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ladrones de niños en aldeas remotas


Organizaciones dedicadas a la explotación del trabajo infantil llegan hasta remotas aldeas de China.
[David Barboza] Liangshan, China. Las escuelas de adobe y ladrillo en las exuberantes aldeas montañosas de este remoto rincón del sudoeste de China son oscuras y pobres incluso en la mejor de las épocas. En estos días, tampoco tienen alumnos.
Los vecinos dicen que niños de hasta doce años son reclutados por organizaciones de trabajo infantil, provistos de carnés de identidad falsos, y llevados a otras regiones del país a cientos de kilómetros, hacia las prósperas ciudades costeras, donde trabajan en turnos de doce horas para producir una gran parte de los juguetes, ropas y electrodomésticos del mundo.
"El año pasado tenía treinta alumnos. Este año sólo tengo catorce. Todos los otros se marcharon a buscar trabajo", dijo Ji Ke Xiaomin, 35, maestra, cuyos estudiantes en el pueblo de Erwu tienen en su mayoría entre doce y catorce años. "Sabes, somos muy pobres. Algunas familias ni siquiera se pueden pagar una bolsa de sal".
Ahora China está investigando hacia dónde fueron atraídos o incluso secuestrados cientos, quizás miles de niños pobres de la minoría étnica yi, en Ligangshan, para trabajar en fábricas que buscan desesperadamente el tipo de trabajo barato que llevó a China hacia la prosperidad en las últimas dos décadas.
Los reclutadores -que investigadores del gobierno y algunos vecinos definen como estafadores- han conectado a dos partes radicalmente diferentes de la turbulenta sociedad china. Han reunido a minorías étnicas que no conocen el desarrollo económico en sus aisladas comarcas montañesas, y dueños de fábricas en las zonas exportadores en la sureña provincia de Guangdong, cerca de Hong Kong.
Los exportadores luchan por ajustarse a una inflación desatada, una moneda en rápido crecimiento y, con alguna ironía, a una estricta implementación de las leyes laborales que hacen más difícil contratar a trabajadores normales sobre bases temporales. El uso de niños trabajadores de regiones remotas, muchos de los cuales ni siquiera hablan mandarín, el principal dialecto nacional, ha proporcionado una solución provisional, aunque ilegal.
El escándalo sobre los niños de Liangshan salió a superficie a fines del mes pasado, cuando el Southern Metropolis, un diario estatal, informó que unos mil niños en edad escolar de la zona estaban empleados en zonas manufactureras cerca de Hong Kong.
El informe fue profundamente embarazoso para Pekín, que se está preparando para recibir las Olimpíadas y tratando de hacer frente a las críticas internacionales por su manejo de los disturbios en el Tibet. La semana pasada, las autoridades en Liangshan dijeron que habían detenido a varias personas por reclutar a niños y por transportarles ilegalmente a las fábricas.
Y funcionarios en Dongguan, una de las zonas manufactureras donde trabajaban los niños, dijeron que habían "rescatado" a más de ciento sesenta menores de esas fábricas. La edad laboral mínima legal en China es dieciséis años.
Ahora los funcionarios han empezado a minimizar el escándalo, diciendo que hay pocas evidencias de violaciones extendidas de las leyes laborales sobre trabajo infantil. Una barrida policial de dos días de más de tres mil fábricas en Dongguan, que fue realizada después de allanamientos iniciales, sólo logró rescatar a diez niños, dijeron los funcionarios.
Pero vecinos de Liangshan dicen que la terrible pobreza, la drogadicción y la falta de trabajo han obligado a muchos niños a marcharse a las fábricas. A veces lo hacen con permiso de sus padres. En otras ocasiones los niños desaparecen, por propia voluntad o con reclutadores, y luego llaman desde el dormitorio de alguna fábrica a cientos de kilómetros de distancia.
"Cuando se marchó nuestra hija, quedamos preocupados", dijo Qi Ji Gu XI, 42, cuya hija de catorce se marchó en febrero pasado. "No sabíamos dónde estaba. Pero entonces nos llamó y nos dijo que era una trabajadora inmigrante en Guangdong".
Esas historias son frecuentes. En más de dos docenas de entrevistas esta semana, los niños que había retornado de las fábricas hablaron sobre penurias y maltratos. Los padres viven con el terrible conocimiento de que sus hijos han sido atraídos para trabajar en esas fábricas. Y otros vecinos dijeron que las condiciones en esos pueblos en las montañas eran tan espantosamente miserables que los jóvenes piensan que la única alternativa es marcharse de casa.
El miércoles más de diez familias entrevistadas en un lapso de cinco horas en la comuna de Zhaojue, en Liangshan, dijeron que tenían hijos trabajando en fábricas donde a menudo ganan menos de noventa dólares al mes por jornadas de doce horas, siete días a la semana. Incluso si los niños estuvieran en edad de trabajar, la paga, el equivalente de veinticinco centavos la hora, y las condiciones de trabajo contravienen las leyes laborales chinas. En las zonas manufactureras, el salario mínimo oficial es de al menos 65 centavos la hora, y los empleadores deben pagar bastante más por las horas extras.
Ji Ke Ri Sha dijo que había pasado más de un año trabajando en fábricas en varias provincias, incluyendo Shandong y Shanxi. Su familia no podía sobrevivir sólo con la agricultura, dijo, así que buscó trabajo en el mundo exterior. Tuvo cuatro empleos diferentes antes de cumplir sus quince.
"Mi padre estaba preocupado de que me marchara, pero no teníamos dinero", dijo tranquilo, sentado en el suelo de adobe de su casa. "Tenía que marcharme, pero el trabajo resultó muy difícil". Un agente de empleos persuadió a sus padres que podría encontrar en una fábrica trabajo para su hijo. Pero el niño dice que el agente hizo un trato secreto con la fábrica, y se embolsillaba la mitad de la paga del niño como la tarifa que le correspondía como reclutador.
Liangshan, conocida anteriormente como la Prefectura Autónoma de Liangshan Yi, puede haberse convertido en un blanco de las organizaciones dedicadas al trabajo infantil debido a que es un lugar desesperado. Las aldeas, habitadas casi exclusivamente por yi, están a horas de viaje por rutas enroscadas a través de la parte densamente forestal de la provincia de Sichuan. La mayoría de la gente vive del cultivo de arroz en granjas de subsistencia. Otros trabajan en el tráfico de drogas. Una de las principales rutas de la heroína pasa por estas partes en dirección a las norteñas Myanmar y Chengdu, la ciudad más grande de la región.
La región sufre el azote de la drogadicción y el SIDA. Mucha gente no tiene educación formal y no habla mandarín, haciendo difícil la búsqueda de trabajo.
Luo Gu A He, 69, dijo que su nieta de catorce se marchó del pueblo de Keqie, hacia Pekín, después de la muerte de su padre, que era drogadicto. Ahora gana cerca de cuatro dólares al día, trabajando siete días a la semana en unas obras, dijo.
"Es demasiado joven", dijo el abuelo. "Me preocupa que esté sola en Pekín. Pero si se quedara conmigo tampoco podría vivir; se moriría de hambre".
Una mujer habló sobre su hija que se marchó de casa a los quince para trabajar en una fábrica de ladrillos en la provincia de Shandong, pero volvió hace poco. "Mi hija fue raptada por un capataz", dijo la mujer, Pa Cha Ri Gu, 62. "Yo tenía miedo, pero somos pobres. Mira lo pequeña que es la casa donde vivimos".
Los vecinos dicen que han oído historias de niños secuestrados y obligados a trabajar en fábricas. Otros aldeanos dicen que padres desesperados, algunos de ellos adictos a las drogas, recurren a vender a sus hijos a traficantes de niños.
A medida que crece la demanda, también ha crecido la oferta. En los últimos años, las fábricas de la costa se han venido quejando por la falta de mano de obra y dicen que muchos trabajadores inmigrantes no quieren trabajar por salarios tan escuálidos en las fábricas de las provincias costeras del país.
Las fábricas mismas se encuentran atrapadas entre los compradores extranjeros, que se han acostumbrado a los precios más bajos de los bienes manufacturados de China, y crecientes costes de la alimentación y la energía. Las ganancias marginales, que nunca fueron muy gordas, se han reducido, y Pekín ha aprobado nuevas leyes laborales que restringen la utilización de trabajadores temporales.
Los agentes de empleo han acudido al rescate, proporcionando a las fábricas niños dóciles con documentos de identidad falsos que aseguran que tienen la edad mínima legal para trabajar, dicen tanto padres como la prensa oficial. Se quedan con la mitad de la paga de los niños, pero la gente en Liangshan necesita ingresos en dinero.
Durante una entrevista con un grupo de vecinos en el pueblo de Keqie, un hombre con una chaqueta de cuero se identificó inicialmente como un agente de empleo, pero luego se negó a dar más detalles, diciendo: "Sólo les ayudo a encontrar una salida".

Chen Yang contribuyó al reporteo de este artículo.

16 de junio de 2008
10 de mayo de 2008
©new york times
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ser madre soltera en china


En China a las madres solteras les espera un difícil camino.
[Howard W. French] Pekín, China. Como joven trabajadora inmigrante, Lei Gailing buscó fortuna en el sur de China, una región de costumbres despreocupadas y rápida industrialización. Encontró empleo fijo en una fábrica y un novio menos estable. Y quedó embarazada.
Para la mayoría de las mujeres, el trayecto normal habría sido casarse primero o abortar. La señorita Lei, que entonces tenía 33 años y era furiosamente independiente, no hizo ninguna de las dos cosas. Se negó a casarse con su novio, pero temerosa de no llegar nunca a ser madre, prefirió convertirse en madre soltera.
Esa decisión tuvo implicaciones que Lei nunca previó completamente, marcándola como una paria social en un país que todavía controla estrictamente el crecimiento de su población y hace pocas concesiones a mujeres como ella.
Hoy, a los 41, Lei dice que no lo lamenta, incluso después de enfrentarse a una vida llena de amargos giros y vueltas: pretender ser una divorciada para evitarle la vergüenza a su hijo y últimamente casándose con un hombre mucho mayor en un intento por obtener la identidad básica que necesitaba su hijo para ir a la escuela y recibir otros servicios sociales.
Por todo esto, Lei, que ahora vive en Pekín con ese hombre mayor en lo que describe como una relación abusiva, dijo que por su hijo lo haría todo de nuevo. "Cuando lo miro, sé que valió la pena", dijo, con lágrimas en los ojos. "Es tan amoroso. No lo lamento".
En una sociedad donde hasta hace poco el sexo premarital era a menudo castigado, el tema de las madres solteras ha demorado en llegar a la arena pública. Pero ahora una nueva conciencia está planteando preguntas sobre la posición de las mujeres en China, así como sobre otros derechos, como el hukou, o permiso de residencia, una herramienta central de control de la población heredada de la época maoísta que restringe los movimientos de la gente vinculándola a sus lugares de nacimiento.
El gobierno chino ha mantenido durante largo tiempo que el Partido Comunista liberó a las mujeres, junto con el resto del país, en 1949. Pero en una era de rápida modernización, China ha carecido de una corriente de opinión sobre los derechos de las mujeres.
"Cuando decimos que una mujer es dueña de su útero, y que es su derecho decidir si quiere o no tener un bebé, la gente no lo acepta", dice Yuan Xin, director de psicología en el Centro Psicológico de la Universidad de Nankai. "Si eres una mujer, tu opción personal es controlada y supervisada por un montón de gente, y esperan que hagas lo que hace todo el mundo".
Las estadísticas oficiales sobre la cantidad de madres solteras en China no son públicas. Pero ahora que el sexo premarital es cosa normal y el poder de compra de las mujeres está aumentando, especialmente en las ricas ciudades del este, los expertos creen que las madres solteras están aumentando a gran velocidad, aunque desde una pequeña base.
"Es muy significativo", dijo Li Ling, profesora de artes y ciencias de la Universidad de Lengua y Cultura de Pekín. "Para mí es difícil juzgar las opciones de otras personas, si son buenas o malas, pero es muy significativo que las mujeres estén tomando ellas mismas esas decisiones. En la tradición china, las mujeres no tienen esos derechos. Sólo somos las portadoras de la descendencia de las familias de nuestros maridos".
De muchos modos, Xie Jing, 33, periodista en un diario de Shanghai, es típica de una nueva generación de madres solteras que son profesionales y cuyas opciones sobre la crianza de los hijos son facilitadas por su seguridad económica.
Xie dijo que quedó embarazada cuando estaba de novia, pero que la ambivalencia de su novio sobre la inesperada noticia la impulsaron a seguir su propio curso. Cuando su ex novio le preguntó: "¿Para qué tener un hijo si ya no estamos juntos?", ella ya sabía qué le diría: Que lo criaría sola.
"Mi calidad de vida no es mala, así que no quiero rebajarme a vivir con otra persona sólo por estar juntos", dijo Xie. "No me importa si eso significa que tengo que hacer sacrificios. Pero ahora estoy en una buena situación con mi bebé, y no estoy dispuesta a perderlo".

Su hijo nació hace dos años en un hospital parcialmente extranjero, donde no se exigía que hubiera inscrito su embarazo en un comité de barrio -una práctica habitual en gran parte de China. Xie vive con sus padres, que son jubilados y la ayudan con su hijo. Excepto sus amigos más cercanos, al resto del mundo explica que el padre está en el extranjero por un contrato de tres años. Su hijo lleva el nombre de la familia de Xie, y le dijeron al padre que si no aceptaba la responsabilidad legal como padre, se lo mantendría a distancia hasta que el niño cumpliera dieciocho.
Afirmarse a sí misma de este modo fue más fácil en virtud de la residencia de Xie en Shanghai, una ciudad rica para estándares chinos, con disposiciones relativamente liberales para el otorgamiento de permisos de residencia. "Consulté la página web del Servicio de Seguridad Pública de Shanghai y descubrí que los hijos de madres solteras pueden solicitar un hukou", dijo Xie. "Cuando lo solicité, los empleados fueron groseros conmigo, pero son reglas escritas que protegen los derechos de mi hijo, así que no había nada que pudieran hacer para impedírmelo".
Todas las provincias y ciudades importantes tienen cierto margen a la hora de aplicar esas reglas. Pero para mujeres campesinas y obreras sin demasiada educación, dinero o posición social, las opciones son limitadas.
Zhong Yu, 23, profesora de música en Chongqing, una de las ciudades más grandes de China, dijo que pensó en abortar cuando descubrió, hace poco, que estaba embarazada. El aborto es legal y amplia y libremente disponible en China, pero no podía pagar la cuenta del hospital. Ocultó su condición a su familia, y para cuando había ahorrado suficiente dinero, ya iba en el quinto mes de embarazo -demasiado tarde, pensó, para interrumpir su embarazo.
Hoy Zhong dice que el padre, que no tiene empleo fijo, es un "vago", y dice que fue una idiotez meterse con él. "Pero cuando vi a mi hijo, decidí que lo criaría yo misma, por más difícil que fuese", agregó.
Lei, la madre en Pekín, tampoco tenía demasiados recursos y lo tuvo difícil. Después de volver a su aldea para dar a luz, volvió a Pekín a buscar trabajo y marido, dejando a su hijo con su madre. Pero temiendo que en la aldea molestaran a su hijo por no tener padre, cuando alcanzó la edad escolar se lo llevó con ella a Pekín.
En la capital Lei se enfrentó a nuevos problemas. Sin un padre no podía conseguir un permiso de residencia. En 2006, Lei describió sus problemas en internet, provocando el interés de un periodista chino, que escribió sobre ella. Poco después, los hombres empezaron a contactarla con peticiones de matrimonio.
Accedió a reunirse con uno de ellos debajo de la pasarela de una autopista. Se había descrito como un hombre de sesenta, pero parecía al menos diez años mayor, contó ella. El hombre, un ingeniero viudo y jubilado con un hijo retrasado, dijo que necesitaba un heredero para continuar la línea familiar, y ella necesitaba un hombre para inscribir a su hijo para que pudiera ir a la escuela. De sus necesidades mutuas surgió un matrimonio de conveniencia.
"Él necesitaba un hijo, yo una familia", dijo Lei. "Mi hijo necesitaba ir a la escuela, así que formamos una familia. No hubo ningún contrato".
Se casaron, pero su apresurado pacto se estropeó pronto. El hombre retrocedió a la hora de inscribir al niño con su nombre por temor a hacer algo ilegal. Ahora, contó Lei, se ha vuelto frío con su hijo y grosero con ella. De momento, el niño, Jirong, 7, asiste a una escuela del barrio que ha hecho la vista gorda en cuanto al permiso de residencia.
"La mayoría de la gente en esta situación habría dado su hijo a otros para que lo adoptaran", dijo Lei. "Casi ninguna mujer optaría por criarlo ella misma".

Li Zhen contribuyó al reportaje, desde Shanghai; Fan Wenxin y Shi Jing desde Pekín.

30 de mayo de 2008
6 de abril de 2008
©new york times
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desbaratan explotación infantil


China dice que desbarató organización dedicada a la explotación de trabajo infantil.
[David Barboza] Shanghai, China. China informó el miércoles que había desbaratado una organización dedicada a la explotación de trabajo infantil que obligaba a niños zonas rurales pobres a trabajar en prósperas ciudades costeras, reconociendo que severos abusos laborales se extienden hasta el corazón de su sector exportador.
Las autoridades de la sureña provincia de Guangdong, cerca de Hong Kong, dijeron que habían arrestado a varios implicados y ya habían rescatado a más de cien niños en fábricas en la ciudad de Dongguan, uno de los centros industriales más grandes del país de productos electrónicos y artículos de consumo que se venden en todo el mundo. Los funcionarios dijeron que estaban investigando informes de que cientos de niños de zonas rurales habían sido engañados u obligados a trabajar en condiciones similares a la esclavitud a cambio de una paga mínima.
Los niños, la mayoría de ellos de trece a quince años, eran a menudo engañados o secuestrados por agencias de empleo en una zona empobrecida al oeste de la provincia de Sichuan llamada Liangshan y luego enviados a ciudades industriales en Guangdong, donde eran obligados a trabajar a veces hasta trescientas horas al mes, de acuerdo a funcionarios de gobierno y a reportajes en la prensa oficial. En China no pueden trabajar los menores de dieciséis años.
El escándalo constituye un bochorno para China en momentos en que el país se prepara para actuar como anfitrión de los Juegos Olímpicos este verano. Durante gran parte del año pasado, el país se ha visto inundado por demoledores informes sobre graves casos de polución, exportaciones peligrosas, disturbios en el Tibet y las consiguientes interrupciones en el relevo de la antorcha olímpica por simpatizantes del Tibet, entre otros grupos.
Los abusos también pueden reflejar las presiones combinadas de la escasez de trabajadores, la alta inflación y una divisa más cara que ha reducido los márgenes de ganancia de algunas fábricas chinas y las ha obligado a llegar a extremos -incluso ilegales- para seguir siendo competitivas.
La banda de trabajo infantil, que fue detectada primero por el Southern Metropolis, un diario de Guangzhou, fue descubierta menos de un año después de que China fuera sacudida por el hallazgo de un problema similar en una zona menos desarrollada de China central. En junio pasado, funcionarios del trabajo en las provincias de Shanxi y Henan dijeron que habían rescatado a cientos de personas, entre ellos niños, de condiciones laborales de esclavitud en fábricas de ladrillos. Muchos de esos trabajadores declararon que habían sido secuestrados.
El caso anterior, que funcionarios locales trataron de silenciar, provocó un escándalo nacional en China y provocó una fuerte respuesta del presidente Hu Jintao, que prometió reprimir los abusos laborales. Funcionarios locales en Guangdong pueden haberse apresurado a reconocer este último incidente para evitar que se convierta en un escándalo ahora que se aproximan los Juegos Olímpicos.
La policía de Guangdong dijo el miércoles que habían formado equipos para investigar a los niños trabajadores en varias ciudades de la costa, incluyendo Dongguan y Shenzhen, otro importante centro industrial, pero no dijo nada sobre las compañías implicadas en el empleo de niños, o sobre el alcance del problema.
Los funcionarios no identificaron las fábricas específicas ni los artículos implicados, y no está claro si algunas de ellas abastecen a corporaciones multinacionales. Pero muchas compañías en Dongguan y Shenzhen, donde los costos de la tierra y del trabajo con normalmente más altos que en otras partes del país, forman parte de la cadena de abastecimiento de las compañías exportadoras del país. De momento, las autoridades han dicho poco sobre la identidad de los niños que dicen que rescataron.
"Estos niños no tienen carné de identidad, así que es muy difícil identificarlos", dijo Zhang Xiang, portavoz de la Oficina del Trabajo de Guangdong.
En los últimos años Pekín ha aumentado sus esfuerzos para reprimir el trabajo infantil y las violaciones a las leyes laborales. En agosto pasado, Pekín retiró el permiso de una fábrica acusada de emplear trabajo infantil para producir artículos para los Juegos Olímpicos. Varios otros abastecedores han sido castigados por violaciones a las leyes laborales.

Pero los expertos dicen que los crecientes costes del trabajo, de energía y de las materias primas, y la escasez de trabajadores en algunas partes del sur de China han obligado a algunos dueños de fábricas a reducir costes o a buscar nuevas fuentes de trabajo barato, incluyendo el trabajo infantil.
Incluso fábricas que abastecen a compañías multinacionales, incluyendo las tiendas de Wal-Mart, han sido acusadas en los últimos años de utilizar trabajo infantil y de violar las leyes laborales locales. Las grandes corporaciones han aumentado sus revisiones de las fábricas que producen artículos para ellas. Pero los abastecedores se han especializado en la evasión de esas inspecciones proporcionando datos falsos sobre salarios y trabajo que sugieren que acatan las leyes laborales. Algunos expertos dicen que los problemas laborales descubiertos en Dongguan no son raros.
"El caso de trabajo infantil de Liangshan es bastante típico", dijo Hu Xingdou, profesor de economía y políticas sociales en el Instituto Tecnológico de Pekín. "La economía china se está desarrollando a una fascinante velocidad, pero a menudo a expensas de las leyes, los derechos humanos y la protección del medioambiente".
El profesor Hu dijo que aunque Pekín se ha esforzado por mejorar las condiciones laborales en el país, los gobiernos locales eran todavía movidos por incentivos para desarrollar su economía, y por eso tratan de contratar trabajo barato.
"La mayor parte de la fuerza laboral proviene de zonas subdesarrolladas o golpeadas por la pobreza", dijo. "Algunos niños son incluso vendidos por sus padres, que a menudo no tienen ni idea de las condiciones laborales".
En una serie de artículos publicados esta semana un grupo de periodistas del Southern Metropolis escribieron que habían viajado a la prefectura de Liangshan en la provincia de Sichuan, una zona al occidente de China poblada por grupos étnicos minoritarios y plagada por las drogas y la ausencia de buenos trabajos, donde se hicieron pasar por reclutadores y entrevistaron a padres y vecinos.
El diario dijo que los reclutadores y agencias laborales de Liangshan a menudo seleccionaban y transportaban a los niños hacia el sur, donde eran entonces "vendidos" a fábricas en subastas virtuales en la provincia de Guangdong.
En algunas fábricas costeras, los niños debieron incluso formar filas para ser seleccionados por su tipo físico, escribieron los periodistas, que también investigaron las zonas manufactureras en Guangdong.
El diario también dijo que los niños ganaban unos 42 centavos la hora, muy por debajo del salario mínimo de 64 centavos por hora. De acuerdo a la ley, las horas extras se paga mucho más alto.
Chen Fulin, portavoz del gobierno en la prefectura de Liangshan, dijo en una conferencia telefónica el miércoles que los reportajes sobre trabajo infantil en el Southern Metropolis eran correctos.
"De momento, hemos detectado y arrestado a cuatro personas en la comuna de Zhaojue sospechosas de engañar a niños de Liangshan y Dongguan para obligarles a trabajar en las fábricas", dijo. "Nos las tenemos que ver con agencias de empleo ilegales ".
Funcionarios del ayuntamiento de Dongguan dicen que están investigando a todas las fábricas en la zona para determinar si están empleando a niños.
En su reportaje, el Southern Metropolis dijo que algunos niños eran amenazados de muerte si trataban de escapar.
El diario no identifica a las fábricas donde trabajaban los niños, pero el reportaje dice que una de ellas es una fábrica de juguetes de Dongguan y que los periodistas no habían tenido dificultades para descubrir el escándalo.
"Si los periodistas pudieron descubrir los hechos a través de entrevistas secretas en cuestión de días", escribe el Southern Metropolis en un editorial el martes, "¿cómo es que el departamento del trabajo no mostró interés en el asunto y lo ignoró durante tanto tiempo?"

Chen Yang contribuyó al reporteo.

12 de mayo de 2008
1 de mayo de 2008
©new york times
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los pobres de china


[Howard W. French] La prosperidad china les ha dejado fuera.
Yangmiao, China. Cuando se enferma, Li Enlan, 78, recoge hierbas en el bosque cercano antes que comprar medicinas modernas. Pero no es el resultado de una opción filosófica. Nunca ha visto a un doctor y, como otros muchos vecinos de esta zona, vive en una magra economía de trueque, y tiene rara vez contacto con el dinero.
"De algún modo logramos comer, pero no es nunca suficiente", dijo Li. "Al menos, no nos morimos de hambre".
En esta región del sur de la provincia de Henan, en aldea tras aldea, la gente es demasiado pobre como para calentar sus casas en invierno y muchos carecen de servicios básicos, como agua potable. Los celulares, un símbolo omnipresente de movilidad ascendente en gran parte del país, son vistos como lujos inaccesibles. Aquí la gente a menudo empieza las conversaciones con una frase que todavía no suena rara en la China de hoy: "Somos pobres".
En las últimas décadas, China ha sacado a más gente de la pobreza que cualquier otro país del mundo, pero la persistencia de la pobreza en lugares como el sur de la provincia de Henan corresponde con las conclusiones de un reciente estudio del Banco Mundial que sugiere que en China todavía hay trescientos millones de pobres -tres veces más que las estimaciones previas del banco.
La pobreza es más severa en la periferia geográfica y social de China, se trate de las zonas montañosas o de los desiertos que rodean al país, o en áreas dominadas por minorías étnicas, las que por razones culturales e históricas no han obtenido los mismos beneficios que las otras de la prosperidad económica del país.
Pero también persiste en lugares como Henan, donde la densidad de población es la mayor de China, y la nueva riqueza de la próspera costa reluce, casi burlonamente, a apenas una provincia de distancia.
"Henan tiene la mayor población de todas las provincias -casi cien millones de personas- y el país simplemente no puede mantener ese tipo de cifras", dice Albert Keidel, colaborador del Carnegie Endowment for International Peace y experto en la pobreza china. "Se supone que es un granero, pero en China ha existido siempre una pronunciada discriminación de las zonas agrícolas. Las ganancias que puedes hacer con una hectárea de tierra en verduras, o con una piscifactoría o en petróleo, son mucho mayores".
Otros expertos dicen que Henan y otras regiones densamente pobladas del campo chino son a menudo excluidas de la ayuda económica que se destina a las áreas costeras, y las escasas medidas contra la pobreza que existen tienen poco impacto. Los vecinos de esas áreas dicen que el dinero destinado para ellos es apropiado por funcionarios locales corruptos, que lo meten en sus bolsillos o lo desvían a inversiones comerciales.
Paradójicamente, dicen que son pasados por alto precisamente debido a su proximidad a importantes centros económicos del este del país, obligados a arreglárselas por sí mismos debido a la creencia de que pueden salir adelante con el dinero enviado a casa por trabajadores emigrados y otras formas de ingreso.
"Las políticas anteriores de mitigación de la pobreza se concentraron en el occidente de China, en lugares como Gansu, Qinghai o Guizhou, que son más pobres", dijo Wang Xiaolu, subdirector del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas, una organización no-gubernamental de Pekín. "Además, la situación en las regiones fronterizas es más complicada, debido a que si las cosas salen mal allá, se convierten en algo más que solo en un problema de pobreza. Es por eso que las políticas se destinaban hacia ellas".

Aquí en el condado de Gushi en el campo de Henan, sólo 73 mil de los 1.4 millones de campesinos viven por debajo del nivel oficial de pobreza de 94 dólares al año, que se supone es suficiente para cubrir las necesidades básicas, incluyendo la mantención de una dieta diaria de dos mil calorías. "Debemos tener en mente que esta norma de pobreza es muy baja", dijo Wang, haciéndose eco de la opinión de muchos economistas chinos.
Mucha más gente en esta zona de Henan subsiste entre la línea oficial de pobreza y la norma de un dólar al día, que es la regla usada desde hace tiempo por el Banco Mundial. El Banco Mundial calcula que el número de gente pobre en China se triplicado a trescientos millones, de cien millones el mes pasado, después de que un sondeo de precios alterara la idea de lo que se puede comprar con un dólar. La nueva norma fue establecida de acuerdo a lo que los economistas llaman paridad del poder de compra. Con los nuevos cálculos, las estimaciones del volumen total de la economía china también se redujeron en un cuarenta por ciento.
Aquí los campesinos son los primeros en informar a los visitantes que digan lo que digan las estadísticas, ellos siguen estancados en una profunda pobreza. Los aldeanos de esta comuna dijeron que varias recientes y altamente publicitadas medidas del gobierno central para mejorar la suerte de los campesinos habían tenido poco efecto en sus vidas. Incluyeron la abolición de los impuestos a la agricultura para los campesinos, la anulación de las matrículas escolares de sus hijos y nuevos planes de jubilación y seguro médico que en papel parecen más generosas para los pobres del campo.
Debido a que la mayoría de los campesinos de aquí sólo tienen una relación oblicua con la economía de mercado, la exención de impuestos es prácticamente irrelevante. Incluso con la anulación de la matrícula escolar, muchos dicen que siguen siendo estrujados por otros costes de las escuelas. Similarmente, dijeron otros, las matrículas de participación y los deducibles colocaron los planes de jubilación y seguro médico en áreas rurales fuera de su alcance.
"Somos terriblemente pobres", dijo Zhou Zhiwen, 55, una mujer de Yangmiao cuya casa de ladrillos la destaca como en mejores condiciones que la mayoría de la gente aquí, que todavía vive en estructuras de adobe. "Cultivamos suficientes alimentos para alimentarnos, sin producir excedentes. Ya no tenemos que pagar el impuesto a los granos, pero no vivimos mucho mejor".
Interrogada sobre cómo sobrevivía, la señora Zhou dijo que recibía de vez en vez ayuda de sus familiares que habían emigrado para encontrar trabajo. "Si la gente viviera bien en su tierra, ¿quién emigraría?", dijo. "Nuestros jóvenes se marchan a trabajar fuera".
Para muchos campesinos, el gobierno central ha perdido el contacto con la realidad del campo en lugares como este, y el gobierno local está lleno de funcionarios corruptos que malgastan los fondos destinados a los pobres del campo en pueblos y ciudades de la provincia o simplemente se meten el dinero en sus bolsillos.
"La gente corriente no obtiene ningún beneficio de los programas de mitigación de la pobreza", dijo Li Guangyi, un campesino que vive en la aldea de Zhangyoufang. "¿Qué hacer para que el dinero llegue a nuestras manos? Primero se usa para ayudar a los funcionarios locales, que se enriquecen con las tragedias del país".
David Dollar, funcionario del Banco Mundial en Pekín, restó importancia al gobierno central en la mitigación de la pobreza, diciendo que los resultados de las provincias tenían mucho más que ver con el éxito de los funcionarios locales en la creación de un clima atractivo para las inversiones.
Gran parte de la pobreza restante, dijo, abarcaba familias que no tenían trabajadores emigrantes o en estado de trabajar. "Muy a menudo la pobreza está relacionada con problemas de salud o lesiones, o la ausencia de una persona en estado de trabajar", dijo Dollar. "Tradicionalmente, el enfoque del gobierno chino ha sido el de ayudar al crecimiento de las aldeas, pero si no hay demasiada gente en condiciones de trabajar, tienes que preocuparte de problemas relacionados con la red de seguridad".
Sin embargo, en la comuna de Gushi incluso familias con miembros que han emigrado hacia el este a la búsqueda de trabajo siguen estancadas en la pobreza, y la situación de los emigrantes mismos es a menudo muy precaria.
Shen Kexia, 33, que dejó su pueblo con su marido para buscar trabajo en Hangzhou, una próspera ciudad costera al sur del país, volvió hace poco a casa para el nacimiento de su segunda hija. Ella y su marido piensan dejar a sus dos hijas con los padres de Shen tan pronto como pueda destetar al bebé.
"Si mis parientes políticos se enferman, no podremos marcharnos", dijo. "Estamos en casa para tener a este bebé porque no podemos hacerlo en Hangzhou, pero si hacemos dinero, no volveremos".

14 de enero de 2008
©new york times
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pobreza fatal


[Ching-Ching Ni] Pobreza y falta de información fueron fatales para una mujer china y su bebé. Las muertes subrayan el desamparo de las clases pobres. Su pareja, temiendo que lo engañaban, no permitió que le hicieran una cesárea.
Pekín, China. Iban a tener su bebé en Navidad. Pero las cosas salieron terriblemente mal el día antes de Acción de Gracias.
Comenzó con una tos. Li Liyun, una trabajadora inmigrante de 22 años, trató de ignorarla porque no tenía dinero para comprar medicinas. Ciertamente no podía permitirse un control prenatal. Ella y su pareja, Xiao Zhijun, estaban en la ruina y a veces pasaban tres días sin comer antes de volver a llenarse la barriga con un cuenco de arroz y una sopa de repollo.
Cuando Li tuvo problemas para respirar, Xiao la llevó a toda prisa a una clínica, que la transfirió a un hospital cercano. Allá los doctores dijeron que Li sufría de una severa neumonía y que el único modo de salvarla, a ella y a su bebé nonato, era haciéndole una cesárea de emergencia. Pero Xiao se negó a firmar el permiso, porque creía que la operación era innecesaria y que los doctores sólo querían cobrarle por una cara e inútil operación.
Cinco horas después de llegar al hospital, la madre y el hijo estaban muertos.
La tragedia, que provocó la indignación general, arroja nuevas luces sobre las necesidades de la creciente clase pobre y las carencias de los servicios sociales chinos. Pero también reveló cómo la desconfianza, el temor y la superstición pueden ser fatales en el país más poblado del mundo.
"La imagen mayor detrás de esta tragedia es la de una sociedad que carece seriamente de confianza mutua y compasión", dijo Xu Zhiyong, un abogado de Pekín que no está involucrado en el caso.
Xiao dice que a Li no le correspondía parir todavía y que el hospital le dio medicinas que le provocaron un parto prematuro para estafarlo.
"Son asesinos que están tratando de echarme la culpa del asesinato", dijo Xiao. "Mi única falta es que no tengo dinero".
Sin cuidados médicos profesionales, la pareja había dependido de dudosos consejos. Un vendedor callejero, por ejemplo, le dijo a Xiao que su bebé debía nacer recién a fines de diciembre. Un adivino le predijo la muerte prematura de Li y el bebé. Luego los doctores de los que desconfiaba lo presionaron para que los dejara abrirla.
Su mente se nubló cuando oyó, primero, que el corazón del feto no lo había soportado. Y luego que la madre había dejado de respirar.
"Le ofrecimos pagar la cuenta de mil 300 dólares para salvar las dos vidas", dijo He Weishan, un hombre que estaba de visita en el hospital con su esposa embarazada. "Pero no quiso aceptar el dinero. Simplemente se paralizó. Realmente no creía que su esposa estaba para dar a luz".
Casi una de tres personas en la capital china de diecisiete millones de habitantes pertenece a la población flotante del país, de acuerdo a los medios de comunicación del estado. Son emigrantes como Li y Xiao, que dejaron sus míseras raíces rurales para buscar una vida mejor en las ciudades. Más a menudo, lo que les espera son reveses y decepciones.
Hace tres años, Li estaba tan desalentada que había querido suicidarse. Así es como la conoció Xiao.
Él era un obrero despedido de una fábrica que cruzaba un puente en Pekín cuando vio a una joven a punto de saltar.
"Estaba trepándose a la baranda. Corrí y la cogí", recordó Xiao. "Le dije: ‘Eres tan joven. Todavía hay mucho camino por andar. Sea lo que sea lo que te pasa, te ayudaré'".
Sus palabras la emocionaron profundamente. Se hicieron amigos y luego se enamoraron.
Pese a la diferencia de edad -ella tenía diecinueve y él 31 cuando se conocieron- tenían mucho en común. Los dos habían crecido en el interior de China en familias con cuatro niños. Los dos se sentían marginados, y abrigaban grandes ilusiones: ella quería ser actriz, y él aspiraba a convertirse en funcionario.
"A mi hija le encantaba cantar y bailar; pasó un año en una academia de cine en la provincia que costó casi dos mil dólares, una cifra astronómica para una familia como la nuestra", dijo su padre maestro, Li Xuguang, que está en Pekín para iniciar acciones legales contra el hospital.
Después de un año en otra cara academia, de mecánica, que se suponía que te preparaba para mejores perspectivas laborales pero que resultó ser un timo, escapó de casa antes que hacer frente a sus padres endeudados.
"La última vez que hablamos fue la mañana antes de su muerte", dijo su madre, Li Xiaoe, que se echó a llorar al ver las fotografías de su hija. "Me dijo: ‘Mamá, tengo gripe'. Le dije que se hiciera revisar. Me dijo que lo haría".
Su hija no le dijo que estaba embarazada.
"Estoy segura de que quería volver a casa, pero tenía miedo de decirnos la verdad", dijo su madre.
Xiao dijo que querían casarse, pero que de acuerdo a las leyes chinas tenían que volver a sus provincias natales para obtener un permiso oficial. No tenían dinero para hacer el viaje, y temían que sus familias no aceptaran su unión.
Deambularon de ciudad en ciudad, de trabajo en trabajo, durmiendo en chabolas, en la calle, en bancas de hospital. Después de aventurarse a Pekín, Xiao trabajó como mozo de mudanzas, guardia de seguridad y en una zapatería. Pero la paga eran tan baja que fueron incluso desalojados del cuchitril que alquilaban.
Para tener un techo sobre sus cabezas antes de que llegara el bebé, Xiao trató de obtener ayuda de las agencias de bienestar, de refugios de emergencia y de maternidades. Pero, dijo, fue rechazado en todas partes.
"Vivimos en un mundo cruel", dijo Xiao, con su cabeza hundida entre las manos, su voz apenas audible.
Finalmente un restaurante los contrató para lavar platos por 93 dólares al mes, más un cuarto y la comida. No se habría enfermado tanto si no se hubieran quedado con ese trabajo, dijo, ahogándose. El agua era muy fría. La humedad lo invadía todo.
Dos semanas después estaban en el hospital con trece dólares en su bolsillo y en una crisis de vida o muerte. Para entonces, era difícil para él confiar en alguien. Ahora, es imposible.
"Ya no está", murmuró Xiao, las lágrimas cayendo sobre el frío suelo mientras se acercaba el Año Nuevo, solo, sin la mujer que amaba y su hijo. "Sabía que era un niño".

chingching.ni@latimes.com

3 de enero de 2008
25 de diciembre de 2007
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china promete guerra a las toxinas


Autoridades chinas prometieron en septiembre limpiar toxinas en medio de alarmas alimentarias.
Pekín, China. China tomará medidas drásticas para impedir la producción de alimentos contaminados con químicos excesivos e ilegales para mitigar la alarma nacional y en el extranjero por la presencia de toxinas en carnes, mariscos y verduras, informó el más alto personero de agricultura del país.
China está luchando contra una avalancha de avisos y retiros en el extranjero que han sacudido la confianza de los mercados internacionales en la etiqueta "hecho en China" en productos que van desde la pasta dental hasta alimentos y llantas.
El ministro de Agricultura, Sun Zhengcai, dijo que los consumidores no tenían razón para no consumir los productos agrícolas del país. Al mismo tiempo, la agencia de control de calidad de China anunció un comprehensivo etiquetado de los alimentos de exportación en un intento de tranquilizar a los consumidores.
"A juzgar por los controles, la tasa de aceptabilidad de los productos agrícolas chinos es más alta que nunca", dijo en una entrevista publicada el lunes por el diario oficial People's Daily.
El gobierno ha respondido a los escándalos con frecuentes ruedas de prensa y anuncios de medidas -incluyendo la promesa del ministro de Agricultura de que se implementarán controles más estrictos.
Aunque defendió las medidas del gobierno en cuanto a la seguridad de los alimentos, Sun prometió severas penas contra campesinos y productores que usen químicos prohibidos para aumentar rendimientos y ganancias.
"Esta campaña de control no será una mera formalidad", dijo Sun.
Entre las prácticas prohibidas se encuentra el uso de cloranfenicol, verde de malaquita y otros químicos potencialmente peligrosos que se usan en los criaderos de mariscos.
Estados Unidos declaró en junio que no permitirá el ingreso de bagre, gambas y otros mariscos de piscifactorías chinas mientras los importadores no demuestren que los embarques estén libres de residuos tóxicos, incluyendo verde de malaquita -un cancerígeno potencial utilizado ilegalmente para matar el fungo y las bacterias en los estanques de peces.
Sun también prometió una campaña contra los aditivos prohibidos en la producción de pienso animal y en alimentos para mascotas.
A principios de año, se detectó en Estados Unidos melamina -un químico producido en China- utilizado en plásticos y fertilizantes en alimento para mascotas, provocando la muerte de animales y el retiro del mercado de algunas marcas.
También se intensificarán los controles de la producción porcina en un intento por garantizar que sólo cerdos que sean propiamente etiquetados y controlados lleguen a las despensas, dijo Sun.
La Administración General de Control de Calidad, Inspección y Cuarentena de China anunció que las principales exportaciones de alimentos producidas a partir del 1 de septiembre deberán llevar etiquetas que muestren que han sido aprobadas en los controles.
"El objetivo es frenar de modo efectivo las exportaciones ilegales de alimentos, proteger los intereses de los exportadores legítimos y restaurar la confianza de los consumidores en la calidad y seguridad de los alimentos chinos", se lee en el anuncio de la página web de la agencia (www.aqsiq.gov.cn).
Las reglas para el retiro de productos anunciadas la semana pasada también exigen que los fabricantes detengan la producción y venta, notifiquen a vendedores y clientes, e informen a las autoridades cuando se encuentren productos defectuosos, con multas de hasta cincuenta mil yuan (($6.600) si no lo hacen.

27 de diciembre de 2007
3 de septiembre de 2007
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pescando en aguas envenenadas


[David Barboza] En China instalan piscifactorías en aguas tóxicas.
Fuqing, China. Aquí en el sur de China, en las faldas de las imponentes montañas de la provincia de Fujian, yacen decenas de enormes estanques de turbias aguas marrones rebosantes de anguilas, camarones y tilapia, gran parte de los cuales están destinados a mercados en Japón y Occidente.
Fuqing es uno de los centros de una próspera industria que en el curso de dos décadas ha convertido a este país en el mayor productor y exportador de peces y mariscos del mundo y el abastecedor de mayor crecimiento de Estados Unidos.
Pero ese crecimiento se ve amenazado por dos de las más flagrantes debilidades medioambientales de China: una aguda escasez de agua y un suministro de aguas contaminado por aguas residuales, desechos industriales y residuos agrícolas que incluyen pesticidas. Las piscifactorías, a su vez, producen aguas residuales que contaminan todavía más el suministro de agua.
"Nuestras aguas están sucias", dice Ya Chao, un productor de anguilas y gambas que tiene veinte gigantescos estanques al oeste de Fuqing. "Simplemente hay demasiadas piscifactorías en esta zona. Están produciendo aguas sucias, y contaminando a las otras piscifactorías".
Los piscicultores han luchado contra las aguas tóxicas mezclando fármacos veterinarios ilegales y pesticidas en el pienso para peces, que les ayuda a mantener vivas sus existencias pero que, sin embargo, deja residuos venenosos y cancerígenos en los mariscos, representando un riesgo para la salud de los consumidores.
En otras palabras, la degradación del medio-ambiente se ha convertido en un problema para la seguridad de los alimentos, y los científicos dicen que los riesgos que representa el consumo de mariscos a largo plazo podrían provocar mayores tasas de cáncer y enfermedades hepáticas y otros aflicciones.
Nadie es más vulnerable a estos riesgos que los chinos mismos, debido a que la mayoría de los mariscos que produce China se quedan en casa. Pero los importadores extranjeros también están preocupados. En los últimos años, la Unión Europea y Japón han decretado prohibiciones temporales a la importación de varias especies de peces después de que los inspectores detectaran residuos ilegales de fármacos asociados con el cáncer.
Esta semana, funcionarios de Estados Unidos y China firmaron un acuerdo en Pekín para mejorar el control de las piscifactorías chinas como parte de un acuerdo más amplio sobre seguridad de los alimentos y fármacos.
Sin embargo, inspectores de ambos países están luchando por mantener los mariscos contaminados fuera del mercado. China ha clausurado varias compañías de mariscos por violar la ley y ha puesto en lista negra a varias otras, mientras que inspectores de Estados Unidos se están concentrando en los mariscos chinos, realizando inspecciones especiales.
Fuqing está este año arriba del listado de envíos de mariscos chinos rechazados, con 43 rechazos en noviembre, de acuerdo a los archivos que lleva la Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos. Todos esos rechazos implicaron el uso de fármacos veterinarios ilegales.
En comparación, Tailandia, que es también un importante exportador de mariscos hacia Estados Unidos, sólo tuvo dos rechazos, relacionados con fármacos veterinarios ilegales. En total, China tuvo 210 rechazos por fármacos ilegales.
"Durante cincuenta años", dijo Wang Wu, profesor de la Universidad de la Pesca de Shanghai, "hemos enfatizado ciegamente el crecimiento. El único objetivo fue el producto nacional bruto, y ahora vemos que el agua está sucia y los mariscos se han vuelto peligrosos. Cada año se producen accidentes en la seguridad alimentaria y en la polución del medio-ambiente".
Los problemas medioambientales que afectan a los mariscos parecen ser un mal presagio para la industria. Pero con reservas de peces cada vez menores en los océanos y una demanda global de mariscos disparada, los maricos cultivados, o la acuicultura, es el futuro. Y nadie lo hace más abundantemente que China, que produjo el año pasado unos cincuenta y un mil billones de kilos de mariscos. Los piscicultores producen mariscos a gran escala frente a las costas, aunque en general lo hacen en tierra, y en lagos, lagunas, ríos y arroyos, o en enormes estanques rectangulares excavados en la tierra.
"Serán abastecedores importantes no solamente de Estados Unidos, sino de todo el mundo", dijo Richard Stavis, presidente de Stavis Seafoods, una compañía norteamericana que importa bagre, tilapia y ancas de ranas de China.
China empezó a emerger como una potencia en la producción de mariscos en los años noventa, cuando el crecimiento económico rápido se convirtió en la principal prioridad del país. Pero expertos en medio-ambiente dicen que la búsqueda precipitada de un mayor producto nacional bruto ha perjudicado la calidad de las aguas chinas y puesto en peligro el abastecimiento de alimentos del país. En la provincia de Guangdong al sur de China, los peces contaminados con químicos tóxicos como el DDT ya han provocado problemas de salud.
"Hay metales pesados, mercurio y retardadores en las muestras de pescado que hemos analizado", dijo Ming Hung Wong, profesor de biología de la Universidad Baptista de Hong Kong. "Tenemos que dejar de arrojar substancias contaminantes en la cadena alimentaria".

Más de la mitad de los ríos de China se encuentran contaminados y ya no pueden servir de fuente de agua potable. Los lagos más grandes del país sucumben regularmente al crecimiento de algas dañinas. Los piscicultores son parte del problema, dicen expertos medioambientales. Las gigantescas piscifactorías concentran desechos de pescado, pesticidas y fármacos veterinarios en sus estanques y arrojan aguas contaminadas en ríos, arroyos y zonas costeras, a menudo sin haberlas tratado previamente.
"El agua es el principal problema de China", dijo Peter Leedham, gerente comercial de Sino Analytica, un firma independiente de control de la seguridad de los alimentos que trabaja con compañías que compran en China. "Pero mi impresión es que China lo podrá solucionar, porque no tiene otra alternativa que hacerlo. Pero no será un proceso rápido".

Pescando para la Prosperidad
Fuqing es llamada qiaoxiang, o casa, de aquellos que emigran a ultramar, porque esta ciudad portuaria al este del Mar de China ha sido durante décadas el lugar desde donde escapaban como polizones.
En los años ochenta, algunos emigrantes empezaron a enviar dinero e ideas a casa justo en la época en que empezaron a llegar inversores japoneses y taiwaneses, prometiendo ayudar al país a construir piscifactorías.
"La acuicultura era popular en Japón, así que le vi futuro", dijo Wang Weifu, productor de anguilas.
Miles de campesinos que habían luchado por ganarse la vida cultivando arroz y patatas, empezaron a excavar enormes terrenos rectangulares para rellenarlos con agua y crear estanques de peces. Los imitaron otros en otras zonas del país, creando piscifactorías junto a las carreteras, cerca de ríos y arroyos y en grandes lagos, lagunas y estanques.
Hoy, el potente río Yangsé está bordeado de piscifactorías. El histórico Lago Tai está atiborrado de corrales de cangrejos. Cerca de Ningde, a 145 kilómetros de aquí, miles de personas viven en una enorme área de la bahía donde flotan sobre grandes balsas de madera, alimentando y cosechando peces enjaulados, como la corvina amarilla.
El gobierno esperaba que el auge de la construcción sacaría a millones de la pobreza. Y lo logró. Ahora hay más de 4.5 millones de piscicultores en China, de acuerdo a la Oficina de Piscicultura.
Lin Bingui, 50, es uno de ellos. Antiguo albañil de sonrisa fácil ahora se encarga de viente enormes estanques de camarones y anguilas el oeste de Fuqing, en tierras recuperadas con acceso a un angosto paso de aguas marinas.
"No se requiere demasiada tecnología", dice mientras cruza un estanque cubierto donde cría anguilas. "Se aprende trabajando".
El auge hizo más que crear empleo. Convirtió a China en el único país que produce más mariscos en piscifactorías que en el mar. También ayudó a alimentar una población cada vez más próspera -un reto de toda la vida para China.
Muchos productores aquí se han hecho ricos, gente como Lin Sunbao, cuyo hijo de 25 está estudiando en la Universidad de Cambridge en Inglaterra. "Mis mejores años fueron 1992, 1993 y 1994", dijo. "Sólo tenía una piscifactoría, y gané más de medio millón de dólares al año".
A mediados de los años noventa, sin embargo, empezaron a emerger serios problemas medioambientales después de que plantas electrónicas y textiles se mudaran hacia el centro de Fuqing. Se produjo escasez de agua en la parte sur de la ciudad, y algunos piscicultores dicen que sus aguas se volvieron negras.
Archivos oficiales documentan los problemas ambientales de la región. El cercano Estanque de Dongzhang, una fuente de agua para la agricultura y más de setecientas mil personas, fue calificada hace poco en el nivel 5, cerca del fondo de la escala oficial, como no apropiada para la piscicultura, la natación y ni siquiera el contacto con el cuerpo humano.
El Río Long, la mayor vía fluvial en Fuqing, se ha visto deteriorado por los desechos arrojados en él por las papeleras y los mataderos. Este año el gobierno calificó grandes tramos del río por debajo del nivel 5, o tan contaminados que no pueden ser utilizados de ninguna manera. Y las aguas costeras cercanas, que son también pesadamente explotadas por las piscifactorías, están contaminadas con aceite, plomo, mercurio y cobre, de acuerdo a la Administración Nacional de Protección Ambiental de China.
A medida que menguaba la calidad del agua en Fuqing, los productores que rellenaban sus estanques a menudo con demasiados mariscos, trataron de combatir las enfermedades y calmar a los estresados peces con toda una gama de poderosos y a menudo ilegales antibióticos y pesticidas.
Los productores de anguilas, por ejemplo, usaron a menudo nitrofurano para matar bacterias. Pero ese antibiótico ha sido prohibido para ser usado en la cría animal en Estados Unidos, Europa, Japón e incluso China, debido a que ha provocado cáncer en ratas de laboratorio.
Los importadores de mariscos chinos cayeron en cuenta rápidamente. En los últimos años, los embarques de anguila a Europa, Japón y Estados Unidos han sido devueltos o destruidos debido a los residuos de fármacos veterinarios prohibidos. Para agosto de este año los envíos de anguila a Japón habían caído en un cincuenta por ciento, dando un duro golpe a Fuqing.
Los productores chinos dicen que han dejado de usar medicinas prohibidas y han sufrido una reducción de un treinta por ciento en las tasas de supervivencia de sus peces y mariscos.
"Antes de 2005 usábamos fármacos de manera ciega. Eran muy efectivos a la hora de combatir las enfermedades", dijo Wang Weifu, presidente de la asociación local de anguilas, observando que los residuos de fármacos podrían estar en el agua todavía. "Pero ahora no nos atrevemos debido a las reglas".
Algunos criadores han arremetido contra Japón, argumentando que eleva constantemente las normas con respecto a los residuos de fármacos simplemente para proteger de la competencia sus propias granjas de anguilas. Pero los criadores dicen que los compradores japoneses finalmente se verán obligados a comprar anguilas en China.
"Nuestro mercado se expandirá en Rusia y el sudeste asiático, y Estados Unidos", dijo Wang. "También tenemos grandes perspectivas en el mercado chino. En cinco o seis años, cuando empecemos a cambiar las destinaciones de nuestras exportaciones, Japón empezará a suplicarnos".

Retirándose de la Costa
La ruta a unos 280 kilómetros al oeste de Fuqing conduce a las exuberantes montañas subtropicales de la provincia de Fujian, donde se encuentran algunas de las reservas más ricas de bambú y maderas de China. Allá, cerca de la ciudad de Sanming, los criadores de anguilas han construido una colección de granjas piscicultoras, enormes cubas de cemento metidas en las laderas de las montañas, cubiertas por lona negra y con existencias de millones de anguilas.
"Esto cuesta un montón más allá arriba, pero teníamos que hacerlo", dijo Zheng Qiuzhen, un productor de anguilas de Fuqing de toda la vida que ahora opera cerca de Sanming. "Teníamos que hacer algo por los problemas del agua".
En gran parte del país, los criadores de mariscos están dejando las hacinadas áreas costeras para trasladarse a zonas menos desarrolladas donde la tierra es más barata y el agua más limpia. Pero dicen que los costes generales de hacer negocios tan lejos de la costa son más altos, considerando lo que cuesta enviar los productos en camiones oxigenados a las plantas procesadoras en Fuqing y su renuncia a los fármacos ilegales, que reducen las tasas de supervivencia y aumentan el período de crecimiento de la mayoría de los peces de tres a cinco años.
"No hay muchos lugares tan bellos como este, cubiertos de árboles y bambú", dijo Lin Sunbao, que se mudó de Fuqing a Sanming. "Usamos agua de las corrientes de las montañas. Y debido a que nuestro agua es mejor, es difícil que enfermen".
Esta es una de las soluciones a la crisis del agua en China: buscar territorios vírgenes y en realidad empezar de nuevo todo el ciclo. Y esos preocupa a los científicos, que dicen que la acuicultura en China no es solamente víctima de la contaminación del agua, sino responsable de ella con un grave legado en cuestiones medioambientales.
La piscicultura industrial ha destruido los manglares de Tailandia, Vietnam y China, contaminado fuertemente las vías fluviales y alterado radicalmente el equilibrio ecológico de las áreas costeras, a gran parte por arrojar aguas residuales.
Los desechos de la acuicultura contiene feces de peces, pienso para peces podrido y restos de pesticidas y fármacos veterinarios y otros contaminantes que ya estaban presentes en el agua de mala calidad suministrada a los criadores.
Además del auge de las algas, algunos de los grandes lagos de China, como el Lago Tai, están sufriendo las consecuencias de la eutroficación provocada en parte por la acuicultura, con bombas que pueden matar a los peces reduciendo el oxígeno del agua. El gobierno está obligando a los acuicultores a marcharse de estos lagos, y también del Río Long en Fuquing.
Lugares como Sanming podrían perder su pureza. La industria pesada se está trasladando hacia allá, seducida por los yacimientos minerales y los incentivos de los gobiernos locales, que están fomentando el desarrollo.
Y Sanmig ya tiene setenta y dos enormes piscifactorías de anguilas, que producen cinco mil toneladas de peces al año. Esas granjas, juntas, utilizan unos 280 millones de galones de agua al día, arrojando sus desechos al día siguiente en los alrededores de Sanming.
Hay esfuerzos para operar la acuicultura de modo sustentable. En Noruega, por ejemplo, los productores de salmón usan una sofisticada tecnología, incluyendo cámaras submarinas para controlar la calidad del agua y contabilizar cuánta cantidad del pienso es efectivamente consumido. Pero nada de esto se hace en China, y especialistas como Li Sifa, de la Universidad de la Pesca de Shanghai, insisten en que las normas chinas son demasiado permisivas y que los esfuerzos por implementarlas son a menudo débiles o no existentes.
El gobierno ha aumentado sus inspecciones de las piscifactorías y de las plantas de procesamiento de mariscos, informando a los trabajadores sobre los peligros y consecuencias del uso de fármacos ilegales. Pero los fármacos siguen siendo un problema, en parte debido a la pobre calidad del agua.
Una posible solución a los males del agua es mudar la acuicultura al mar, dicen los especialistas, con nuevas tecnologías que permitan que las jaulas de aguas profundas sean abastecidas por máquinas alimentadoras automáticas.
Estados Unidos ya está considerando un plan semejante, en parte como un modo de depender menos de las importaciones, que de momento abastecen el ochenta por ciento de su demanda de mariscos. China también está considerando la adopción de lo que ahora se llama la acuicultura de ‘mar abierto'.
En la actualidad, las granjas piscicultoras de las costas de China hacen frente a los mismos retos que aquellas tierra adentro. Allá las aguas están fuertemente contaminadas por aceites, plomo, mercurio, cobre y otras substancias nocivas. Los fármacos veterinarios arrojados en las aguas costeras pueden contaminar fácilmente las piscifactorías adyacentes y afectar a las especies que están fuera de sus jaulas y aunque las aguas costeras están menos contaminadas que las de tierra adentro, las piscifactorías, con sus intensivos ciclos de producción, están destinadas a contaminar.
Sin embargo, dijo An Taicheng, de la Academia de Ciencias de China: "China tiene que salir al mar porque es cada vez más difícil encontrar aguas limpias. Tenemos todos los años problemas con la seguridad de los mariscos. Llegará el día en que nadie se atreva a comer peces criados en aguas sucias y entonces ¿qué harán los criadores?"

Chen Yang contribuyó a este reportaje desde Shanghai y Fuqing.

25 de diciembre de 2007
15 de diciembre de 2007
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héroe contra la pasta dental tóxica


[Walt Bogdanich] El ciudadano que descubrió que la pasta dental estaba contaminada.
Ciudad de Panamá. Eduardo Arias difícilmente se ajusta a la descripción de alguien capaz de humillar a una de las potencias económicas más grandes del mundo.
De origen kuna y 51 años, Arias creció en una reserva india remando en canoas cerca de su casa en una de las islas de San Blas, frente a la costa caribe de Panamá, la capital del país, también conocida como Ciudad de Panamá.
Pero un sábado en la mañana un día de mayo, Eduardo Arias hizo algo que tendría repercusiones en los seis continentes. Leyó la etiqueta de un tubo de pasta dental de 59 centavos. En ella había dos palabras que los inspectores del gobierno y autoridades sanitarias habían pasado por alto en decenas de países: glicol dietileno, el venenoso y dulce ingrediente utilizado en anticongelantes que se había agregado aquí al jarabe para la tos, matando o incapacitando el año pasado a 138 panameños.
Arias informó sobre su descubrimiento, desencadenando una cacería en todo el planeta de tubos de pasta dental que habían sido producidos en China. Ahora se han decretado alertas sanitarias en 34 países, desde Vietnam a Kenia, de Tonga en el Pacífico a Turks y Caicos en el Caribe. Canadá encontró 24 marcas contaminadas y Nueva Zelanda, dieciséis. Japón tenía veinte millones de tubos. Funcionarios en Estados Unidos daban la pasta dental, sin querer, a los presos, a enfermos mentales y a jóvenes con problemas. En los hospitales la usaban los pacientes, y los hoteles elegantes, los clientes ricos.
En todo el planeta estuvo la gente metiéndose el ingrediente de un anticongelante en sus bocas, y no se supo hasta que Panamá dio la voz de alarma.
La crisis de la pasta dental ayudó a galvanizar las preocupaciones a nivel global sobre la calidad de las exportaciones chinas en general, provocando que el gobierno chino prometiera reformar el modo en que regula sus alimentos, fármacos y productos de consumo. Y otros países están reexaminando el control de los productos importados.
Perdida en este torbellino de actividades estaba la identidad de la persona que lo empezó todo, Arias. Hasta que el New York Times lo trazó con la ayuda del despacho del alcalde de Ciudad de Panamá, su nombre era desconocido, incluso para algunos de los que trabajaban en el caso. "No hemos podido identificarlo", dijo Julio César Laffaurie, el procurador panameño encargado del caso de la pasta dental contaminada.
Reconsiderando los sucesos del año pasado, el doctor Jorge Motta, director del Gorgas Memorial Institute, un importante centro de investigación en Ciudad de Panamá, dijo que estaba agradecido de que algo bueno hubiese resultado del trauma nacional provocada por el tóxico jarabe para la tos.
"El cuestionamiento de las mercaderías chinas empezó en Panamá con nuestras muertes", dijo, agregando un nuevo giro a un viejo dicho chino: "Una pequeña mariposa mueve sus alas en Panamá y crea una tormenta en China".
Arias, que vive solo y no tiene coche, fue a comprar CDés vírgenes en 5 de Mayo, en Vendela, una tienda de veinte duros de la que había oído que los precios eran tan bajos que los vendedores ambulantes hacían sus compras ahí. Al entrar a la tienda, una estantería de pasta dental le llamó la atención.
"Sin tocar el tubo, las letras eran suficientemente grandes como para leerlas: glicol dietileno", dijo Arias.
Hace un año, esas palabras no habrían significado nada para él. "Nadie había oído nunca nada sobre este ingrediente", dijo Arias. Pero un persistente toque de tambor con la noticia sobre un jarabe para la tos venenoso se habían grabado en su mente.
"Para mí era inconcebible que una conocida substancia tóxica que había matado a tanta gente pudiera ser vendida abiertamente y que la gente siguiera con sus vidas con tanta tranquilidad, y comprando la pasta", dijo Arias, que tiene un trabajo de nivel medio en la administración revisando informes medioambientales.
Arias pensó en informar al dependiente, pero se imaginó que con eso no sacaría nada. En lugar de eso, compró un tubo con la intención de entregarlo a las autoridades sanitarias. No fue fácil.
Debido a que las oficinas del gobierno cierran los fines de semana, dijo, usó un día de vacaciones un lunes para dirigirse con el tubo a la oficina más cercana del ministerio de Salud. Pero esa oficina se negó a aceptarlo, enviándolo a un segundo centro de salud.
Arias llegó allá, pero se encontró con una oficina atiborrada de público. "Está siempre lleno de gente que viene a la consulta", dijo. El dependiente lo envió a otra sección del edificio donde habló con otro funcionario.
"Le dije: ‘Mire, compré este tubo de pasta dental en el mall del pueblo'", le dijo al oficial. "‘ Y tiene glicol dietileno'".
El funcionario le dijo que tenía que llevar la pasta dental a un tercer centro sanitario, esta vez mucho más lejos. "Le dije: ‘Espera, espera un momento. ¿Tengo que ir hasta allá? ¿No puedes recibirlo para que yo haga la queja aquí?'"
Sólo entonces le dieron a Arias un formulario que debía rellenar. Salió de esa dependencia preguntándose si alguna vez pasaría algo con su denuncia.
Arias recibió una respuesta tres días después cuando el más alto personero de la salud del país, el doctor Camilo Alleyne, anunció que un comprador no identificado había descubierto glicol dietileno en Ciudad de Panamá.
La noticias encendió las alarmas. En 2006 el gobierno había agregado, por error, glicol dietileno a 260 frascos de jarabe para la tos, y Panamá estaba todavía luchando contra las secuelas. El día anterior al anuncio de Alleyne, un artículo de primera plana de un diario de aquí informó el hallazgo del Times de que el glicol dietileno que venía en el jarabe provenía de una compañía china no autorizada para vender ingredientes farmacéuticos, y que había sido vendido con una etiqueta falsa.
Con los años, los falsificadores han utilizado glicol dietileno como un substituto barato de su prima química más cara, la glicerina, un ingrediente habitual en medicina, alimentos y productos domésticos.
¿Podía la pasta dental sospechosa provenir igualmente de China?, se preguntaron los investigadores. ¿Y cómo entró al país sin ser detectada?
"Bajo ninguna circunstancia íbamos a dejar que ocurriera otro accidente como el que pasó el año pasado", dijo Eric Conte, un alto funcionario sanitario del ministerio panameño de Salud.
La etiqueta no mencionaba su origen. "El texto estaba en inglés, cómo lavarse los dientes, y había una lista de ingredientes", dijo Conte. El modelo sugería que venía de Alemania, pero las autoridades estaban escépticas.
"Teníamos sospechas sobre su país de origen", dijo Reynaldo Lee, director de la agencia de protección alimentaria nacional. Él sospechaba de China, y los archivos aduaneros demostraron que tenía razón.
La pasta dental había entrado a Panamá a través de la Zona de Libre Comercio de Colón en la costa atlántica del Canal de Panamá. Una de las zonas francas más grandes del mundo, con treinta mil trabajadores y dos mil quinientos negocios, es un lugar donde se descarga, almacena y venden o vuelven a embarcar libres de aranceles miles de millones de dólares. Desde allá, cinco mil a seis mil tubos de pasta entraron al mercado panameño, sin autorizaciones adecuadas, mezclados con productos animales, dijeron los investigadores. Una cantidad más grande de tubos fueron reenviados desde la zona franca a otros países latinoamericanos.
Pero no fue sino hasta que Estados Unidos revelara el 1 de junio que tubos de pasta dental contaminada habían penetrado sus fronteras que se intensificó la cacería, una tarea que se hizo cada vez más difícil cuando los investigadores descubrieron que algunos tubos de pasta contaminada no mencionaban en su etiqueta el ingrediente glicol dietileno.
Incluso dos marcas conocidas, Colgate y Sensodyne fueron arrastradas por barrida cuando se capturó a falsificadores vendiendo pasta dental con anticongelante utilizando sus nombres. Algunos tubos de Colgate falsos también contenían bacterias potencialmente dañinas, de acuerdo a una declaración de Health Canada, la agencia sanitaria nacional.
"Los consumidores deben sellar el tubo y colocarlo en una bolsa sellada", aconsejaron funcionarios canadienses. Los investigadores dijeron al Times que las dos marcas falsificadas provenían de China.
Mientras las quejas recrudecían, el gobierno chino defendió a los fabricantes establecidos que utilizan el glicol dietileno como un agente que pone espesa la pasta dental, diciendo que no había causado problemas entre los consumidores chinos.
Funcionarios fuera de China opinen de otro modo. "Deberían ofrecer excusas al mundo, y no decir que no es peligroso", dijo Dora Akunyili, que dirige la Agencia Nacional para el Control de Alimentos y Fármacos de Nigeria. "Eso es ridículo".
Como Panamá, Nigeria ha vivido su propio y letal encuentro con el glicol dietileno cuando en 1990 murieron decenas de niños tras ingerir una medicina que contenía el veneno.
En análisis de laboratorio, las autoridades canadienses encontraron concentraciones de glicol dietileno de casi el catorce por ciento en la pasta dental china -casi dos veces el nivel de veneno detectado en el mortífero jarabe contra la tos panameño.
"Aunque la pasta dental no debe ser tragada, los niños a menudo se la tragan", advirtió Health Canada. También continúan las acciones contra la pasta dental china. A fines de septiembre, Brunei y Australia anunciaron que prohibirían la pasta dental que contuviera niveles inaceptables de glicol dietileno.
A medida que aumentaban los informes de otras regiones del mundo, funcionarios chinos mostraron que no eran indiferentes a las críticas. Cuando los fabricantes de Sensodyne trazaron la pasta dental falsificada a la Zona Franca de Dubai y a una fábrica en la provincia de Shejiang, en China, los inspectores la clausuraron, dijo un portavoz de Sansodyne. El gobierno también cerró la compañía química que hizo el veneno utilizado en el tóxico jarabe para la tos panameño.
Y en julio, China ordenó a sus fabricantes que dejaran de usar glicol dietileno en la pasta dental.
La decisión tuvo una amplia cobertura periodística en todo el mundo. Pero el nombre de Eduardo Arias no se leía en ninguna parte. No parece que le importe demasiado.
"Al menos contribuí en algo", dijo.

R.M. Koster contribuyó al reportaje de este artículo desde Panamá.

3 de octubre de 2007
1 de octubre de 2007
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