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hepburn, más allá de la pantalla


[Janet Maslin] Historia de uno de los cuentos de hadas favoritos de Estados Unidos.
William J. Mann, el último biógrafo de Katharine Hepburn, dice que el padre de Hepburn todavía estaba pagando sus cuentas cuando este arisco y almidonado y práctico símbolo americano tenía 43 años. No que hubiese algo malo en ello: él simplemente usaba el sueldo de su hija para cubrir sus gastos. Y ella puede haber estado demasiado ocupada como para ocuparse de su administración. Lo que pasa es que este detalle, y muchos otros similares que Mann ha reunido en ‘Kate: The Woman Who Was Hepburn', contradice lo esencial de la imagen pública de Hepburn. Y según las evidencias de Mann la imagen pública interesaba mucho más a Hepburn de lo que dejaba ver.
Si el recuerdo de Katharine Hepburn fuera un producto, estaría ahora seriamente sobrevendido. Biógrafo tras biógrafo -entre ellos Garson Kanin, A. Scott Berg y Barbara Leaming- han tratado de empaquetar e inmortalizar la mística de Hepburn. Y todos ellos tenían alguna intención propia. Incluso Hepburn (la autora de ‘Me') no era nada de torpe a la hora de vender la historia de Hepburn.
Ahora todo el mundo con alguna noción incluso superficial del Hollywood clásico ha absorbido algo del folclore de Hepburn. Para empezar, su historia se cruzó con las de George Cukor, John Huston, John Ford, Howard Hughes, Leland Hayward y David O. Selznick. Su relación fuera de la pantalla con Spencer Tracy era tan bien conocida como sus películas.
Ha invitado tanto a la deificación como el rencor, con algo de la rabia extraordinariamente viciosa. Sobre la aparición de Hepburn en ‘Coco', en Broadway, a fines de los años sesenta, Cecil Beaton, el diseñador del espectáculo, escribió: "Es increíble, inverosímil que todavía se pueda exhibir en público".
Mann la exhibe una vez más en público, pero está consciente que es problemático. "Nadie necesita otra biografía más que cuente, otra vez, cómo Spencer Tracy -o Joe Mankiewicz- o algún otro juraron bajarle los humos a la Hepburn", escribe con grata franqueza. Ni nadie necesita reclamarse de una amistad íntima y fluida con la adorable e irascible estrella. Pero Mann tiene un objetivo más frío en mente: examinar razonablemente las diferencias en los modos en que Hepburn decidió presentarse a sí misma y los actos de su vida.
"La brillantez y singular devoción que dedicó a la creación y mantención de su imagen pública debería inspirar sobrecogimiento, especialmente cuando ves todo lo que había detrás", escribe.
Aunque Mann no modela su libro artificialmente como una pieza en tres actos, se convierte naturalmente en una. La primera parte tiene que ver con los años formativos, empezando con la juvenil encarnación de Hepburn de un niño de pelo corto llamado Jimmy. El libro ve esa presencia masculina como una parte fija de su identidad, y quizás la parte más importante.
"No creció para ser el tipo de mujer que es madre", escribe Mann. "Katharine Hepburn creció para ser el tipo de hombre que es padre".
‘Kate' disecciona el mito de la fogosa y combativa familia Hepburn y encuentra algo menos generoso. Sobre el temperamento de su padre, un amigo de Hepburn, Max Showalter, dijo una vez: "Kate cuenta muchas historias de su infancia en que la vemos subiendo a la copa de los árboles, negándose a bajar. ¿Te has preguntando que la hacía hacer eso?"
Aunque ‘Kate' se basa en nuevas e inusuales fuentes e investigaciones y cuenta con numerosas notas, el origen de esta afirmación no aparece especificado. Pero hay que mencionar que Mann no utiliza materiales de los que no pudo encontrar fuentes primarias.
'Kate' deduce que las relaciones posteriores de Hepburn con los hombres reflejaron el matrimonio de sus padres: una mujer aparentemente fuerte e independiente como la sumisa cuidadora de un hombre dominante. Y ve la auto-destrucción y la confusión sexual de su hermano mayor, Tommy (que murió a los quince, aparentemente por suicidio), como cualidades que moldearon los vínculos posteriores de Hepburn.
Mann atribuye bisexualidad a casi todos los hombres con los que Hepburn estuvo relacionada alguna vez. También otorga gran importancia a un hombre llamado Scotty, que gestionaba una gasolinera cerca de la casa de Cukor y dispensaba más que gasolina. Scotty dice incluso que Spencer Tracy fue una de sus parejas sexuales. El libro trata esas revelaciones con más curiosidad que lascivia. Mann sostiene plausiblemente que su verdadero interés es cómo se esculpió y mantuvo la gran fábula del romance Tracy-Hepburn.
El pulpo en el garaje, como lo describe el autor, es por supuesto el afecto de toda la vida de Hepburn por las mujeres. Desde su temprana amiga Laura Harding, que se describía a sí misma como ‘el marido de la señorita Hepburn', a Phyllis Wilbourn, una acompañante de 40 años sobre la que Hepburn dijo: "Phyllis y yo somos una sola", las mujeres figuran prominentemente en la mente de Mann. Su objetivo es menos detectar relaciones lésbicas que reiterar la enorme divergencia entre la imagen pública y privada de Hepburn.
‘Kate' es más interesante en su tercera parte. Describe la larga vida en el escenario de Hepburn después de que sus días de glamour en Hollywood habían terminado. "Las personalidades cinematográficas van y vienen, pero Khatahrine Hepburn tenía la intención que quedarse más tiempo", escribe. "El único modo de hacerlo era convirtiéndose en una institución". Si no hubiese decidido aparecer tan estratégicamente en ‘La reina de África' [The African Queen] (o, en otros momentos, ‘León en invierno' [The Lion in Winter], ‘Adivina quién viene esta noche' [Guess Who Is Coming To Dinner] y ‘En el estanque dorado' [On Golden Pond]), su historia habría sido bastante más corriente.
‘Kate' es un libro gordo y desigual. Y hay partes que se limitan a recapitular o disputar las interpretaciones de otros biógrafos. Pero los puntos fuertes de Mann son su capacidad analítica y sus ingeniosas búsquedas. Y escribe sin veneno; no está indecorosamente obsesionado con los pecados de Hepburn. Así que logra lo que se propone. ‘Kate' es la versión realista de uno de los cuentos de hadas favoritos de Estados Unidos.

Libro reseñado:
Kate. The Woman Who Was Hepburn
William J. Mann
Ilustrado, 621 páginas
Henry Holt & Company
$30

2 de octubre de 2006
©new york times
©traducción mQh
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