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resistencia cambia tácticas


[Steve Fainaru] Marines relatan dramático asalta en base cerca de Siria.
Husaybah, Iraq. El soldado de primera clase de la Marina, Joshua Butler, se sacudió los escombros del estallido de una camión suicida. Se tambaleó hacia el borde un su torre de vigilancia de tres pisos y miró la nube de humo blanco.
Butler, 21, de Altoona, Pensilvania, se quedó un momento sordo debido a la detonación, pero lo que pasó después lo recuerda con cinematográfica nitidez. El humo blanco se abrió para revelar un limpio y rojo camión de bomberos. Pasó a toda velocidad frente a un mural que dice a los viajeros ‘Adiós del Iraq Libre' y se abalanzó directamente contra Butler, que disparó contra el camión hasta que este explotó a unos 40 metros de él.
Esta verídica pesadilla ocurrió el lunes de la semana pasada. El ataque en esta remota avanzada de la Marina en la frontera siria sólo causó lesiones leves, pero marcó un dramático cambio en los métodos de los insurgentes, que durante dos años han llevado a cabo ataques la mayor parte de las veces de golpe-y-fuga contra militares norteamericanos.
En entrevistas y en informes posteriores los Marines que defendieron exitosamente la base esa mañana describieron un sofisticado asalto en el que participaron entre 50 a 100 combatientes.
Los insurgentes distrajeron a los guardias de la Marina con bien dirigidos ataques con morteros y granadas, y luego lanzaron tres ataques suicidas sucesivos en un intento de volar la base y destruirla. El camión de bomberos tenía un conductor, un vigía y un parabrisas antibalas, y estaba cargado con docenas de galones de gas propano rellenos de explosivos. La detonación hizo llover metralla roja durante más de un minuto, y desgoznó puertas y agrietó los fundamentos de edificios en el interior de la base de la Marina.
El ataque "demuestra una resistencia extremadamente madura y capaz", dijo el mayor John Reed, oficial ejecutivo del Tercer Batallón, 2º Regimiento de la Marina, que comanda tropas norteamericanas. "Mostró su capacidad de preparar un ataque complejo muy rápidamente".
El ataque, junto con un ataque similar el 2 de abril contra la cárcel de Abu Ghraib gestionada por norteamericanos en el que quedaron heridos 44 soldados norteamericanos, presenta un nuevo reto a los militares norteamericanos, que quieren desgastar a la resistencia antes de transferir responsabilidades de seguridad a fuerzas iraquíes adiestradas por Estados Unidos. Jefes militares estadounidenses han expresado optimismo de que los rebeldes, mientras que están lejos de estar derrotados, se han degradado significativamente como fuerza combatiente; dijeron que desde las elecciones del 30 de enero los ataques habían sido menos frecuentes y menos efectivos.
El número de ataques diarios en ciudades como Bagdad y Mosul ha disminuido hasta en un 50 por ciento. Hasta hace poco, esos ataques habían sido en gran parte atentados con bombas improvisadas en las calles y coches-bomba dirigidos contra pelotones de vehículos militares norteamericanos que realizan cientos de patrullas al día.
Jefes militares norteamericanos dijeron que interpretaban el ataque como un intento desesperado de los insurgentes de influir de energía el conflicto. "Creo que están perdiendo, así que están intentando ataques más grandes para recuperar algo de la iniciativa", dijo el capitán de la Marina, Frank Diorio, comandante de la Compañía India en el Campamento Gannon, la base de la Marina cerca de la ciudad de Qaim en la frontera con Siria. "Reconozco sus méritos; están tratando de golpear fuerte. Esto lo volveremos a ver. Pero ahora lo sabemos y podemos hacerles frente".
Husaybah es un polvoriento foco de contrabando en las áridas extensiones del occidente de Iraq, un paisaje lunar desértico de tierra y rocas, con su visibilidad frecuentemente entorpecida por tormentas de arena. El Campamento Gannon está situado en la sección noroeste de la ciudad.
El perímetro norte de la base es la frontera siria, marcada por un barrera de tres metros de alto de sacos de arena y alambres de púas. Hacia el sur y este hay casas de cemento bajas y calles de tierra, vecindarios tan hostiles que los marines no pueden entrar sin exponerse a riesgos de ataques. La austera base ha sido bombardeada tan frecuentemente que los marines no dejan nunca sus barracas sin cascos y chalecos antibalas, incluso cuando van a los urinarios -tubos de mortero metidos en el suelo.

Salvo de Apertura
Aquí la batalla empezó hacia las 8:15 de la mañana, poco después de que el 2º Pelotón de la Compañía India instalara la guardia de turno para el perímetro este de la base. Cuatro proyectiles de morteros pasaron sobre la base e impactaron a unos 300 metros en territorio sirio, dijo el capellán Roy Mitros, el marine de guardia que se trepó a una torre para mirar dónde habían impactado.
Dentro en el Puesto 8, un búnker en la esquina sudeste de la base, los soldados de primera clase Joe Lampe, 22, de Lacey Township, Nueva Jersey, y Anthony Fink, 21, de Columbus, Ohio, empezaron a recibir informes de que otros puestos de guardia estaban siendo atacados esporádicamente. Entonces, a las 8:25 de la mañana un proyectil impactó en su búnker.
Lampe y Fink quedaron ilesos, pero el búnker se llenó con el polvo de docenas de sacos de arena de protección. "No se veía nada a una pulgada de distancia", dijo Lampe. "Oímos la explosión y luego todo fue polvo en torno a nosotros".
Momentos después, el soldado de primera clase Diego Naranja, 22, del municipio de Queens en la Ciudad de Nueva York, llamó por radio a una torre de vigilancia al norte del Puesto 8 para decir que había divisado a un camión volquete blanco avanzando hacia el norte por una calle de una vía que los militares norteamericanos llaman el West End. "Pero tan pronto como terminó de decirlo, todo detonó", dijo Lampe. "Fue entonces que hubo otra explosión. Esa explosión nos arrojó al suelo".
Fink dijo que estaba convencido de que los rebeldes concentraron el fuego contra el Puesto 8 como una maniobra de diversión. "No tengo ninguna duda", dijo. "Ellos sabían que era el puesto más cercano. Si nos mantenían ocupados, podían echar los camiones con explosivos a la calle". Naranja dijo que logró disparar varias veces contra el camión, que este desapareció pronto.
El camión volquete llegó a una bifurcación y dobló al oeste. Pasó por cuatro arcos de concreto y aceleró hacia la base, ubicada junto al cruce de la frontera. Los militares norteamericanos cerraron la frontera por razones de seguridad antes de las elecciones de enero y no había sido reabierto. El área ahora es un pueblo fantasma de puestos de aduana y casas de seguridad y una mural de cemento de 50 metros pintado con la bandera iraquí.
El volquete se dirigió hacia Butler, que estaba de guardia con uniforme de camuflaje en la torre 2. Butler abrió el fuego, y el camión viró hacia la izquierda y chocó contra un grupo de camiones que los marines habían aparcado juntos para bloquear el acceso a la entrada de la base. Entonces estalló el volquete, que puso a correr a Butler hacia el borde de la torre mientras los escombros de concreto caían sobre él.
El campamento Gannon estaba ahora bajo fuego. Morteros y proyectiles llovían sobre la base desde el sur y el este mientras la mayoría de los marines, todavía en la cama, corrían hacia la seguridad de los búnkeres.
Unos 45 segundos después de que explotara el volquete, su intención quedó clara. Era para servir como de ariete para limpiar la entrada de la base para que pasara el camión de bomberos.
El camión cisterna era algo así como un fantasma para la Compañía India. Los marines habían oído que los insurgentes podrían usar uno para un atentado suicida. Durante dos meses fueron advertidos por sus jefes de estar alertas ante camiones cisterna, pero nunca lo habían visto y algunos marines habían concluido que no era verídico.
Ahora el camión cisterna avanzaba a toda velocidad por el West End. "Cuando lo vi, se me paró el corazón", dijo el soldado de primera clase, Sebastián Lankiewics, 20, también de Queens. "Fue como estar mirando a la muerte en persona misma viniendo desde el condenado West End".
El camión de bomberos hizo la misma ruta que el camión volquete, doblando a la izquierda en la bifurcación, pasando por debajo de los arcos y avanzando a toda velocidad hacia la entrada de la base. Butler, que se había puesto de pie, lo pudo oír antes de verlo, el camión diesel se acercaba a toda velocidad envuelto en una nube de humo.
"Fue como una película", dijo. "Me recordó ‘Arma mortal'. El humo lo ocultaba todo y justo entonces pasó como un bólido, como en la película". "El humo se esfumó de las ventanas. No podía creer lo que estaba pasando".
Repentinamente estaba encima de él y Butler pudo ver el interior del vehículo. "Había dos individuos en él", dijo. "Estaban vestidos de negro y las caras cubiertas con pañuelos. Pude ver la raya de sus ojos".
Butler disparó unas 100 balas contra el camión de bomberos. Como el volquete, había doblado a la izquierda antes de llegar a la entrada. Butler dijo que pensó que el conductor se había despistado por los disparos o fue incapaz de localizar la entrada.
El sonido de la explosión fue "realmente inexplicable, el sonido y la violencia", dijo Diorio, el comandante de la compañía. Aunque el camión de bomberos fracasó en penetrar la entrada, "ellos estaban básicamente dentro de nuestro perímetro", dijo. La detonación fue tan fuerte que Diorio temió lo peor.
Poco a poco empezaron a llegar informes en la red del pelotón.
"No hay bajas en el segundo pelotón".
"No hay bajas en el tercer pelotón".
"No hay bajas en el cuarto pelotón".
"Gracias, Dios mío", susurró Diorio para sí mismo.

"Estuvieron claramente cerca de causar un montón de daños", dijo. "Es por el lugar que escogieron para hacer explotar el camión. Si yo hubiera un elegido un lugar donde detonar un camión de bomberos lleno de explosivos, si yo tuviera que elegir un lugar, habría elegido precisamente ese".

Bienvenido a Iraq
El vehículo explotó cerca del mural con ‘Bienvenido a Iraq', que absorbió parte de la explosión. Lo mismo hizo un enorme alero de metal ondulado que proporcionaba sombra a los vehículos que hacían cola en la frontera. Fue completamente eliminado, junto con un edificio bajo azul y blanco que también absorbió parte de la explosión.
Sólo tres marines resultaron heridos, ninguno de seriedad. Un trozo de metralla agujereó las gafas protectoras de Butler, pero no perforó el casco al que estaban conectadas.
El sargento primero Don Brazeal, 39, de Riviera Beach, Maryland, estaba en el puesto de comando de la compañía cuando explotó el camión de bomberos. También temió lo peor y corrió hacia el perímetro de la base. "Es una especie de instinto paternal el que se apoderó de mí", dijo. "Un montón de estos tíos son tan jóvenes como mis hijos. Pensé en ese momento que mis hijos tenían dificultades".
Brazeal llegó al Puesto 8 y vio a Fink disparando contra una docena de rebeldes. Estaban protegidos por una muralla al otro lado de la calle.
Brazeal cogió un lanzagranadas y se subió encima de una barrera de tierra, exponiéndose al fuego enemigo. Disparó el proyectil contra la muralla. Luego Fink hizo lo mismo. Entonces cesaron los disparos, dijeron.
Durante casi una hora llovieron sobre la base morteros y granadas lanzadas por lanzagranadas -los marines piensan que fueron unas 30. La unidad pidió la intervención de aviones de guerra F-18 y helicópteros de combate Cobra; los Cobra dispararon sus ametralladoras y misiles Hellfire contra los que un informe sobre el incidente describió como vehículos que transportaban armas. El fuego de armas ligeras en la base aligeró a las 9:30 de la mañana, pero continuó esporádicamente durante casi 10 horas.
Los marines dijeron que murieron 19 insurgentes, quedando 15 heridos, durante las 24 horas de combate. También murió un número desconocido de civiles.
Esta semana la ciudad siguió tensa. Los marines creen que han logrado una victoria decisiva, sólo templada por el hecho de que tuvieron que hacer frente a un rival más sofisticado que el que conocían.
"Estos tíos saben lo que están haciendo", dijo el teniente Ronnie Choe, 25, de Los Angeles, oficial de inteligencia del batallón. "No eran tipos cualquiera que decidieron atacarnos para no aburrirse".

20 de abril de 2005
©washington post
©traducción mQh

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