en la celda de saddam
[Richard Pyle] Saddam Hussein insiste en que es el presidente.
Nueva York, Estados Unidos. A Saddam Hussein le encantan los Doritos, odia los Froot Loops, admira al presidente Reagan, piensa que Clinton era "okey" y considera "malos" a los dos Bush. Habla un montón, se preocupa por las bacterias e insiste en que todavía es presidente de Iraq.
Estos y otros detalles sobre la vida del depuesto presidente iraquí en custodia americana aparecen en el número de julio de la revista GQ, basándose en entrevistas con cinco guardias nacionales de Pensilvania que llegaron a Iraq en 2003 y fueron asignados a la guardia durante casi 10 meses.
La revista, que llegó a los kioscos el lunes, dice que los soldados no podían contar a sus familias qué estaban haciendo y firmaron promesas de que no revelarían su ubicación u otros detalles del recinto de Estados Unidos donde Saddam es un "prisionero de alto valor", a la espera del juicio por las autoridades iraquíes por cargos de asesinato en masa y otros crímenes.
Sin embargo, los cinco soldados contaron a GQ sus experiencias personales con Saddam, diciendo que hablaba con ellos en un crudo ingles', estaba interesado en sus vidas e incluso los invitó a volver a Iraq cuando retornara al poder.
"Siempre nos dice que todavía es el presidente. Eso es lo que piensa, absolutamente", dijo el especialista Jesse Dawson, 25, de Berwick, Pensilvania.
Una portavoz del Pentágono no quiso hacer comentarios para este artículo.
Los soldados recordaron que Saddam tuvo palabras duras para los Bush, que le hicieron la guerra.
"Bush padre y Bush hijo, son malos", citó a Saddam el capitán Jonathan Paco' Reese, 22, de Milville, Pensilvania.
El especialista Sean O'Shea, entonces de 19, de Minooka, Pensilvania, dijo que Saddam había suavizado esa opinión. "Al final dijo que no tenía rencor y que simplemente quería hablar con Bush, para ser amigos", dijo a la revista.
Dawson citó a Saddam diciendo: "Sabe que no tengo nada, que no tengo armas de destrucción masiva. Nunca encontrará nada".
Su descripción del hombre que en el pasado vivía en palacios y ocupa ahora una celda sin privacidad corresponde con fotos publicadas recientemente, aparentemente sacadas ilegalmente de la prisión, que muestran a Saddam en calzoncillos y una larga bata.
La historia dice que una vez, cuando Saddam se cayó durante una de sus dos duchas a la semana, "se produjo pánico. Nadie quiere que le pase algo mientras esté bajo custodia americana". Un marine tuvo que ayudar a Saddam a volver a su celda, mientras otros llevó su ropa interior.
Saddam se ha mostrado amistoso con los guardias más jóvenes y a veces ofrece paternales consejos. Cuando O'Shea le contó que él no estaba casado, Saddam "empezó a decirme que lo hiciera", dijo el soldado. "Me dijo: Búscate una buena mujer, que no sea demasiado inteligente ni demasiado boba. Que no fuera ni muy vieja, ni muy joven. Una mujer que pueda cocinar y limpiar".
Luego se echó a reír, hizo el gesto que O'Shea interpreta como de dar una zurra, rió y volvió a lavar su ropa en el fregadero.
Los soldados también dijeron que Saddam era un "obseso de la limpieza", que se lavaba las manos después de haber saludado a alguien y usa toallitas para limpiar las bandejas de metal, los utensilios y la mesa antes de comer. "Le tiene fobia a las bacterias", dijo Dawson.
El artículo dice que Saddam prefiere Raisin Bran Crunch [hojuelas de cereales con pasas y avena] para el desayuno, diciéndole a O'Shea que no le gustan los Froot Loops [aritos de cereales y fruta seca]. Come pescado y pollo, pero rechaza la carne de vacuno.
Durante un tiempo su tentempié preferido fueron Cheetos [taquitos], y cuando se acabaron Saddam se puso "de mal humor", dice el reportaje. Un día los guardias remplazaron los Doritos [chips de maíz] y Saddam se olvidó de los Cheetos. "Se podía comer una bolsa familiar de Doritos en 10 minutos", dijo Dawson.
La revista dice que Saddam dijo a sus guardias que cuando los norteamericanos invadieron Iraq en marzo de 2003, "trató de escapar en un taxi mientras los tanques entraban a la ciudad" y que los aviones norteamericanos bombardearon el palacio adonde estaba tratando de llegar en lugar del palacio donde se encontraba.
"Entonces se empezó a reír", recuerda Reese. "Entonces dijo: Estados Unidos, son idiotas. Bombardearon el palacio equivocado".
Saddam también dijo que su captura en un escondite subterráneo el 13 de diciembre de 2003 fue el resultado de la traición de la única persona que sabía que estaba ahí, y a la que habían pagado para que guardara el secreto.
"Sobre eso estaba indignado", dijo Dawson. "Se comparó a sí mismo con Jesús, cómo Judas traicionó a Jesús. Decía: Para mí fue igual'. Decía que si ese Judas no hubiese dicho nada, no lo habrían encontrado nunca".
Funcionarios norteamericanos dijeron en esa época que informes de inteligencia de varias fuentes condujeron a la captura de Saddam.
La revista dice que Saddam reza cinco veces al día y mantiene un Corán, que dice que encontró entre los escombros cerca de su escondite. "Lo muestra orgullosamente a los chicos porque tiene los bordes quemados y un agujero de bala", dice GQ.
21 de junio de 2005
©chicago tribune
©traducción mQh
Estos y otros detalles sobre la vida del depuesto presidente iraquí en custodia americana aparecen en el número de julio de la revista GQ, basándose en entrevistas con cinco guardias nacionales de Pensilvania que llegaron a Iraq en 2003 y fueron asignados a la guardia durante casi 10 meses.
La revista, que llegó a los kioscos el lunes, dice que los soldados no podían contar a sus familias qué estaban haciendo y firmaron promesas de que no revelarían su ubicación u otros detalles del recinto de Estados Unidos donde Saddam es un "prisionero de alto valor", a la espera del juicio por las autoridades iraquíes por cargos de asesinato en masa y otros crímenes.
Sin embargo, los cinco soldados contaron a GQ sus experiencias personales con Saddam, diciendo que hablaba con ellos en un crudo ingles', estaba interesado en sus vidas e incluso los invitó a volver a Iraq cuando retornara al poder.
"Siempre nos dice que todavía es el presidente. Eso es lo que piensa, absolutamente", dijo el especialista Jesse Dawson, 25, de Berwick, Pensilvania.
Una portavoz del Pentágono no quiso hacer comentarios para este artículo.
Los soldados recordaron que Saddam tuvo palabras duras para los Bush, que le hicieron la guerra.
"Bush padre y Bush hijo, son malos", citó a Saddam el capitán Jonathan Paco' Reese, 22, de Milville, Pensilvania.
El especialista Sean O'Shea, entonces de 19, de Minooka, Pensilvania, dijo que Saddam había suavizado esa opinión. "Al final dijo que no tenía rencor y que simplemente quería hablar con Bush, para ser amigos", dijo a la revista.
Dawson citó a Saddam diciendo: "Sabe que no tengo nada, que no tengo armas de destrucción masiva. Nunca encontrará nada".
Su descripción del hombre que en el pasado vivía en palacios y ocupa ahora una celda sin privacidad corresponde con fotos publicadas recientemente, aparentemente sacadas ilegalmente de la prisión, que muestran a Saddam en calzoncillos y una larga bata.
La historia dice que una vez, cuando Saddam se cayó durante una de sus dos duchas a la semana, "se produjo pánico. Nadie quiere que le pase algo mientras esté bajo custodia americana". Un marine tuvo que ayudar a Saddam a volver a su celda, mientras otros llevó su ropa interior.
Saddam se ha mostrado amistoso con los guardias más jóvenes y a veces ofrece paternales consejos. Cuando O'Shea le contó que él no estaba casado, Saddam "empezó a decirme que lo hiciera", dijo el soldado. "Me dijo: Búscate una buena mujer, que no sea demasiado inteligente ni demasiado boba. Que no fuera ni muy vieja, ni muy joven. Una mujer que pueda cocinar y limpiar".
Luego se echó a reír, hizo el gesto que O'Shea interpreta como de dar una zurra, rió y volvió a lavar su ropa en el fregadero.
Los soldados también dijeron que Saddam era un "obseso de la limpieza", que se lavaba las manos después de haber saludado a alguien y usa toallitas para limpiar las bandejas de metal, los utensilios y la mesa antes de comer. "Le tiene fobia a las bacterias", dijo Dawson.
El artículo dice que Saddam prefiere Raisin Bran Crunch [hojuelas de cereales con pasas y avena] para el desayuno, diciéndole a O'Shea que no le gustan los Froot Loops [aritos de cereales y fruta seca]. Come pescado y pollo, pero rechaza la carne de vacuno.
Durante un tiempo su tentempié preferido fueron Cheetos [taquitos], y cuando se acabaron Saddam se puso "de mal humor", dice el reportaje. Un día los guardias remplazaron los Doritos [chips de maíz] y Saddam se olvidó de los Cheetos. "Se podía comer una bolsa familiar de Doritos en 10 minutos", dijo Dawson.
La revista dice que Saddam dijo a sus guardias que cuando los norteamericanos invadieron Iraq en marzo de 2003, "trató de escapar en un taxi mientras los tanques entraban a la ciudad" y que los aviones norteamericanos bombardearon el palacio adonde estaba tratando de llegar en lugar del palacio donde se encontraba.
"Entonces se empezó a reír", recuerda Reese. "Entonces dijo: Estados Unidos, son idiotas. Bombardearon el palacio equivocado".
Saddam también dijo que su captura en un escondite subterráneo el 13 de diciembre de 2003 fue el resultado de la traición de la única persona que sabía que estaba ahí, y a la que habían pagado para que guardara el secreto.
"Sobre eso estaba indignado", dijo Dawson. "Se comparó a sí mismo con Jesús, cómo Judas traicionó a Jesús. Decía: Para mí fue igual'. Decía que si ese Judas no hubiese dicho nada, no lo habrían encontrado nunca".
Funcionarios norteamericanos dijeron en esa época que informes de inteligencia de varias fuentes condujeron a la captura de Saddam.
La revista dice que Saddam reza cinco veces al día y mantiene un Corán, que dice que encontró entre los escombros cerca de su escondite. "Lo muestra orgullosamente a los chicos porque tiene los bordes quemados y un agujero de bala", dice GQ.
21 de junio de 2005
©chicago tribune
©traducción mQh
0 comentarios