la miseria.
La reconstrucción de la fuerza de policía es claramente una empresa mayor. Los nuevos reclutas siguen un curso de diez semanas en Bagdad o Jordania; ex agentes de policía pueden seguir un curso abreviado. Impedir la infiltración del enemigo es crucial. Hay que construir nuevas comisarías. Después de muchos meses, los agentes de policía que continuaron trabajando empezaron a recibir sus salarios atrasados, dijeron oficiales americanos.
En la provincia de Anbar, dominada por los sunníes, un reto importante es encontrar reclutas dispuestos a servir. De acuerdo a cifras recabadas a fines de junio por el comando de la marina que supervisa la provincia, había unos 5.200 agentes de policía para una zona que es más o menos del tamaño de Louisiana.
La gran mayoría se encontraba en las áreas de Ramadi y Faluya. A fines de junio no había ningún policía en Rutba, ni en Ana ni en Haditha, donde la última campaña de reclutamiento fue un completo fracaso. Había sólo unas docenas en Rawa, donde los rebeldes capturaron a un teniente de policía, lo decapitaron y exhibieron su cabeza cercenada en una cesta de frutas frente a una mezquita de la localidad.
Había unos 250 agentes de policía a 50 kilómetros de Hit y en los alrededores de la ciudad de Baghdadi, y casi 700 en Qaim, donde los marines montaron a fines del año pasado una operación para liberar de insurgentes la región y continuaron con una campaña de reclutamiento de policías.
Incluso en zonas donde existe una importante fuerza policial, sin embargo, la campaña de los insurgentes continúa tan determinada como siempre. Hay unos 1.700 agentes de policía en la zona de Faluya, pero el jefe policial interino de la ciudad fue asesinado hace algunas semanas. Muchos de los agentes en los puestos de control en las afueras de Faluya llevan máscaras para ocultar su identidad.
Los comandantes americanos, que han llamado este año el ‘año de la policía iraquí', dicen que están decididos a duplicar la fuerza en Anbar hasta 11 mil hombres. Observaron que los reclutas aquí provienen generalmente de comunidades sunníes de la región, lo que quiere decir que conocen bien el terreno y pueden identificar rápidamente a los extraños. Una abrumadora mayoría de las tropas del ejército iraquí en Anbar, en contraste, es chií, que fueron reclutados en el sur de Iraq o en Bagdad.
Aquí en Hit, una ciudad de 40 mil habitantes sin agentes de policía, las constantes rotaciones de tropas -otro reflejo del estiramiento de la fuerza militar americana- han dificultado a los americanos a la hora de establecer lazos con líderes locales. Hace unos meses, una unidad de artillería de la Guardia Nacional de Mississippi remplazó a una unidad expedicionaria de la marina, que a su vez remplazó a otra unidad expedicionaria de la marina.
Pero en febrero, el Destacamento 1-36 del ejército llegó para un período de despliegue de un año. Su comandante, el teniente coronel Thomas C. Graves, dijo que el restablecimiento de una fuerza de policía y el adiestramiento del ejército iraquí eran importantes prioridades.
"Tienes que pensar que no vas a detener los ataques con alguna especie de guerra de agotamiento", dijo el coronel Graves, que completó un período de despliegue previo en Ramadi. "He comprometido a todo mi batallón en la construcción de estas instituciones".
Poco después de llegar, el coronel dio su primer paso para ganar apoyo para una campaña de reclutamiento policial, reuniéndose con líderes locales en el Centro Cultural Islámico.
"Les dije que queríamos lo mismo", dijo el coronel Graves. "Quiero volver a casa a mi familia. Vosotros queréis que me marche a casa". Mostró fotografías de sus hijos para enfatizar su argumento.
"Pero", les dijo, "no podemos marcharnos sin seguridad".
Al principio, los líderes de la ciudad dijeron que nadie de Hit se uniría a la fuerza de policía y que si el coronel quería tener agentes, tendría que traerlos de fuera. Pero con el tiempo se ablandaron. Los estadounidenses, dijeron, podían seguir adelante y tratar de reclutar a agentes en la localidad.
Se preparó una importante campaña de reclutamiento para principios de julio. Las calles de la ciudad fueron bloqueadas para prevenir atentados suicidas con coches bomba -desde que llegara el destacamento, han habido dos atentados con coches bomba- y otros ataques rebeldes.
En las primeras dos horas se aparecieron por el lugar varios cientos de candidatos. Los solicitantes deben aprobar un examen de alfabetización (se requiere el séptimo), uno de condición física y un chequeo de seguridad que exige tomar las huellas digitales y un escáner de la retina. El fondo inicial se redujo a 165 reclutas, que fueron trasladados en un convoy a una extensa base de la marina en Asad, a una hora de camino, y finalmente a un centro de adiestramiento en Jordania.
Pero sólo cuatro eran de Hit. Prácticamente todo el resto eran de la cercana región de Phurat, al otro lado del río Eúfrates. Ese área es distinta a Hit y está bajo el control de la tribu Nimor, que ha estado colaborando estrechamente con las Fuerzas Especiales americanas estacionadas allá.
Los líderes de Hit todavía deben nombrar al jefe de policía. La campaña de reclutamiento también ha tenido un coste. Varios miembros de un equipo de adiestramiento de la policía resultaron heridos y fueron evacuados a Al Asad después de que su vehículo pisara una bomba.
El adiestramiento policial está siendo realizado paralelamente con otras campañas para formar aquí una compañía del ejército iraquí. En realidad, difundir la campaña de la policía y animar a los habitantes de la ciudad a seguir el ejemplo de sus vecinos de Phurat, es una de las tareas de los soldados iraquíes que realizan patrullas conjuntas con las fuerzas americanas en la ciudad.
Durante una patrulla reciente bajo un tórrido sol, un teniente iraquí conversaba con un tendero local, que emitió un precavido veredicto. La creación de una nueva fuerza de policía, dijo el tendero, era una buena idea, pero la gente de la ciudad todavía tenía demasiado miedo como para incorporarse a ella.
25 de julio de 2006
©new york times
©traducción mQh
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