prisión de guantánamo no cerrará
[Karen DeYoung y Josh White] Permanecerá probablemente abierta durante el mandato de Bush.
La prisión militar norteamericana de Bahía Guantánamo, Cuba, seguirá probablemente abierta durante el resto de la presidencia de Bush, a pesar del deseo explícito de Bush de cerrarla, declaró ayer el gobierno.
"Es altamente improbable que podamos resolver todos esos casos entre hoy y el fin del mandato", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, sobre los 385 prisioneros encarcelados actualmente en las instalaciones de Guantánamo. Interrogado directamente sobre si la prisión cerraría sus puertas antes de que Bush abandone su despacho en enero de 2009, Snow dijo: "Lo dudo, no".
El lunes -más de cinco años después de que la base naval norteamericana de Guantánamo fuera destinada a servir como centro de detención e interrogatorio de presuntos ‘combatientes enemigos'-, el primer caso de un enemigo de Guantánamo será revisado por una comisión militar bajo las reglas definidas el año pasado por la Ley de Comisiones Militares. Un juez federal resolvió ayer contra el aplazamiento pedido por los abogados del australiano David Hicks, que está acusado de proporcionar materiales de apoyo a terroristas en Afganistán durante los primeros ataques norteamericanos allá en el otoño de 2001.
La instalación de Guantánamo ha sido durante largo tiempo un foco de críticas internacionales y nacionales. Otros gobiernos han protestado contra la detención indefinida de sus nacionales, sin que se les formulen cargos. Grupos de defensa de los derechos civiles han calificado de ilegales las detenciones y citado el limitado acceso a una asesoría jurídica externa y la ausencia de pruebas. Organizaciones derechos humanos han mencionado la aplicación de torturas durante los interrogatorios.
El ministro de Defensa Robert M. Gates sugirió durante sus primeras semanas en el cargo en enero, en conversaciones con el fiscal general Alberto R. Gonzales y el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Stephen J. Hadley, que la cárcel fuera cerrada y que los reclusos fueran trasladados a instalaciones en suelo norteamericano. Tres altos funcionarios de Defensa dijeron ayer que Gates estaba preocupado de que la notoriedad de Guantánamo minara la credibilidad de las comisiones militares cuando empiecen a sesionar este año.
Los funcionarios dijeron que los abogados del ministerio de Defensa explicaron a Gates su preocupación de que los detenidos pudieran caer bajo jurisdicción de tribunales norteamericanos, lo que implicaría que podrían acceder a derechos legales contra los cuales el ministerio ha estado luchando durante años. La intervención de alto nivel de Gates sobre el tema fue informada por primera vez en la edición de ayer del New York Times.
Aunque estos funcionarios y otros dijeron ayer que Gates aceptó las preocupaciones del gobierno y dejó caer el tema, desde entonces se ha referido en varias ocasiones a él. "No tengo ninguna duda de que Guantánamo y algunos de los abusos que han ocurrido en Iraq han tenido un impacto negativo para la reputación de Estados Unidos", dijo Gates en febrero en una conferencia en Munich. Aunque insiste en que "hay terroristas de verdad en Guantánamo" y que las comisiones militares son legítimas y transparentes, dijo que "no hay ninguna duda de que a la mayoría de nosotros nos gustaría cerrar la prisión".
A principios de mes, Gates dijo al congreso que los planes redactados durante el mandato de ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld, de construir nuevas instalaciones por un valor de cien millones de dólares para los juicios en Guantánamo, eran "ridículos", y que los había anulado a favor de sedes para las comisiones a una escala drásticamente reducida.
En una rueda de prensa el 7 de marzo en el Pentágono, dijo que "Guantánamo se ha convertido en un símbolo, nos guste o no, de muchas cosas que ocurren en el mundo", agregando que todavía estaba tratando de cerrar la prisión militar. "El presidente dijo que le gustaría cerrar la instalación allá. A mí también me gustaría cerrarla".
El gobierno dijo que planea llevar ante las comisiones a unos noventa detenidos. Ha sostenido durante largo tiempo que está dispuesto a transferir a gran parte del resto a otros países, pero que ha sido incapaz de encontrar otras ubicaciones -incluyendo sus países de origen- que acepten al pequeño número que ha sido absuelto y de vigilar aquellos a los que el gobierno considera peligrosos.
Funcionarios de alto rango han criticado en privado a otros países -incluyendo a Arabia Saudí y Pakistán, la nacionalidad de muchos de los retenidos- por reprochar a Estados Unidos en cuanto a Guantánamo sin proponer soluciones. El gobierno dice que espera transferir a Afganistán a algunos de sus nacionales tan pronto como termine de construir un enorme recinto penitenciario allá.
Repitiendo las observaciones que hizo en mayo, Bush dijo en julio: "Me gustaría cerrar Guantánamo, pero también reconozco que estamos deteniendo allá a gente que es terriblemente peligrosa y es mejor que tengamos un plan para dar cuenta de ellos en nuestros tribunales". En el discurso del 6 de septiembre anunciando la transferencia a Guantánamo de catorce presuntos miembros de al-Qaeda retenidos previamente en cárceles secretas en el extranjero, Bush rechazó lo que llamó "informaciones contradictorias" sobre Guantánamo.
Gates no es el primer alto funcionario que alega que la instalación debiese ser cerrada. El ex secretario de estado Colin L. Powell fue secundado por el ex fiscal general John D. Ashcroft en que las desventajas de Guantánamo superaban su utilidad. Rumsfeld y el vice-presidente Cheney, los principales defensores de mantener y ampliar la prisión, impusieron su punto de vista ante Bush, dijo un ex alto funcionario del gobierno.
El sucesor de Powell, la secretario de estado Condoleezza Rice, dijo ayer a periodistas que apoya el deseo de Bush de cerrar Guantánamo. "El presidente ha sido muy claro, y ha sido siempre claro con nosotros", dijo. "Le gustaría cerrar la cárcel de Guantánamo. Nos gustaría a todos".
"Es altamente improbable que podamos resolver todos esos casos entre hoy y el fin del mandato", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow, sobre los 385 prisioneros encarcelados actualmente en las instalaciones de Guantánamo. Interrogado directamente sobre si la prisión cerraría sus puertas antes de que Bush abandone su despacho en enero de 2009, Snow dijo: "Lo dudo, no".
El lunes -más de cinco años después de que la base naval norteamericana de Guantánamo fuera destinada a servir como centro de detención e interrogatorio de presuntos ‘combatientes enemigos'-, el primer caso de un enemigo de Guantánamo será revisado por una comisión militar bajo las reglas definidas el año pasado por la Ley de Comisiones Militares. Un juez federal resolvió ayer contra el aplazamiento pedido por los abogados del australiano David Hicks, que está acusado de proporcionar materiales de apoyo a terroristas en Afganistán durante los primeros ataques norteamericanos allá en el otoño de 2001.
La instalación de Guantánamo ha sido durante largo tiempo un foco de críticas internacionales y nacionales. Otros gobiernos han protestado contra la detención indefinida de sus nacionales, sin que se les formulen cargos. Grupos de defensa de los derechos civiles han calificado de ilegales las detenciones y citado el limitado acceso a una asesoría jurídica externa y la ausencia de pruebas. Organizaciones derechos humanos han mencionado la aplicación de torturas durante los interrogatorios.
El ministro de Defensa Robert M. Gates sugirió durante sus primeras semanas en el cargo en enero, en conversaciones con el fiscal general Alberto R. Gonzales y el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Stephen J. Hadley, que la cárcel fuera cerrada y que los reclusos fueran trasladados a instalaciones en suelo norteamericano. Tres altos funcionarios de Defensa dijeron ayer que Gates estaba preocupado de que la notoriedad de Guantánamo minara la credibilidad de las comisiones militares cuando empiecen a sesionar este año.
Los funcionarios dijeron que los abogados del ministerio de Defensa explicaron a Gates su preocupación de que los detenidos pudieran caer bajo jurisdicción de tribunales norteamericanos, lo que implicaría que podrían acceder a derechos legales contra los cuales el ministerio ha estado luchando durante años. La intervención de alto nivel de Gates sobre el tema fue informada por primera vez en la edición de ayer del New York Times.
Aunque estos funcionarios y otros dijeron ayer que Gates aceptó las preocupaciones del gobierno y dejó caer el tema, desde entonces se ha referido en varias ocasiones a él. "No tengo ninguna duda de que Guantánamo y algunos de los abusos que han ocurrido en Iraq han tenido un impacto negativo para la reputación de Estados Unidos", dijo Gates en febrero en una conferencia en Munich. Aunque insiste en que "hay terroristas de verdad en Guantánamo" y que las comisiones militares son legítimas y transparentes, dijo que "no hay ninguna duda de que a la mayoría de nosotros nos gustaría cerrar la prisión".
A principios de mes, Gates dijo al congreso que los planes redactados durante el mandato de ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld, de construir nuevas instalaciones por un valor de cien millones de dólares para los juicios en Guantánamo, eran "ridículos", y que los había anulado a favor de sedes para las comisiones a una escala drásticamente reducida.
En una rueda de prensa el 7 de marzo en el Pentágono, dijo que "Guantánamo se ha convertido en un símbolo, nos guste o no, de muchas cosas que ocurren en el mundo", agregando que todavía estaba tratando de cerrar la prisión militar. "El presidente dijo que le gustaría cerrar la instalación allá. A mí también me gustaría cerrarla".
El gobierno dijo que planea llevar ante las comisiones a unos noventa detenidos. Ha sostenido durante largo tiempo que está dispuesto a transferir a gran parte del resto a otros países, pero que ha sido incapaz de encontrar otras ubicaciones -incluyendo sus países de origen- que acepten al pequeño número que ha sido absuelto y de vigilar aquellos a los que el gobierno considera peligrosos.
Funcionarios de alto rango han criticado en privado a otros países -incluyendo a Arabia Saudí y Pakistán, la nacionalidad de muchos de los retenidos- por reprochar a Estados Unidos en cuanto a Guantánamo sin proponer soluciones. El gobierno dice que espera transferir a Afganistán a algunos de sus nacionales tan pronto como termine de construir un enorme recinto penitenciario allá.
Repitiendo las observaciones que hizo en mayo, Bush dijo en julio: "Me gustaría cerrar Guantánamo, pero también reconozco que estamos deteniendo allá a gente que es terriblemente peligrosa y es mejor que tengamos un plan para dar cuenta de ellos en nuestros tribunales". En el discurso del 6 de septiembre anunciando la transferencia a Guantánamo de catorce presuntos miembros de al-Qaeda retenidos previamente en cárceles secretas en el extranjero, Bush rechazó lo que llamó "informaciones contradictorias" sobre Guantánamo.
Gates no es el primer alto funcionario que alega que la instalación debiese ser cerrada. El ex secretario de estado Colin L. Powell fue secundado por el ex fiscal general John D. Ashcroft en que las desventajas de Guantánamo superaban su utilidad. Rumsfeld y el vice-presidente Cheney, los principales defensores de mantener y ampliar la prisión, impusieron su punto de vista ante Bush, dijo un ex alto funcionario del gobierno.
El sucesor de Powell, la secretario de estado Condoleezza Rice, dijo ayer a periodistas que apoya el deseo de Bush de cerrar Guantánamo. "El presidente ha sido muy claro, y ha sido siempre claro con nosotros", dijo. "Le gustaría cerrar la cárcel de Guantánamo. Nos gustaría a todos".
Glenn Kessler y Michael A. Fletcher contribuyeron a este reportaje.
26 de marzo de 2007
24 de marzo de 2007
©washington post
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