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verano violento en iraq


[Andy Mosher] El verano más sangriento de la guerra de Iraq.
Bagdad, Iraq. Desde el amanecer hasta el mediodía, la policía iraquí peinó las calles de la capital buscando cadáveres y encontrando decenas de ellos. Residentes de una ciudad norteña que celebraban con una bola de helado el fin de un caluroso día fueron arrasados por un coche bomba. Y la autoridad religiosa más destacada del país dijo que los iraquíes debían resolver sus problemas sólo "con amor y un diálogo pacífico".
El jueves fue uno de los días más tranquilos en una de las semanas más mortíferas, aunque ninguno de los ataques reportados en Iraq reclamó más de 13 vidas. Sin embargo, la violencia religiosa que ha asolado al país desde fines de febrero -y que ha alcanzado nuevas alturas en los últimos dos meses- continuó ardiendo en muchas zonas diferentes, adoptando muchas formas diferentes.
Una vez más la violencia se concentró en Bagdad, donde en la mañana un coche bomba mató a seis personas, incluyendo a tres agentes de policía, en el barrio de Baladiyat; otra bomba al mediodía en el centro de la ciudad, se cobró la vida de tres agentes de policías más y tres civiles; y un tercer estallido en la tarde mató a otros tres agentes y tres civiles más en el barrio chií de Shula al norte de la ciudad, de acuerdo al coronel Sami Hassan, del ministerio del Interior.
Una bomba improvisada en el lado oriente de la ciudad mató a dos personas, dijo. Hassan también dijo que patrullas policiales registraron diferentes zonas de Bagdad buscando cadáveres, que se suele encontrar en las mañanas en las calles de la ciudad. Trabajando desde la salida del sol hasta la una de la tarde, en un calor que excedió los 43 grados Celsius durante la mayor parte del día, encontraron 38 cuerpos. La mayoría de ellos presentaba impactos de bala en la cabeza y pecho, de acuerdo a Hassan.
Entretanto, las fuerzas armadas estadounidenses reconocieron que una campaña conjunta estadounidense-iraquí de reducir la violencia en la capital, no había alcanzado los resultados que se tenía en vista después de algo más de un mes.
Durante los primeros 30 días de la Operación Juntos Hacia Adelante -que destinó 7.200 soldados americanos y 42.500 tropas de seguridad iraquíes para realizar allanamientos, aumentar los puestos de control y otras operaciones-, la cantidad de atentados en Bagdad alcanzó un promedio de 23.7 al día, de acuerdo a cifras dadas a conocer el jueves por los militares. En comparación, el promedio diario de los tres meses anteriores fue de 23.8.
Sin embargo, del 14 hasta el 18 de julio, los cinco días después de que la operación llegara al primer mes, el promedio de ataques aumentó a 34.4.
"De hecho, hubo una pequeña reducción en el nivel de violencia" durante el primer mes, dijo el portavoz militar estadounidense, el general de división William B. Caldwell, en Bagdad, durante una rueda de prensa.
"Hubo de hecho una ligera reducción", dijo Caldwell, "y se estaba haciendo progresos a medida que proseguíamos la operación".
Pero los siguientes cinco días "han sido difíciles", dijo. "No hemos presenciado la reducción en violencia que habíamos esperado en un mundo perfecto, pero hemos tenido algunos éxitos".
Caldwelll señaló que los ataques se han concentrado en cinco zonas de la capital. "Esto contrasta con zonas de Bagdad que están viviendo en relativa paz. Cientos de miles de bagdadíes llevan vidas normales todos los días, sin los ataques violentos contra civiles que se observan en la mayoría de las áreas problemáticas", dijo.
En Iraq, el número de iraquíes inscritos como refugiados ha aumentado en 30 mil personas desde principios de julio, de acuerdo al ministerio de Migración de Iraq. Se ha registrado un total de 162 mil refugiados en el ministerio desde el 22 de abril, cuando el atentado contra un santuario chií en la norteña ciudad de Samarra desencadenara la actual fase de intensa violencia religiosa.
"Creemos que es un signo peligroso", dijo a la agencia de noticias Reuter el portavoz del ministerio Sattar Nowruz.
El norte de Iraq fue el escenario de dos macabros atentados el jueves.
En Tikrit, a unos 145 kilómetros de Bagdad, se había reunido una muchedumbre en torno a un coche que contenía un cadáver cuando estalló una bomba, matando a 13 personas, entre ellos a tres agentes de policía, de acuerdo al capitán de policía Ahmed al-Qaisi.
Y en Kirkuk, a 260 kilómetros al norte de la capital, un coche bomba explotó cuando pasaba una patrulla policial frente a Ishtar, una de las heladerías más reputadas de la ciudad. La explosión, que mató a siete personas e hirió a 18, ocurrió a las 8:10 horas, dijo el coronel de policía Taha Salah al-Din. La mayoría de las bajas fueron civiles que disfrutaban de un helado al final de un tórrido día.
La implacable violencia ha provocado llamados a la paz esta semana desde una amplia gama de líderes iraquíes, estadounidenses e internacionales. El jueves, el gran ayatollah Ali Sistani, el clérigo chií que convoca al grupo más grande seguidores de Iraq, llamó a los iraquíes a "tomar conciencia del peligro que amenaza al futuro del país para luchar hombro a hombro para evitarlo".
En una declaración emitida por su oficina en la ciudad santa de Nayaf, el retirado Sistani dijo que el derramamiento de sangre podía terminar sólo "abandonando el odio y la violencia y reemplazándolos con amor y un diálogo pacífico para resolver todos los problemas y diferencias".

Naseer Mehdawi, Naseer Nouri y Saad al-Izzi contribuyeron a este reportaje.

22 de julio de 2006
©washington post
©traducción mQh

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