soldado confiesa violación
[Joshua Partlow] Y asesinato de la pequeña Abeer en Iraq.
Bagdad, Iraq. El soldado acusado de la violación y asesinato de una niña iraquí de 14 años y tres de sus familiares confesó ante investigadores del ejército cómo él y sus compañeros tramaron la agresión una mañana cuando bebían whisky, jugaban a las cartas y golpeaban bolas de golf.
El especialista James P. Barker, 23, proporcionó una gráfica descripción en una entrevista y una declaración jurada, declaró el agente especial del ejército Benjamin Bierce en una vista el lunes en Bagdad para determinar si los soldados deben o no ser juzgados por un tribunal militar.
Más tarde ese día, Barker y otros tres soldados se pusieron máscaras negras y entraron a la casa de la niña en Mahmudiyah, al sur de Bagdad -a pocos metros de donde los soldados manejaban de un puesto de control vehicular, dijo Bierce.
Tres de ellos -Barker, el ex soldado raso Steven D. Green y el sargento Paul E. Cortez- se turnaron para violar a la niña en su salita, antes de que Green la matara disparándole varias veces con un rifle AK-47, dijo Bierce, citando la declaración de Barker el 30 de junio. Entonces Barker la asperjó con queroseno de lámpara y alguien le prendió fuego.
Barker, en su declaración, dijo que él estaba en la salita con la niña cuando oyó disparos en el dormitorio, donde los soldados habían encerrado a su madre, padre y hermana menor. Luego Green entró a la salita, agitado, y dijo algo así como: "Están todos muertos. Los acabo de matar", dijo Bierce, mencionando la declaración de Barker.
Después de los asesinatos del 12 de marzo, los soldados volvieron al puesto de control, donde Barker asó unas alas de pollo, declaró Bierce.
La confesión se produjo el segundo día de la vista de control del Artículo 32 de la justicia militar para determinar si hay suficientes evidencias como para iniciar un proceso de corte marcial. El caso es uno de los más brutales en una serie de recientes acusaciones contra soldados estadounidenses que han asesinado a civiles iraquíes. Cualquier signo de indulgencia hacia los soldados podría dificultar las relaciones de Estados Unidos con el nuevo gobierno de Iraq, cuyo primer ministro Nouri al-Maliki ha pedido una investigación independiente.
Antes del ataque, Green había dicho repetidas veces que quería matar a algunos iraquíes, dijo Bierce. Green, de acuerdo a la declaración de Barker, fue el cabecilla tanto de la planificación del ataque como en el asesinato de la familia, dijo Bierce. Green se ha declarado inocente de los cargos de violación y homicidio en una corte federal estadounidense en Kentucky.
El soldado raso de primera clase Justin Watt, el soldado que reveló los pormenores del ataque durante una sesión con su terapeuta, declaró que se había enterado por primera vez por el sargento Anthony W. Yribe. Sus sospechas, agregó, fueron confirmadas por el soldado de primera clase Bryan L. Howard. Watt dijo que el ataque "tenía que ser discutido".
"Si tienes el poder de corregir algo, debes hacerlo. Investigar no es mi trabajo. Pero si algo salió mal -algo terriblemente mal, como lo que pasó-, entonces mi obligación es comunicarlo", dijo Watt.
Watt dijo que para algunos de los soldados de la Compañía B, Primer Batallón del Regimiento de Infantería 502, la vida se había convertido en una "mierda", cuando se encargaban de un puesto militar en las cercanías de Yusufiah. Algunos no se habían duchado hacía un mes y vivían en un recinto con "el servicio de agua en mal estado y abandonado", declaró.
En un momento dos soldados de la unidad fueron matados en un puesto de control cuando un hombre iraquí se acercó, pretendió saludarles con la mano y les disparó, dijo Watt.
"Vi morir con mis propios ojos a dos tipos que quería", dijo, y agregó: "Me gustaría tatuarme un recuerdo de todos los chicos [que han muerto], pero no tengo suficiente espacio en mi brazo".
Watt también dijo que creía que Green era responsable del asesinato de la familia y lo había oído decir: "Quiero matar a un montón de iraquíes".
Watt agregó que temió por su propia seguridad cuando se enteró del ataque.
"Es que descubría que los tipos de mi pelotón, los tipos a los que yo confío mi vida, eran los autores de uno de las violaciones y crímenes más brutales que he visto en toda mi vida. Y aquí todo el mundo tiene armas y granadas", declaró.
Las fuerzas armadas estadounidenses han acusado a cuatro soldados de la unidad -Barker, Cortez, Howard y el pfc. Jesse V. Spielman- de violación y homicidio. Yribe fue acusado de incumplimiento de deberes y de hacer una declaración falsa para justificar el no haber informado sobre el incidente.
Durante la vista, el agente especial Michael Hood, un técnico polígrafo profesional, declaró que Spielman aprobó el detector de mentiras cuando dijo que no había matado a nadie ni tenido sexo con nadie en esa casa.
Los investigadores del ejército dijeron que el ataque tomó unos 20 minutos y que los soldados usaron un AK-47 requisado a la misma familia para cometer los asesinatos. Los abogados defensores piensan basar su defensa en las duras condiciones en Iraq y en el estrés de la guerra.
El especialista James P. Barker, 23, proporcionó una gráfica descripción en una entrevista y una declaración jurada, declaró el agente especial del ejército Benjamin Bierce en una vista el lunes en Bagdad para determinar si los soldados deben o no ser juzgados por un tribunal militar.
Más tarde ese día, Barker y otros tres soldados se pusieron máscaras negras y entraron a la casa de la niña en Mahmudiyah, al sur de Bagdad -a pocos metros de donde los soldados manejaban de un puesto de control vehicular, dijo Bierce.
Tres de ellos -Barker, el ex soldado raso Steven D. Green y el sargento Paul E. Cortez- se turnaron para violar a la niña en su salita, antes de que Green la matara disparándole varias veces con un rifle AK-47, dijo Bierce, citando la declaración de Barker el 30 de junio. Entonces Barker la asperjó con queroseno de lámpara y alguien le prendió fuego.
Barker, en su declaración, dijo que él estaba en la salita con la niña cuando oyó disparos en el dormitorio, donde los soldados habían encerrado a su madre, padre y hermana menor. Luego Green entró a la salita, agitado, y dijo algo así como: "Están todos muertos. Los acabo de matar", dijo Bierce, mencionando la declaración de Barker.
Después de los asesinatos del 12 de marzo, los soldados volvieron al puesto de control, donde Barker asó unas alas de pollo, declaró Bierce.
La confesión se produjo el segundo día de la vista de control del Artículo 32 de la justicia militar para determinar si hay suficientes evidencias como para iniciar un proceso de corte marcial. El caso es uno de los más brutales en una serie de recientes acusaciones contra soldados estadounidenses que han asesinado a civiles iraquíes. Cualquier signo de indulgencia hacia los soldados podría dificultar las relaciones de Estados Unidos con el nuevo gobierno de Iraq, cuyo primer ministro Nouri al-Maliki ha pedido una investigación independiente.
Antes del ataque, Green había dicho repetidas veces que quería matar a algunos iraquíes, dijo Bierce. Green, de acuerdo a la declaración de Barker, fue el cabecilla tanto de la planificación del ataque como en el asesinato de la familia, dijo Bierce. Green se ha declarado inocente de los cargos de violación y homicidio en una corte federal estadounidense en Kentucky.
El soldado raso de primera clase Justin Watt, el soldado que reveló los pormenores del ataque durante una sesión con su terapeuta, declaró que se había enterado por primera vez por el sargento Anthony W. Yribe. Sus sospechas, agregó, fueron confirmadas por el soldado de primera clase Bryan L. Howard. Watt dijo que el ataque "tenía que ser discutido".
"Si tienes el poder de corregir algo, debes hacerlo. Investigar no es mi trabajo. Pero si algo salió mal -algo terriblemente mal, como lo que pasó-, entonces mi obligación es comunicarlo", dijo Watt.
Watt dijo que para algunos de los soldados de la Compañía B, Primer Batallón del Regimiento de Infantería 502, la vida se había convertido en una "mierda", cuando se encargaban de un puesto militar en las cercanías de Yusufiah. Algunos no se habían duchado hacía un mes y vivían en un recinto con "el servicio de agua en mal estado y abandonado", declaró.
En un momento dos soldados de la unidad fueron matados en un puesto de control cuando un hombre iraquí se acercó, pretendió saludarles con la mano y les disparó, dijo Watt.
"Vi morir con mis propios ojos a dos tipos que quería", dijo, y agregó: "Me gustaría tatuarme un recuerdo de todos los chicos [que han muerto], pero no tengo suficiente espacio en mi brazo".
Watt también dijo que creía que Green era responsable del asesinato de la familia y lo había oído decir: "Quiero matar a un montón de iraquíes".
Watt agregó que temió por su propia seguridad cuando se enteró del ataque.
"Es que descubría que los tipos de mi pelotón, los tipos a los que yo confío mi vida, eran los autores de uno de las violaciones y crímenes más brutales que he visto en toda mi vida. Y aquí todo el mundo tiene armas y granadas", declaró.
Las fuerzas armadas estadounidenses han acusado a cuatro soldados de la unidad -Barker, Cortez, Howard y el pfc. Jesse V. Spielman- de violación y homicidio. Yribe fue acusado de incumplimiento de deberes y de hacer una declaración falsa para justificar el no haber informado sobre el incidente.
Durante la vista, el agente especial Michael Hood, un técnico polígrafo profesional, declaró que Spielman aprobó el detector de mentiras cuando dijo que no había matado a nadie ni tenido sexo con nadie en esa casa.
Los investigadores del ejército dijeron que el ataque tomó unos 20 minutos y que los soldados usaron un AK-47 requisado a la misma familia para cometer los asesinatos. Los abogados defensores piensan basar su defensa en las duras condiciones en Iraq y en el estrés de la guerra.
[La fotografía que ilustra este artículo corresponde a una mujer iraquí detenida y violada por soldados estadounidenses. No se trata de la pequeña Abeer].
7 de agosto de 2006
©washington post
©traducción mQh
1 comentario
inspeccionando -