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china descubre el diván


[Ralph Frammolino] Estresado por un rápido cambio social, el país se vuelve hacia la psicología. El reto es adaptar la terapia occidental a una cultura oriental.
Pekín, China. Sale Confucio y entra Mao. El doctor Freud está de visita.
Vilipendiada alguna vez como un residuo del imperialismo burgués, la práctica de la psicología -y especialmente el ritual occidental de visitar al psicoanalista- está ganando popularidad en este país de capitalistas en ciernes.
La recién descubierta fascinación china con el inconsciente se produce en medio de desgarradores cambios sociales que están remodelando a un país empapado en los valores de la confianza en sí mismo y en la auto-disciplina. A medida que acelera su transición de una economía centralizada a una basada en el mercado libre, la gente comienza a sentir el impacto de una creciente competitividad, elevados niveles de tensión y el reconocimiento de que un buen montón de gente simplemente no es feliz.
"Todo está cambiando, incluyendo la conducta de la gente, las costumbres y las creencias", dice Zhang Kan, presidente de la Sociedad China de Psicología. "Alguna gente quiere conservar las tradiciones, pero eso no es posible. Quizás puedas conservar lo esencial, pero tienes que cambiar para adaptarte al mundo".
Ahora, parece que China se está jibarizando para adaptarse.
En los círculos psicológicos se dicen que un creciente número de la floreciente clase media, armada con acceso a la red e imágenes de terapias de películas tales como la taquillera ‘Internal Affairs' de Hong Kong, está buscando ayuda profesional para aliviar sus temores.
Las ventas de Prozac en China se han casi duplicado en los últimos cuatro años, dijo un portavoz de Eli Lilly & Co.
Un tercio de los entrevistados en un reciente sondeo nacional dijeron que se sienten frustrados, enfadados o apáticos. El suicidio es ahora la principal causa de muerte entre los jóvenes adultos. El divorcio, aunque todavía en un modesto 16%, está aumentando.
La demanda de ayuda ha puesto a funcionarios de gobierno a pelear para hacerse con el control de una industria terapéutica que ha surgido prácticamente de la noche a la mañana y que incluye a muchos psicólogos autodidactas que están tratando de hacer dinero rápido.
Entretanto, las universidades están agregando departamentos de psicología a sus facultades, con la esperanza de responder a un creciente número de estudiantes que ven ahora a la mente humana como una mina de oro. El número de departamentos de psicología en las universidades y las estadísticas de los estudiantes que se han licenciado en esta carrera se han duplicado en los últimos cinco años -de 40 a 4.000, respectivamente, de acuerdo a fuentes profesionales.
Están entrando a un mercado en crecimiento.
Zhang, 33 años y antiguo empleado de una emisora de radio que sólo proporcionó su apellido, dijo que "no sabía" lo que era la terapia cuando contactó a una psicóloga de Pekín a través de internet hace un año.
Ahora, después de una intensa terapia, su problemático matrimonio se está recuperando y describe la curación por la palabra como lo haría un profesional.
"Es un proceso durante el cual un psicólogo y un paciente se comunican uno con otro y a través de esa comunicación descubren problemas debajo de la superficie", dice Zhang, que no está relacionado con el presidente de la sociedad de psicología.
La inmensa mayoría de los chinos, sin embargo, no están tan dispuestos a cambiar a Confucio por el diván.
En un país donde el 70 por ciento de la gente son campesinos, la mayoría está demasiado ocupada tratando de ganarse la vida como para preocuparse de la satisfacción emocional. Y si lo hicieran, en un país donde el ingreso per cápita anual es de 1.000 dólares, muchos no podrían pagar los 20 a 100 dólares que cuesta aquí una hora de terapia.
Incluso aquellos que sí pueden pagarla se ven disuadidos por el hecho de que la palabra china para psicólogo significa ‘consultor de problemas del corazón', implicando que los clientes que lo consultan no tienen la cabeza en orden.
Y si los chinos pueden superar eso, se sienten incómodos con un enfoque que ha menudo exige sacar a los esqueletos de la familia del armario o divulgar secretos a un extraño. Eso está demasiado lejos de la tradición confuciana de venerar a los ancestros y, sobre todo, de salvar la cara.
"Los chinos son criados así", dijo un hombre de negocios aquí, que se negó a dar su nombre, mientras se relajaba en el popular barrio de bares Ruta del Loto de Pekín. "Si tienes algún problema, tú hablas con tus padres. Y si tus padres no te pueden ayudar, te los tragas".
Durante la revolución cultural de Mao Tse-tung, entre 1966-1976, los ideólogos políticos atacaron la psicología como una ‘pseudo-ciencia' de los expansionistas capitalistas. El ala dura prohibió la investigación de la conducta humana, destruyó las bibliotecas de psicología y obligó a los investigadores de la conducta a realizar trabajos manuales, como criar cerdos.
Sin embargo, las reformas económicas post-Mao, iniciadas hace 25 años, liberaron fuerzas sociales que han escindido la sociedad China en clases, y dejado tanto a poseedores como a desposeídos enfrentándose a un enorme cambio.
Despidos. Más exigencias en el trabajo. Menos tiempo para los amigos o la familia. Presión para no ser menos que los vecinos.
"Si los ricos se están haciendo más ricos y los pobres más pobres y le dices a la gente: ‘No envidies a la gente rica', eso no funcionará", dice Wang Kegiang, un psicólogo de Dalian, una ciudad costera a 466 kilómetros al sudeste de Pekín. "La gente se siente desequilibrada.
"Además de eso están los problemas de corrupción y la presión para educar a los niños y el desempleo", dijo. "Todos estos problemas están causando inestabilidad en la sociedad china".
Para muchos chinos, la señal más inquietante de la creciente inestabilidad ha sido un desfile de reportajes nunca oídos antes en la prensa. Estudiantes universitarios estresados que arrojan ácido a los animales del zoológico, matan a sus compañeros de cuarto con un martillo o se arrojan a las vías de los trenes.
El ministerio de Educación ha respondido elaborando un test psicológico para los estudiantes universitarios de primer año, y en abril de 2003 el ministerio del Trabajo y Seguridad Social promulgó el primer reglamento profesional para psicólogos del país. En los primeros ocho meses se licenciaron 2.600 psicólogos, de acuerdo a declaraciones del ministerio.
"Los problemas psicológicos se han transformado en el primer reto a la salud mental de la gente y una razón importante de la inestabilidad social", se lee en la declaración. "Y la psicoterapia puede ayudar a la gente a resolver sus problemas psicológicos usando diagnósticos y tratamientos científicos".
Sin embargo, el adiestramiento en esos métodos todavía está muy por detrás de Occidente. Los psicoterapeutas prospectivos deben pasar un examen de licenciatura después de 720 horas de estudio y práctica, dicen expertos. Eso no se compara con el mínimo de horas de estudio que se exige para la maestría en psicología y las 3.000 horas de práctica supervisada en California.
Pero es un comienzo, dicen muchos, y los reglamentos se hacen más estrictos a medida que el gobierno continúa eliminando a los jíbaros autodidactas que "timan a la gente", dijo un funcionario de gobierno.
"Mucha gente lo está haciendo porque es un modo de hacer dinero", dijo Li Yanyan, que trabaja en el oficial Instituto de Investigación de la Estandarización, que está revisando el reglamento de los psicoterapeutas para de su aprobación definitiva.
Psicoterapeutas legítimos como Wang, en Dalian, corroboran la creciente demanda. Un educador durante más de 30 años, Wang es un psicoterapeuta típico de la primera camada china, muchos de los cuales son doctores o profesores y trabajan en la disciplina sólo parcialmente.
Wang dijo que recibe a clientes durante 25 horas a la semana y ha determinado la importancia de sus servicios por los precios que los pacientes están dispuestos a pagar. Ha doblado su tarifa a 73 dólares la hora, y "la gente todavía hace citas para las que no tengo tiempo".
Algunos padres, agregó, están dispuestos a pagar hasta 240 dólares la hora para que sus hijos reciban ayuda antes de algún examen importante en la escuela -una especie de mimos terapéuticos que él y otros dijeron que se deriva de la política del gobierno de no permitir más de un hijo por familia.
Promulgada en los años setenta, la medida ha engendrado una ola de jóvenes y jóvenes adultos que se han transformado en el núcleo de pacientes de psicoterapeutas. Llamados ‘los pequeños emperadores y emperadoras', muchos de ellos carecen de las habilidades sociales para sobrevivir en un mundo cada vez más competitivo cuando ingresan a la universidad o a lugares de trabajo.
"Muchos de mis clientes son cultos y tienen dinero, pero necesitan atención. Necesitan personas que los escuchen", dijo Bi Yinti, un psicoterapeuta de Pekín con un popular sitio en la red. "Tienen que presentarse fuertes frente a la gente que conocen, pero son débiles por dentro", dijo Bi. "La mayoría de ellos necesitan que se les diga: ‘¡Tú no tienes problemas! ¡Basta ya! ¡Vuelve a tu trabajo!'"
Bi, que se especializa en temas de "amor, matrimonio, divorcio y sexo", tiene una maestría en psicología y atiende a sus pacientes en sesiones vespertinas los fines de semana, después de su trabajo fijo como una representante de compras del ejército. Un tercio de sus clientes, dijo, necesitan alrededor de cuatro sesiones para resolver sus problemas. El resto necesita más tiempo para resolver problemas más serios, tales como abusos en la familia, o deben asistir a sesiones de grupo, que incluye uno sobre rabietas en el tráfico, algo que es relativamente nuevo.
Debido a que no hay una traducción china para ese estado, Bi llama a su grupo el de ‘estoy-muy-enfadado-con-alguien-que-se-me-ha-puesto-en-el-camino'. Enseña a los miembros del grupo a controlar su rabia a través de ejercicios respiratorios y visualizaciones. Los miembros, dijo, han aumentado cada vez que ha organizado una sesión cada cinco semanas, y su último conteo fue de 19."Es muy popular", dijo.
Los psicólogos en general se han hecho muy populares en China en parte a causa del estallido del síndrome respiratorio agudo en 2003. Para ayudar a calmar al público, abandonaron sus despachos y participaron en programas de radio y televisión, montaron teléfonos de asistencia y visitaron a pacientes, sus familias y personal médico en hospitales.
Sin embargo, incluso aunque crecía su importancia, los psicólogos no están completamente satisfechos consigo mismos. Quieren más que una versión recalentada de Freud y otros psicólogos occidentales para mezclarlos con una visión oriental de la vida.
Como resultado, el gubernamental Instituto de Psicología, parte de la Academia de Ciencias china, está investigando para elaborar pautas definiendo lo que constituye una buena salud mental en el país.
Los investigadores también han dado un toque asiático al Inventario Multifacético de Personalidad de Minnesota, un test de evaluación psicológico ampliamente utilizado.
Psicólogos tales como Wang Dengfeng dicen que el principal desafío es crear un nuevo tipo de terapia que se ajuste a la sensibilidad y cultura chinas.
"La personalidad es la base de la psicoterapia", dice Wang, profesor de psicología de la Universidad de Pekín. "Pero la teoría de la personalidad occidental no se ajusta al pueblo y la cultura chinas. La gente de diferentes culturas piensa y actúa de manera diferente".
Wang, que ha estudiado a la personalidad china durante 20 años, citó como ejemplo a una persona de corre riesgos. En la teoría de la personalidad occidental sería considerada extrovertida, lo que es positivo.
Pero los chinos verían a esa persona como impulsada por una emoción intensa, lo que no es bueno. "Los chinos piensan entonces: ‘Ese hombre no es prudente'", dijo.
A pesar de diferencias culturales como estas, el tipo de terapia lingüística introducida por Sigmund Freud hace más de 100 años para ser lo suficientemente buena para algunos en esta sociedad post-maoísta. Un ejemplo: Zhang, el empleado de la emisora.
Zhang dijo que había decidido ir a terapia cuando comenzó a sufrir una misteriosa enfermedad que los médicos no podían diagnosticar.
Tomó contacto con Bi, la psicóloga de Pekín, y los dos comenzaron unas sesiones semanales.
Finalmente, dijo Bi, descubrió la causa de su mal: un complejo de culpa no resuelto a raíz de una aventura extramarital. Zhang se había metido con otra mujer porque estaba enfadado debido a que su esposa se había vuelto agria después del matrimonio.
"Quería que ella se enterara de la aventura, como para decirle, oye, tienes que respetarme", dijo Bi. "Pero después de la aventura, se sintió culpable porque su esposa lo quería profundamente. Así, en su subconsciente se convenció a sí mismo de que había algo que no funcionaba en él. Y el castigo fue sentirse enfermo".
Ahora, después de un año de terapia, Zhang terminó su aventura, hizo las paces con su esposa y la pareja tiene ahora un hija de dos meses.
Zhang dijo que él no se lo pensó dos veces a la hora de hablar con un psicoterapeuta.
"Creo que lo más importante es que encuentres un modo de resolver tus problemas", dijo, desechando cualquier reluctancia confuciana. "Creo que contar la verdad es mucho mejor que tratar de ocultarla".

Bu Yang y Yin Lijin contribuyeron a este reportaje.
17 de septiembre de 2004
30 de septiembre de 2004
©losangelestimes
©traducción mQh
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