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murió dustin shuler


Artista de Los Ángeles que hizo arte pop instalando una brocheta de coches. Su trabajo más famoso es ‘Huso’, llamado también ‘el kebab de coches’ en un barrio de Chicago que apareció en la película ‘El mundo de Wayne’.
Murió Dustin Shuler, artista de Los Ángeles conocido por sus enormes instalaciones al aire libre que incluyen su trabajo más famoso -una escultura de coches en la brocheta en un centro comercial en los suburbios de Chicago. Tenía 61 años.
Shuler murió el 4 de mayo por un cáncer de páncreas en su casa en Inglewood, informó su esposa, Karen Zindler-Shuler.
Instalado en un estacionamiento en 1989, el ‘Huso’ [Spindle] de quince metros de altura se convirtió en algo parecido a un hito histórico en Berwyin, Illinois, antes de que la escultura fuera desmantelada casi veinte años después para dejar espacio para una droguería.

Cuando uno de los dueños del centro comercial pidió ayuda para animar el centro, Shuler, que a menudo hacía arte basado en coches, propuso una idea que había contemplado durante largo tiempo.
"La gente ponía recibos en husos, así que ¿por qué no ensartar coches en un huso realmente grande?", dijo en un artículo en el Chicago Tribune en 2003.
La escultura se hizo famosa cuando apareció en la película ‘El mundo según Wayne’ [Wayne’s World; El mundo de Wayne] y en el video ‘Bohemian Rhapsody’, de Queen. Algunos se referían a la escultura como "el kebab de coches". Estaba coronado por un VW Beetle.
Después de que se anunciara que la escultura sería desmantelada, cientos de personas participaron en manifestaciones de Salvemos el Huso, que conmovió a Shuler.
"Habría sido más fácil para mí si la gente no se hubiese enamorado de ella", dijo Shuler en una entrevista con la National Public Radio en 2007 sobre el desmantelamiento de sus ocho coches en una brocheta. "Me habría ver que mi trabajo continuara, pero no me molesta".
Aunque dibujaba y creaba algunas formas de arte más pequeñas, le atraía el tamaño y estaba fascinado por "los efectos visuales del proceso natural de deterioro", dijo su esposa.
En 1980, Shuler llamó la atención por un trabajo de performance art en la Universidad de California en Domínguez Hills, donde dejó caer desde una grúa un enorme clavo en un Cadillac de 1959. Lo tituló ‘Muerte de una era’.
Para ayudar a pagar el evento, Shupper desarmó el Cadillac para vender las partes como recuerdos, lo que le dio la idea de deconstruir coches y exponer sus carrocerías aplanadas como ‘pieles’, otra abstracción por la que se hizo conocido.
"Estaba siempre consciente de la naturaleza provocadora de su trabajo, pero esa nunca fue la razón para hacerlo", dijo su esposa.

Nacido en Wilkinsburg, Pensilvania, en 1948, Shuler siguió clases vespertinas de arte en lo que hoy es la Universidad Carnegie Mellon mientras trabajaba en una fábrica de Westinghouse Electric Corp.
Después de cumplir veinte, se mudó a California del Sur y durante varios años, en los años setenta, trabajó como soldador en una fábrica de motores de avión antes de volcarse completamente al arte.
Le hacían encargos para ocupar espacios públicos en todo el país y expuso con frecuencia en California.
Para una instalación temporal en Los Ángeles en 1982, Shuler clavó una avioneta Cessna 150 de 315 kilos a una pared del American Hotel, empleando un clavo de seis metros.
Su escultura ‘Sea Bee’ incorporó la proa de un bote y fue instalada en 1990 en un estacionamiento de Massachusetts. Parecía "o que se estaba hundiendo o que estaba emergiendo de un mar de asfalto", dijo en una declaración Mike McGee, director de una galería de arte de la Universidad de California en Fullerton.
Cuando los dueños de un nuevo centro comercial decidieron retirar la escultura en 2002, Shuler cortó más de 7 pies de la parte de arriba y reinstaló su ‘Sea Bee’ en el campus de la Universidad de California en Fullerton.
Además de su esposa, le sobreviven su hermano Terry, y su hermana Lynn Seng.

17 de mayo de 2010
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murió callie angell


Experta en películas de Warhol.
[Niko Koppel] Murió el miércoles en Manhattan, donde vivía, Callie Angell. Tenía 62 años.
Angell se suicidó, informó su padre, el escritor Roger Angell.
Como curadora adjunta del Andy Warhol Film Project del Museo Whitney de Arte Americano y asesora del Museo de Arte Moderno
para la conservación de las películas de Warhol, Angell pasó casi dos décadas investigando, catalogando y restaurando películas como ‘Las chicas del Chelsea’ [The Chelsea Girls] e ‘Imperio’ [Empire], asequibles previamente sólo en pequeños círculos y fuera de circulación. Su trabajo ayudó a conservar carretes de películas como parte del legado artístico de Warhol, junto con sus retratos de arte pop de celebridades y latas de sopa.
Angell fue curadora de proyecciones de películas de Warhol y escribió el primer tomo de un catálogo razonado titulado ‘Andy Warhol Screen Tests’, que trataba los breves y reveladores retratos fílmicos que hizo Warhol de gente famosa, como Salvador Dalí, y desconocidos.
"Angell desenredó esta red de películas y reveló de qué modo eran una parte vital de la vida de Andy Warhol como artista", dijo John G. Hanhardt, curador jefe para las artes mediáticas del Museo Smithsonian de Arte Americano. Fue quien contrató originalmente a Angell para estudiar las películas de Warhol.

Caroline Sergeant Angell nació el 6 de enero de 1948 y creció en Palisades, Nueva York. De niña mantuvo una estrecha relación con el padrastro de su padre, el escritor E.B. White. Estudió en el Goucher College y en la Universidad de Nueva York. Tras egresar, consiguió un trabajo en los Anthology Film Archives en Manhattan.
Angell fue contratada en 1979 por el Museo Whitney como asistente del curador y fue posteriormente curadora. Empezó a trabajar en las películas de Warhol en 1991.
"Su trabajo cambió la percepción no solamente de las películas y videos de Warhol, sino de todos los aspectos del arte de Warhol", dijo Donna De Salvo, curadora jefe en el Museo Whitney. "Ayudó a la gente a entender estos materiales y este periodo, que es la base de gran parte del arte contemporáneo".
Además de su padre, le sobreviven su madrastra, Carol R. Angell; su hermana, Alice Angell, de Portland, Maine; y su hermanastro John Henry Angell, de Portland, Oregon.
A su muerte, Angell estaba preparando un segundo tomo del catálogo de las películas de Warhol.

13 de mayo de 2010
10 de mayo de 2010
©new york times
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murió frank frazetta


Dibujante que contribuyó a definir a los héroes de historietas.
[Bruce Weber y Dave Itzkoff] Murió el lunes en Fort Myers, Florida, el dibujante de libros de historietas, carteles de cine y cubiertas de libros de bolsillo cuyas representaciones de hombres musculosos peleando con espadas y hachas para defender a mujeres ligeras de ropa contribuyeron a definir a los héroes de fantasía como Conan, Tarzán y John Carter de Marte. Tenía 82 años.
La causa de su defunción fueron complicaciones de un derrame cerebral, informaron Rob Pistella y Stephen Ferzoco, gerentes comerciales de Frazetta.
Frazetta era un versátil y prolífico dibujante de libros de historieta que, en los años cuarenta y cincuenta, dibujó tiras cómicas como ‘Lil’ Abner’, de Al Capp, y libros de historietas como ‘Famous Funnies’, para las que contribuyó con una serie de cubiertas con el aventurero del futuro, Buck Rogers.
Un anuncio satírico que dibujó Frazetta para Mad le ganaron su primer trabajo en Hollywood, el cartel de la película ‘¿Qué hay de nuevo, Pussycat?’ [What’s New Pussycat?; Qué tal, Pussycat], una comedia erótica escrita por Woody Allen, con Peter Sellers. En 1983 colaboró con el director Ralph Bakshi para producir la película animada ‘Hielo y fuego’ [Fire and Ice].

Su trabajo más prominente, sin embargo, fueron las cubiertas de libros donde sus dibujos característicos eran de héroes musculosos increíblemente feroces y culonas damas pechugonas en apuros. En 1966, su cubierta de ‘Conan, el aventurero’ [Conan, the Adventurer], una antología de cuatro historias cortas escritas por Robert E. Edward y L. Sprague de Camp, dibujó a un corpulento guerrero de pelo largo parado en posición de descanso encima de una pila de esqueletos y otros restos, con su espada metida en el montículo, y una joven mujer tendida a sus pies, abrazada a sus tobillos.
La cubierta creó una nueva imagen para las novelas de aventuras de fantasías y cimentó la reputación de Frazetta como un artista que podía vender libros. Ilustró muchos libros de Conan más (incluyendo ‘Conan, el conquistador’ [Conan, the Conqueror], ‘Conan, el usurpador’ [Conan, the Usurper] y ‘Conan, el vengador’ [Conan, the Avenger] y obras de Edgar Rice Burroughs (incluyendo ‘John Carter de Marte’ [John Carter and the Savage Apes of Mars’ y ‘Tarzán entre pigmeos’ [Tarzan and the Antmen].
"Se sabe que algunos editores de libros de bolsillo compraron sus pinturas para usarlas como cubiertas, y luego encargaron a un escritor escribir una novela que las justificara", informó el New York Times en 1977, el mismo año en que de una colección de sus dibujos, ‘The Fantastic Art of Frank Frazetta’, se vendieron más de trescientos mil ejemplares.

Frank Frazzetta nació en Brooklyn el 9 de febrero de 1928, y de niño estudió pintura en una academia de arte local. (Antes en su carrera, borró una zeta de su apellido porque "con solo una zeta se veía mejor", dijo Pistella. "Dijo que las dos zetas y las dos tés se veían muy burdas").
Frazetta empezó a dibujar para libros de historietas de todo tipo -de vaqueros, de misterio, de fantasía- cuando todavía era adolescente. También era un jugador de béisbol bastante bueno como para intentarlo con los Gigantes de Nueva York.
La popularidad del trabajo de Frazetta coincidió con el surgimiento del heavy metal a principio de los años setenta, y sus imágenes de otro mundo aparecieron en varias carátulas de álbumes, incluyendo ‘Flirtin’ With Disaster’, de Molly Hatchet, y ‘Expect No Mercy’, de Nazareth. El año pasado, Kirk Hammett, guitarrista principal de Metallica, compró la cubierta de Frazetta para la reedición como libro de bolsillo de ‘Conan, el conquistador’, de Robert E. Howard, por un millón de dólares.

Frazetta se casó con Eleador Kelly, conocida como Ellie, en 1956, que fuera ocasionalmente su modelo y su socia comercial; en 2000, empezó un pequeño museo de las obras de su marido en su propiedad en East Stroudsburg, Pensilvania. Murió el año pasado.
A Frazetta le sobreviven tres hermanas -Carol, Adel y Jeanie; dos hijos, Alfonso Frank Frazetta, conocido como Frank Jr., y William Frazetta, ambos de East Stroudsburg; dos hijas -Heidi Grabin, de Englewood, Florida, y Holly Frazetta, de Boca Grande, Florida; y once nietos.
Después de la muerte de Ellie Frazetta, sus hijos se vieron envueltos en una disputa por la custodia de la obra de su padre, y en diciembre Frank Jr. fue detenido por cargos en relación con su intento de marcharse del museo con noventa pinturas aseguradas por veinte millones de dólares. En abril, la familia dijo que la disputa sobre las pinturas había sido resuelta y que el fiscal de distrito del condado de Monroe, Pensilvania dijo que retiraría los cargos.

11 de mayo de 2010
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murió avigdor arikha


Pintor de las cosas de todos los días.
[Marhalit Fox] Murió el jueves en su casa en París, Avigdor Arikha, un pintor israelí mundialmente famoso, cuyos trabajos captaban la embrujadora belleza y ominosa presencia de las cosas de todos los días -una visión moldeada en no pequeña medida por su experiencia como sobreviviente del Holocausto. Tenía 81 años.
La causa de su deceso fueron complicaciones de un cáncer, dijo David Robinson, director de la Galería Marlborough, de Nueva York, que representa a Arikha. Vivió largo tiempo en París; también tenía una casa en Jerusalén.
Arikha era conocido por sus descripciones de su entorno más inmediato: la vista desde la ventana de su estudio, sillas y mesas, ropa y otras cosas tradicionales de una casa. También era retratista; pintó a sus amigos y parientes, y a personajes célebres, como las actrices Moira Shearer y Catherine Deneuve, y a Isabel, la Reina Madre, cuyo retrato fue encargado por la Galería Nacional Escocesa de Retratos.

Retrató a menudo al dramaturgo Samuel Becket, un amigo íntimo en París. La amistad entre la familia Arikha y Becket, que murió en 1989, fue relatada en ‘How It Was’ (Shoemaker & Hoard, 2005), un libro de memorias de la esposa de Arikha, Anne Atik, ilustrado por Arikha.
Anteriormente un pintor abstracto, Arikha renunció al arte abstracto a mediados de los años sesenta. "Los que creen que en el arte hay algo nuevo, son idiotas", dijo al Washington Post en 1979. "Cuando tenía treinta, yo era un pintor abstracto muy exitoso. Pero empecé a pintar mi propio conjunto de formas una y otra vez hasta que finalmente se me hizo repulsivo".
Aunque sus últimas pinturas son obviamente representaciones, todavía conservan fuertes elementos de abstracción en su concentración en la geometría pura de los objetos. Arikha llamó a este estilo entrelazado, "naturalismo post arte abstracto". Inventó el calificativo, le contó al Post en la misma entrevista, "después de mi consternación con la estupidez de un crítico de arte que escribió sobre mis bonitas pinturas abstractas".

Destacándose de sus colegas pintores, Arikha también escribía y viajaba frecuentemente para dictar conferencias sobre historia del arte. Fue curador de varias exposiciones en importantes museos, entre ellas J.A.D. Ingres: Fifty Life Drawings from the Musée Ingres at Montauban’, 1986, en la Frick Collection en Nueva York y en Museo de Bellas Artes de Houston.
Sus propias obras se encuentran en colecciones en el Louvre; la Galería Tate, en Londres; el Museo Metropolitano de Arte y el Museo Judío de Nueva York; el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, y en otros lugares. En 2005 fue convertido en caballero de la Legión de Honor por el gobierno francés.
Arikha aborrecía la luz artificial y trabajaba solamente con luz diurna. Como observaron a menudo sus críticos, esto le otorgó a su arte una luminosa belleza.

Pero pese a su ternura, sus pinturas eran también deliberadamente inquietantes, con una corriente de malestar justo por debajo de la superficie.
En las telas de Arikha, la gente y los objetos pueden estar ubicados con inquietante asimetría. Dentro de una misma pintura, un espacio blanco como una muralla puede ser contrarrestado por un espacio oscuro, haciendo a la imagen a la vez espaciosa y opresiva. También encontraba sus objetos en lugares poco habituales, desmochaba objetos familiares -o, todavía peor, gente- con perturbador efecto.
En su pintura ‘Sunflowers’ [Girasoles] (2001), por ejemplo, Arikha describe dos grandes y vivas flores, una vista completamente, la otra truncada desconcertantemente en el lado izquierdo de la tela.
Aunque algunos críticos cuestionaron el arte representativo de Arikha, otros elogiaron su lirismo, su impecable prolijidad y uso matizado del color. Comentando una exposición de su trabajo en Marlborough en 2002, Michael Kimmelman escribió en The New York Times: "Pintar con este refinamiento y exuberancia no es algo común hoy. Arikha, con sus bien conservados 73 años, nos hace recordar qué es el are y lo placentero que es mirarlo".

Arikha nació el 28 de abril de 1929, en el seno de una familia judía de habla alemana en Czernowitz, entonces en Romanía. (Ahora es Chernivtsi, en Ucrania). En 1941, a los doce, fue deportado por los nazis a un campo de trabajos forzados ucraniano. Allá, en pedazos de papel de carnicería, dibujó lo que veía a su alrededor.
En 1944 , él y su hermana fueron rescatados por la Cruz Roja Internacional y trasladados a Palestina. Su madre se les unió posteriormente; su padre murió en el Holocausto.
De joven Arikha estudió arte en Jerusalén. En 1948, cuando la guerra de independencia de Israel, fue herido de gravedad y dejado por muerto. Se recuperó y se marchó a París, donde estudió en la Escuela de Bellas Artes.
Además de su esposa, Atik, una poetisa estadounidense, a Arikha le sobreviven sus hijas, Alba Smail y Noga Simonetta, y dos nietos.
Profundamente influido por el arte asiático, a Arikha le gustaba pintar rápido, en un estado de conciencia similar al zen. Este estado transcendental permitía que el arte fluyera desde él tan libremente que normalmente terminaba una tela en una sola sesión.
"La economía de medios, de hecho, es el umbral de la concentración", dijo Arikha al The New York Times en 1986. "Cuando dibujo y pinto, lo esencial no es saber qué voy a hacer. Si fuera así, no podría ver lo que veo".

5 de mayo de 2010
30 de abril de 2010
©new york times 
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murió leslie buck


Diseñador del icónico vaso de café.
Durante décadas fue la más duradera muestra de objetos efímeros de Nueva York y todavía es uno de los más reconocibles. Ribeteado, azul y blanco, se ajusta perfectamente a la mano, con un tamaño que permite que su contenido se reduzca en un minuto neoyorquino. Es un emblema tan vívido de la ciudad como la Estatua de la Libertad, amado por los utileros que, para películas y televisión, tienen que evocar Gotham en una sola toma.
Por supuesto, se trata de Anthora, el vaso de cartón de diseño griego que ha contenido firmemente durante casi medio siglo el café de los neoyorquinos. Introducido en los años sesenta, del vaso Anthora se producen cientos de millones de piezas al año, casi todas destinadas al área de Nueva York.
Un tótem de la cultura pop, el vaso Anthora ha sido venerado en museos; su imagen adorna recuerdos turísticos como camisetas y jarros de cerámica. Como muchos otros artefactos célebres, sin embargo, el vaso puede estar ahora en peligro, víctima del aburguesamiento urbano.
El vaso Anthora parece haber estado aquí toda la vida, como concedido por los dioses cuando la creación de la ciudad. Pero de hecho fue hecha por un hombre: uno en particular, un refugiado de la Europa nazi llamado Leslie Buck.
Buck, ejecutivo jubilado de una compañía de vasos de papel, murió el lunes en su casa en Long Island, en Glen Cove, por complicaciones del mal de Parkinson, informó su hijo Robert. Buck, anteriormente residente de Syosset, Nueva York, también tenía una casa en Delray Beach, Florida.
El vaso Anthora ha engendrado una multitud de imitaciones durante su vida, pero fue diseñado por primera vez por Buck para la Sherri Cup Company, en Kensington, Connecticut.
El vaso de Buck era azul, con un meandro blanco en el borde y en la parte de abajo; cada lado era un dibujo de un jarrón griego conocido como ánfora. (‘Anthora’ viene de ‘ánfora’, según entendía Buck en su acento de Europa del Este, dijo su hijo). Más tarde, algunos imitadores incluyeron columnas blancas acanaladas; otros, un lanzador del disco.
En el frente y en la parte de atrás, Buck adornó el vaso con tres humeantes tazas de café doradas. Sobre ellas, con una caligrafía que sugiere una inscripción clásica, estaba el alma misma de Anthora -su lema. Desde entonces ha sido usado en muchos textos; el original de Buck, con sus agradecidas intimaciones de ternura, amparo y humildad, era simplemente este:

Nos Place
Servirle
[We Are Happy
To Serve You]

Aunque el vaso Anthora ya no domina el paisaje urbano como en el pasado, todavía se puede encontrar en restaurantes, tiendas y carritos de comida en toda la ciudad. En la calle, entibia las apresuradas manos de los peatones. Sin el vaso Anthora, ‘La ley y el orden’ [Law & Order] no existiría.

Laszlo Büch nació el 20 de septiembre en el seno de una familia judía de Khust, entonces en Checoslovaquia (hoy en Ucrania). Sus padres fueron asesinados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial; Laszlo mismo sobrevivió Auschwitz y Buchenwald.
Después de la guerra, Buck emigró a Nueva York, donde americanizó su nombre y montó un negocio de importaciones y exportaciones con su hermano Eugene, que también sobrevivió los campos. A fines de los años cincuenta, los hermanos empezaron Premier Cup, una fábrica de vasos de papel, en Mount Vernon, Nueva York.
Leslie Buck se incorporó a Sherri Cup, entonces una empresa recién fundada, a mediados de los sesenta. Originalmente el gerente de ventas de la compañía (durante un tiempo fue todo su personal), se convirtió más tarde en su director de márketing.
Sherri se había propuesto conquistar el mercado neoyorquino para los vasos para bebidas calientes. Ya que muchos de los restaurantes de la ciudad eran de griegos, a Buck se le ocurrió un vaso clásico con los colores de la bandera griega. Aunque no tenía formación en arte, hizo él mismo el dibujo. Fue un éxito instantáneo.
Buck cobró regalías por el vaso, pero cobró tanta comisión por las ventas, que realmente no importaba, dijo su hijo. Con ocasión de su jubilación de Sherri en 1992, la compañía obsequió a Buck diez mil vasos Anthora, impresos con una leyenda conmemorativa.
Además de su hijo, Robert, y hermano, Eugene, también le sobreviven su esposa, la antigua Ella Farkas, con la que se casó en 1949; dos hijas -Beverly Eisenoff y Linda Rush; y cuatro nietos.
En los últimos años, con el aburguesamiento de la ciudad y sus brebajes, la demanda del humilde vaso Anthora ha disminuido. Sherri vendió quinientos millones de vasos, como informó después el New York Times. En 2005, la Solo Cop Company, que absorbió a Sherri, estaba vendiendo doscientos millones de vasos al año, informó el Times.
Hoy, Solo ya no tiene el vaso Anthora en su lista de existencias, y lo fabrica solamente a pedido. Otras compañías todavía producen versiones del vaso, aunque no en las cantidades de los días de su apogeo en el siglo veinte.
Pero dado el resistente nacionalismo de muchos de sus locales (¿Recuerdan la Avenida de las Américas?), es razonable asumir que el vaso Anthora y sus herederos perdurarán firmemente, al menos de momento, en las barriadas de la ciudad. En algún momento, cualquier día, en alguna parte un neoyorquino cogerá el vaso, con su claro diseño y cómoda tapa blanca, conteniendo en su interior la esencia de la vida.

4 de mayo de 2010
29 de abril de 2010
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murió earl a. barthé


Maestro del estuco.
[Douglas Martin] Estucador de quinta generación, el hombre conocido como Mr. B. encarnaba a los artesanos de antaño, desde albañiles decorativos hasta forjadores, que continúan entregando un sabor tradicional a la paella arquitectónica de Nueva Orleans.
Mr. Barthé, que murió el 11 de enero a los 87, hacía cornisas, frisas y medallones de cielo raso, cuyo carácter y habilidad fueron reconocidos por la Smithsonian y el National Endowment for the Arts. Y cuando el huracán Katrina inundó su casa, tienda y la ciudad que amaba, Mr. Barthé desplegó sus habilidades para ayudar a recomponer interiores, se tratase de un restaurante en la calle Bourbon, o un conventillo de Ninth Ward.
Según informó su hijo Hurchail, Mr. Barthé murió en su casa en Nueva Orleans. En su funeral, Lionel Ferbos, que tiene 98 o 99 y es hojalatero, un excelente trompetista y un buen amigo de Mr. Barthé, dirigió a un ensemble tradicional de Nueva Orleans que tocó versiones jazzísticas de spirituals como ‘Just Over in the Gloryland’.
El tatarabuelo de Mr. Barthé empezó el negocio familiar de estuco en 1850, después de llegar desde Niza, Francia, a través de Haití, y su hijo e hija lo continuaron.
Durante décadas la familia ha hecho y renovado el yeso y estuco de una ciudad conocida por su aspecto distintivamente ecléctico, desde sus contraventanas de ciprés hasta sus hierros forjados.
En nuevas construcciones como el Superdome y la restauración de los tesoros arquitectónicos del Barrio Francés, en casas de conventillo en barrios obreros y en las decoradas tumbas de los cementerios de la ciudad, Mr. Barthé se encargaba del estuco.
En el camino se convirtió en algo así como un héroe para los conservacionistas.
"Podía trabajar en un siglo veinte que fue modelado sobre las prácticas del siglo dieciocho", dijo en una entrevista John Michael Vlach, antropólogo y profesor de estudios americanos en la Universidad George Washington, en Washington.
En 2001 la obra de Mr. Barthé fue incluida en una exposición en el Museo de Arte de Nueva Orleans que viajó a la Smithsonian y otros lugares. Recibió una National Heritage Fellowship del National Endowment for the Arts en 2005. Tuvo que alquilar un traje para recibir el premio de veinte mil dólares.
Nick Spitzer, profesor de antropología de Tulane y anfitrión del programa ‘American Routes’ en la radio pública, llamó a Mr. Barthé "el Jelly Roll Morton de los estucadores", refiriéndose al célebre pianista de jazz de Nueva Orleans.
De hecho, el jazz es un tema recurrente en la obra de Mr. Barthé. Spitzer dijo en una entrevista que muchos de los primeros músicos de jazz del mismo origen africano-creole que Mr. Barthé trabajaban en oficios relacionados con la construcción. Johnny St. Cyr, que interpretaba jazz con guitarra y banjo y tocaba con Morton y Louis Armstrong en los años veinte, también era estucador.
Y Mr. Barthé utilizaba términos musicales para hablar sobre su oficio, diciendo que veía clarinetes en sus moldes y cuerdas de bajo en el fondo de sus arcos. "Todo debe estar a tono", dijo en un patois de Louisiana salpicado con frases en francés y carcajadas.
En general, le interesaba tanto la preservación como la continuación de la tradición.
Hablaba de lo emocionante que era trabajar en la Catedral de St. Louis o en la mansión de una plantación y encontrar las iniciales de un ancestro en un listón de madera debajo de un estuco que estaba restaurando con las mismas técnicas que el antepasado.
"Es un trabajo precioso", dijo en una entrevista de historia oral en 2000 para el Building Arts Project de la Universidad de Nueva Orleans. "Es como un diamante, como una joya, y nosotros debemos conservarlo".

Earl Antoine Barthé nació en Nueva Orleans el 4 de junio de 1922 y nunca hubo dudas sobre los planes que tenían sus padres para él. "El noventa y nueve por ciento de los hombres de mi familia son estucadores", dijo en la entrevista para la historia oral.
Estaba imbuido de leyendas que se remontaban a su tatarabuelo Leon, que dejó Francia a principios del siglo diecinueve y se quedó en Haití, donde se casó.
"Mi papá me contó que el Viejo Leon podía mirarte y hacerte en yeso mientras te miraba", dijo Mr. Barthé. "Sin bosquejos. Sin dibujos, nada. Ese es el tipo de mecánico que era".
El joven Mr. Barthé trabajó como aprendiz durante cuatro años en Nueva Orleans y luego viajó por el país, a Nueva York y California, entre otros lugares, para trabajar como estucador cuando las cosas no estaban muy bien en casa.
"Tenías más posibilidades de conseguir un trabajo si decías que eras de Nueva Orleans", dijo en la entrevista para la historia oral. Durante casi dos décadas, Mr. Barthé se desempeñó como agente comercial del sindicato de estucadores. Se unió al sindicato y aceptó a la primera mujer en el gremio.
Además de su hijo, le sobreviven su esposa, la antigua Louise Soublet; tres hijas -Trudy Barthé Charles, Sheila Cousins y Terry Barthé; siete nietos; y cuatro biznietos.
Después de que el huracán Katrina destruyera la ciudad en agosto de 2005, Mr. Barthé huyó a Texas con solo una muda de ropa. Pero volvió, reanudó su trabajo y mantuvo viva la tradición familiar. Aunque perdió sus herramientas en la tormenta, encontró la que había preferido en la parte de atrás de su camión, una espátula que había sido de su abuelo.

20 de febrero de 2010
2 de febrero de 2010
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las urnas funerarias como arte


Mientras más estadounidenses optan por la incineración, las urnas que contienen las cenizas son fabricadas con decoro y teniendo en cuenta la personalidad del difunto.
[Jeff Spurrier] Se pueden hacer de acero, con maderas flotantes, en tornos industriales o de sal, a mano, pero en última instancia todas esas urnas tienen dos propósitos en común: contener y sanar.Más que para ser incinerados, enterrados o colocados en un nicho, esos recipientes están destinados para ocupar un lugar en un sitio de descanso eterno más visible -quizás en la repisa de una chimenea, o en un estante de libros de la familia, o incluso en un lugar en el jardín.
Los muertos, sabes, están volviendo a casa. Aunque la mayoría de los estadounidenses todavía son enterrados en un ataúd, muchos de ellos optan cada vez más por la incineración. Las tasas han aumentado de 23.6 por ciento en 1997 a un proyectado 39 por ciento en 2010, de acuerdo a la Asociación Nacional de Directores de Funerarias de Estados Unidos, y la cifra se espera que llegue a un 60 por ciento hacia 2025. Con este aumento de la cremación, destaca el surgimiento de un campo relacionado: la urna funeraria como arte decorativo.
En estos días, hay urnas funerarias de todos los tipos, desde pequeños juegos -para una división más fácil entre los parientes- hasta enormes esculturas que pueden contener a toda una familia -tres o cuatro personas, todas juntas.
"Cada pieza es como una persona", dijo Maureen Lomasney, que dirige la galería de arte Art Honors Life en el condado de Sonoma, que se especializa en urnas funerarias. "Es como si estuvieras en una fiesta. Algunas personas llevan pantallas en la cabeza, otras hablan muy seriamente, algunas simplemente posan, bellas y elegantes. Pueden ser caprichosas, imponentes, encantadoras. Cada una tiene su propio carácter".
El crecimiento creativo de lo que ha sido una actividad apegada a la tradición se puede atribuir a varios factores. La cremación es considerada menos tabú por las religiones que en tiempos pasados. La práctica puede ser también menos cara que comprar un lote y montar un entierro. Quizás más importante es que las cenizas se pueden transportar. Las familias modernas que se mudan frecuentemente y se dispersan geográficamente pueden encontrar cómodo llevar al papá o la abuela con ellas antes que hacer raras excursiones a cementerios distantes.
Para Lomasney, en realidad el movimiento está recuperando el control sobre un proceso que es en gran parte incontrolable -eso, y hacer que la gente hable sobre la muerte, que es, dijo secamente, "un tema que tendemos a enterrar en este país". Haciendo de los artistas parte de la discusión hace que la gente se sienta más cómoda a la hora de hablar de pérdidas, dijo Lomasney. "Estamos convirtiendo en normal el tópico de la muerte, porque estamos presentando urnas que, en tanto que objetos bellos, ayudan a la gente a recordar a sus seres queridos".

Personificación
Andy y Melissa Mikulak, vecinos de San Diego, perdieron a su hijo Max, de siete años, en 2008 -murió por un neuroblastoma, un tumor maligno que ataca a los niños. Cuando llegó el fin y los Mikulak se encontraban en la funeraria hojeando catálogos de urnas, no vieron nada que fuera apropiado para Max. Al chico le gustaban los sables de luz y los aviones de guerra.
"El catálogo era muy insípido, con temas y formas previsibles", dijo Andy Mikulak.
Compraron algo para el momento y meses más tarde se contactaron con Chris Rizzo, un artista de Portland, Oregon, que trabajaba en una maestranza que hacía repuestos de alta tecnología para motocicletas. Los Mikulak se familiarizaron con sus trabajos artísticos en la página web de Lomasney, funeria.com, y aunque nunca antes habían comprado arte, la pareja habló con el artista y escogieron un diseño: un contenedor de aluminio que se parecía en algo al avión de guerra X-Wing de ‘La guerra de las galaxias’ [Star Wars].
"La instrucción original que le di a Chris era que debería parecer algo motorizado y rápido o que cayera de algo a gran velocidad", dijo Andy Mikulak. "Le enviamos fotos de los dibujos y las cosas de Max, y él lo interpretó en la urna que contiene sus cenizas. Tuvo un impacto positivo en el proceso de duelo. Fue una de las cosas que pudimos hacer porque lo podíamos controlar. Hojeando el catálogo de la funeraria te sientes como si te lo estuviesen imponiendo, como en el tratamiento del cáncer".
Para Rizzo, crear el objeto lo hizo sentir que había conocido a Max.
"Esta no fue una obra de arte normal, no es sólo un objeto en un pedestal", dijo Rizzo. "Aunque es un objeto de un metal duro, hay humanidad en él, y representa un vínculo entre la gente y entre mi trabajo y la persona cuyo cuerpo lo ocupará".
Rizzo gastó más de ochenta horas en el proyecto, procesando una sólida barra de aluminio de cuatro pulgadas de grosor en un proceso que se puede comparar con la escultura. También modeló una versión itinerante de madera para los Mikulak, porque la Administración de Seguridad del Transporte no permitió el ingreso al aeropuerto del modelo de metal.
El artista Tony Knapp, de Seattle, se monta en su kayak para recoger madera flotante en la Bahía de Elliott, la que remoja en tinta sumi y adorna con arcilla polimérica o cemento. Sus figuras son ligeramente caricaturescas, con un vago deje de Tim Burton -toscos muñecos con cabezas desmontables y huecos en sus estómagos para guardar recuerdos. Está trabajando en una serie de perros en la que la urna está hecha de acero negro, la tapa es un collar con púas y un hueso en la puerta da a un hueco donde se pueden meter fotografías.
"No estaría haciendo urnas si fueran simplemente un jarrón de galletas con tapa, encima de una repisa", dijo Knapp. "Eso es demasiado morboso. Si es un tipo con cara de loco que lleva sus propias cenizas encima de la cabeza..., eso aligera todo. Todos los baby boomers quieren destacarse. Incluso al final, queremos algún receptáculo caprichoso para nuestras cenizas".
La personificación es la piedra filosofal de la industria funeraria. Hay urnas con forma de tanques de gasolina de motos, bolos, bolsas de golf y botas de vaquero. La empresa online Cremation Solutions ofrece una urna que puede ser personalizada con una imagen en tres dimensiones del difunto (o el famoso o el super héroe de tu predilección) en un contenedor en forma de una cabeza calva, "lista para ponerle una peluca".
En octubre, Lomasney asistió a la feria de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias, la primera vez que se arriesgó a exponer sus exclusivas urnas ante otros que podrían robarle sus diseños y conceptos. Contó que toda una procesión de proveedores de servicios funerarios se habían acercado a saludarla.
"Creo que hay más sensibilidad", dijo Lomasney por teléfono desde Boston. "Hay una creciente conciencia de que las familias andan buscando algo más evocativo y reflexivo, más de acuerdo con sus gustos que los frascos de metal tradicionales o los vasos cloisonné".
Urnas funerarias y relicarios creados por artistas representan más que una tendencia de decoración interior. Pueden sugerir el cambio de un marcador cultural básico, por modelos más acordes con las costumbres globales con
respecto a la pérdida de familiares y amigos.
En Estados Unidos, la muerte es un industria de once mil millones de dólares, pero sólo fuera del país se convierte la muerte en un decorado de todos los días, fácilmente reconocible en casa. En México los recuerdos adquieren la forma de altares del Día de los Muertos, calaveras de papel maché y esqueletos de barro en el estilo del celebrado artista José Guadalupe Posada. En Japón, donde los funerales están entre los más caros del mundo, los altares caseros llamados butsudan son los recordatorios cotidianos de los que han muerto. Yagiken, un fabricante con sede en Osaka de butsudan no religiosos, ofrece incluso una versión barata de un diseño danés, para aquellos que insisten en el estilo moderno en sus casas japonesas.

Influencia Local
Aquí en California del Sur, Lomasney y su página web Funeria tuvieron un temprano partidario en el Hillside Memorial Park and Mortuary de Los Angeles. El último lugar de descanso de muchas figuras judías de la industria del espectáculo, entre ellos Al Jolson y Aaron Spelling, Hillside es la única sucursal local de urnas Funeria. También ayudó a patrocinar ‘Ashes to Art: Scattered’, un torneo bienal de diseño realizado el año pasado en la galería Art Honors Life de Lomasney.
"Maureen tiene cosas que no me molestaría tener en la repisa, si tuviera una", dijo Mark Friedman, director ejecutivo de Hillside. "Son bellas y te consuelan, y quizás eso es lo mismo, te consuelan porque son bellas".
Con estas indicaciones en mente, Hillside aproximó al Otis College of Art and Design en Westchester, sugiriendo que la facultad ofrezca una clase sobre diseños de urnas. Michael Collins, presidente de diseño de productos en Otis, dijo que al principio estaba escéptico.
"Los estudiantes no se interesan en la muerte, ya que no forma parte de su vida diaria", dijo, agregando que "piensan que van a vivir para siempre".
Pero después de que los estudiantes visitaran Hillside y vieran las urnas funerarias de Funeria, se produjo una "comprensión transicional" en el curso sobre cómo pueden los productos comerciales ser más significativos, dijo el presidente del departamento Steve McAdam. "Esto no es lo mismo que decir: ‘Vamos a rediseñar las bicicletas’".
El curso tuvo un éxito instantáneo -por su tema y la experiencia en el mundo real que prometía. Los estudiantes tendrían a futuros clientes haciendo cola, y sus diseños podrían entrar en producción rápidamente. A principio de noviembre, Paul Goldstein, director de ventas en Hillside, hizo una visita para oír las primeras críticas de las urnas.
Aaron Audasiova hizo ‘Urna apilada’, compuesta de tres urnas circulares en forma de disco. El diseño evocaba las pequeñas pilas de piedras que se ven habitualmente en las zonas rurales de Oriente Medio y un recordatorio del legado nómada de los judíos. Las tres partes de la urna podían estar solas o atornilladas para formar una sola pieza. El disco más grande, abajo, fue diseñado para contener tierra de Israel, mientras que la pieza del medio contenía cenizas que se fueron depositando poco a poco en el fondo. El diseño podía ser adaptado para convertir la urna en colgante, como un incensario.
"La puedo visualizar colgando en el rincón de un cuarto muy fácilmente", dijo Joan Takayama-Ogawa, profesora de cerámica que supervisó la fase inicial de la producción. El profesor de diseño de productos, Randall Wilson, intervino: La urna podría hacerse con metal centrifugado, pero el molde permitiría un nivel de detalle más profundo. La tapa de la urna podría desprenderse para soportar una vela o incienso, dejando abierta la pregunta sobre las opciones ofrecidas al cliente.
"Es bueno tener algunas opciones, pero confunden si son demasiadas, y la gente ya está bastante confundida", dijo Goldstein, de Hillside. "Es difícil ser categórico. Lo principal es que te llame la atención, que alguien pueda decir: ‘La puedo imaginar [esa urna] en casa’".
Y eso es lo esencial para Hillside: Este arte es para ser visto.
"Creo que si la gente quisiera enterrarlas, no pedirían una pieza de arte única", dijo el director ejecutivo, Friedman. "Cuando la gente pone primero las cenizas en una urna, bella o no, todavía son muy frescas. Si la ves en una repisa ocho años después, esa crudeza desaparece y su significado ha cambiado".

9 de febrero de 2010
23 de enero de 2010
©los angeles times 
©traducción mQh
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murió waldo hunt


Empresario que revivió el libro pop-up como una forma de arte. También reunió una colección de al menos cuatro mil títulos pop-up antiguos y contemporáneos.
[Valerie J. Nelson] Murió Waldo Hunt, un empresario de Los Angeles que introdujo al renacimiento moderno los libros pop-up o libros movibles cuando revivió esta forma artística en Estados Unidos en los años sesenta. Tenía 88 años.
Hunt, que también era un importante coleccionista de libros pop-up, falleció el 6 de noviembre por una deficiencia cardiaca congestiva, en un hospital de Porterville, California, informó Kimberly Hunt, una de sus tres hijas.
"Era un importante editor de libros pop-up que realmente contribuyó a mejorarlos técnicamente. Los diseñadores pop-up que trabajaban para él eran sorprendentes ingenieros creativos", dijo Cynthia Burlingham, directora del Centro Grunwald para las Artes Gráficas en el Hammer Museum de la UCLA.
David Zeidberg, director de la Biblioteca Huntington, recordó que a Hunt le fascinaba y motivaba la intrincada ingeniería de los libros que pueden pasar de superficies planas a estructuras tridimensionales al volver la página.
"Jala la lengüeta de cualquier libro de Wally, y verás aparecer a Disneyland", dijo Zeidberg.

Waldo Henley Hunt nació en Chicago el 28 de noviembre de 1920, hijo de Frank Hunt y su esposa Edith. Después de criarse en los alrededores de San Mateo, California, Hunt estudió en el instituto local, se enroló en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial y luchó en la Batalla de las Ardenas, contó su familia.
La carrera en la producción de libros con partes movibles aparentemente mágicas era un desvío para Hunt, que volvió de la guerra para abrir una agencia publicitaria en Los Angeles. Cuando la vendió a Compton, una firma más grande en Nueva York, continuó trabajando para la firma, pero se desilusionó del trabajo.
"Necesitaba algo que fuera solamente mío", dijo Hunt al Times en 2002.
Mientras paseaba por la Quinta Avenida, le cautivaron los libros infantiles pop-up de Checoslovaquia exhibidas en la vitrina de una juguetería.
La primera edad de oro de los libros movibles empezó a fines de los ochenta del siglo 19, cuando los editores europeos empezaron a publicar refinados libros para niños, y terminó con el estallido de la Primera Guerra Mundial. Con la epifanía de Hunt la segunda edad de oro estaba a punto de empezar.
"Sabía que había encontrado la llave mágica", dijo Hunt en la entrevista de 2002 en Times. "Nadie hacía pop-ups en el país. Nadie podía pagar hacerlos aquí. Hay que hacerlos a mano, y el trabajo era demasiado caro".
Empezó con otra firma -Graphics International- y produjo una serie de anuncios pop-up mostrando escenas de un zoológico como parte de una campaña de chicles Wrigley en una revista. Pronto su firma estaba produciendo decoraciones movibles para mesas y tarjetas de saludos para Hallmark.
En 1965 Hunt tuvo su gran despegue en el mundo editorial con Bennet Cerf, entonces presidente de Random House. Hunt vendió el libro ‘Bennett Cerf’s Pop-Up Riddles’ a General Foods como promoción de un producto que podía ser adquirido por un dólar y dos etiquetas de café Maxwell House.
En dos años, Hunt publicó treinta títulos pop-up, la mayoría dirigidos a niños, en producción para Random House, contó más tarde.
Para entonces, Hunt se había convertido en un experto a la hora de encontrar ingenieros entendidos en papel e instalaciones de producción en países donde el arte y el ensamblaje manual eran más asequibles.
Al principio se volvió hacia Japón, pero más tarde trabajó en México, Colombia y Singapur.
Después de que Hallmark comprara Graphics International a fines de los años sesenta, Hunt volvió a Los Angeles y fundó la que sería conocido como Intervisual Books para producir libros pop-up o libros movibles.
Durante décadas su empresa y su equipo de ingenieros del papel dominaron el mercado de pop-ups. Para 1996, Intervisual había producido mil libros movibles. Disney era un cliente importante, con 150 títulos.
En el camino Hunt también empezó a coleccionar libros movibles, reuniendo al menos cuatro mil títulos antiguos y contemporáneos. Donó cerca de quinientos pop-ups antiguos a la UCLA antes de decidir su exhibición en el Waldo Hunt Childrens Museum, inaugurado en 1994 en sus oficinas en Santa Mónica.
Más de trescientos trabajos, la mayor parte de su colección, fueron incluidos en la exhibición de 2002, ‘Pop Up! 500 Años de Libros Movibles’ [Pop Up! 500 Years of Movable Books] en la Biblioteca Central de Los Angeles.
Tras retirarse en 2002, se mudó de la que fue su casa durante casi treinta años en Encino a Springville, California, para vivir cerca de su hija Kimberly.
Ahora Intervisual forma parte de Dalmatian Press.
Entre los libros de Intervisual favoritos de Hunt se encontraban ‘The Human Body’, de David Pelham, un éxito de ventas de los años ochenta; ‘Andy Warhol’s Index’, un libro que incluía una lata de pasta de tomates y castillo pop-ups; ‘Haunted House’, de Jan Pienkowski, el libro para niños más vendido de todos los tiempos; y ‘How Many Bugs in a Box?’, un libro para niños clásico del ingeniero del papel David A. Carter, que trabajó para Hunt durante siete años.
"Wally era un gurú verdaderamente gregario", dijo Carter al Times. "Era muy, muy popular en los mercados europeos. Podía estar allá y ponerse a cantar. Era su personalidad la que estaba detrás de todo. Era una fiesta ambulante, y también se ocupaba de los negocios".
A Hunt le sobreviven su esposa durante 56 años, Patricia; sus hijas Kimberly y Jamie; su hija Marsha, de un breve primer matrimonio; tres nietos; y un hermano, Randy.

23 de noviembre de 2009
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