Blogia
mQh

secuelas de downing street


[Scott Shane] Grupo anti-guerra británico dice que memorándum filtrado demuestra que Bush engañó a la opinión pública sobre sus planes de guerra.
Washington, Estados Unidos. Opositores a la guerra en Iraq realizaron una audiencia no oficial en el Capitolio el jueves para llamar la atención sobre un documento filtrado del gobierno británico que dicen que prueba su acusación de que el presidente Bush engañó a la opinión pública sobre sus planes bélicos en 2002 y distorsionó los informes de inteligencia para justificar sus decisiones.
En una atiborrada habitación en el sótano del Capitolio, el representante John Conyers Jr., de Michigan, el más importante demócrata en el Comité Judicial de la Cámara, presidió la audiencia mientras testigos aseguraban que el memorándum de Downing Street -las actas de una reunión el 3 de julio de 2002 del primer ministro Tony Blair con sus principales funcionarios de seguridad- probaba su opinión de que Bush había tomado la decisión de derrocar a Saddam Hussein mucho antes de lo que ha admitido.
"Es gracias a las actas de Downing Street que sabemos la verdad", dijo Ray McGovern, un analista de la CIA durante 27 años que ayudó a organizar un grupo de otros agentes de inteligencia jubilados para oponerse a la guerra.
El memorándum decía que Sir Richard Dearlove, el jefe de la inteligencia británica, había dicho en la reunión que Bush ya había decidido la guerra "pero que los informes de inteligencia y los hechos eran ajustados a esa decisión".
Cindy Sheehan, madre de un soldado de 24 años que murió en Iraq el año pasado, dijo que el memorándum "confirma lo que ya sospechaba: el presidente de este país nos llevó ilegalmente a invadir un país soberano sobre la base informes de inteligencia prefabricados y escogidos cuidadosamente".
La Casa Blanca ha sostenido que Bush decidió invadir Iraq sólo después de que el ministro de Asuntos Exteriores, Colin L. Powell, defendiera el punto de vista del gobierno en una extensa presentación ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el 5 de febrero de 2003. Su argumentación se centró en informes de inteligencia que se suponía que demostraban que Iraq poseía armas ilícitas. Sin embargo, no se encontraron las armas.
Interrogado la semana pasada sobre el memorándum, el presidente Bush dijo: "Nadie quiere enviar a los militares a hacer la guerra. Es la última opción". Agregó: "Nos esforzamos para ver si podíamos resolver el conflicto de manera pacífica".
Tras la audiencia, Conyers y una docena de colegas del Congreso entregaron a la Casa Blanca unos bultos que dijeron que contenían los nombres de más de 560.000 norteamericanos reunidos en internet que habían firmado su carta al presidente exigiendo respuestas a las preguntas planteadas por el memorándum británico. También firmaron la carta 122 miembros del Congreso.
Interrogado sobre la carta de Conyers y el memorándum británico, Scott McClellan, el principal portavoz del presidente, describió al parlamentario como "un individuo que en primer lugar votó contra la guerra y está simplemente tratando de repetir viejos debates sobre temas que ya fueron tratados".
"Y nuestro interés no está en el pasado", dijo McClellan. "Está en el futuro y para asegurarnos de triunfar en Iraq".
La audiencia y otros sucesos el jueves muestran que los sentimientos contra la guerra han recibido nueva energía con la publicación del memorándum británico y evidencias de que el Congreso y la opinión pública se han tornado contra la conducción de la guerra del presidente.
Un grupo bipartidista de miembros de la Cámara introdujeron una resolución llamando al gobierno a anunciar para fines de año un plan de retirada de las tropas americanas, y más de 40 legisladores anunciaron la formación de una reunión del grupo ‘Fuera de Iraq' dirigido por la parlamentaria Maxine Waters, una demócrata de California.
El sondeo del New York Times/CBS News publicado este viernes muestra que 37 por ciento de los estadounidenses encuestados aprueban la conducción de la guerra por Bush, desde un 45 por ciento en febrero.
En una manifestación contra la guerra al otro lado de la calle de la Casa Blanca después de la audiencia de Conyers, los oradores animaron a una multitud de varios cientos de personas con llamados para llevar a casa a las tropas e impugnar a Bush. Los manifestantes, organizados por un grupo llamado Después de Downing Street, calificaron el memorándum británico de evidencia irrefutable de que tenían razón contra el gobierno.
El memorándum de Downing Street, llamado así porque la reunión tuvo lugar en la residencia del primer ministro en Londres, fue publicado por el Sunday Times de Londres el 1 de mayo.
Es uno de siete documentos de preguerra que fueron filtrados desde septiembre a Michael Smith, un periodista del Daily Telegraph antes de que empezara a trabajar para el Sunday Times. Uno de esos documentos, escritos en preparación de la reunión del 23 de julio, y publicado por Sunday Times el domingo, advertía que "una ocupación de posguerra de Iraq conducirá a un prolongado y costoso experimento en la construcción de una nación" en el que "Washington se echará a la espalda una parte desproporcionada de la carga".
Los activistas han acusado a las organizaciones de prensa establecidas de desdeñar la importancia del documento, aunque los bloggers ya se habían hecho con las evidencias.
David Swanson, un activista demócrata y uno de los fundadores de Después de Downing Street, criticó a los defensores del presidente Bush y a periodistas que han calificado el memorándum de "noticia vieja" debido los preparativos de guerra del presidente habían sido ampliamente reportados a mediados de 2002.
"Pero para la mayoría de los norteamericanos son noticias nuevas", dijo Swanson.

17 de junio de 2005
©new york times
©traducción mQh


0 comentarios