murió deborah kerr
[Dennis McLellan] Fue la estrella de ‘De aquí a la eternidad' y 'El rey y yo'. A los 86.
Murió Deborah Kerr, la aclamada actriz británica cuyo versátil talento y refinada presencia en la pantalla la convirtieron en una de las principales actrices de Hollywood en los años cincuenta en películas como ‘De aquí a la eternidad' [From Here to Eternity], ‘El rey y yo' [The King and I] y ‘Algo para recordar' [An Affair to Remember]. Tenía 86.
Kerr, que en los últimos años sufrió la enfermedad de Parkinson, murió el martes en Suffolk, al este de Inglaterra, informó el jueves en Londres su agente Anne Hutton.
En una carrera cinematográfica iniciada a principio de los años cuarenta, Kerr fue nominada seis veces a una Academy Award como mejor actriz por sus roles en ‘Edward, mi hijo' [Edward, My Son] (1949), ‘De aquí a la eternidad' (1953), ‘El rey y yo' (1956), ‘Sólo Dios lo sabe' [Heaven Knows, Mr. Allison] (1957), ‘Mesas separadas' [Separate Tables] (1958) y ‘Tres vidas errantes' [The Sundowners] (1960).
Kerr recibió un Oscar honorario en 1994 por su obra en películas también incluyeron ‘Té y simpatía' [Tea and Sympathy], ‘Días sin vida' [Beloved Infidel] y ‘La noche de la iguana' [The Night of the Iguana].
Para muchos cinéfilos, especialmente mujeres, Kerr es quizás mejor recordada por la que se considera una de las películas románticas más sensibleras de todos los tiempos: ‘Algo para recordar' [Tú y yo], un filme de 1957 sobre un romance de barco con Cary Grant.
La personificación de la mujer británica de posguerra, Kerr nació en Escocia y empezó su carrera fílmica en Inglaterra en 1940. Actuó en diez películas antes de trasladarse a Hollywood para actuar con Clark Gable en la película de la MGM de 1947, ‘Mercaderes de ilusiones' [Los vencedores; The Hucksters].
Cuando llegó después de hacer de monja en una película británica, ‘Narciso negro' [Black Narcissus], no sólo fue precedida por su reputación como una dama, sino por ser, en palabras de Laurence Olivier, "poco razonablemente casta".
Cuando en 1953 Kerr hizo trizas esa imagen con ‘De aquí a la eternidad', en la que fue la esposa adúltera de un oficial del ejército norteamericano que tiene una aventura con un sargento (Burt Lancaster).
Su actuación como la desilusionada Karen Holmes no sólo mostró al público otra facera de Kerr, sino además la película hace alarde de una de las escenas más memorables de la historia del cine: Kerr y Lancaster enzarzados en un apasionado abrazo en una playa hawaiana desierta mientras las olas bañan sus cuerpos.
"Eso ciertamente removió a algunas personas", dijo Kerr sobre el rol que rompió su imagen en una entrevista con el Chicago Tribune en 1986.
"Sí, la gente siempre piensa que yo soy el epítome de la mujer inglesa", agregó, riendo, "que sólo muestra que las cosas no son nunca lo que parecen".
La versatilidad de Kerr como actriz la hizo única entre las primeras actrices de Hollywood de los años cincuenta, dice Jeanine Basinger, directora del programa de estudio del cine en la Universidad de Wesleyan y autora de ‘A Woman's View: How Hollywood Spoke to Women".
"Normalmente tenías los arquetipos: las estrellas que eran símbolos sexuales, como Marilyn Monroe, y las estrella que eran más formales, como Audrey Hepburn. Deborah Kerr podía ser ambas", dijo Basinger al Times.
Pero incluso cuando hacía de esposa infiel en ‘De aquí a la eternidad', Kerr se veía digna, dice Basinger. "Podía representar todo el espectro en una sola función, y eso la hacía única".
Nació como Deborah Kerr-Trimmer en Helensburgh, Escocia, el 30 de septiembre de 1921, y era niña cuando su familia se mudó a Alford, Inglaterra.
Kerr, que adoraba cantar y bailar cuando era niña, ganó una beca para la academia de ballet de Sadler's Well en Londres y debutó profesionalmente en 1938 como miembro del corps de ballet en ‘Prometeo'.
"Adoraba el ballet, pero crecí demasiado y cuando finalmente me di cuenta de que nunca llegaría a ser la segunda Margot Fonteyn, hice una audición para una pieza de teatro y obtuve el papel", dijo al Chicago Tribune en1986.
Kerr estaba haciendo papeles de figurante en el Teatro al Aire Libre de Regent's Park en 1939 cuando el agente de cine londinense, John Gliddon, vio ‘Pericles', una producción de la compañía, en la que Kerr tenía un diminuto papel.
Kerr no tenía diálogo, pero Gliddon dijo más tarde que le había impresionado tanto la expresividad de sus ojos y la gracilidad de sus movimientos que la buscó y ofreció un contrato a la chica de diecisiete.
Su debut en el cine lo tuvo en 1941, en una adaptación cinematográfica de la comedia de George Bernard Shaw, ‘Major Barbara', con Wendy Hiller y Rex Harrison.
El pequeño pero clave papel de Kerr como voluntaria del Ejército de Salvación Jenny Hill fue, de acuerdo a Eric Braun en su biografía ‘Deborah Kerr', de 1977, "una valla publicitaria del tipo de papeles en los que ella sobresaldría: la fortitud moral oculta detrás de una apariencia de fragilidad".
En 1945, cuando viajaba con una compañía itinerante que presentaba ‘Gaslight' para las tropas británicas, conoció al comandante de un escuadrón de la Real Fuerza Área, Anthony Bartley. Se casaron ese mismo año y tuvieron dos hijas: Melanie y Francesca.
El matrimonio terminó en divorcio en 1959; un año después, Kerr se casó con el guionista y novelista Peter Viertel, que la sobrevive, así como sus dos hijas y tres nietos.
‘Narciso negro', un drama de 1947 sobre unas monjas que tratan de establecer una comunidad religiosa en un puesto de avanzada en el Himalaya, le significó a Kerr un Premio del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York como mejor actriz. La película se rodó justo antes de que Kerr llegara a Hollywood.
Mientras trabajaba con un contrato de siete años con la MGM, Kerr fue nominada por primera vez a un Oscar como mejor actriz por su papel como la esposa de Spencer Tracy en el drama de 1949, ‘Edward, mi hijo', del director George Cukor.
En los siguientes cuatro años actuó en películas como ‘Quo Vadis', ‘Julio César' [Julius Caesar], ‘Las minas del rey Salomón' [King Solomon's Mines], ‘El prisionero de Zenda' [The Prisoner of Zenda] y ‘La reina virgen' [Young Bess].
Luego vino ‘De aquí a la eternidad'.
Era Joan Crawford la que debía encarnar a Karen Holmes en la versión cinematográfica del éxito de ventas de James Jones, que estuvo ambientada en Hawai en los días previos al ataque japonés contra Pearl Harbor. Pero Crawford había fastidiado al presidente del estudio de Columbia, Harry Cohn, por insistir en usar su propio camarógrafo en la película.
Cuando la agente de Kerr preguntó si estaría interesada en el papel, se dice que dijo: ‘Nunca me tomarían en cuenta. Debes estar loca. Harry Cohn te sacaría a patadas de la oficina".
Al día siguiente, su agente la llamó y le dijo: "Tenías razón. Me despidió".
Pero eso no fue el fin del asunto. De acuerdo a la biografía de Braun, cuando Cohn le dijo al productor Buddy Adler y al director Fred Zinnemann que la agente de Kerr había "sugerido a esa virgen inglesa de la Metro" para el papel de Karen Holmes, Adler y Zinnemann, escribió Braun, "se miraron francamente sorprendidos y repitieron: ‘¡Qué fantástica idea!'"
Mientras se preparaba para el papel, Kerr siguió lecciones de dicción para sonar como norteamericana. También se tiñó de rubio. "También podía parecer sensual, si tenía que hacerlo", dijo más tarde.
Zinnemann dijo una vez que pensaba que dar a Kerr un papel que contradecía su imagen, para el público sería difícil creer que era una esposa infiel y les picaría la curiosidad de saber el desenlace.
Kerr le dijo a Braun que la insistencia de Zinnemann "en darme papeles fue un factor decisivo para rescatarme del carril de papeles de señorita del que llegué a pensar que no se podía salir".
Más tarde Kerr recordó que Zinnemann pasó largo tiempo buscando la playa adecuada para filmar su famosa escena de amor con Lancaster.
"Buscábamos un lugar con rocas en la distancia, de modo que el agua golpeara los peñascos y rebotara hacia arriba -muy simbólico", dijo al Times en 1982. "Resultó que la escena afectaría profundamente a la película, pero, Dios mío, el rodaje no fue divertido.
"Teníamos que esperar a que llegaran las olas, de modo que en el momento indicado una de ellas nos pasara por encima. La mayoría de las olas nos llegaron solamente a los pies, y queríamos una ola que nos cubriera por completo. Éramos como surfistas, esperando la ola perfecta. Entre toma y toma, teníamos que limpiarnos completamente. Cuando terminamos, teníamos cuatro toneladas de arena en la boca, y en otras partes".
En 1953, Kerr debutó en Broadway en la pieza de teatro aclamada por la crítica, ‘Te y simpatía', de Robert Anderson, en la que hace de la piadosa mujer de un director en un internado de niños de Nueva Inglaterra que traba amistad con un sensible estudiante de diecisiete años al que sus compañeros acusan falsamente de ser homosexual.
En la famosa escena culminante de la pieza, el personaje de Kerr entra al cuarto del chico, cuyas penurias emocionales se han acentuado después de un encuentro sexual fallido con el marica del pueblo. Desabrochándose los botones de su blusa, se estira para asir la mano del chico y se sienta en su cama.
"En el futuro, cuando hables sobre esto -lo harás-, sé gentil", dijo mientras se iban apagando los focos del escenario.
El director, Elia Kazan escribió en su autobiografía de 1988, ‘Elia Kazan: A Life', que el fin de la película causó un "sobrecogido silencio, el que se produce cuando el público ha quedado profundamente conmovido. No hay nada tan elocuente y tan alentador. Cuado nos pasaba eso, yo sabía que estaría proyectándose durante un largo tiempo".
Kerr repitió su papel en la versión fílmica, mucho más reformulada y censurada, de la MGM en 1956.
En las pantallas de ese mismo año, tuvo otro de sus roles memorables: Anna, la gobernanta de ‘El rey y yo', con Yul Brynner. Según la biografía de Braun, en la película Kerr cantó toda ‘I Whistle a Happy Tune' y cantaba lo suficientemente bien como para hacer las introducciones de la mayoría de las canciones de Rodgers y Hammerstein. Pero el cantante Marni Nixon hacía "las notas altas y sostenidas".
Después de actuar en la película de Kazan de 1969, ‘El compromiso' [The Arrangement], Kerr actuó en una sola película más, ‘The Assam Garden' (1985). No tenía planeado retirarse de la gran pantalla en 1969, sino que estaba simplemente esperando leer un buen papel.
Sin embargo, concluyó que era "o demasiado vieja o demasiado joven" para los papeles que le ofrecían en el cine, y no quería hacer el tipo de películas que habían empezado a hacerse en Hollywood con sexo explícito y violencia.
Kerr siguió haciendo teatro durante años, y actuó, entre otras producciones, en ‘The Day After the Fair', de Frank Harvey, en Londres y en gira por Estados Unidos, en ‘The Corn is Green' [El trigo está verde], en Emlyn Williams, en Londres; en ‘Seascape' [Marina], de Edward Albee, en Broadway; y en ‘Long Day's Journey Into Night' [Larga jornada hacia la noche], en Los Angeles. También actuó en producciones de televisión y de cable en los años ochenta, entre otras en ‘Testigo de cargo' [Witness for the Prosecution], ‘A Woman of Substance', ‘Reunion at Fairborough' y ‘Hold the Dream'.
En 1993, ‘Algo para recordar' [Sleepless in Seattle] dio un inesperado empujón a una de las películas más populares. En una escena, Meg Ryan mira un video de ‘Algo para recordar' [An Affair to Remember] y solloza: "Esos eran los días en que la gente sabía cómo enamorarse".
Kerr dijo en la época: "Me pone casi histérica la idea de hacer que la gente llore de alegría treinta años después de que Cary y yo hiciésemos nuestra parte. Yo ciertamente he llorado con ‘Algo para recordar', incluso aunque conociera todos los trucos de la magia del cine que se usaron para producirla".
Agregó: "Creedme, Cary y yo sabemos besar. Cuando hacíamos una escena de amor, quizá no estábamos tratando de devorarnos uno al otro, sino que, en esos breves momentos, simplemente nos amábamos.
"Creo que entiendo lo que ven las mujeres en la película. Tiene una dulzura muy seductora y alejadísima de las crudezas de hoy. Les hace darse cuenta de que el mundo ha perdido algo precioso".
Kerr, que en los últimos años sufrió la enfermedad de Parkinson, murió el martes en Suffolk, al este de Inglaterra, informó el jueves en Londres su agente Anne Hutton.
En una carrera cinematográfica iniciada a principio de los años cuarenta, Kerr fue nominada seis veces a una Academy Award como mejor actriz por sus roles en ‘Edward, mi hijo' [Edward, My Son] (1949), ‘De aquí a la eternidad' (1953), ‘El rey y yo' (1956), ‘Sólo Dios lo sabe' [Heaven Knows, Mr. Allison] (1957), ‘Mesas separadas' [Separate Tables] (1958) y ‘Tres vidas errantes' [The Sundowners] (1960).
Kerr recibió un Oscar honorario en 1994 por su obra en películas también incluyeron ‘Té y simpatía' [Tea and Sympathy], ‘Días sin vida' [Beloved Infidel] y ‘La noche de la iguana' [The Night of the Iguana].
Para muchos cinéfilos, especialmente mujeres, Kerr es quizás mejor recordada por la que se considera una de las películas románticas más sensibleras de todos los tiempos: ‘Algo para recordar' [Tú y yo], un filme de 1957 sobre un romance de barco con Cary Grant.
La personificación de la mujer británica de posguerra, Kerr nació en Escocia y empezó su carrera fílmica en Inglaterra en 1940. Actuó en diez películas antes de trasladarse a Hollywood para actuar con Clark Gable en la película de la MGM de 1947, ‘Mercaderes de ilusiones' [Los vencedores; The Hucksters].
Cuando llegó después de hacer de monja en una película británica, ‘Narciso negro' [Black Narcissus], no sólo fue precedida por su reputación como una dama, sino por ser, en palabras de Laurence Olivier, "poco razonablemente casta".
Cuando en 1953 Kerr hizo trizas esa imagen con ‘De aquí a la eternidad', en la que fue la esposa adúltera de un oficial del ejército norteamericano que tiene una aventura con un sargento (Burt Lancaster).
Su actuación como la desilusionada Karen Holmes no sólo mostró al público otra facera de Kerr, sino además la película hace alarde de una de las escenas más memorables de la historia del cine: Kerr y Lancaster enzarzados en un apasionado abrazo en una playa hawaiana desierta mientras las olas bañan sus cuerpos.
"Eso ciertamente removió a algunas personas", dijo Kerr sobre el rol que rompió su imagen en una entrevista con el Chicago Tribune en 1986.
"Sí, la gente siempre piensa que yo soy el epítome de la mujer inglesa", agregó, riendo, "que sólo muestra que las cosas no son nunca lo que parecen".
La versatilidad de Kerr como actriz la hizo única entre las primeras actrices de Hollywood de los años cincuenta, dice Jeanine Basinger, directora del programa de estudio del cine en la Universidad de Wesleyan y autora de ‘A Woman's View: How Hollywood Spoke to Women".
"Normalmente tenías los arquetipos: las estrellas que eran símbolos sexuales, como Marilyn Monroe, y las estrella que eran más formales, como Audrey Hepburn. Deborah Kerr podía ser ambas", dijo Basinger al Times.
Pero incluso cuando hacía de esposa infiel en ‘De aquí a la eternidad', Kerr se veía digna, dice Basinger. "Podía representar todo el espectro en una sola función, y eso la hacía única".
Nació como Deborah Kerr-Trimmer en Helensburgh, Escocia, el 30 de septiembre de 1921, y era niña cuando su familia se mudó a Alford, Inglaterra.
Kerr, que adoraba cantar y bailar cuando era niña, ganó una beca para la academia de ballet de Sadler's Well en Londres y debutó profesionalmente en 1938 como miembro del corps de ballet en ‘Prometeo'.
"Adoraba el ballet, pero crecí demasiado y cuando finalmente me di cuenta de que nunca llegaría a ser la segunda Margot Fonteyn, hice una audición para una pieza de teatro y obtuve el papel", dijo al Chicago Tribune en1986.
Kerr estaba haciendo papeles de figurante en el Teatro al Aire Libre de Regent's Park en 1939 cuando el agente de cine londinense, John Gliddon, vio ‘Pericles', una producción de la compañía, en la que Kerr tenía un diminuto papel.
Kerr no tenía diálogo, pero Gliddon dijo más tarde que le había impresionado tanto la expresividad de sus ojos y la gracilidad de sus movimientos que la buscó y ofreció un contrato a la chica de diecisiete.
Su debut en el cine lo tuvo en 1941, en una adaptación cinematográfica de la comedia de George Bernard Shaw, ‘Major Barbara', con Wendy Hiller y Rex Harrison.
El pequeño pero clave papel de Kerr como voluntaria del Ejército de Salvación Jenny Hill fue, de acuerdo a Eric Braun en su biografía ‘Deborah Kerr', de 1977, "una valla publicitaria del tipo de papeles en los que ella sobresaldría: la fortitud moral oculta detrás de una apariencia de fragilidad".
En 1945, cuando viajaba con una compañía itinerante que presentaba ‘Gaslight' para las tropas británicas, conoció al comandante de un escuadrón de la Real Fuerza Área, Anthony Bartley. Se casaron ese mismo año y tuvieron dos hijas: Melanie y Francesca.
El matrimonio terminó en divorcio en 1959; un año después, Kerr se casó con el guionista y novelista Peter Viertel, que la sobrevive, así como sus dos hijas y tres nietos.
‘Narciso negro', un drama de 1947 sobre unas monjas que tratan de establecer una comunidad religiosa en un puesto de avanzada en el Himalaya, le significó a Kerr un Premio del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York como mejor actriz. La película se rodó justo antes de que Kerr llegara a Hollywood.
Mientras trabajaba con un contrato de siete años con la MGM, Kerr fue nominada por primera vez a un Oscar como mejor actriz por su papel como la esposa de Spencer Tracy en el drama de 1949, ‘Edward, mi hijo', del director George Cukor.
En los siguientes cuatro años actuó en películas como ‘Quo Vadis', ‘Julio César' [Julius Caesar], ‘Las minas del rey Salomón' [King Solomon's Mines], ‘El prisionero de Zenda' [The Prisoner of Zenda] y ‘La reina virgen' [Young Bess].
Luego vino ‘De aquí a la eternidad'.
Era Joan Crawford la que debía encarnar a Karen Holmes en la versión cinematográfica del éxito de ventas de James Jones, que estuvo ambientada en Hawai en los días previos al ataque japonés contra Pearl Harbor. Pero Crawford había fastidiado al presidente del estudio de Columbia, Harry Cohn, por insistir en usar su propio camarógrafo en la película.
Cuando la agente de Kerr preguntó si estaría interesada en el papel, se dice que dijo: ‘Nunca me tomarían en cuenta. Debes estar loca. Harry Cohn te sacaría a patadas de la oficina".
Al día siguiente, su agente la llamó y le dijo: "Tenías razón. Me despidió".
Pero eso no fue el fin del asunto. De acuerdo a la biografía de Braun, cuando Cohn le dijo al productor Buddy Adler y al director Fred Zinnemann que la agente de Kerr había "sugerido a esa virgen inglesa de la Metro" para el papel de Karen Holmes, Adler y Zinnemann, escribió Braun, "se miraron francamente sorprendidos y repitieron: ‘¡Qué fantástica idea!'"
Mientras se preparaba para el papel, Kerr siguió lecciones de dicción para sonar como norteamericana. También se tiñó de rubio. "También podía parecer sensual, si tenía que hacerlo", dijo más tarde.
Zinnemann dijo una vez que pensaba que dar a Kerr un papel que contradecía su imagen, para el público sería difícil creer que era una esposa infiel y les picaría la curiosidad de saber el desenlace.
Kerr le dijo a Braun que la insistencia de Zinnemann "en darme papeles fue un factor decisivo para rescatarme del carril de papeles de señorita del que llegué a pensar que no se podía salir".
Más tarde Kerr recordó que Zinnemann pasó largo tiempo buscando la playa adecuada para filmar su famosa escena de amor con Lancaster.
"Buscábamos un lugar con rocas en la distancia, de modo que el agua golpeara los peñascos y rebotara hacia arriba -muy simbólico", dijo al Times en 1982. "Resultó que la escena afectaría profundamente a la película, pero, Dios mío, el rodaje no fue divertido.
"Teníamos que esperar a que llegaran las olas, de modo que en el momento indicado una de ellas nos pasara por encima. La mayoría de las olas nos llegaron solamente a los pies, y queríamos una ola que nos cubriera por completo. Éramos como surfistas, esperando la ola perfecta. Entre toma y toma, teníamos que limpiarnos completamente. Cuando terminamos, teníamos cuatro toneladas de arena en la boca, y en otras partes".
En 1953, Kerr debutó en Broadway en la pieza de teatro aclamada por la crítica, ‘Te y simpatía', de Robert Anderson, en la que hace de la piadosa mujer de un director en un internado de niños de Nueva Inglaterra que traba amistad con un sensible estudiante de diecisiete años al que sus compañeros acusan falsamente de ser homosexual.
En la famosa escena culminante de la pieza, el personaje de Kerr entra al cuarto del chico, cuyas penurias emocionales se han acentuado después de un encuentro sexual fallido con el marica del pueblo. Desabrochándose los botones de su blusa, se estira para asir la mano del chico y se sienta en su cama.
"En el futuro, cuando hables sobre esto -lo harás-, sé gentil", dijo mientras se iban apagando los focos del escenario.
El director, Elia Kazan escribió en su autobiografía de 1988, ‘Elia Kazan: A Life', que el fin de la película causó un "sobrecogido silencio, el que se produce cuando el público ha quedado profundamente conmovido. No hay nada tan elocuente y tan alentador. Cuado nos pasaba eso, yo sabía que estaría proyectándose durante un largo tiempo".
Kerr repitió su papel en la versión fílmica, mucho más reformulada y censurada, de la MGM en 1956.
En las pantallas de ese mismo año, tuvo otro de sus roles memorables: Anna, la gobernanta de ‘El rey y yo', con Yul Brynner. Según la biografía de Braun, en la película Kerr cantó toda ‘I Whistle a Happy Tune' y cantaba lo suficientemente bien como para hacer las introducciones de la mayoría de las canciones de Rodgers y Hammerstein. Pero el cantante Marni Nixon hacía "las notas altas y sostenidas".
Después de actuar en la película de Kazan de 1969, ‘El compromiso' [The Arrangement], Kerr actuó en una sola película más, ‘The Assam Garden' (1985). No tenía planeado retirarse de la gran pantalla en 1969, sino que estaba simplemente esperando leer un buen papel.
Sin embargo, concluyó que era "o demasiado vieja o demasiado joven" para los papeles que le ofrecían en el cine, y no quería hacer el tipo de películas que habían empezado a hacerse en Hollywood con sexo explícito y violencia.
Kerr siguió haciendo teatro durante años, y actuó, entre otras producciones, en ‘The Day After the Fair', de Frank Harvey, en Londres y en gira por Estados Unidos, en ‘The Corn is Green' [El trigo está verde], en Emlyn Williams, en Londres; en ‘Seascape' [Marina], de Edward Albee, en Broadway; y en ‘Long Day's Journey Into Night' [Larga jornada hacia la noche], en Los Angeles. También actuó en producciones de televisión y de cable en los años ochenta, entre otras en ‘Testigo de cargo' [Witness for the Prosecution], ‘A Woman of Substance', ‘Reunion at Fairborough' y ‘Hold the Dream'.
En 1993, ‘Algo para recordar' [Sleepless in Seattle] dio un inesperado empujón a una de las películas más populares. En una escena, Meg Ryan mira un video de ‘Algo para recordar' [An Affair to Remember] y solloza: "Esos eran los días en que la gente sabía cómo enamorarse".
Kerr dijo en la época: "Me pone casi histérica la idea de hacer que la gente llore de alegría treinta años después de que Cary y yo hiciésemos nuestra parte. Yo ciertamente he llorado con ‘Algo para recordar', incluso aunque conociera todos los trucos de la magia del cine que se usaron para producirla".
Agregó: "Creedme, Cary y yo sabemos besar. Cuando hacíamos una escena de amor, quizá no estábamos tratando de devorarnos uno al otro, sino que, en esos breves momentos, simplemente nos amábamos.
"Creo que entiendo lo que ven las mujeres en la película. Tiene una dulzura muy seductora y alejadísima de las crudezas de hoy. Les hace darse cuenta de que el mundo ha perdido algo precioso".
dennis.mclellan@latimes.com
21 de octubre de 2007
©los angeles times
©traducción mQh
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