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dudas sobre la guerra


[Mark Silva y Mike Dorning; corresponsales Tim Jones y Vincent J. Schod] Crecen en Estados Unidos. Incluso partidarios, dicen que el esfuerzo no vale la vida de los soldados americanos.
Cranberry Township, Pensilvania, Estados Unidos. Tan seguro como que los puestos de mazorcas de maíz y onduladas tierras de granjas cederán su lugar a conjuntos habitacionales rectangulares en los nuevos suburbios de aquí, el presidente Bush está perdiendo terreno en el campo de la batalla de la opinión pública cuando se trata de la guerra de Iraq.
Incluso entre los republicanos que aclamaron la invasión hace dos años, y algunos que apoyaron la reelección de Bush y su llamado a "mantener el curso", las continuadas pérdidas de vidas americanas sin un proyecto de retirada claro, se está cobrando su precio.
La creciente oposición a la guerra, así como el recelo de que los americanos estén más protegidos del terrorismo en casa, se reflejaron en una serie de encuestas de opinión recientes.
También aparece en una serie de entrevistas con votantes de los florecientes suburbios y abandonadas acerías en las afueras de Pittsburgh y de la vieja comarca de hilanderías y recintos militares en Carolina del Sur. La frustración y la perplejidad se dejan ver desde California del Sur hasta Terre Haute, Indiana.
"Hace dos o tres años, cuando empezó todo, pensé que era una buena idea", dijo Laura French, una republicana de Evan City, Pensilvania. "Pero ahora creo que basta. Es hora de volver a casa".
No es solamente el creciente número de bajas mortales lo que ha erosionado el apoyo americano de la guerra, de acuerdo a los encuestados, sino también la ausencia de armas de destrucción masiva en Iraq. Y la incapacidad de capturar a Osama bin Laden, cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
"Hace un par de año, pensé que la invasión de Iraq estaba justificada", dijo Víctor Díaz, 30, consultor en Los Angeles. "Yo creí en los informes que decían que Iraq tenía armas de destrucción masiva y pensé que encontrarlas era sólo una cuestión de tiempo".
Crecientes dudas hacen difícil que Bush mantenga la presencia continuada de las casi 140.000 tropas.
Más abajo en el camino hacia el rancho del presidente en Crawford, Texas, donde está pasando agosto, Cindy Sheehan, madre de un soldado de 24 que murió en Iraq, ha montado una tienda para exigir la retirada de las tropas. "Simpatizo con la señora Sheehan... y he pensado largamente sobre su posición", dijo Bush la semana pasada. Pero reafirmó que retirarse "sería un error".

Progreso Difícil de Definir
Hay pocos marcadores claros del progreso en Iraq, tales como territorio ganado o el nuevo gobierno instalado, para convencer a la opinión pública de que las cosas marchan bien.
"Esta es una guerra donde el progreso es difícil de definir, y debido a que el progreso es difícil de definir, los americanos no ven lo suficiente", dijo Terry Madonna, director del Centro de Asuntos Políticos y Públicos del Franklin and Marshall College en Pensilvania.
La mayoría de los americanos -54 por ciento en la última encuesta del sondeo de Gallup- dicen ahora que Estados Unidos cometió un error al enviar tropas a Iraq. Eso es, del 46 por ciento que calificó la invasión de error, en marzo.
Una minoría -apenas un 34 por ciento en un sondeo de Newsweek antes este mes, y 38 por ciento en una encuesta similar de Associated Press-Ipsos- aprobaba la conducción de Bush de la guerra de Iraq. Eso es 10 puntos menos que en marzo, en el sondeo de Newsweek, y 8 puntos en el de la AP.
Un número creciente de los americanos encuestados -59 por ciento en el último sondeo de la CBS el 29 de julio- el 2 de agosto y 60 por ciento y más en los sondeos de la CBS desde mayo- dicen que el resultado de la guerra el Iraq no vale la pérdida de vidas americanas ni otros costes de la guerra.
Al inicio de la invasión en marzo de 2003, una abrumadora mayoría de los americanos apoyaba la guerra.
Ahora, incluso entre los partidarios de la guerra se advierte un cambio de tono. La música country ha celebrado la campaña bélica con canciones patrióticas, pero el nuevo hit que se hace camino entre las listas de éxitos country, ‘Arlington', de Trace Adkins, es un amargo tributo al sacrificio de una nueva generación.
En las suaves colinas al norte de Carolina del Sur, un bastión profundamente conservador, la tradición del servicio en las fuerzas armadas es fuerte, y los votantes apoyan instintivamente a las tropas. Pero la duración de la guerra en Iraq y las continuadas bajas están causando inquietud aquí.
El rural condado de Pickens ha aportado una extraordinaria serie de cuatro ganadores de la Medalla al Honor, el tribuno más alto del país por valor en el combate. Y el año pasado, la gente llenó las calles y ondeó banderas por otro héroe local: la capitán del ejército Kimberly Hampton, 27, un antigua presidente de un centro de alumnos en Easley High Scholl, que murió cuando el helicóptero que pilotaba fue derribado cerca de Faluya, Iraq, en enero de 2004.
Frente a una nueva biblioteca de ladrillos rojos llamado en honor de Hampton, Steve Howard, 33, ex impresor que se dirigía a preparar el catecismo del domingo, admitió que las crecientes bajas y el lento progreso en Iraq le habían provocado dudas.
"Tengo mis dudas sobre las cosas. Pero todavía apoyo al presidente", dijo Howard.
Beth Padgett, un editor en The Greenville News en Carolina del Sur, que escribe a favor de la guerra.
"Hay inquietud" en la región, dijo. "Todos queremos que termine. Han habido más sacrificios lo que la mayoría de la gente, incluyéndome a mí, pensábamos que habría hace 2 años y medio".
En esta región, que mantuvo durante largo tiempo su apoyo a la Guerra de Vietnam incluso después de que el resto del país se había volcado contra ella, dijo Padgett, la mayoría de la gente sigue determinada a ver completada la misión en Iraq.
Entretanto, la aprobación del gobierno de Bush se ha hundido por debajo del 50 por ciento, con votantes que expresan su descontento por su conducción de la guerra en Iraq y de la economía en casa. Los republicanos están preocupados -y los demócratas esperan- de que el descontento con la guerra se extienda hacia las elecciones parlamentarias de 2006.
"Fue un tema en las últimas elecciones, y lo será en la próxima", dijo la representante Melissa Hart, una republicana que representa a un grupo de seis condados al oeste de Pensilvania que informó que sabía de la inquietud de los votantes, pero insistió en que no han abandonado la causa.
"A la luz de las bajas y otros desasosiegos, la gente un nivel de ansiedad normal", dijo Hart. "Pero nunca oí una sugerencia de que debíamos retirarnos. El presidente ha explicado sus expectativas de lo que tenemos que hacer, y creo que un número importante de personas entiende que estamos preparando a los iraquíes a formar su propio gobierno".

Impaciencia en Wisconsin
Pero el senador Russ Feingold (demócrata de Wisconsin), que se opuso a una resolución que pedía un calendario para la retirada de las tropas norteamericanas de Iraq, habló de una creciente impaciencia incluso en regiones rurales conservadoras al norte de Wisconsin, que inicialmente mostraban un fuerte apoyo de la guerra.
"Esa es una de las cosas de los que estoy más seguro en mis 32 años como funcionario público y después de 300 sesiones informativas o reuniones de ayuntamiento en 13 años", dijo Feingold. "Este es uno de los mensajes más claro que he recibido".
Sin embargo, sondeos y entrevistas sugieren que aunque muchos apoyan eventualmente la retirada de las tropas americanas, poco son partidarios de una retirada inmediata.
"Creo que Estados Unidos puede ganar, pero tenemos que aguantarnos", dijo John Esparza, 45, un especialista en ordenadores y republicano conservador de Marietta, Georgia, cerca de Atlanta. "Si nos retiramos, los empezaremos a ver aquí".
"Tenemos que estar allá y tenemos que terminar el trabajo", dijo Debra Mathew, gerente en una compañía de televisión por satélite en Terre Haute, cuyo apoyo de la guerra es inquebrentable.
Sin embargo, Mathew encontraba mucha oposición de transeúntes en los terrenos del viejo tribunal de piedra caliza en el centro de Terre Haute, donde se escribieron a cincel más de 400 nombres en monumentos conmemorativos de los que murieron en dos guerras mundiales, Corea y Vietnam -y un nombre más, Kyle Childress, 29, que murió en Iraq en enero pasado.
"No estoy de que fuera lo correcto", dijo sobre Iraq, Richard Liston, 58, veterano de la Guerra de Vietnam en Terre Haute.
Beth Shaw, una estudiante de la Universidad del Estado de Indiana, que sirvió como lingüista de Oriente Medio hasta su baja médica en 2002, a unos bloques del monumento conmemorativo, dijo que "no hay modo de ganar, sea lo que sea que llamamos victoria".
Los llamados a la retirada vienen de algunos de las más firmes partidarios de Bush. Clyde Grahem, vendedor jubilado en la industria del transporte en Wexford, Pensilvania, votó dos veces por Bush.
"En esa época, pensé que debíamos mantener el curso", dijo Graham sobre las elecciones de 2004. "Ahora me estoy cuestionando eso".La guerra le costó a Bush el voto de la esposa de Graham, Margaret, también republicana, que apoyó a Bush en las elecciones de 2002, pero no su reelección.
"Cada vez aparecen más cosas que nos asustan", dijo. "No me asustan, me asombran -enviar a nuestros niños a una guerra inútil".
Pensilvania ha perdido a 87 soldados y marines en Iraq.
Uno, el sargento del ejército Carl Morgain, 40, guardia nacional, fue matado el 22 de mayo por un coche-bomba.
Era del condado de Butler, al norte de Pittsburgh.
Otro, el especialista del ejército, Shawn Davies, 22, murió el año pasado por una enfermedad no relacionada con la guerra. Era de Aliquippa, en el condado de Beaver, al oeste de Butler.
Los condados de Beaver y Butler son muy diferentes. En el condado de Beaver, sede de pesados restos de las acerías a lo largo de las escarpadas riberas de la confluencia de los ríos Ohio y Beaver, los trabajos han desaparecido y las tiendas a lo largo de la larga calle principal de Beaver Falls, están vacantes.
En el condado de Butler, los centros comerciales y tiendas de franquicia de bocadillos en el Municipio de Cranberry, brotan al otro lado de la calle en los viejos graneros rojas.
La población de Beaver se está achicando, la de Butler, creciendo. Beaver votó por el demócrata John Kerry en 2004, Butler por Bush.

Morir por Nada
Sin embargo, voces que cuestionan la guerra se oyen ambas partes.
Ruth Carlson, de Aliquippa, un veterano de la Marina, votó en 2000 por Bush. Lo mismo hizo su marido, un veterano de la Fuerza Aérea. En 2004, ninguno votó por Bush.
"Normalmente votamos a los republicanos", dijo Carlson. "Pero esta vez, no pudimos votar a Bush... Si vinieran a por mi hijo, tendría que sacarlo del país. No queremos que nuestro hijo sea enviado a morir por nada".
Vern Derryberry ayuda a su hija en su polvorienta tienda de antigüedades en Beaver Falls, cuando no está trabajando en un almacén de Cranberry Township.
"Yo estaba a favor de la guerra en Afganistán", dijo. "Pero empezaron a buscar a bin Laden, y nunca terminaron el trabajo. Entonces empezaron la guerra en Iraq. Todo el mundo dijo que se convertiría en un pantano, y se convirtió en un pantano".
El número de bajas mortales ha empezado a influir incluso en aquellos que mantienen que la guerra no fue un fracaso.
"Es difícil sentarse a mirar cómo vuelven los chicos en bolsas de cadáveres", dijo Rod Vingle, un banquero en Cranberry Township.
"Al principio apoyé la guerra, y he estado vacilando".
En todo el país, es la ausencia de la amenaza que se suponía que representaba Iraq la que más preocupa de Dale Blake, 42, un obrero de la construcción de Los Angeles.
"Cuando empezó esto, nos hablaban de armas nucleares, armas biológicas, gases, todo tipo de cosas", dice Blake. "Por supuesto, yo pensaba que debíamos deshacernos de ese tipo de cosas. Pero ahora sabemos que todo eso eran tonterías, y creo que me equivoqué. Pero quizás me equivoqué porque nos mintieron desde el principio. ¿Vamos a retirarnos ahora? Eso es lo que me gustaría saber".

mdsilva@tribune.com

mdorning@tribune.com

14 de agosto de 2005
©chicago tribune
©traducción mQh


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