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miseria de la prosperidad de india


[Emily Wax] Dalit de castas inferiores hacen frente a prejuicios y una aplastante pobreza.
Dallipur, India. Los modernos jóvenes indios que trabajan en las centrales telefónicas internacionales de este país tienen una cosa en común: Casi todos proceden de las castas media y alta de India, las elites en esta sociedad altamente estratificada.
India puede vivir un apogeo, pero no los que ocupan el escalón más bajo de la sociedad aquí. Los dalit, también conocidos como intocables, siguen viviendo en la más absoluta pobreza y son discriminados en la educación, los trabajos y la salud. Para ellos, el estatus social y a menudo la ocupación, ya están predeterminadas en el vientre.
Mientras algunos indios habían abrigado la esperanza de que la urbanización y el crecimiento echarían por tierra las creencias sobre las castas, los observadores dicen que la tradición y los prejuicios finalmente han prevalecido.
"Se habla de la India moderna. Pero la verdad es que India no podrá seguir avanzando con el sistema de castas", dice Chandra Bhan Prasad, un escritor dalit y experto en el sistema de castas indio. "Es peor de lo que fueron las leyes Jim Crow en el Sur estadounidense, porque está completamente sancionado por la religión. A pesar de las reformas, la idea de la intocabilidad sigue siendo todavía parte de la vida india".
A medida que crece la economía de India, uno de los retos más serios y resistentes es cómo combatir el arraigado prejuicio de casta. Los dalit, junto a otras castas ‘atrasadas', constituyen la mayoría de los 1.1 billones de habitantes de India, y los sociólogos aquí temen que estos grupos sean dejados atrás.
El contraste entre las brillantes centrales telefónicas de India y la abyecta miseria que es la realidad para muchos dalit, es demasiado obvio aquí en Dallipur, una mísera aldea en las afueras de Varanasi, en el estado de Uttar Pradesh.
Sin electricidad, ni caminos pavimentados o agua corriente, el villorrio es la morada de los campesinos sin tierra mushar, la clase social más baja de los dalit, que trabajan como lustrabotas, recolectores, limpiadores de baños y barrenderos. Esas ocupaciones son todavía consideradas en gran parte de India como ‘contaminadas' y que no merecen respeto.
Aquí, en medio de aldeas de paja y adobe, murieron dos niños de hambre el año pasado -no por escasez de alimentos en la zona, sino como consecuencia de un prejuicio.
Chandrika, 24, una madre dalit, dijo que había llevado a su acongojado hijito de dos años y su débil bebita de veinte meses a un centro sanitario cercano. Allí, suplicó por una tarjeta que le habría dado el derecho a recibir leche gratis para sus hijos desnutridos.
Pero antes de que las enfermeras pudieran examinar a sus niños, los médicos se burlaron de ella y la ahuyentaron, diciéndole que pidiera limosna en el mercado.
"Me dijeron una y otra vez: ‘No queremos veros por aquí. Los intocables sois un fastidio'", dijo Chandrika, una mujer delgada de piel oscura que lloró mientras relataba la muerte de sus hijos. "Debido al estrés yo no estaba produciendo leche. No tenía trabajo. No había nadie que se apiadara de mí".
Las autoridades locales que llegaron a investigar la muerte de sus hijos insistieron en que la tímida madre y sus vecinos en el pueblo levantaran una plataforma de cemento, debido a que para hablar con a los intocables, los miembros de las castas superiores deben hacerlo desde arriba, les dijeron a Chandrika y otros aldeanos. Una tarima de un metro de alto es el único resultado de la investigación en Dallipur.

Carga Heredada
Algunas castas heredan riqueza en virtud de su nacimiento; los intocables heredan deudas.
Entre los indios la casta determina a menudo las esposas, amigos, residencia y lo que es todavía más importante, el trabajo -que forma parte de la creencia hindú de que la condición social en la vida de la gente se deriva de pecados y buenas acciones de vidas pasadas.
Algunos indios creen que la propagación del capitalismo en áreas urbanas puede disolver las castas porque crea nuevas ocupaciones y elimina las obsoletas. Por ejemplo, con el creciente uso de los inodoros de cisternas en las ciudades indias, la evacuación de los desechos humanos, que era antes un trabajo de los intocables, ahora se hace simplemente jalando la palanca de la cisterna.
En los prósperos negocios de Bombay y Nueva Delhi, las castas inferiores venden celulares, zapatos de tenis de cuero y estuches para el maquillaje en pequeñas tiendas y carretones de mano junto a la acera, junto a las castas más altas, todos "con la prisa capitalista por hacer dinero", dijo Prasad, el escritor. "Un empresario de casta baja puede incluso relajarse fumando un cigarrillo con alguien de una casta superior, algo que hace cincuenta años era impensable".
El primer ministro Manmohan Singh comparó hace poco el sistema de castas de India con el apartheid en Sudáfrica, calificándolo no solamente de prejuicio, sino de ser una "mancha para la humanidad".
Los críticos dicen que esas declaraciones se hacen solamente para ganar los votos de las castas más bajas y que los avances de los intocables son marginales.
"India no es una verdadera democracia", dice Anup Srivastava, investigador de la Comisión Popular de Vigilancia de los Derechos Humanos en Varanasi, que está investigando las quejas presentadas por dalit sobre discriminación de parte de sus vecinos, en las escuelas y en los trabajos. "El país es independiente. Pero no la gente. ¿Cómo puede haber una democracia cuando todavía hay gente llamada intocable que es discriminada todos los días?"
Los expertos dicen que más y más hindúes están rechazando su religión porque aprueba el sistema de castas. El mes pasado en Bombay, miles de intocables se convirtieron al budismo, que es descrito en carteles y anuncios de periódicos como una "fe sin castas".
Entretanto, los intocables han logrado algunos avances políticos. El mes pasado, una mujer dalit, Mawayati Kumari, fue elegida con una aplastante victoria en la que supo granjearse el apoyo de otras castas, incluyendo la casta alta de los bramanes, para una alta función en Uttar Pradesh. Su elección fue tan importante para los intocables como la de John F. Kennedy para los católicos irlandeses norteamericanos, dicen aquí muchos expertos en el sistema de castas.
La resistencia a la abolición de las castas proviene de un enraizado temor entre la elite de que serán despojados de su poder económico, que sera repartido entre los pobres. En la medida en que el sistema de castas crea sindicatos informales, el rechazo de las castas podría efectivamente destruir esos sindicatos en un país con la población supera de lejos la disponibilidad de empleos.
Durante casi sesenta años, los programas de acción afirmativa han ofrecido ayuda limitada a los intocables y otras castas bajas. Esos programas han sido siempre polémicos, y contaminados por la política.
En lo que se ha dado en llamar ‘la carrera hacia el fondo', un poderoso grupo de pastores del estado de Rajasthan exigieron este mes ser "socialmente degradados" para poder tener acceso a programas de gobierno y educación. Los pastores, conocidos como los guijjar, loquearon carreteras y vías férreas y quemaron algunos locales comerciales. Tropas del ejército indio y la policía se enfrentaron con los guijjar, provocando la muerte de 23 personas antes de que el gobierno prometiera estudiar sus demandas.
Los gujjar, como los dalit y otras clases inferiores, están peleando por una tajada del auge económico indio, dicen algunos expertos.
Los expertos también dice que el materialismo de estilo americano e incluso las prácticas de contratación de compañías estadounidenses y multinacionales están en realidad endureciendo las distinciones de clase, color y casta.
"Las corporaciones internaciones que inician centrales telefónicas y compañías de tecnología de la información en este país, no se dan cuenta de que el complejo sistema de castas de India en realidad es una forma de racismo", dijo S. Anand, que dirige la editorial independiente de Navayana Publishing, que se especializa en libros sobre las castas. "¿Cómo van las grandes compañías globales a tratar el tema de las castas si muchos dalit ni siquiera pueden ir a la escuela?"
Jóvenes profesionales urbanos de las castas superiores, que tienen mejores accesos a buenas escuelas que sus compatriotas de castas inferiores, están siendo contratados por esas compañías y otras operaciones telefónicas, dicen analistas de las castas indias.
"Las multinacionales no han llegado aquí para empujar reformas sociales", dijo Anand en su casa de Delhi, entre estanterías llenas de libros de B.R. Ambedkar, budista y símbolo del movimiento indio contra las castas. "Llegaron a hacer dinero".
El otro problema es que la elite de India no lucha contra la opresión ni apoya las ideas en pro de la igualdad de las clases trabajadoras.
"Ni siquiera existe la pretensión de luchar contra las castas. No está de moda y no hay estrellas de Bollywood que inicien una causa célebre para que nos preocupemos del trabajador intocable", dice Anand. "De hecho, la gente está dispuesta a matarse para mantener su supremacía. La sociedad lleva mucho tiempo estructurada así. La abolición de las castas es vista como la última amenaza a su estilo de vida y a su identidad india".

Trabajo de Toda una Vida
El vocabulario de todos los días refuerza el sistema de castas. En conversaciones informales, los indios a menudo desdeñan ciertos oficios como ‘atrasados' y la gente hace preguntas sobre las profesiones de los padres. Los dalit mismos han protestado por el uso del término ‘intocable', prefiriendo ‘dalit', que significa ‘gente arruinada'.
En las aldeas dalit, muchas como Chandikra, la madre que perdió a sus hijos, dicen que no son tratadas con respecto y que son acosadas diariamente por otros de castas bajas que están justo por encima de ellos.
El mes pasado, Bechan, un flaco dalit de pelo largo y ondulado y los ojos sanguinolentos, salió a pescar al estanque del pueblo. Cuando volvió, su casa había sido destruida.
Sus dos chozas habían sido incendiadas, convirtiendo su trigo, verduras y todos sus ahorros para la boda de su hija en una pila de ceniza. El estanque pertenecía a la casta patel, y Bechan había entrado ilegalmente.
"Me dijeron que no podía pescar en el estanque", dijo, su voz todavía temblorosa y los ojos llenos de lágrimas. "Me rodearon y me golpearon. Cuando volví a casa, mis ahorros de toda la vida habían sido quemados. Incluso quemaron la dote de mi hija".
Bechan, 45, está viviendo ahora debajo de un árbol, con unas grasientas camisas colgadas entre rama y rama para protegerse en la sombra de temperaturas de hasta 49 grados Celsius. Hizo una denuncia. Canceló la boda de su hija.
Llamada entre un grupo de mujeres patel para que contara su lado de la historia, Hirvavatt Devi, 45, sacudió la cabeza y dijo que los dalit "queman sus propias chozas para cobrar dinero del gobierno. Ya ves que no son muy listos. Para serte franca, son muy sucios".
Algunos aquí esperan que Kumari, la dirigente dalit, sea nombrada ministro en Uttar Prasesh y retome su causa. Entretanto, los ánimos aquí se están caldeando tan rápidamente como el humo gris que todavía se eleva aquí.
"Abusan de nosotros, como siempre", se quejó Rajender, 40, dalit y recolector de basura, levantando las manos. "Nos dicen que India pasa tiempos de prosperidad. Pero el auge de India se basa en nuestra sangre y en nuestro trabajo. Y todavía no podemos pescar aquí ni tocar la tierra. Todavía vivimos vidas incompletas".

27 de junio de 2007
21 de junio de 2007
©washington post
©traducción mQh
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