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miedo entre policías iraquíes


Los miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes, bien sea por patriotismo o por necesidad, se preparan para vivir el próximo domingo, cuando se lleven a cabo las elecciones convocadas por el gobierno interino, una jornada que se teme sangrienta.
Bagdad, Iraq. "Tengo miedo. Entré en la policía hace seis meses porque estaba sin trabajo. Tengo miedo porque estoy casado y tengo una gran familia. Pese a todo el equipo y las armas que tenemos, no me siento seguro, sobre todo en estos días", confiesa Alaa Khorchid, un policía contactado en el centro de Bagdad.
Infiltradas por los insurgentes en un grado difícil de evaluar, las fuerzas del orden iraquíes son blanco, todos los días, de los ataques de la guerrilla.
Hasta ahora, 130.000 iraquíes se han alistado en la policía y en el ejército, y las autoridades esperan que su numero supere un día los 300.000.
Pese a las amenazas, numerosos policías, como Jorchid, quieren seguir en servicio, ya sea por patriotismo o por la simple necesidad de tener un empleo para poder alimentar a los suyos.
El general David Petraeus, el oficial norteamericano al que incumbe la delicada tarea de supervisar el entrenamiento de las fuerzas del orden iraquíes, compara su misión con la del hombre que debe sobrevivir al paso de una manada de búfalos que se lanzan contra él.
"Es desgraciado pero es así. La realidad es que tenemos numerosas bajas. El enemigo no vacila ante nada. Los momentos de desaliento y frustración no faltan nunca, pero debemos continuar", dice.
Tras la caída del régimen de Saddam Hussein, en abril de 2003, más de 1.300 policías y soldados iraquíes han sido asesinados por los insurgentes: abatidos frente a sus casas, muertos en combates callejeros, en atentados suicidas o a veces con arma blanca, tras ser capturados.
El domingo, las fuerzas del orden estarán particularmente expuestas frente a una guerilla que ha declarado la guerra a las elecciones.
La consulta probará además su capacidad para imponer el orden, en la medida en que Estados Unidos y Gran Bretaña se dicen ahora dispuestos a transferirles, durante el presente año, el control de algunas regiones "en calma".
Su jefe, el general Babakir Zebari, estimó, en declaraciones a la AFP, que sus hombres son capaces de cumplir con su misión y espera que, de aquí a fines de año, las tropas extranjeras habrán dejado las ciudades y limitarán su presencia en Iraq a una o dos bases, mientras que el ejército y la policía iraquíes se encargarán de hacer respetar la ley en todo el país.
Varios observadores estiman que las nuevas fuerzas del orden van por buen camino, como lo prueba su reciente participación, al lado del ejército norteamericano, en grandes operaciones contra los rebeldes.
Pero también ya son motivo de críticas: los sunitas acusan al nuevo poder de conceder demasiado espacio a los reclutas chiítas y kurdos, lo que niegan los norteamericanos y el gobierno del primer ministro Iyad Allaui.
Una organización de defensa de derechos humanos, Human Rights Watch, les acusa de torturar a quienes caen en sus manos.

28 de enero de 2005
©univisión

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