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soldados ocultos en iraq

Con James Glanz, Richard A. Oppel Jr., Kate Zernike y Eric Schmitt

[David Barstow] Llegan de todos los rincones del mundo. Antiguos comandos de la Navy Seal de Carolina del Norte. Gurkas de Nepal. Soldados del antiguo gobierno surafricano de la época del apartheid. Son miles, llevados por las compañías de seguridad privadas que se han establecido en Bagdad. Los más apreciados fueron reclutados de las unidades de fuerzas especiales más prestigiosas del mundo. Otros han sido reclutados por las fuerzas especiales locales de SWAT.
Pero allí están, trasladándose por Iraq en vehículos blindados, muchos de ellos portando los últimos modelos de armas de combate. Algunas compañías de seguridad han formado sus propias ‘Fuerzas de Reacción Rápida' y sus propias unidades de inteligencia, que entregan diariamente informes con planos de las zonas ‘calientes'. Una compañía tiene sus propios helicópteros, y varias de ellas han forjado alianzas diplomáticas con clanes locales.
Mucho más que en cualquier otro conflicto en la historia de los Estados Unidos, el Pentágono descansa en compañías privadas de seguridad para realizar labores esenciales que eran antes confiadas a militares. Además, para custodiar los innumerables proyectos de reconstrucción, a las compañías privadas se les está pidiendo que se ocupen de la seguridad del jefe del gobierno provisional de la Coalición, L. Paul Bremer III, y otros funcionarios de alto rango; que escolten los convoys de aprovisionamiento que cruzan el territorio enemigo, y que defiendan puntos claves, incluyendo las quince sedes del gobierno provisional e incluso la Zona Verde, en el centro de Bagdad, el centro del poder americano en Iraq.
Con cada semana de insurgencia que pasa, y en una zona de guerra sin frentes, las compañías se involucran cada vez más en los combates, y en algunos casos se están borrando las fronteras entre tropas profesionales y comandos privados. Los ejecutivos de las compañías ven una clara distinción entre su rol defensivo como protectores, y las operaciones ofensivas de los militares. Pero cada vez más dan la impresión de ser milicias mercenarias privadas (según algunas estimaciones, constituyen una fuerza de alrededor de 20 mil hombres, que se sumana a la presencia militar americana de 130 mil soldados).
"Yo me refiero a ellos como a nuestros socios silenciosos en esta lucha", dijo en una entrevista el senador John W. Warner, presidente de la Comisión de Servicios Armados de Virginia, republicano.
El precio de esta colaboración se ha disparado. Según algunas estimaciones recientes, los costes de seguridad pueden alcanzar el 25% de los 18 billones de dólares de presupuesto para la reconstrucción, un gasto enorme y no calculado que podría retrasar o anular los proyectos de reconstrucción de escuelas, de plantas purificadoras de agua, de tendido eléctrico y refinerías de petróleo, cuyo valor asciende a billones de dólares
En Washington, los expertos en defensa y algunos líderes demócratas están dando la voz de alarma sobre el creciente rol de las compañías de seguridad en Iraq.
"En un área de fuego hostil la seguridad es una misión militar clásica", escribió la semana pasada el senador Jack Reed, de Rhode Island, miembro de la Comisión de Servicios Armados, en una carta al ministro de Defensa, Donald H. Humsfeld, firmada por doce senadores demócratas. "Delegar esta misión a contratistas privados hace que surjan serios cuestionamientos".
Con cada estallido de violencia se hace más visible la extensión e importancia estratégica de la alianza entre el Pentágono y la industria de la seguridad privada. Duranet las últimas semanas, equipos de compañías de seguridad privadas han defendido a empleados y edificios de las autoridades provisionales de graves asaltos en Kut y Najaf, dos ciudades al sur de Bagdad. Al norte, en Mosul, una tercera compañía de seguridad repelió un asalto directo a su sede. En el ataque más publicitado, cuatro contratistas privados fueron asesinados en una emboscada a un convoy de aprovisionamiento en Faluya.
La creciente dependencia de la administración de Bush de compañías privadas de seguridad fue parcialmente una decisión voluntaria.
Determinado a transformar a los militares en una fuerza de apoyo, más que en una fuerza letal de combate, Rumsfeld ha empujado agresivamente a la contratación externa para realizar labores que no son considerados esenciales en el esfuerzo bélico.
Pero muchos funcionarios del Pentágono y de la autoridad provisional conceden ahora que el papel cada vez más amplio de las compañías es también un resultado del injustificado optimismo del gobierno sobre cómo recibirían los iraquíes los esfuerzos de reconstrucción de los americanos.
La autoridad provisional estimó que los costes de seguridad abarcarían cerca del 10 por ciento de los 18 billones de dólares de fondos de reconstrucción aprobados por el Congreso, dijo el capitán Bruce A. Cole, portavoz del programa del gobierno provisional para la gestión administrativa.
Pero después de meses de sabotaje e insurgencia, algunos funcionarios dicen ahora que el porcentaje que irá a las compañías de seguridad será mucho más alto, ya que hay compañías que cobran descaradamente entre 500 y mil 500 dólares al día por sus empleados más calificados
"Creo que se esperaba que las fuerzas de la coalición proveerían seguridad interna apropiada y así paliarían la necesidad de los contratistas de alquilar su propia seguridad", dijo Stuart W. Bowen Jr., el nuevo inspector general de la autoridad provisional. "Pero la ominosa situación actual exige que un porcentaje substancial e inesperado de los fondos sea desviado hacia las compañías privadas de seguridad".
"Las cifras que he oído hablan de un 25 por ciento", dijo Bowen en una conferencia telefónica desde Bagdad. Mark J. Lumer, el funcionario del Pentágono responsable de supervisar los contratos de adquisición del ejército, dijo que había visto estimaciones similares.
Pero el capitán Cole declaró que era improbable que los costes alcanzaran ese nivel y que el progreso de la reconstrucción aliviaría eventualmente los actuales problemas de seguridad.
Sin embargo, de muchas maneras la acelerada colaboración entre el ejército y las compañías privadas de seguridad ya ha superado los planes.
No hay una supervisión central de las compañías, no hay reglas uniformes de conducta, no existen reglas consistentes para investigar o preparar a nuevos empleados.
Algunos guardias de seguridad se quejan amargamente de que son arrojados al combate sin potencia de fuego, entrenamiento o equipo adecuados. Se conocen historias de deficientes enlaces en las comunicaciones entre comandantes militares y guardias de seguridad atrapados en un ataque y sin refuerzos.
Sólo ahora los funcionarios de la autoridad provisional están elaborando reglas para las compañías de seguridad. Las reglas impondrán que las compañías se registren y sean aprobadas por el ministro iraquí de Interiores.
También les otorgarán el derecho de detener a civiles y de usar fuerza letal en defensa propia o de sus clientes. "Dispare sólo después de apuntar", dice una de las reglas propuestas, de acuerdo a un borrador que obtuvo el New York Times.
Varias compañías de seguridad han estado pidiendo estas reglas, advirtiendo que el flujo de compañías pequeñas y sin experiencia ha contribuido a una atmósfera de caos. Una compañía ha incluso reclutado a un antiguo filósofo de West Point para redactar reglas de conducta. "No necesitamos otra Dodge City. Ya tenemos bastante", dijo Jerry Hoffman, director del Armor Group, una compañía de seguridad importante que opera en Iraq. "Necesitamos reglas que sean honestas, uniformes y realizables".
Los empleados de la compañía dicen que sus servicios han permitido que miles de tropas puedan participar en operaciones ofensivas.
Pero algunos jefes militares refunfuñan que el atractivo de los entre 500 a mil 500 dólares diarios está desviando a algunos de los miembros de sus unidades de operaciones especiales con más experiencia hacia las compañías de seguridad, justo en el momento en que sus servicios están siendo muy demandados.
Personeros de la coalición y del Pentágono han declarado que no disponían de un conteo preciso de los guardias de seguridad privados que están siendo pagados con fondos gubernamentales. Tampoco de los muertos o heridos. Sin embargo, algunos demócratas y otros sugieren que la administración de Bush está descansando en estas compañías tanto para ocultar los costes de la guerra como para aumentar una fuerza uniformada ya no da más de sí.
Rumsfeld ha elogiado el trabajo de las compañías de seguridad y rechaza la noción de que están siendo presionadas para entrar en acción para compensar el deficiente nivel de las tropas.
Sin embargo, el gobierno ha estado publicitando últimamente un nuevo y gran contrato, de hasta 100 millones de dólares, para custodiar la Zona Verde de Bagdad.
"La amenaza actual y próxima y la historia reciente de ataques dirigidos contra las fuerzas de la coalición, y una fuerza militar muy angosta, exige una fuerza de seguridad privada que se dedique a proporcionar seguridad a las Fuerzas de Protección", dice el texto de la convocatoria.



ZONAS DE PELIGRO: AUMENTAN LAS BAJAS Y LOS NEGOCIOS

En una conferencia en Philadelphia la semana pasada un funcionario de gobierno presentó el proyecto para Iraq ante una decena de hombres de negocios interesados en ganar contratos de reconstrucción.
William H. Lash III, un funcionario importante del Departamento de Comercio, dijo que Bagdad estaba floreciendo, con restaurantes y hoteles que comenzaban a reabrir sus puertas. Contó que conduciendo por Bagdad se sentía fuera de lugar llevando un equipo de protección corporal entre los iraquíes de a pie. Como quiera que sea, bromeó, "el equipo no me hacía juego con el traje", de modo que se lo quitó.
Pero vista desde Iraq la situación es mucho menos optimista, donde los contratristas y el personal aliado tienen que pasar agachados protegiéndose como pueden tras muros medio derruidos. "Estamos en una situación sin precedentes", declaró Michael Battles, uno de los dos fundadores de la compañía de seguridad Custer Battles.
"Los contratistas civiles están trabajando aquí en las zonas más peligrosas del conflicto".
Una indicación del creciente peligro proviene del Departamento del Trabajo federal, que se ocupa de las demandas de compensación en caso de muerte y heridas de contratistas que trabajan para el ejército en zonas de guerra.
Desde el comienzo de 2003, los contratistas han iniciado 94 demandas por causa de muerte y mil 164 por heridas. En contraste, en 2001 y 2002 los contratistas informaron de 10 muertes y 843 heridos. No se dispone aún de cifras por país, pero funcionarios del Departamento del Trabajo han declarado que desde 2003 la gran mayoría de los casos proviene de Iraq.
Con el aumento de las bajas hemos visto también el crecimiento exponencial de la poco conocida industria de las compañías de seguridad privadas que operan en las zonas más calientes del planeta. En Iraq, casi todas trabajan para Estados Unidos, directamente, por medio de contratos con agencias gubernamentales, o bien indirectamente, a través de subcontratos con compañías contratadas para reconstruir Iraq.
Global Risk Strategies, una de las primeras compañías de seguridad en entrar en Iraq, tiene ahora mil 500 guardias privados en el país, de los 90 que tenía al empezar la guerra. La Steele Foundation ha crecido de 50 empleados a 500. Erinys, una compañía apenas conocida en la industria de la seguridad antes de la guerra, emplea ahora a 14 mil iraquíes.
En muchos casos, las compañías están adaptándose a los peligros de Iraq mediante la reproducción de las tácticas que perfeccionaron en las unidades de las Fuerzas Especiales. Una compañía, el Special Operations Consulting-Security Management Group, ha reclutado a informantes iraquíes que proveen de inteligencia que ayuda a las compañías a evaluar las amenazas, contó Michael A. Janke, el jefe de operaciones de la compañía.
La combinación de una letal insurgencia y billones de dólares en ayuda al desarrollo han lanzado al mercado a poderosas fuerzas comerciales en la zona de guerra. Nuevas compañías de seguridad compiten agresivamente por los contratos más lucrativos en el frenesí de los negocios.
"Un montón de empresas acaba de abrir filiales y no tienen la preparación para operar en ese ambiente", comenta Hoffman, gerente del Armor Group.
Una de las compañías de seguridad, la Steele Foundation, rechazó recientemente un contrato de 18 millones de dólares de una empresa que necesitaba que la fuerza de seguridad fuese desplegada en sólo unos días. Steele dijo simplemente no podía encontrar suficientes guardias calificados en tan corto plazo. Otra compañía se hizo enseguida con el contrato.
"Sólo contratan cuerpos", dijo Kenn Kurtz, el director jefe de Steele.
Ya en los primeras fases de la guerra, los contratistas de seguridad privados provenían en su mayoría de las tropas de élite de las fuerzas de Operaciones Especiales. Es un mundo pequeño, donde se hace fácil chequear los credenciales. Pero a medida que sube la demanda, se hace más difícil encontrar y aprobar a gente cualificada.
"¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar?", se preguntó Simon Faulkner, director ejecutivo de Hart, una compañía de seguridad británica. "¿De dónde surgen estos tipos?"
Cuando cuatro guardias que trabajaban para un subcontratista de Erinys murieron en un ataque en enero, se descubrió que habían sido miembros de las fuerzas de seguridad de Sudáfrica en la época del apartheid. Uno de ellos se había reconocido culpable cuando se acogió a la amnistía de la Comisión de Verdad y Reconciliación de ese país. "Estábamos muy preocupados", dijo Michael Hutchings, el director jefe de Erinys en Iraq. "Volvimos a reunirnos con nuestros subcontratistas y les dijimos que fueran más cuidadoso en la selección de personal".



TROPAS Y GUARDIAS: DISTINCIONES DIFÍCILES DE MANTENER

Para los guardias de seguridad privados, las reglas de conducta son aparentemente simples. Pueden defenderse, pero no atacar. De hecho, según expertos jurídicos militares los guardias se arriesgan a ser tratados como combatientes ilegales si apoyan a unidades militares durante enfrentamientos.
"No hemos firmado ningún contrato con ninguna compañía para que tome parte en combates", dice Lumer, el funcionario de adquisición del ejército.
Lo que ocurrió, dice Lumer en una entrevista, es que el Pentágono hasta cierto grado ha descansado de manera "claramente sin precedentes" en las compañías de seguridad para proteger los convoys, funcionarios de alto rango e instalaciones de las autoridades de la coalición.
Nadie quiere tropas regulares "enfrente de los edificios", dijo. "Nadie quiere que se ocupen de la gente que cruza mal la calzada o de pasar multas por exceso de velocidad".
Pero en Iraq los insurgentes ignoran la diferencia entre guardias de seguridad y tropas de combate. Lo que es más, han transformado a los convoys y edificios de la coalición en blancos principales. Como resultado, las compañías de seguridad se han encontrado crecientemente en medio de combates, enfrentándose a lanzagranadas, no a peatones imprudentes.
Es en esos encuentros, dicen varios ejecutivos de seguridad, que la distinción entre la defensa y el ataque se ha hecho borrosa. Un notable ejemplo tuvo lugar hace dos semanas cuando ocho contratistas de Blackwater USA ayudaron a repeler un fuerte ataque contra un edificio de la coalición en Najaf. Los guardias dispararon miles de rondas de munición y pidieron a Blackwater que mandara más helicópteros.
En una entrevista, Patrick Toohey, vice-presidente de las relaciones de gobierno en Blackwater, se esforzaba por encontrar las palabras correctas para describir las actividades de sus empleados. En un momento dado se refirió orgullosamente a ellos como a los hombres de Blackwater que "lucharon y dispararon con fuego preciso". En otro momento de la entrevista, insistió en que sus hombres no habían participado en ningún combate. "Estábamos realizando labores de seguridad", dijo.
"La línea divisoria", dijo finalmente, "se está haciendo borrosa".
Y es probable que se haga todavía más borrosa, ya que las compañías de seguridad privadas están tratando de obtener permiso para portar armas más pesadas.
"Seguiremos en eso", dijo Faulkner, el ejecutivo de Hart (especialmente después de que cuatro de sus empleados se pasaron catorce horas en el tejado de uno de sus edificios en Kut luchando contra una fuerza de insurgentes diez veces mayor). Un empleado de Hart murió en el asalto. Su cuerpo fue luego desmembrado por la multitud.
"No podemos aceptar una situación en la que cuatro de nuestros empleados sitiados por 40 o 60 iraquíes me pidan por teléfono que envíe ayuda", dijo Faulkner.
También buscan maneras de mejorar las comunicaciones con las unidades militares.
Hace dos semanas, un equipo de guardias privados estuvieron durante cuatro horas defendiendo un edificio de la coalición en Kut. Más tarde se quejaron de que las fuerzas aliadas ucranianas no habían reaccionado a sus llamados pidiendo ayuda.
Incluso encuentros rutinarios entre fuerzas aliadas y equipos de guardias privados pueden ser peligrosos. Janke, el ejecutivo de una compañía de seguridad y antiguo miembro de la Navy Seal, dijo que el último año sólo unos pocos casos de soldados nerviosos habían ´encendido´ -disparado- contra convoys de compañías privadas.
Nadie murió, pero métodos uniformes de identificación hubiesen prevenido esos incidentes, dijo Janke.
Distinguir las líneas entre autoridad y comunicación puede ser complejo. Muchos guardias de seguridad han sido contratados como "contratistas independientes" por compañías que, a su vez, son subcontratistas de compañías de seguridad más grandes, ellas mismas subcontratistas de otras compañías, que pueden haber sido contratadas por una agencia de los Estados Unidos.
En términos prácticos, estas alambicadas relaciones significan a menudo que las autoridades de gobierno no tengan una visión real de las compañías de seguridad que están en la plantilla pública.
En otros casos, el gobierno insiste en que las compañías de seguridad observan reglas detalladas. Una licitación para proveer de seguridad a la Agencia de Desarrollo Internacional de los Estados Unidos, por ejemplo, incluye exigencias sobre todo, desde el atuendo hasta el manejo de crisis.
"Si hay una amenaza de ataque químico y/o biológico, mantenga el área cerca del puesto de guardia despejada", se lee en el documento, agregando en mayúsculas: "Recuerde, durante la confusión que sigue a este tipo de acciones, los guardias son todavía responsables de la seguridad de los empleados y la gente en el área".



PALABRAS ENFÁTICAS, PERO VACÍAS

Funcionarios de gobierno encargados de las contrataciones y ejecutivos de compañías reconocen que los guardias privados tienen todo el derecho de abandonar sus puestos si piensan que la situación es demasiado insegura. No están obligados a regirse por el Código de Justicia Militar, no pueden ser llevados a tribunales civiles ni pueden desertar.
Scott Earhart dijo que había dejado Iraq porque no le gustaron los riesgos que le pedían que tomara sin contar con entrenamiento o protección adecuados.
Earhart, de 34 años, llegó a Iraq en octubre para trabajar como adiestrador de perros para una compañía de detección de explosivos contratada por Custer Battles. El antiguo sheriff contó que no había suficientes armas y que su equipo de protección personal estaba por debajo de lo requerido.
"Si no llegas al cuarto de suministros a tiempo, te quedas sin armas", dijo.
Earhart dijo que el límite se alcanzó cuando le pidieron que condujera desarmado a Bagdad desde Aman, Jordania. "Pensé que mi seguridad estaba en peligro", dijo.
Battles, de Custer Battles, dijo que había tomado más tiempo que el esperado recibir cargamentos de armas y que la compañía había tenido "problemas de crecimiento, como todas los demás". Pero enfatizó que "bajo ninguna circunstancia pondremos a trabajar a nuestra gente sin que cuenten con equipos adecuados".



REGLAS MÁS CLARAS: A LA BÚSQUEDA DE NORMAS, INCLUSO DE UNA FILOSOFÍA

Durante más de una década las academias militares han publicado estudio tras estudio advirtiendo sobre los riesgos de dar a los contratistas un papel demasiado importante en el campo de batalla. Las supuestas economías hechas [con su contratación] son exageradas o ilusorias - se afirma en los estudios. No se han resuelto adecuadamente problemas de coordinación y supervisión. Las tropas pueden correr riesgos.
Varios comandantes americanos en Iraq y Kuwait, o que han vuelto recientemente, expresaron sentimientos mezclados sobre el uso de compañías de seguridad privadas.
"La cuestión clave es que hay muchas tareas que todavía es mejor que las realicen unidades de combate que puedan contar con más apoyo, como helicópteros Apache y Kiowa Warriors, medevac, y refuerzos de los más básicos", escribió un general veterano en un email a The Times.
"Nuestra tarea es dejar que otros hagan lo que tenga sentido, dada la situación con el enemigo".
En un inusual cambio de roles, la petición de que se establezcan normas para la industria proviene de los ejecutivos de seguridad mismos. En Washington, abogados del Pentágono están revisando las reglas que deben observar las compañías de seguridad. Al mismo tiempo, autoridades de la coalición y funcionarios iraquíes están elaborando reglas de operación de las compañías privadas de seguridad.
Las reglas en borrador insisten en el uso "escalonado de fuerza" (primero grita, luego empuja, muestra tu arma, luego dispara). Y especifican en qué circunstancias pueden los guardias usar fuego letal. Pero no precisan cómo deben ser chequeados y entrenados.
De momento, las compañías a menudo escriben sus propias reglas y métodos para Iraq.
"Se trata de una industria en la que si no se es cuidadoso pueden convertirse fácilmente en lo que llamamos especuladores o perros de la guerra o mercenarios". "Es un espacio operativo muy mal definido", dijo Battles. "Nosotros trazamos los límites".
Custer Battles también contrató a Paul Christopher, un experto en ética militar que enseñaba filosofía en West Point. Christopher está ayudando a la compañía a definir su lugar y sus políticas en el caos de Iraq.
"Es el anti-Rambo", dijo Battles. "Es un pensador profundo".


©The New York Times ©traducción mQh

1 comentario

gerardo leon -

quisiera saver a donde devo llamar o q contacto ubicar para trabajar en irak como empleado de seguridad.