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iraq, entonces y ahora


Misión de Estados Unidos en Iraq a la deriva.
Después de arrastrarse durante meses, el debate en Washington está tomando vuelo nuevamente. Es un desarrollo necesario y bienvenido, pero gran parte de la discusión se ha desviado hacia temas equivocados. Los opositores a la guerra han estado sacudiendo varios memoranda del gobierno británico de julio de 2002, que describen los preparativos para la guerra del gobierno de Bush, como reveladores de las falsedades del presidente Bush sobre Iraq. Algunos bloggers han exigido saber por qué "los medios de comunicación establecidos" no les prestaron más atención. Aunque no podemos hablar en nombre de la sección de noticias del Post, la respuesta parece obvia: Los memoranda no agregan nada que no supiéramos sobre las deliberaciones de preguerra del gobierno. No sólo eso: No agregan nada que no fuera conocido públicamente en julio de 2002.
Hace tres veranos las páginas de este y otros diarios estaban llenas de informes sobre la planificación militar de la guerra para derrocar a Saddam Hussein y la determinación de Bush de hacer una demostración de fuerza. "El debate sobre si Estados Unidos debería o no declarar la guerra", afirmamos en un editorial del 4 de agosto, "ha entrado tambaleando en una fase superior". Las preocupaciones de que el gobierno de Bush no estaba adecuadamente preparado para la ocupación de posguerra -otra supuesta revelación de los memoranda británicos- provocaron las audiencias ampliamente reportadas del Comité de Relaciones Exteriores del Senado que empezaron el 31 de julio de 2002.
En los memoranda hay una vaga pero misteriosa observación: Un funcionario británico es citado diciendo que "los datos de inteligencia y los hechos están siendo ajustados a esa política". Sin embargo aun entonces se argumentó, y se ha transformado desde entonces en algo establecido, que Bush, el vice-presidente Cheney y otros portavoces del gobierno exageraron la amenaza de Iraq para justificar la eliminación de su nocivo régimen. Y los memoranda no entregan información que pueda alterar las conclusiones de múltiples investigaciones independientes a los dos lados del Atlántico, que eran que las agencias de inteligencia británica y norteamericana creían genuinamente que Iraq poseía armas de destrucción masiva y que no fueron influidas por el gobierno de Bush en esa evaluación.
El debate sobre si la guerra debió haberse hecho es apropiado y sin duda continuará durante muchos años. Pero no debe distraernos de lo que debe ser una urgente discusión sobre la situación presente en Iraq. Después de la calma tras las elecciones de enero, la violencia -y las bajas norteamericanas- han vuelto al nivel de otoño pasado; el proceso político está paralizado por la incapacidad de los líderes chiíes y sunníes de llegar a un acuerdo, incluso aunque el tiempo destinado a redactar la constitución sigue pasando. Recientes reportajes en profundidad del Post y el New York Times han sugerido que el adiestramiento del nuevo ejército iraquí continúa entregando resultados mezclados y que pasarán varios años, al menos, antes de que unidades iraquíes puedan tomar el lugar de las tropas norteamericanas.
Todo esto debería cuestionar la actual retórica y aparente estrategia del gobierno de Bush, que supone que la resistencia iraquí, como dijo Cheney, está en "sus últimos suspiros"; que las unidades iraquíes estarán listas antes de que los militares norteamericanos, que hacen frente ahora a una crisis de reclutamiento, se vean quebrados por el esfuerzo de desplegar más de 130.000 tropas; y que Estados Unidos todavía puede permitirse un enfoque de relativa no intervención en el proceso político, dejando a Bagdad sin embajador durante varios meses seguidos. De hecho, la misión norteamericana en Iraq parece ir peligrosamente a la deriva -y el presidente, otra vez, no está hablando con franqueza al país sobre los sacrificios necesarios, o de dónde saldrán las tropas y otros recursos para esos propósitos. Estas deben ser las preguntas más importantes de este verano.

15 de junio de 2005
©washington post
©traducción mQh

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