generales: peligro de guerra civil
[Dana Priest y Mary Jordan] Iraq corre el riesgo de caer en una guerra civil, dicen generales a senadores.
Dos importantes generales estadounidenses dijeron ayer que la violencia religiosa en Iraq es mucho peor de lo que habían anticipado y podría conducir a una guerra civil, afirmando que el mejoramiento de la situación ahora es más una cuestión de voluntad política iraquí que de la estrategia militar norteamericana.
"La violencia religiosa probablemente no puede ser peor", dijo el general John P. Abizaid, comandante de las operaciones militares estadounidenses en Oriente Medio, al Comité de las Fuerzas Armadas del Senado."Si no la detenemos, es posible que Iraq se deslice hacia la guerra civil".
El testimonio de Abizaid y del presidente del Estado Mayor Conjunto, el general Peter Pace, fue la evaluación militar más sombría de las condiciones en Iraq desde que empezara la guerra hace cuarenta meses. Se hacen eco de la opinión del embajador británico saliente en Iraq, el que, en un memorándum confidencial revelado ayer, dijo al primer ministro Tony Blair, que una escisión de facto de Iraq es mucho más probable que una transición a la democracia.
Los dos generales norteamericanos dijeron que piensan que Iraq puede tener éxito en cuanto a mantener un gobierno estable en el futuro cercano, pero su evaluación sobre un posible deslizamiento hacia la guerra civil es algo que el gobierno había evitado reconocer antes.
"Existe la posibilidad de que se produzca una guerra civil, pero eso no significa que sea un hecho ahora", dijo Pace. "Los iraquíes deben aprovechar este momento".
El ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld calificó la violencia en Iraq de "lamentable" y "trágica". Dijo que él "seguía teniendo confianza en que el sentido común del pueblo estadounidense" de oponerse a la retirada de Iraq porque equivaldría a una victoria de los "asesinos y extremistas".
El senador John W. Warner (republicano de Virginia), presidente del Comité de las Fuerzas Armadas, dijo que el gobierno necesitaría una nueva autorización del Congreso para permitir que las tropas estadounidenses peleen en una guerra civil. Originalmente, las fuerzas estaban autorizadas para derrocar a Saddam Hussein y a su Partido Baaz.
Senadores de los dos partidos cuestionaron si las tropas estaban preparadas adecuadamente para tomar parte en una guerra civil. Si finalmente estalla, preguntó el senador Evan Bayh (demócrata de Indiana), "¿de qué lado estaremos?"
"No me gusta especular sobre eso", dijo Rumsfeld. "Podría llevar a una discusión que sugiere que suponemos que va a ocurrir... El gobierno sigue en pie. Las fuerzas armadas siguen en pie".
Varias veces durante la audiencia, Rumsfeld expresó su preocupación de que el interrogatorio del comité ayudara al enemigo. "Ellos nos están haciendo una guerra de desgaste psicológico", dijo en un momento. "Quieren vernos reñir entre nosotros, antes que reñir entre ellos".
Ese ánimo sombrío fue exacerbado por la preocupación sobre la guerra en el Líbano y la posibilidad de que provoque mayor inestabilidad en la región.
"La había visto rara vez tan volátil e inestable", dijo Abizaid.
El gobierno de Bush celebró en mayo el acuerdo entre los partidos iraquíes para formar un nuevo gobierno y, en junio, la muerte de Abu Musab al-Zarqawi, que dirigía al-Qaeda en Iraq. Pero la violencia reclama ahora cien víctimas al día, de acuerdo a un informe, y Bagdad ya no es una ciudad segura.
Recientes promesas de Bush de que Estados Unidos podría empezar a reducir los niveles de tropas estadounidenses en Iraq fueron desmentidas cuando el Pentágono anunció recientemente que 3.700 soldados que debían volver a casa en las próximas dos semanas, serán enviados a Bagdad por un período de cuatro meses.
Los dos generales dijeron al comité que no podían decir cuándo se derrotaría a la resistencia, cuado se desbandarían las milicias iraquíes, cuándo serían las fuerzas iraquíes lo suficientemente fuertes como para pelear por sí mismas, o cuándo podría empezar la retirada de las tropas americanas. Abizaid dijo que espera que Iraq "avance hacia el equilibrio... en los próximos cinco años".
Los tres oficiales dijeron que creen que Iraq superará sus dificultades y que retirar las tropas americanas demasiado pronto sabotearía el objetivo de construir allá una democracia. Dijeron que la clave para parar la resistencia de unos 20 mil miembros en un país de casi 27 millones de habitantes es que los iraquíes se unan, que el gobierno disuelva las milicias armadas y que las fuerzas de seguridad iraquíes aumenten sus números y capacidad.
"Hay más algo más profundo que está ocurriendo en Iraq a un nivel más profundo... que explica por qué esta violencia se mantiene y aumenta, en lugar de disminuir", dijo el senador Lindsey O. Graham (republicano de Carolina del Sur). "¿Qué cree usted que es ese algo?"
Pace respondió que Graham tenía "fundamentalmente razón en que si los iraquíes decidieran hoy que, en mis palabras ahora, querrán más a sus hijos de lo que odian a sus vecinos, esta situación podría terminar muy pronto".
Los miembros republicanos y demócratas bombardearon al trío con incisivas preguntas sobre la extendida corrupción, las milicias cada vez más descaradas, el creciente papel de Irán y el estado de agotamiento de las tropas norteamericanas.
El senador John McCain (republicano de Arizona), acusó al Pentágono de "jugar un juego de comecocos", trasladando tropas de un área inestable a otra. El senador Jack Reed (demócrata de Rhode Island) discutió con Rumsfeld y Pace sobre informes del Pentágono de que dos tercios de las brigadas del ejército no tienen un nivel adecuado de disposición para el combate.
Pace y Rumsfeld dijeron que los cálculos no reflejaban adecuadamente el crecimiento de la capacidad militar.
El momento más apasionante del día ocurrió cuando la senadora Hillary Rodham Clinton (demócrata de Nueva York) leyó un listado de errores que dijo habían conducido a la actual crisis en Iraq, y acusó a Rumsfeld de incompetencia. "Dadas sus prestaciones", preguntó, "¿por qué deberíamos creerle ahora?"
Después de una larga pausa, Rumsfeld respondió: "Dios mío".
Dijo que la planificación de la guerra era un complicado conjunto de decisiones, tomadas con el aporte y la aprobación de los comandantes. "Su afirmación", dijo, "es al menos cuestionable".
Más tarde, en una entrevista con la Associated Press, Clinton pidió la renuncia de Rumsfeld.
En un memorándum confidencial obtenido por el BBC, William Patey, el más importante funcionario británico en Bagdad hasta la semana pasada, escribió que "la perspectiva de una guerra civil de baja intensidad y una división de facto de Iraq es más probable, en estos momentos, que una transición exitosa y substancial hacia una democracia estable".
"Incluso las disminuidas expectativas para Iraq del presidente Bush -un gobierno que se mantenga en pie, se defienda a sí mismo y se gobierne a sí mismo y sea un aliado de la guerra contra el terrorismo- son dudosas", dijo Patey, añadiendo que "la situación no es desesperada" y que los "próximos seis meses son cruciales", aunque Iraq será un país "caótico y difícil" en los próximos cinco a diez años.
Comentaristas en Londres calificaron el memorándum de un nuevo golpe político para Blair, que, como el aliado más cercano de Bush en Iraq, ha sido públicamente el más optimista.
Ayer en una extensa rueda de prensa, Blair dijo que si se leía el memorándum en toda su extensión, no mostraría inconsistencias con lo que han estado diciendo los personeros del gobierno británico.
También ayer el comité de inteligencia del Senado pidió una nueva Estimación Nacional de Inteligencia sobre Iraq. "Está claro que la actual violencia religiosa y los crecientes ataques de las milicias ponen en peligro los esfuerzos para alcanzar estabilidad en Iraq", dijo en una declaración el senador Pat Roberts (republicano de Kansas).
Hace casi cuatro años, el comité recibió una estimación que decía que Iraq poseía armas biológicas y químicas, además de un activo programa de armas nucleares.
"La violencia religiosa probablemente no puede ser peor", dijo el general John P. Abizaid, comandante de las operaciones militares estadounidenses en Oriente Medio, al Comité de las Fuerzas Armadas del Senado."Si no la detenemos, es posible que Iraq se deslice hacia la guerra civil".
El testimonio de Abizaid y del presidente del Estado Mayor Conjunto, el general Peter Pace, fue la evaluación militar más sombría de las condiciones en Iraq desde que empezara la guerra hace cuarenta meses. Se hacen eco de la opinión del embajador británico saliente en Iraq, el que, en un memorándum confidencial revelado ayer, dijo al primer ministro Tony Blair, que una escisión de facto de Iraq es mucho más probable que una transición a la democracia.
Los dos generales norteamericanos dijeron que piensan que Iraq puede tener éxito en cuanto a mantener un gobierno estable en el futuro cercano, pero su evaluación sobre un posible deslizamiento hacia la guerra civil es algo que el gobierno había evitado reconocer antes.
"Existe la posibilidad de que se produzca una guerra civil, pero eso no significa que sea un hecho ahora", dijo Pace. "Los iraquíes deben aprovechar este momento".
El ministro de Defensa Donald H. Rumsfeld calificó la violencia en Iraq de "lamentable" y "trágica". Dijo que él "seguía teniendo confianza en que el sentido común del pueblo estadounidense" de oponerse a la retirada de Iraq porque equivaldría a una victoria de los "asesinos y extremistas".
El senador John W. Warner (republicano de Virginia), presidente del Comité de las Fuerzas Armadas, dijo que el gobierno necesitaría una nueva autorización del Congreso para permitir que las tropas estadounidenses peleen en una guerra civil. Originalmente, las fuerzas estaban autorizadas para derrocar a Saddam Hussein y a su Partido Baaz.
Senadores de los dos partidos cuestionaron si las tropas estaban preparadas adecuadamente para tomar parte en una guerra civil. Si finalmente estalla, preguntó el senador Evan Bayh (demócrata de Indiana), "¿de qué lado estaremos?"
"No me gusta especular sobre eso", dijo Rumsfeld. "Podría llevar a una discusión que sugiere que suponemos que va a ocurrir... El gobierno sigue en pie. Las fuerzas armadas siguen en pie".
Varias veces durante la audiencia, Rumsfeld expresó su preocupación de que el interrogatorio del comité ayudara al enemigo. "Ellos nos están haciendo una guerra de desgaste psicológico", dijo en un momento. "Quieren vernos reñir entre nosotros, antes que reñir entre ellos".
Ese ánimo sombrío fue exacerbado por la preocupación sobre la guerra en el Líbano y la posibilidad de que provoque mayor inestabilidad en la región.
"La había visto rara vez tan volátil e inestable", dijo Abizaid.
El gobierno de Bush celebró en mayo el acuerdo entre los partidos iraquíes para formar un nuevo gobierno y, en junio, la muerte de Abu Musab al-Zarqawi, que dirigía al-Qaeda en Iraq. Pero la violencia reclama ahora cien víctimas al día, de acuerdo a un informe, y Bagdad ya no es una ciudad segura.
Recientes promesas de Bush de que Estados Unidos podría empezar a reducir los niveles de tropas estadounidenses en Iraq fueron desmentidas cuando el Pentágono anunció recientemente que 3.700 soldados que debían volver a casa en las próximas dos semanas, serán enviados a Bagdad por un período de cuatro meses.
Los dos generales dijeron al comité que no podían decir cuándo se derrotaría a la resistencia, cuado se desbandarían las milicias iraquíes, cuándo serían las fuerzas iraquíes lo suficientemente fuertes como para pelear por sí mismas, o cuándo podría empezar la retirada de las tropas americanas. Abizaid dijo que espera que Iraq "avance hacia el equilibrio... en los próximos cinco años".
Los tres oficiales dijeron que creen que Iraq superará sus dificultades y que retirar las tropas americanas demasiado pronto sabotearía el objetivo de construir allá una democracia. Dijeron que la clave para parar la resistencia de unos 20 mil miembros en un país de casi 27 millones de habitantes es que los iraquíes se unan, que el gobierno disuelva las milicias armadas y que las fuerzas de seguridad iraquíes aumenten sus números y capacidad.
"Hay más algo más profundo que está ocurriendo en Iraq a un nivel más profundo... que explica por qué esta violencia se mantiene y aumenta, en lugar de disminuir", dijo el senador Lindsey O. Graham (republicano de Carolina del Sur). "¿Qué cree usted que es ese algo?"
Pace respondió que Graham tenía "fundamentalmente razón en que si los iraquíes decidieran hoy que, en mis palabras ahora, querrán más a sus hijos de lo que odian a sus vecinos, esta situación podría terminar muy pronto".
Los miembros republicanos y demócratas bombardearon al trío con incisivas preguntas sobre la extendida corrupción, las milicias cada vez más descaradas, el creciente papel de Irán y el estado de agotamiento de las tropas norteamericanas.
El senador John McCain (republicano de Arizona), acusó al Pentágono de "jugar un juego de comecocos", trasladando tropas de un área inestable a otra. El senador Jack Reed (demócrata de Rhode Island) discutió con Rumsfeld y Pace sobre informes del Pentágono de que dos tercios de las brigadas del ejército no tienen un nivel adecuado de disposición para el combate.
Pace y Rumsfeld dijeron que los cálculos no reflejaban adecuadamente el crecimiento de la capacidad militar.
El momento más apasionante del día ocurrió cuando la senadora Hillary Rodham Clinton (demócrata de Nueva York) leyó un listado de errores que dijo habían conducido a la actual crisis en Iraq, y acusó a Rumsfeld de incompetencia. "Dadas sus prestaciones", preguntó, "¿por qué deberíamos creerle ahora?"
Después de una larga pausa, Rumsfeld respondió: "Dios mío".
Dijo que la planificación de la guerra era un complicado conjunto de decisiones, tomadas con el aporte y la aprobación de los comandantes. "Su afirmación", dijo, "es al menos cuestionable".
Más tarde, en una entrevista con la Associated Press, Clinton pidió la renuncia de Rumsfeld.
En un memorándum confidencial obtenido por el BBC, William Patey, el más importante funcionario británico en Bagdad hasta la semana pasada, escribió que "la perspectiva de una guerra civil de baja intensidad y una división de facto de Iraq es más probable, en estos momentos, que una transición exitosa y substancial hacia una democracia estable".
"Incluso las disminuidas expectativas para Iraq del presidente Bush -un gobierno que se mantenga en pie, se defienda a sí mismo y se gobierne a sí mismo y sea un aliado de la guerra contra el terrorismo- son dudosas", dijo Patey, añadiendo que "la situación no es desesperada" y que los "próximos seis meses son cruciales", aunque Iraq será un país "caótico y difícil" en los próximos cinco a diez años.
Comentaristas en Londres calificaron el memorándum de un nuevo golpe político para Blair, que, como el aliado más cercano de Bush en Iraq, ha sido públicamente el más optimista.
Ayer en una extensa rueda de prensa, Blair dijo que si se leía el memorándum en toda su extensión, no mostraría inconsistencias con lo que han estado diciendo los personeros del gobierno británico.
También ayer el comité de inteligencia del Senado pidió una nueva Estimación Nacional de Inteligencia sobre Iraq. "Está claro que la actual violencia religiosa y los crecientes ataques de las milicias ponen en peligro los esfuerzos para alcanzar estabilidad en Iraq", dijo en una declaración el senador Pat Roberts (republicano de Kansas).
Hace casi cuatro años, el comité recibió una estimación que decía que Iraq poseía armas biológicas y químicas, además de un activo programa de armas nucleares.
Jordan informó desde Londres. Dafna Linzer y Julie Tate contribuyeron a este reportaje.
4 de agosto de 2006
©washington post
©traducción mQh
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