Blogia
mQh

tregua en el líbano


Israel debería transformar la tregua de dos días en un cese el fuego permanente.
La suspensión de 48 horas de los bombardeos aéreos que Washington insistió en que Israel declarara, fue un modesto paso en la dirección correcta, incluso si, como quedó en claro ayer, tuvo demasiadas excepciones. Es terrible que incluso esta restricción parcial y temporal se produjera sólo después de que decenas de civiles libaneses, muchos de ellos niños, murieran en el bombardeo israelí de la ciudad de Qana.
Se necesitó la indignación mundial por las bajas de Qana para remecer al gobierno de Bush para que este exigiera lo que debería haber exigido muchos días antes. El repentino cambio de Washington y la repentina respuesta israelí ha dejado la desastrosa impresión de que si Estados Unidos hubiese expresado sus preocupaciones antes, estas y muchas otras vidas inocentes se habrían salvado.
Pero aunque los últimos desarrollos demuestran que los líderes israelíes pueden ser convencidos de que refinen su estrategia para tomar en cuenta a la opinión pública internacional y demuestre consideraciones humanitarias, se necesita urgentemente que haga más ajustes. Con la pausa de dos días en los bombardeos por expirar a primera hora del miércoles, Israel está extendiendo planes para un decidida ofensiva terrestre, que Washington no se ha molestado en desalentar.
Antes de que eso ocurra, la pausa temporal de los ataques israelíes debe ser ampliada hacia una tregua total y extendida indefinidamente mientras el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas trabaja en la creación de una fuerza armada internacional para custodiar las fronteras del Líbano.
Esa prometedora solución de largo plazo, que disfruta de un amplio apoyo internacional, tomará tiempo. De momento, ningún país ha ofrecido tropas, ni se ha resignado Hezbolah a la idea de que tendrá que desarmarse, o al menos retirar sus fuerzas y armamentos de la vecindad de la frontera israelí. Y una vez que los aeropuertos y puertos marítimos del Líbano empiecen a operar nuevamente y se despeje la carretera a Damasco, tendrá que encontrarse alguna manera de asegurarse de que Siria e Irán no vuelven a rearmar a Hezbolah con proyectiles de largo alcance capaces de impactar en Israel.
Pero todas las soluciones alternativas presentan problemas aun mayores. Los renovados bombardeos israelíes y las intensificadas operaciones terrestres no ofrecerán ninguna solución permanente a menos que Israel esté preparado para emprender otra larga ocupación para impedir el suministro y reagrupamiento de Hezbolah. Los jefes militares israelíes más optimistas conceden que tomará al menos 10 a 14 días más localizar y destruir los proyectiles y puestos de comando de Hezbolah. Las crecientes bajas civiles que acompañarán una ofensiva israelí de esa extensión multiplicará los beneficios propagandísticos que Hezbolah, Siria e Irán ya han cosechado y multiplicarán el daño que sufren Israel y Estados Unidos.
Mientras el Consejo de Seguridad se prepara para actuar, Washington debe llamar a Israel a aceptar una extensión de la tregua para darle una oportunidad a la diplomacia.

1 de agosto de 2006
©new york times
©traducción mQh
rss

0 comentarios